domingo, 27 de marzo de 2022

Sermón Domingo Cuarto de Cuaresma

Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold

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Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues

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Sermón

R.P. Julián Espina Leupold

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Lección

Hermanos: Escrito está que Abrahán tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre. Mas el de la esclava nació según la carne, mientras que el de la libre, por la promesa. Esto es una alegoría, porque aquellas mujeres son dos testamentos: el uno del monte Sinaí, que engendra para servidumbre, el cual es Agar. El Sinaí es un monte en Arabia y corresponde a la Jerusalén de ahora, porque ella con sus hijos está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba es libre, y ésta es nuestra madre. Porque escrito está: “Regocíjate, oh estéril, que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no conoces los dolores de parto; porque mas son los hijos de la abandonada que los de aquella que tiene marido”. Vosotros, hermanos, sois hijos de la promesa a semejanza de Isaac. Mas así como entonces el que nació según la carne perseguía al que nació según el Espíritu, así es también ahora. Pero ¿Qué dice la Escritura? “Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre”. Por consiguiente, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Gálatas IV, 22-31



Evangelio

En aquél tiempo, pasó Jesús al otro lado del mar de Galilea, o de Tiberíades. Y le seguía un gran gentío, porque veían los milagros que hacía con los enfermos. Entonces Jesús subió a la montaña y se sentó con sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús, pues, levantando los ojos y viendo que venía hacia Él una gran multitud, dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para que éstos tengan qué comer?”. Decía esto para ponerlo a prueba, pues Él, por su parte, bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno tuviera un poco”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: “Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿Qué es esto para tanta gente?” Mas Jesús dijo: “Haced que los hombres se sienten”. Había mucha hierba en aquel lugar. Se acomodaron, pues, los varones, en número como de cinco mil. Tomó, entonces, Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados, y también del pescado, cuanto querían. Cuando se hubieron hartado dijo a sus discípulos: “Recoged los trozos que sobraron, para que nada se pierda”. Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes, que sobraron a los que habían comido. Entonces aquellos hombres, a la vista del milagro que acababa de hacer, dijeron: “Éste es verdaderamente el profeta, el que ha de venir al mundo”. Jesús sabiendo, pues, que vendrían a apoderarse de Él para hacerlo rey, se alejó de nuevo a la montaña, Él solo. 

Juan VI, 1-15

sábado, 26 de marzo de 2022

San Gregorio Magno: Oír a Dios



COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO

DOMINGO CUARTO DE CUARESMA

 

En aquél tiempo, pasó Jesús al otro lado del mar de Galilea, o de Tiberíades. Y le seguía un gran gentío, porque veían los milagros que hacía con los enfermos. Entonces Jesús subió a la montaña y se sentó con sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús, pues, levantando los ojos y viendo que venía hacia Él una gran multitud, dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para que éstos tengan qué comer?”. Decía esto para ponerlo a prueba, pues Él, por su parte, bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno tuviera un poco”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: “Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?” Mas Jesús dijo: “Haced que los hombres se sienten”. Había mucha hierba en aquel lugar. Se acomodaron, pues, los varones, en número como de cinco mil. Tomó, entonces, Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados, y también del pescado, cuanto querían. Cuando se hubieron hartado dijo a sus discípulos: “Recoged los trozos que sobraron, para que nada se pierda”. Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes, que sobraron a los que habían comido. Entonces aquellos hombres, a la vista del milagro que acababa de hacer, dijeron: “Éste es verdaderamente el profeta, el que ha de venir al mundo”. Jesús sabiendo, pues, que vendrían a apoderarse de Él para hacerlo rey, se alejó de nuevo a la montaña, Él solo. 

Juan VI, 1-15



SAN GREGORIO MAGNO

Oír a Dios 

(Cf. Hoy».. 18 in Evang.: PI, 76,465ss.) 


A) El que es de Dios oye a Dios

"Considerad, carísimos hermanos, cuánta es la mansedumbre de Dios, que, habiendo venido para librarnos del delito. se ve obligado a decir: ¿Quién de vosotros me argüirá de pecado? (Io. 846), y siendo El quien con el poder de su divinidad puede perdonar las culpas, no se desdeña en de-mostrar con razones que no es pecador... Pero lo que más nos debe impresionar es lo que sigue: El que es de Dios oye las palabras de Dios. Por eso vosotros no las oís, porque no sois de Dios (ibid., 47). Si el que es de Dios oye sus palabras y el que no le pertenece no las escucha, preguntémonos cada uno si nuestro corazón les presta oído, para conocer así de dónde somos... 

La Verdad nos ha mandado que anhelemos la patria celestial, que refrenemos las pasiones de la carne, que menospreciemos la gloria mundana, que no deseemos los bienes ajenos y que repartamos los nuestros. Examinemos, pues, nuestro interior; comprobemos si esta voz de Dios echa o no raíces en nuestra alma, para así poder conocer si le pertenecemos o no. 

Hay quienes ni aun siquiera quieren oír corporalmente los mandamientos de Dios; hay quienes los oyen materialmente pero no se aficionan a ellos; hay quienes reciben con gusto la palabra y hasta se compungen y lloran, pero, pasado el tiempo del llanto, retornan a la iniquidad. Ninguno de ellos escucha la palabra de Dios, desde el momento en que. rechazan ponerla en práctica. Repasad, pues, hermanos míos. vuestra vida, y temed aquella sentencia pronunciada por la Verdad: Vosotros no lis oís porque no sois de Dios... 

Pero lo que dijo la Verdad sobre aquellos réprobos, lo demuestran ellos mismos con sus obras, pues el Evangelista continúa así: Respondieron los judíos y le dijeron: ¿No decimos bien nosotros que tú eres samaritano y tienes el demonio en el cuerpo?" (ibid., 48). 


B) Contra ira, mansedumbre

"Escuchemos cómo responde el Señor a tamaña injuria... Limitase a refutar pacientemente la calumnia, dicien3o: Yo no tengo demonio (ibid., 49). ¿Qué nos enseña con este su modo de comportarse, sino a combatir nuestra soberbia, que si se excita, aunque sea levemente, devuelve mayores injurias de las que ha recibido, infiere todo el mal que puede y amenaza con el que no puede?... 

Observad cómo el Señor no se venga de las injurias que recibe, devolviendo otras semejantes, y eso que, si hubiera preferido contestar diciendo: "Vosotros sois los que tenéis el demonio", no hubiera dicho sino la verdad, pues de no estar poseídos por él, no hubiesen podido proferir tamaños insultos contra Dios. No; la Verdad oye la injuria y no replica con la verdad, porque no parezca que, en vez de afirmar lo que es cierto, devuelve injuria por injuria cuando le provocan. 

¿Cuál es la lección? Que cuando el prójimo nos injurie. ocultemos sus faltas reales, para no convertir el misterio de la corrección en instrumento de la ira. 

Como quiera que todo el que se pone al servicio del celo de Dios es difamado por los perversos, el mismo Jesucristo quiere darnos ejemplo, cuando contesta: Sino que honro a mi Padre, y vosotros me deshonráis a mí (ibid., 49). Y para hacernos ver cómo debemos comportarnos en casos parecidos, añade: Yo no busco mi gloria; hay quien la busque y juzgue (ibid., 50). 

A pesar de estar escrito que el Padre le dió a su Hijo todo el juicio, ved, sin embargo, cómo este Hijo, al ser injuriado, no busca su gloria. sino que remite al juicio del Padre los insultos, y, siendo El mismo quien nos ha de juzgar, no quiere vengarse, para indicarnos cuán pacientes hemos de ser nosotros". 


C) A más abundancia de pecados, más predicación

"Cuando la perversidad de los malos crece, la predicación no debe disminuir, sino aumentar. 'También nos lo aconseja el Señor con su ejemplo. Ved cómo, después de oírles la acusación de endemoniado, insiste en distribuir con más abundancia los beneficios de su predicación y comienza a hablar de esta forma: En verdad. en verdad os digo, si alguno guardare mi palabra, no verá jamás la muerte (ibid., 51). 

Pero ocurre que, lo mismo que los buenos crecen en virtud cuando son injuriados, los malos se hacen peores con los beneficios que reciben, y, oída la predicación, insisten y gritan: Ahora nos convencemos de que estás endemoniado (ibid., 52). 

Nótese bien que el Señor advirtió cómo resistían a su predicación. a pesar de lo cual no dejó de volver todavía a ella, enseñándoles: Abrahán, vuestro padre, se regocijó pensando en ver mi día: lo vió y se alegró (ibid., 56). 

Los corazones carnales no saben levantar su vista sobre lo material y todo lo entienden en ese sentido. Por eso replicaron: ¿No tienes aún cincuenta años y has visto a Abrahán? (ibid., 57). Entonces nuestro divino Redentor trata benignamente de arrancarles de la contemplación de su humanidad y elevarles a la contemplación de su divinidad diciéndoles: En verdad, en verdad os digo: Antes de que Abrahán naciese, soy yo (ibid., 58). 

La partícula antes indica tiempo pasado, y el verbo soy tiempo presente: y como quiera que para la divinidad no hay pasado ni futuro, sino únicamente presente, Jesús no dice: "Yo fui antes que Abrahán", sino: "Yo soy", en el mismo sentido que dijera a Moisés: Yo soy el que soy. y dirás a los hijos de Israel: El que es me ha enviado a vosotros... (Ex. 3,14). La Verdad sólo conoce el es. porque en ella no hay nada que comience en un tiempo anterior ni termine en otro posterior. 

No pueden los infieles soportar aquellas afirmaciones, y acuden a las piedras para asesinar al que no pueden entender" (Io. 8,59). 


D) La huida del Señor, ejemplo de paciencia

"Cuéntasenos a continuación lo que hizo el Señor para preservarse del furor de quienes le querían apedrear: Se ocultó y salió del templo (ibid.). Grande maravilla es, carísimos hermanos, que el Señor, que, de querer ejercitar su poder divino, hubiera podido con un simple acto de su voluntad convertirlos en víctimas de sus mismas piedras o deshacerlos con una súbita muerte, sin embargo. se esconde de sus enemigos. Había venido a padecer y no quería juzgar. Hasta en la hora de su pasión mostró cuál era la fuerza de su poder, y, sin embargo, sufrió cuanto había venido a sufrir... A los perseguidores que le buscaban les dijo: Yo soy (lo. 18,6), y con sólo decirlo confundió su soberbia y los derribo por tierra. Por consiguiente, este Señor, que pudo evadirse ahora de sus manos sin necesidad de ocultarse de su vista. ¿qué razón pudo tener para esconderse? Sólo una: que nuestro Redentor, hecho hombre entre los hombres, quería enseñar unas veces con la palabra y otras con el ejemplo. Y el ejemplo que nos da ahora, ¿qué nos enseña sino que suavicemos con humildad la ira hasta cuando podamos oponer otra resistencia? Por eso San Pablo recomienda: Dad lugar a la ira (Nácar: a la justicia) (Rom. 12,19). 

Medite, pues, el cristiano con qué humildad debe huir del furor del prójimo, si el mismo Dios evitó, escondiéndose. el de aquella gente. Nadie se alce contra las injurias recibidas. Nadie devuelva insulto por insulto. Es mucho más honroso imitar a Dios huyendo de las injurias en silencio que vencer hablando. 

Nuestra soberbia suele objetar que callar cuando somos injuriados es deshonroso, porque quien lo viere no pensará que estamos dando prueba de paciencia, sino que nos reconocemos reos de lo que se nos achaca. Pero ¿de dónde nace este nuestro sentir, sino de que sólo atendemos a las cosas de aquí abajo y buscamos la gloria en esta tierra, en lugar de agradar a Aquel que nos mira desde el cielo? Por tanto. cuando nos Injurien, meditemos, antes de obrar, las palabras del Señor: Yo no busco mi gloria; hay quien la busque (lo. 8,50)". 



E) La verdad se oculta al que la rechaza

"Este se ocultó también admite otra interpretación. Jesucristo había predicado muchas veces a los judíos, empeñados en mofarse de su palabra. La predicación sirvió para hacerles peores, hasta el punto de que quisieron apedrearle. El Señor se oculta de ellos para significar que la verdad se oculta a quienes tienen a menos seguirla. La verdad huye del entendimiento que se niega a ser humilde... 

¡Cuántos hay hoy también que aborrecen a los judíos por la dureza de su corazón, porque no quisieron escuchar la predicación de Cristo, y, sin embargo, con sus obras hacen exactamente lo mismo que hicieron los judíos al rechazar la fe! Escuchan los mandatos del Señor y admiten sus milagros, pero rehúsan convertirse... 

Ved, pues, que nos llama y no queremos volver a El. Ved cuánto espera, y, sin embargo, no hacemos caso de su paciencia. Hermanos carísimos, mientras haya tiempo, abandone cada uno su maldad, tema que se acabe la paciencia de Dios, no sea que, despreciándole ahora paciente, no podamos evadirnos después de El cuando esté airado". 

Boletín dominical 27 de marzo



Día 27 de Marzo, Domingo IV de Cuaresma

Doble- Privilegiado de I clase- Orn. Rosados (o Morados)

Dominica de Lætare

Este Domingo es como un paréntesis y descanso en los trabajos y espíritu de penitencia de la Cuaresma, y desde muy antiguo ha sido considerado como un día de alegría; por eso se le llama, tomándolo de la primera palabra del Introito, Domingo de Lætare (Alégrate). 

Por eso los ornamentos sacerdotales pueden ser de color rosado y los altares se pueden adornar con rosas. La Iglesia desea que germine en nuestros corazones un rayo de alegría que nos anime a perseverar en nuestra purificación hasta que llegue la Santa Pascua. Introito 

Alégrate Jerusalén, y reuníos con ella todos los que la amáis; gozaos los que estabais tristes, para que os saciéis con los consuelos de sus pechos.- Isaías, 66, 10 y 11.

Me alegre con lo que me han dicho: vamos a ir a la casa del Señor Salmo 121, 1


Postcomunión

Concédenos, oh Dios misericordioso, que tratemos con sincero respeto y siempre recibamos con fiel corazón tus sacramentos, con que incesantemente nos alimentamos. Por N.S.J...







EL DOMINGO DE LA ALEGRÍA
(Dom Gueranger)

Este domingo, llamado Laetare, por comenzar así la primera palabra del Introito de la Misa, es uno de los más célebres del año. Este día, la Iglesia suspende las tristezas de Cuaresma; los cantos de la Misa sólo hablan de la alegría y el consuelo; el órgano, mudo en los tres domingos precedentes, se hace oír hoy; el diácono viste la dalmática, el subdiácono la túnica; y se permite sustituir los ornamentos de color morado por los de rosa. Ya vimos, en el Adviento, practicar estos mismos ritos en el tercer domingo llamado Gaudete. Esta nota de alegría que la Iglesia pone hoy en su Liturgia tiene por ñn felicitar a sus hijos por su celo. Han recorrido ya la mitad de la santa Cuaresma y quiere estimular sus energías para coronar la carrera (Como antiguamente la Cuaresma comenzaba no el miércoles de Ceniza, sino el primer domingo de Cuaresma, resultaba que el cuarto domingo fijaba exactamente la mitad del tiempo cuaresmal. Este era el domingo de la Media Cuaresma. Más tarde se adelantó la Cuaresma cuatro días, la Mitad de la Cuaresma se adelantó del domingo al jueves. De todo esto no tenemos indicios en los textos litúrgicos).






domingo, 20 de marzo de 2022

Sermón Domingo Tercero de Cuaresma

Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold

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Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues

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Lección

"Hermanos: Imitad entonces a Dios, pues que sois sus, hijos amados; y vivid en amor así como Cristo os amó, y se entregó por nosotros como oblación y víctima a Dios cual (incienso de) olor suavísimo. Fornicación y cualquier impureza o avaricia, ni siquiera se nombre entre vosotros, como conviene a santos; ni torpeza, ni vana palabrería, ni bufonerías, cosas que no convienen, antes bien acciones de gracia. Porque tened bien entendido que ningún fornicario, impuro o avaro, que es lo mismo que idólatra, tiene parte en el reino de Cristo y de Dios. Nadie os engañe con vanas palabras, pues por estas cosas descarga la ira de Dios sobre los hijos de la desobediencia. No os hagáis, pues, copartícipes de ellos. Porque antes erais tinieblas, ahora sois luz en el Señor. Andad, pues, como hijos de la luz el fruto de la luz consiste en toda bondad y justicia y verdad."

Efesios V, 1-9



Evangelio

En aquel tiempo: Estaba Jesús echando un demonio, el cual era mudo. Cuando hubo salido el demonio, el mudo habló. Y las muchedumbres estaban maravilladas. Pero algunos de entre ellos dijeron: “Por Beelzebul, príncipe de los demonios, expulsa los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, requerían de Él una señal desde el cielo. Mas Él, habiendo conocido sus pensamientos, les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo, es arruinado, y las casas caen una sobre otra. Si pues, Satanás se divide contra él mismo, ¿cómo se sostendrá su reino? Puesto que decís vosotros que por Beelzebul echo Yo los demonios. Ahora bien, si Yo echo los demonios por virtud de Beelzebul, ¿vuestros hijos por virtud de quién los arrojan? Ellos mismos serán, pues, vuestros jueces. Mas si por el dedo de Dios echo Yo los demonios, es que ya llegó a vosotros el reino de Dios. Cuando el hombre fuerte y bien armado guarda su casa, sus bienes están seguros. Pero si sobreviniendo uno más fuerte que él lo vence, le quita todas sus armas en que confiaba y reparte sus despojos. Quien no está conmigo, está contra Mí; y quien no acumula conmigo, desparrama”. “Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, recorre los lugares áridos, buscando donde posarse, y, no hallándolo, dice: «Me volveré a la casa mía, de donde salí». A su llegada, la encuentra barrida y adornada. Entonces se va a tomar consigo otros siete espíritus aun más malos que él mismo; entrados, se arraigan allí, y el fin de aquel hombre viene a ser peor que el principio”. Cuando Él hablaba así, una mujer levantando la voz de entre la multitud, dijo: “¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que Tú mamaste!” Y Él contestó: “¡Felices más bien los que escuchan la palabra de Dios y la conservan!”.

Lucas XI, 14-28

sábado, 19 de marzo de 2022

San Buenaventura: La Unión por la Obediencia con el Vicario de Cristo





COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO

DOMINGO TERCERO DE CUARESMA


En aquel tiempo: Estaba Jesús echando un demonio, el cual era mudo. Cuando hubo salido el demonio, el mudo habló. Y las muchedumbres estaban maravilladas. Pero algunos de entre ellos dijeron: “Por Beelzebul, príncipe de los demonios, expulsa los demonios”. Otros, para ponerlo a prueba, requerían de Él una señal desde el cielo. Mas Él, habiendo conocido sus pensamientos, les dijo: “Todo reino dividido contra sí mismo, es arruinado, y las casas caen una sobre otra. Si pues, Satanás se divide contra él mismo, ¿cómo se sostendrá su reino? Puesto que decís vosotros que por Beelzebul echo Yo los demonios. Ahora bien, si Yo echo los demonios por virtud de Beelzebul, ¿vuestros hijos por virtud de quién los arrojan? Ellos mismos serán, pues, vuestros jueces. Mas si por el dedo de Dios echo Yo los demonios, es que ya llegó a vosotros el reino de Dios. Cuando el hombre fuerte y bien armado guarda su casa, sus bienes están seguros. Pero si sobreviniendo uno más fuerte que él lo vence, le quita todas sus armas en que confiaba y reparte sus despojos. Quien no está conmigo, está contra Mí; y quien no acumula conmigo, desparrama”. “Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, recorre los lugares áridos, buscando donde posarse, y, no hallándolo, dice: «Me volveré a la casa mía, de donde salí». A su llegada, la encuentra barrida y adornada. Entonces se va a tomar consigo otros siete espíritus aun más malos que él mismo; entrados, se arraigan allí, y el fin de aquel hombre viene a ser peor que el principio”. Cuando Él hablaba así, una mujer levantando la voz de entre la multitud, dijo: “¡Feliz el seno que te llevó y los pechos que Tú mamaste!” Y Él contestó: “¡Felices más bien los que escuchan la palabra de Dios y la conservan!”.

Lucas XI, 14-28



SAN BUENAVENTURA


La Unión por la Obediencia con el Vicario de Cristo 


(Cf. La perfección evangélica c.4 a.3 concl.: BAC, Obras de San Buenaventura t.6 [Madrid 19491 p.309 ss). 


A) Todos bajo una autoridad suprema 

Hay muchas personas constituidas en autoridad dentro de la Iglesia, a las cuales hemos de estar unidos por la obediencia. "Sin embargo, toda esta variedad tiene que reducirse a un prelado primero y supremo, en quien principalmente se concentre el principado universal, sobre todos. Ha de reducirse, digo, no sólo a Dios y a Cristo, mediador entre Dios y los hombres, sino también a su Vicario; y esto no por estatuto humano, sino por estatuto divino, mediante el cual Cristo constituyó a San Pedro en príncipe de los apóstoles, establecidos a su vez cerro príncipes sobre la tierra. Y esto lo hizo Cristo convenientísimamente, por exigirlo el orden de la justicia universal, la unidad de la Iglesia y la estabilidad tanto de este orden como de esta unidad". 


B) Lo exige el orden de la justicia universal


a) A SEMEJANZA DEL MUNDO FÍSICO

El orden del universo todo está reducido a una gran unidad. y exige "en cualquier género de seres un solo primero que mensure todos cuantos en dicho género se contienen". 

En el hombre, microcosmos, existe esta unidad, impuesta por:

1 ) Un corazón que difunde la vida por el cuerpo. 

2) Una cabeza que lo gobierna externamente. 

3) Un libre albedrío "que gobierna todas las fuerzas del alma y el hombre entero". 


b) A SEMEJANZA DE LA JUSTICIA

"En cuanto a la justicia civil, ésta exige, por una parte, que sea uno el juez principal que de modo definitivo decida causas y, por otra parte, sea también uno el príncipe y rector autorizado para establecer leyes, a fin de que, con la multiplicación de cabezas, no se originen discordias o cismas y, con las contradicciones de jueces iguales en competencia, no hallen término los litigios por falta de un juez supremo". 

"Y, por último, en cuanto a la justicia celestial, exige el orden que todos los espíritus, obedeciendo a un sólo Espíritu supremo, a quien ven cara a cara, queden ordenadísimamente jerarquizados". 

En su Iglesia, Cristo ha conservado también esta norma universal de la justicia. Ha reducido así a un solo jefe y cabeza, su Vicario en la tierra, cuanto hay de autoridad en ella. 


C) Lo exige la unidad de la Iglesia misma


a) UNICA JERARQUÍA EN LA IGLESIA

"En segundo lugar, lo requiere la unidad de la Iglesia. La razón es porque, siendo 'la Iglesia una sola jerarquía, un solo cuerpo y una sola esposa, debe tener, por lo mismo, un solo jerarca principal, una sola cabeza y un solo esposo". 


b) UNIDAD INTERNA Y EXTERNA

"Y porque esta unidad compete a la Iglesia en cuanto a la influencia interna de los carismas y en cuanto al ejercicio externo de los ministerios, resulta, en consecuencia, no sólo que Jesucristo, a quien pertenece regir, vivificar y fecundar interiormente la Iglesia, es jerarca principal, cabeza y esposo de la misma, sino también que debe ser exteriormente uno solo el ministro supremo, lugarteniente del jerarca, cabeza y esposo primario, a fin de que la Iglesia, así en lo interior como en lo exterior, no pueda menos de conservarse en unidad. Y esto es lo que dice San Cipriano, y se contiene en la causa 24, cuestión 1: "Habla el Señor a San Pedro diciendo: Yo te digo que tu eres Pedro, y sobre esta piedra, etc. (Mt. 16,18). Sobre un único fundamento se levanta el edificio de la Iglesia, cuyo punto de partida es la unidad, y esto a fin de que la Iglesia se manifieste una: uno es el episcopado, y cada uno de sus miembros subsiste in solidum, y una es la Iglesia, la cual, según va multiplicándose, dilata más los brotes de su fecundidad. Así como, siendo muchos los rayos, es una misma la luz, y siendo muchos los ramos del árbol, es uno mismo el tronco tenazmente arraigado en tierra: y así como de una misma fuente emanan muchísimos riachuelos y, con difundirse, por generoso desbordamiento, múltiples corrientes de agua guardan en su origen integra la unidad, así también la Iglesia, alumbrada de luz divina, al esparcir sus rayos por toda la tierra, difunde, sin embargo, por todas partes una misma cosa, sin que sufra división la unidad de su cuerpo". Según esto, quiere San Cipriano que la Iglesia, al ser una sola paloma, un solo episcopado y un solo cuerpo, se fundamente como en un solo obispo, cabeza  y esposo, sobre un solo Pastor supremo, que es  San Pedro.



D) Lo exige la estabilidad del orden eclesiástico

"Lo requiere, por último, la estabilidad así del orden como de la unidad de la Iglesia. Cuya razón es porque, al decir del Filósofo, "la virtud o potencia, cuanto está más unida, es tanto más infinita" (cf. Liber de causis prop. 17). Y que esto sea verdad, se deduce considerándolo en cuanto a la permanencia o duración, en cuanto a la influencia y en cuanto a la preeminencia." 



a) LA UNIDAD, PRINCIPIO DE CONSISTENCIA

"Consta, en efecto, que, así como la división engendra ruina. así la unión, según va siendo mayor, comunica mayor firmeza y consistencia; y de aquí es que toda la firmeza de la Iglesia dimana principalmente de la estabilidad de una sola piedra. que es Cristo, y de un solo Pedro, vicario de la piedra. En significación de lo cual se dijo a Pedro: Y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia (Mt. 16,18); o también: Yo he rogado por ti para que no desfallezca tu fe (Lc. 22,32); y claro está que no fué sin eficacia esta oración. Por cuya causa dice San Jerónimo lo que se contiene en la causa 24, cuestión 1: "La santa Iglesia romana. que permaneció siempre sin mancilla, no sin divina providencia y protección del bienaventurado apóstol San Pedro. permanecerá en lo sucesivo inmune de los insultos de los herejes, perdurando en todo tiempo firme e inconmovible". Tenemos, pues, que la unidad del Sumo Pontífice hace estable la Iglesia en cuanto a su permanencia y duración." 



b) LA UNIDAD, FUENTE DE EFICACIA

"Consta, en efecto, que la virtud, cuanto está más unida, es tanto más potente; y cuanto es más potente respecto de la eficacia, tanto más eficaz es su influjo respecto del efecto, o de aquí se sigue que la potestad plena hubo de conferirse a un solo Sumo Pontífice. Por cuya causa dice el papa León: "De tal manera quiso el Señor permaneciera el sacramento de este privilegio en el oficio del Colegio Apostólico. que se comunicase principalmente a San Pedro, príncipe soberano de todos los apóstoles. a fin de que derivasen sus dones de él, como de la cabeza a todo el cuerpo, y se considerase privado de los divinos misterios al que tuviese el atrevimiento de apartarse del fundamento estable, que es San Pedro". 



C) LA UNIDAD, PRINCIPIO DE DIGNIDAD

"Consta, en efecto, que la virtud, cuanto está más unida, se halla menos sujeta a otro, siendo por lo mismo más libre. Consta asimismo que la virtud, cuanto está más unida, más participa de lo primario y de lo sumo, a semejanza del arca, cuya cima quedó rematada como en un codo de espacio; por donde la unidad del Sumo Pontífice es la única que confiere dignidad preeminente a la Iglesia entera. Y por eso, así como para ornamento de todo el cuerpo se concentran en la cabeza todos los sentidos, así también deben concentrarse en el Sumo Pontífice todas las dignidades. Y esto es lo que dice San Bernardo al papa Eugenio: "¡Ea!, veamos aún con más diligencia quién eres tú. Veamos, digo, a quién representas en la Iglesia de Dios. ¿Quién eres tú? Eres el gran sacerdote, el Pontífice Sumo. Eres el príncipe de los obispos, el heredero de los apóstoles; eres Abel en primacía, Noé en gobierno, Abrahán en patriarcado, Melquisedec según orden, Aarón en dignidad, Moisés en autoridad, Samuel en judicatura, Pedro en la potestad y Cristo en la unción" (cf. De consider. 2,8,15). 



 

Boletín dominical 20 de marzo



Día 20 de Marzo, Domingo III de Cuaresma

Doble - Privilegiado de I clase- Orn. Morados

La iglesia de San Lorenzo, solía ser preferida para leer los exorcismos a los poseídos por el demonio. Por eso se pone hoy el Evangelio del demonio mudo. Y se alude también a la Virgen Maria, por que había una sala destinada a ella. El alma atribulada vuelve los ojos a Dios (Introito) y en el altar halla refugio, como el pajarillo en el nido (Comunión). La profesión de la vida cristiana proscribe todo lo que en obras o en palabras suena a liviandad y torpeza. Hijos somos de la luz, no de las tinieblas. Estas palabras oían con íntimo placer los catecúmenos (Epístola). Con el poder de Nuestro Señor Jesucristo se vence al demonio; pero hay luchas en que Satanás no ceja; y solo el que perseverare hasta el fin será salvo (Evangelio). Para Jesucristo no hay neutrales, ante Jesucristo nadie puede permanecer indiferente; o con Él, y por Él, o contra Él, no debe existir término medio. Con esto exige Jesucristo que positiva y decididamente nos declaremos por Él y nos pongamos a su lado con adhesión total e inquebrantable. Él exige de nosotros una entrega total, universal, ilimitada con obediencia rendida y ciega, aceptando íntegramente su programa, entregándole cuanto somos y valemos, haciendo de Él centro de nuestra vida toda. 


25 de Marzo. La Anunciación de la B.V.M.

EL Dios omnipotente, cuya naturaleza es la misma Bondad, cuya voluntad es el mismo Poder y cuyo obrar es la Misericordia, predestinó, por Su clemencia, desde los tiempos más remotos del mundo,  el remedio para la salvación de los mortales, a fin de destruir la envidia de ellos, provocada por el veneno de la malicia diabólica. Revelando Dios a la infernal serpiente que la futura descendencia de la mujer aplastaría, con su virtud, el orgullo de su nociva cabeza, dio a entender que el Cristo debería Encarnarse; y que siendo Dios y Hombre, nacido de una Virgen, vencería al profanador de la propagación humana por medio de un incorrupto nacimiento. El diablo se gloriaba de que el hombre careciese, por el pecado original, de los dones divinos; de que fuera despojado del don de la inmortalidad y sentenciado a sufrir una dura muerte; además, porque encontraba venganza contra Dios, asociando la pérdida de las almas a sus maldades. Dios, empero, buscaba una justa razón para cambiar tan severa sentencia impuesta al hombre, el cual había elevado a tanta dignidad.  (Continua)




(Sigue)  Había necesidad, amadísimos hijos, de que lo pensado por Dios acerca de la sentencia del hombre permaneciese en secreto, a fin de que el Dios incomunicable, cuya voluntad no puede separarse de su bondad, cumpliese la primera disposición de Su clemencia en un misterio aún más oculto. Y el hombre que perecería por la astucia diabólica contra el propósito de Dios, no morirá!


Amadísimos, habiendo pasado el tiempo que había sido estipulado por Dios para la redención de los hombres, ingresó aquí abajo Jesús Cristo, Señor nuestro, descendiendo de su sede celestial, sin retirarse de la gloria de su Padre, generado en un nuevo orden y en un nuevo nacimiento: en un nuevo orden porque lo Invisible en sí mismo, fue hecho visible en nosotros, lo Incomprensible quiso ser comprendido; El que ya existía, antes del tiempo, pasó a ser en el tiempo. El Señor del universo aceptó tomar una servil forma, escondiendo así su majestad y divinidad. El Dios impasible, no pierde su dignidad por hacerse hombre pasible; y el Inmortal se sujetó a las leyes de la muerte.        
                   
San León Magno






domingo, 13 de marzo de 2022

Sermón Domingo Segundo Cuaresma

Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold

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Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues

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Sermón

R.P. Julián Espina Leupold

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Lección

Hermanos: Os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús, que según aprendisteis de nosotros el modo en que habéis de andar y agradar a Dios –como andáis ya– así abundéis en ello más y más. Pues sabéis que preceptos os hemos dado en nombre del Señor Jesús. Porque ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; que os abstengáis de la fornicación; que cada uno de vosotros sepa poseer su propia mujer en santificación y honra, no con pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios; que nadie engañe ni explote a su hermano en los negocios, porque el Señor es vengador de todas estas cosas, como también os dijimos antes y atestiguamos; porque no nos ha llamado Dios a vivir para impureza, sino en santidad.

I Tesalonicenses IV, 1-7



Evangelio

En aquél tiempo: tomó Jesús a Pedro, Santiago y Juan su hermano, y los llevó aparte, sobre un alto monte. Y se transfiguró delante de ellos: resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he ahí que se les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con Él. Entonces, Pedro habló y dijo a Jesús: “Señor, bueno es que nos quedemos aquí. Si quieres, levantaré aquí tres tiendas, una para Ti, una para Moisés, y otra para Elías”. No había terminado de hablar cuando una nube luminosa vino a cubrirlos, y una voz se hizo oír desde la nube que dijo: “Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco; escuchadlo a Él”. Y los discípulos, al oírla, se prosternaron, rostro en tierra, poseídos de temor grande. Mas Jesús se aproximó a ellos, los tocó y les dijo: “Levantaos; no tengáis miedo”. Y ellos, alzando los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban de la montaña, les mandó Jesús diciendo: “No habléis a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”.

Mateo XVII, 1-9

sábado, 12 de marzo de 2022

San Juan Crisóstomo: El Cielo

 



COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO

DOMINGO SEGUNDO DE CUARESMA

 

En aquél tiempo: tomó Jesús a Pedro, Santiago y Juan su hermano, y los llevó aparte, sobre un alto monte. Y se transfiguró delante de ellos: resplandeció su rostro como el sol, y sus vestidos se hicieron blancos como la luz. Y he ahí que se les aparecieron Moisés y Elías, que hablaban con Él. Entonces, Pedro habló y dijo a Jesús: “Señor, bueno es que nos quedemos aquí. Si quieres, levantaré aquí tres tiendas, una para Ti, una para Moisés, y otra para Elías”. No había terminado de hablar cuando una nube luminosa vino a cubrirlos, y una voz se hizo oír desde la nube que dijo: “Este es mi Hijo, el Amado, en quien me complazco; escuchadlo a Él”. Y los discípulos, al oírla, se prosternaron, rostro en tierra, poseídos de temor grande. Mas Jesús se aproximó a ellos, los tocó y les dijo: “Levantaos; no tengáis miedo”. Y ellos, alzando los ojos, no vieron a nadie más que a Jesús solo. Y cuando bajaban de la montaña, les mandó Jesús diciendo: “No habléis a nadie de esta visión, hasta que el Hijo del hombre haya resucitado de entre los muertos”.

Mateo XVII, 1-9




SAN JUAN CRISÓSTOMO


El cielo


De la homilía sobre la resurrección (In Mt. 56: PG 30.550) hemos, escogido los pensamientos más notables para los apuntes exegéticos-morales incluidos en la sección anterior. Como  de costumbre, el Crisóstomo  se extiende  al final  sobre diversas  consideraciones, que en esta ocasión se refieren a la necesidad de esforzarse por conseguir  el cielo  cumpliendo  los mandamientos, sobre todo  los más difíciles, cuales son la limosna  y el amor al prójimo.

Como  no es mucho  lo que habla  sobre la gloria, hemos preferido  trasladar  los siguientes  párrafos  tomados  entre los motivos de conversión con que intenta  mover  al pecador  Teodoro (cf. Ep. 1 n.11 a 13: PG 26.291-296). 


A) Canto al cielo

"Considera, en cuanto lo permitan tus fuerzas, qué sea aquella vida, para cuya descripción nos faltan palabras... 

 

a) NI TRISTEZA O LLANTO

Huirán de allí (1s. 35,10) la tristeza y los llantos. ¿Qué puede por consiguiente, superar el ciclo en hermosura? Ni pobreza. ni enfermedad, ni nadie que injurie o sea injuriado. nadie que tenga ira o envidia..., porque toda la tormenta de las pasiones se aplacó. Todo es reposo, alegría y regocijo: todo serenidad y calma. todo paz, resplandor y luz. Y no luz como esta de que gozamos ahora, y que, comparada con aquélla. no pasa de ser como una lámpara junto al sol... Porque allí no hay noche ni tarde, ni frío ni calor, ni mudanza alguna en el modo de se, sino un estado tal que sólo lo entienden quienes son dignos de gozarlo. No hay allí vejez, ni achaques, ni nada que semeje corrupción, porque es el lugar y aposento de la gloria inmortal 

Y por encima de todo ello, el trato y goce sempiterno de Cristo, de los ángeles..., todos perpetuamente en un sentir común, sin temor a Satanás ni a las asechanzas del demonio. ni a las asechanzas del demonio, ni a las amenazas del infierno o de la muerte".

Nuestra sorpresa cuando pasemos de este mundo el cielo será parecida a la impresión que recibiera cada uno de nuestros príncipes si viese interrumpida repentinamente le dura educación a que se les somete por la ceremonia de su propia coronación. 


b) UN ATISBO SÓLO DE LA GLOR1A FUTURA

"Lo mismo sucederá también entonces a todos los santos. Y no son palabras hueras lo que te digo; vamos, si no, con la mente al monte donde se transfiguró Jesucristo; veámosle resplandecer como resplandeció; por más que ni aun así nos descubrió todo el esplendor del siglo venidero, ya que lo que sucedió allí no fué sino una atemperación, y no demostración estricta de la realidad, como claramente se observa por las mismas palabras del evangelista. Porque ¿Qué es lo que dice? Brilló su rostro como el sol (Mt. 17,2). Pero la gloria de los cuerpos incorruptibles no despide la luz en la misma medida que aquel cuerpo (el sol), corruptible al fin, ni de tal naturaleza que sea accesible aun a los ojos mortales, sino tal que requiere para su contemplación ojos inmortales e incorruptibles. Mas entonces en el monte tan sólo les: descubrió cuanto les era posible ver sin que recibieran daño sus ojos, y ni aun así lo soportaron, sino que cayeron sobre sus rostros... 


C) POR LA PRIVACIÓN, AL GOZO

Abre, pues, ahora los ojos de tu alma, y mira aquel espectáculo y concurso, formado por los que son mucho más de estimar que las piedras preciosas y que los rayos solares y que todo resplandor visible; no sólo por hombres, sino por los que son mucho más dignos de aprecio que ellos, por ángeles. arcángeles, tronos, dominaciones, principados, potestades. Que acerca del Rey, ni decir se puede qué tal sea. Tanto es lo que sobrepuja a toda palabra y pensamiento aquella hermosura, aquella belleza, aquel resplandor, aquella gloria, aquella majestad, aquella magnificencia. Y dime, ¿nos hemos de privar de tantos bienes por no padecer un poco de tiempo? Aun cuando fuera necesario padecer millares de muertes cada día y aun el Infierno mismo por ver a Cristo venir en su gloria y ser alistados en el número de los santos, ¿no convendría tolerarlo todo? Oye lo que dice el bienaventurado San Pedro: /Qué bien estamos aquí/ (Mt. 17,4) Si. pues. él, viendo una oscura imagen de lo venidero por el solo placer experimentado en aquella visión, desechó de so alma todo otro deseo, ¿Qué podremos decir cuando se presente la misma verdad de las cosos, cuando, abierto el palacio real, sea dado contemplar al mismo Rey, no ya por enigma ni espejo. sino cara a cara; no ya por fe, sino con nuestros mismos ojos?" (ibid., n.1 1). 


b) Perder el cielo

"Y todavía ocurre que muchos, juzgando irracionalmente, se darlas por satisfechos con sólo librarse del infierno; mas yo, a mi vez, afirmo que no hallarse en aquella gloria es un suplicio mucho más terrible que el infierno mismo; y aquel que la hubiere perdido, creo que no tanto ha de lamentar los males del infierno como el haber perdido el reino de los cielos, porque en razón del suplicio, éste sólo es el más terrible de todos". 

A veces envidiamos a los personajes de una corte perecedera y versátil, "y cuando se trata del Rey universal, del que domina, no ya una parte de la tierra, sino toda su redondez, o mejor dicho, del que con la palabra de su poder sustenta todas las cosas y el universo entero, para quien todas las naciones son como nada y se reputan como saliva, tratándose, digo, de este Rey, ¿no juzgaremos por el más extremo suplicio el no ser contados en el coro de los que le rodean, sino que nos daremos por contentos con librarnos tan sólo del infierno? ¿Qué puede haber más miserable que un alma así?" (ibid., n.12). 



C) Gozo del cielo 


a) FELICIDAD INEFABLE

¿Qué discurso podrá manifestar lo que de allí en adelante ha de suceder, el deleite, la utilidad, el júbilo de vivir juntamente con Cristo? Porque no se puede decir qué goce experimenta ni qué utilidad percibe el alma restaurada a su propia nobleza y capaz de ver ya con libertad a su propio Señor, no sólo por disfrutar de los bienes que tiene ya en sus manos, sino también por estar además persuadida que esta felicidad no se acabará jamás. Así es que ni se puede con palabras declarar ni con el entendimiento comprender aquella alegría: pero me esforzaré, con todo, en hacerla ver, aunque sea oscuramente y de la manera que por las cosas pequeñas se puedan dar a conocer las grandes..." 


b) DICHA TEMPORAL Y DICHA ETERNA

"Examinemos, en efecto, a los que en la presente vida gozan de los bienes del mundo, a saber, riquezas, poder y honra: cómo, ensoberbecidos por la buena fortuna, ni siquiera 



 
creen vivir sobre le tierra. Y esto gozando sólo de unos bienes que ni se reputan tales ni les duran, sino que huyen más velozmente que un sueño, y si alguna vez llegan a ser más duraderos. proporcionan placer solamente en la presente vida, pero no pueden acompañarnos más allá. Pues si estas cosas causan en los que las poseen tanta alegría, ¿Qué juzgas que ha de suceder en aquellas almas que son llamadas a los bienes infinitos del dele, que permanecen seguros y firmes por siempre jamás? Y no es esto solo, sino que aun en cantidad y calidad aventajan tanto e los presentes, que ni' siquiera cupieron jamás en el corazón del hombre. Porque lo cierto es que ahora, e semejanza de un niño que vive en el seno materno. vivimos apretados en este mundo y no podemos comprender el resplandor y la libertad de la vida venidera; pero cuando sobrevenga el momento del parto y el siglo presente saque a luz en el día del juicio a todos los hombres que concibió, los hijos abortivos irán de unas tinieblas a otras y de una tribulación e otra más terrible; pero los hijos bien formados, y que conservaron los caracteres de la imagen real. serán presentados ante el Rey, y recibirán en pago aquel ministerio que los ángeles y los arcángeles cumplen en obsequio del Dios de todas las criaturas" (ibid., n.13). 



D) Hermosea tu alma

"No destruyas, pues, por completo. amigo mío, estos caracteres, antes, recobrándolos prontamente, fórmalos con más perfección. Porque bien es cierto que la belleza corporal nos la encerró Dios dentro de los límites de la naturaleza; pero le hermosura del alma está libre de la servidumbre del cuerpo. como que es mucho más excelente que la otra y depende toda de nosotros y de la voluntad de Dios. Pues como amoroso de los hombres que es el Señor nuestro, honró a nuestro linaje muy singularmente, haciendo que las cosas menores y de poca monta, las que importan poco que sean de uno y otro modo. estén sujetas a la necesidad de la naturaleza, y, al contrario. puso en nuestra mano el procurar las que son verdaderamente bienes. Ciertamente que, si también nos hubiera hecho dueños de la hermosura corporal, nos hubiéramos preocupado de ella con superflua solicitud, perdiendo todo el tiempo en cosas de ningún provecho y descuidando lastimosamente el alma. Si ahora, no teniendo esta facultad, lo revolvemos y forzamos todo. y nos entregamos e falsificar la hermosura, y ya, que no la tengamos verdadera, le aparentamos con ,coloretes y afeites, en le compostura del cabello, y los pliegues de las vestiduras, y la tintura de los ojos, y mil artificios, ¿Qué cuidado emplearíamos en el alma y los negocios graves si pudiéramos transformar el cuerpo, dándole la verdadera hermosura? Quizás ni siquiera tendríamos otra ocupación si esto estuviera en nuestro arbitrio, sino que consumiríamos todo el tiempo hermoseando a la sierva con infinitos adornos y dejando a la señora yacer peor que una esclava en fealdad y dejadez. Por esta razón, habiéndonos librado Dios de este mal cuidado, nos dió el arte de una cosa mejor, de suerte que quien no puede tornar el cuerpo de feo en hermoso, pueda elevar el alma hasta el mismo limite de la hermosura, aunque hubiere caído hasta el extremo de la fealdad, y hacerla tan amable y deseable, que no solamente lleguen a codiciarla los hombres buenos, sino aun el mismo Rey y Dios de todas las cosas, como, hablando de esta hermosura, decía el Salmista (Ps. 44,12): Y codiciará el Rey tu hermosura" (ibid., n.13). 

Boletín Dominical 13 de marzo

 



Día 13 de Marzo, Domingo II de Cuaresma

Doble- Privilegiado de I clase- Orn. Morados

Para que trabajemos con entusiasmo por alcanzar la pureza del corazón, motivo por el cual inculca tanto la Iglesia la penitencia en este tiempo de Cuaresma, ya que la penitencia purifica, es que se nos lee hoy en la Epístola la maravillosa exhortación de San Pablo a los Tesalonicenses, animándolos a conservarse puros e incontaminados de toda impureza.

El Evangelio, al hablar de la Transfiguración, es apropiado a éste tiempo, ya que Moisés y Elías ayunaron cuarenta días, como N.S.J.C. Y como testigos lleva consigo Jesús a los tres Apóstoles más amados, para que la gloria de la Transfiguración contrarreste luego el escándalo de la Cruz. 

El Corazón de Jesús ardía dulce y sosegadamente; pero su amor levantaba llamas inmensas que penetraban su Ser. Pronto esas llamas luminosas, atravesando el tenue velo de la carne, se mostraron gloriosas en su cuerpo. 





Día 19 de Marzo, San José, Esposo de la Virgen María.

San José, descendiente de David, es el tipo perfecto del varón justo de que habla la Escritura. Dios le escogió para altísimos destinos y confió a su cuidado lo más grande que hay en la tierra y en el cielo: Jesús y María. Esta elección divina permite darnos una idea de cómo Dios habría labrado aquel corazón y aquella alma hasta hacerla alcanzar la más grande perfección y santidad; dice San Epifanio que jamás hubo en el mundo hombre ni más noble ni más brillante a los ojos de Dios. El Verbo había de nacer de Madre Virgen y éste misterio había de quedar oculto bajo el velo del matrimonio. A San José confía Dios su Madre y le da todos los derechos de esposos para que sea su ángel tutelar y guarda de la pureza virginal de María. Al mismo tiempo le otorga Dios los deberes y derechos de padre sobre el Niño Jesús, concebido milagrosamente por obradle Espíritu Santo. San José es abogado de la buena muerte, y tan poderoso en todo que, como dice Santa Teresa, quien quiera probarlo no tiene más que acudir a él.





domingo, 6 de marzo de 2022

Sermón Domingo Primero de Cuaresma


Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold

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Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues

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Epístola

Hermanos: En cumplimiento de esa cooperación, a vosotros exhortamos también que no recibáis en vano la gracia de Dios, porque Él dice: “En el tiempo aceptable te escuché, y en el día de salud te socorrí”. He aquí ahora tiempo aceptable. He aquí ahora día de salud. Pues no (os) damos en nada ninguna ocasión de escándalo, para que no sea vituperado el ministerio; al contrario, en todo nos presentamos como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en prisiones, en alborotos, en fatigas, en vigilias, en ayunos; en pureza, en conocimiento, en longanimidad, en benignidad, en el Espíritu Santo, en caridad no fingida, con palabras de verdad, con poder de Dios, por las armas de la justicia, las de la diestra y las de la izquierda, en honra y deshonra, en mala y buena fama; cual impostores, siendo veraces; cual desconocidos, siendo bien conocidos; cual moribundos, mas mirad que vivimos; cual castigados, mas no muertos; como tristes, mas siempre alegres; como pobres, siendo así que enriquecemos a muchos; como que nada tenemos aunque lo poseemos todo.

II Corintios VI, 1-10



Evangelio

En aquel tiempo: Fué Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu, para que fuese tentado por el diablo. Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después de lo cual tuvo hambre. Entonces el tentador se aproximó y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se vuelvan panes”. Mas Él replicó y dijo: “Está escrito: “No de pan sólo vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces lo llevó el diablo a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo; y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de. Dios, échate abajo, porque está escrito: “Él dará órdenes a sus ángeles acerca de Ti, y te llevarán en palmas, para que no lastimes tu pie contra alguna piedra”. Respondióle Jesús: “También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”. De nuevo le llevó el diablo a una montaña muy alta, y mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: “Yo te daré todo esto si postrándote me adoras”. Entonces Jesús le dijo: “Vete, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás”. Le dejó entonces el diablo, y he aquí que ángeles se acercaron para servirle.

Mateo IV, 1-11

sábado, 5 de marzo de 2022

San Ambrosio El Ayuno y la Limosna




COMENTARIO AL EVANGELIO

DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA

 

En aquel tiempo fué Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu, para que fuese tentado por el diablo. Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después de lo cual tuvo hambre. Entonces el tentador se aproximó y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se vuelvan panes”. Mas Él replicó y dijo: “Está escrito: “No de pan sólo vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces lo llevó el diablo a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo; y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de. Dios, échate abajo, porque está escrito: “Él dará órdenes a sus ángeles acerca de Ti, y te llevarán en palmas, para que no lastimes tu pie contra alguna piedra”. Respondióle Jesús: “También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”. De nuevo le llevó el diablo a una montaña muy alta, y mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: “Yo te daré todo esto si postrándote me adoras”. Entonces Jesús le dijo: “Vete, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás”. Le dejó entonces el diablo, y he aquí que ángeles se acercaron para servirle.

Mateo IV, 1-11




SAN AMBROSIO


Ayuno y limosna


Se conservan de San Ambrosio diecisiete sermones de Cuaresma, en los que repetidamente trata el santo Doctor del tema del ayuno y de las tentaciones de Cristo. Con el tema del ayuno se enlaza el de la limosna, como puede verse especialmente en el serm. 25 (De Santa Quadragesima IX: 1'1, 17,076-671 y en el 40, que se titula De ieiuniis et eleemosvni, PI, 1,705-707. Escogemos; los más importantes pensamientos sobre el tema aludido. 


A) El verdadero ayuno

"Ayunar es un remedio de males y una fuente de premios, mas no ayunar en Cuaresma es un pecado. El que ayuna en otro tiempo recibirá indulgencia; pero el que no lo hace durante la Cuaresma será castigado.' El que no pueda ayunar por enfermedad coma sencillamente y sin ostentación. "Y ya que no puede ayunar, debe ser más caritativo para con los pobres, a fin de redimir con sus limosnas los pecados que no puede curar ayunando. Hermanos, es muy bueno ayunar, pero mejor aún dar limosna; mas si se puede practicar lo uno y lo otro, son dos grandes bienes. El que puede dar limosna y no ayunar entienda que la limosna le basta sin el ayuno. Mas no basta el ayuno sin la limosna... 

El ayuno sin la limosna no es obra buena, a no ser que el que ayuna sea tan pobre, que no tenga nada que dar. Así, pues, en este caso, bástele la buena voluntad". Mas ¿Quién podrá excusarse de dar limosna, cuando el Señor recompensa un vaso de agua fría? "Además, el Señor, por medio del profeta Isaías, de tal manera exhorta y aconseja la práctica de la limosna, que ningún pobre que se considere puede excusarse. Pum se expresa de este modo: ¿Sabéis qué ayuno quiero yo?... Partir su pan con el hambriento, albergar al pobre sin abrigo (Is. 58,6-7)." Partir el pan, porque aun cuando tu pobreza sea tan grande que no tengas más que uno solo, sin embargo, pártelo y da de él al pobre. También dice: Introduce en tu casa a los pobres que no tengan albergue, lo cual equivale a afirmar: Si hay alguno tan pobre que no tiene comida que dar al hambriento, prepárele un lecho en uno de los rincones de su casa. ¿Qué respuesta daremos, hermanos, qué excusa alegaremos nosotros, que, poseyendo anchas y espaciosas mansiones, apenas nos dignamos alguna vez recibir en ellas a un peregrino? Y eso que no ignoramos, sino que continuamente estamos confesando que en los peregrinos recibimos a Cristo, como El mismo dijo: Peregriné y me acogisteis... Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi tete lo hicisteis (Mt. 25,35.40). Nos resulta enojoso recibir en nuestra casa a Cristo en la persona de los pobres; y yo me temo que El lo haga lo mismo con nos. otros en el cielo, y que no nos reciba en su gloria. Le despreciamos en el mundo, y yo temo que El, a su vez, nos des. precie en el cielo, según aquella sentencia: Tuve hambre y no me disteis de comer... (Mt. 25,42), Fijémonos, carísimos hermanos, en estas palabras; no las oigamos de manera indiferente ni sólo con los oídos del cuerpo, sino que, escuchándolos con fidelidad, hagamos de palabra y con el ejemplo que otros también las oigan y las cumplan." 

También nos dice el Señor por boca del profeta Isaías que hemos de vestir al desnudo (ibid.). Precepto riguroso y muy digno de temerse. Yo, sin embargo, no juzgo a nadie. Acuda cada uno y pregunte a su conciencia." 


B) La mano del pobre es el tesoro de Cristo

"No obstante, duéleme en el alma, .y yo mismo me reprendo, porque quizá haya acontecido alguna vez que, por negligencia mía, los vestidos que debiera recibir un pobre se los haya comido la polilla, y temo que estos mismos vestidos sean testimonio contra Mi en el día del juicio, según aquella terrible sentencia con que conmina el apóstol Santiago, cuando dice: Y vosotros, los ricos, llorad a gritos sobre las miserias que os amenazan. Vuestra riqueza está podrida; vuestros vestidos, consumidos por la polilla; vuestro oro y vuestra plata comidos del orín, y el orín será testigo contra vosotros y roerá vuestras carnes como fuego. Habéis atesorado para los últimos días... (Iac. 5,1-4). Aún es tiempo para que, tanto yo como los perezosos como yo, podamos, con el auxilio de Dios, enmendarnos, si queremos; aun podemos dar con largueza por nuestros pecados pasados las limosnas que hasta aquí o no hicimos o solo dimos mezquinamente; aún podemos impetrar la misericordia divina con dolor y llanto y con esperanza de reparación. El ayuno sin limosnas es como una lámpara sin aceite Pues así como la lámpara que se enciende sin él humea y no puede alumbrar, así también el ayuno sin la limosna mortifica en verdad la carne, pero no ilustra interiormente el alma con la luz de la caridad. Por lo demás, en el ayuno se exige, demos a los pobres nuestras comidas, y que lo que habíamos, de comer no lo pongamos en nuestras despensas, sino que lo distribuyan. entre los necesitados: porque la mano del pobre es el tesoro de Cristo. Por lo tanto, socorre al menesteroso, para que lo que reciba de ti no se quede en lo tierra. sino que sea trasladado al cielo. Pues aunque se consuma la comida que recibe el pobre, sin embargo, el premio de la buena obra se custodia en el cielo... Sé que muchos de vosotros, con el auxilio de Dios, dais con frecuencia limosnas a los peregrinos y a los pobres: por lo tanto, sirva lo que os indico para que intensifiquéis lo que ya hacéis: y el que no lo haya hecho, se acostumbre a practicar obra tan meritoria y agradable a Dios. 


C) Exhortación

"Inspirándomelo el mismo Dios, os he aconsejado siempre que al llegar las fiestas... os acerquéis al altar del Segar vestidos con la luz de la pureza, resplandecientes con las limosnas, adornados con las oraciones, vigilias y ayunos, como con valiosas joyas celestiales y espirituales, en paz no sólo con vuestros amigos, sino también con vuestros enemigos; en una palabra, que os lleguéis al altar con la conciencia libre y tranquila, y podáis recibir el cuerpo y la sangre de Cristo, no para vuestro juicio, sino para vuestro remedio. Pero, cuando hablamos de la limosna, no se conturben los necesitados, puesto que la pobreza cumple con todos los preceptos, y la buena voluntad es juzgada y premiada como las obras". El que socorre al necesitado del propio modo que desearía le socorriesen a él si se encontrase en la misma necesidad, "ha cumplido con los preceptos del Antiguo y del Nuevo Testamento y ha observado aquel precepto del Evangelio: Cuanto quisiereis que as hagan a vosotros los hombres, hacédselo vosotros a ellos, porque esta es la ley y los profetas (Mt. 7,12). Guíenos a esta ley de caridad perfecta el piadoso Señor que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo .por los siglos de los siglos." 





Boletín Dominical 6 de marzo


Día 6 de Marzo, Domingo I de Cuaresma

Doble- Privilegiado de I clase- Orn. Morados

Este Domingo es uno de los más solemnes del año litúrgico, porque antiguamente empezaba con él la santa Cuaresma. Por esto la estación se celebraba en la Catedral Pontificia de San Juan de Letrán, centro religioso del mundo.

Jesús, después del bautismo en el Jordán, como preparación para la vida pública que iba a iniciar, se retiró 40 días al desierto que hay entre Jericó y los montes de Judá para dedicarse a la oración y la penitencia. Allí, queriendo Satanás averiguar si verdaderamente el Hijo de María era ciertamente el Hijo de Dios, se acercó a tentar a Jesús. Y primeramente como hizo con Adán y Eva y hace con los hombres, se dirige a los sentidos. Como Jesús tiene hambre, le dice que convierta las piedras en pan. Después se dirige a tentarle el orgullo y vanagloria, y por fin, de soberbia y avaricia. “Hæc omnia tibi dabo, si cadens adoraveris me”, le dice mostrándole los reinos del mundo y su gloria: todo esto te daré si postrándote me adorares.

Luzbel, que había sido el más hermoso de los ángeles, se había creído con derecho a la unión hipostática, que le habría sublimado a la dignidad de Hijo de Dios; y como tal pide ahora ser adorado por Jesús.

Muchos reparan solamente en el hecho, sin duda admirable, de que el Hijo de Dios fuese tentado por el demonio. Más no es esto lo principal. Lo más importante es que Jesús fuese tentado precisamente por su calidad de Hijo de Dios que venía a restaurar el reino de su Padre. 

A ejemplo de Jesús, con oración y penitencia ha de rechazar el cristiano todas las tentaciones.




Día 7 de Marzo, Santo Tomas de Aquino.

De niño se educó con los benedictinos de Monte Casino. Era hijo del conde de Aquino y de Teodora de Nápoles. A pesar de la recia oposición de su madre y sus hermanos, entra y profesa en la Orden de Santo Domingo. Fue discípulo del eximio doctor Alberto Magno, y ángel no solo por la pureza y santidad de su alma, sino también por la sublimidad de su inteligencia. Es Santo Tomas de Aquino una de las mas altas cumbres de la razón humana y uno de los cerebros que más han penetrado la ciencia divina. Por lo cual se le llama el Doctor Angélico. Por eso y por la seguridad de su doctrina, y para hacer frente a los errores de la filosofía racionalista y laica, León XIII le nombró celestial patrono de las escuelas católicas. Murió en 1274.





jueves, 3 de marzo de 2022

Dom Gueranger: El Tiempo de la Cuaresma

   






EL TIEMPO DE CUARESMA


"Año Litúrgico"
Dom Próspero Gueranguer





CAPÍTULO I

HISTORIA DE LA CUARESMA


Se da el nombre de Cuaresma al período de oración y penitencia durante el cual la Iglesia prepara las almas a celebrar el misterio de la Redención.


La Oración

A los fleles, aun los mejores, propone nuestra Madre la Iglesia este tiempo litúrgico como retiro anual que les brindará ocasión oportuna de separar todos los descuidos de otras temporadas, y encender la llama de su celo. A los catecúmenos ofrece, como en los primeros siglos una enseñanza, una preparación a la iluminación bautismal. A los penitentes, los llama la atención sobre la gravedad del pecado, e inclina su corazón al arrepentimiento y a las buenas resoluciones, y les promete el perdón del Corazón de Dios.

Recomienda S. Benito a sus monjes, en el capítulo XLIX de su Regla, se entreguen este santo tiempo a la oración acompañada de lágrimas de arrepentimiento o de tierno fervor. Todos los fieles, de cualquier estado y condición, hallarán en las Misas de cada día de Cuaresma las fórmulas más admirables de oración con que se pueden dirigir a Dios. Con quince y más siglos de existencia, se adaptan a las aspiraciones, a las necesidades de todos.




La Penitencia


La penitencia se practica, mejor dicho, se practicaba con la observancia del ayuno. Las dispensas temporales otorgadas desde hace algunos años por el Sumo Pontífice no serán pretexto para silenciar práctica tan importante a que aluden constantemente las oraciones de las Misas cuaresmales y de la que todos deben, al menos, conservar el espíritu, si la dureza de los tiempos o la endeble salud no consienten se observe plenamente y con todo rigor.

La práctica del ayuno remonta a los primeros siglos del cristianismo y aún es anterior. Después de los Profetas Moisés y Elias cuyo ejemplo nos será propuesto el miércoles de la primera semana, el Señor le practicó permaneciendo sin alimento alguno durante cuarenta días y cuarenta noches, y si no quiso establecer mandato divino, que en ese caso no hubiera, sido susceptible de discusión, ha declarado por lo menos que el ayuno tan frecuentemente preceptuado por Dios en la antigua ley, sería practicado también por los hijos de la nueva.

Llegáronse un día a Jesús los discípulos de Juan y le dijeron: "¿Por qué, ayunando nosotros y los fariseos con frecuencia, no ayunan tus discípulos?" Jesucristo les contestó: "¿Por ventura los compañeros del Esposo pueden estar tristes- mientras el Esposo está con ellos? Mas vendrán días en que les será quitado el Esposo y entonces ayunarán" (San Mat., IX, 14-15).

Acordáronse los cristianos de esta sentencia y bien pronto pasaron en ayuno absoluto los tres días—que para ellos era uno solo—, el misterio de la Redención, es decir desde Jueves Santo hasta la mañana de Pascua.

Tenemos pruebas fehacientes ya de los siglos II y III que en muchas iglesias ayunaban Viernes y Sábado Santos, y San Ireneo en su carta al Papa San Víctor afirma que varias iglesias orientales hacían lo propio toda la Semana Santa. En el siglo IV se amplió este ayuno pascual y la preparación a la fiesta de Pascua durante un período de ascesis de cuarenta días—cuadragésima—Cuaresma.

La primera mención que hallamos en Oriente de "la cuarentena" se encuentra en el canon 5.° del Concilio de Nicea (325). El Obispo de Thmuis, Serapión, afirma en 331, que la "Cuaresma" es en su tiempo práctica universal en Oriente y Occidente. Los Padres, como, por ejemplo, San Agustín (Sermón CCX), dicen que es práctica antiquísima, y San León (Sermón VI) piensa, aunque erróneamente, que se remonta a los tiempos apostólicos. Estos mismos Padres y con ellos San Ambrosio y San Jerónimo, son los primeros que nos hablan del ayuno.

Los sermones de San Agustín atestiguan que la Cuaresma comenzaba el domingo VI antes de Pascua. Como no se ayunaba el domingo, no había más que treinta y cuatro días de ayuno, treinta y seis con Viernes y Sábado Santos; con todo no dejaba de ser la Cuaresma una "cuarentena" de preparación a la Pascua. El ayuno, en efecto, no era, y no lo es hoy tampoco, el único medio de prepararse a celebrar la Pascua. Insiste San Agustín en que al ayuno acompañen el fervor de la oración, la humildad, la renuncia absoluta a los malos deseos, muchas limosnas, perdón de las injurias y la práctica de todas las obras de piedad y caridad.

La misma extensión del período cuaresmal vemos en España en el siglo vn y en las Galias y Milán. La magna solemnidad del mundo es para San Ambrosio Viernes Santo, y la fiesta de Pascua encierra el triduo de la muerte, sepultura y Resurrección de Cristo (Carta XXIII). Si el ayuno se interrumpía los domingos, guardaban, sin embargo, merced a la liturgia, su tonalidad penitencial.

Para San León es también un período de cuarenta días que finaliza el Jueves Santo por la tarde; y si, acorde con San Agustín, insiste en ponderar las ventajas del ayuno corporal, recomienda con más insistencia los demás ejercicios de mortificación y penitencia, el arrepentimiento, sobre todo, del pecado, y la práctica más fervorosa de las buenas obras y virtudes.


Necesidad de la Penitencia

No obstante eso, ya que en nuestros tiempos la mortificación corporal va cayendo en desuso, no juzguemos inútil demostrar a los cristianos la importancia y utilidad del ayuno; las sagradas Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento abogan en favor de esta santa práctica. Podemos también afirmar que la tradición de todos los pueblos la corrobora, porque la idea de que el hombre puede apaciguar la divinidad sometiendo su cuerpo a la expiación, se adueñó del mundo, pues se halla en todas las religiones, aun las más alejadas de la pureza de las tradiciones patriarcales.


Precepto de la Abstinencia

San Basilio, San Juan Crisóstomo, San Jerónimo y San Gregorio Magno han declarado que el precepto a que fueron sometidos nuestros primeros padres, en el paraíso terrenal, era precepto de abstinencia y que por haber quebrantado esta virtud se precipitaron a sí mismos y a toda su descendencia en un abismo de calamidades. La vida de privaciones a que después se vió sometido el rey de la creación, venido a menos, en la tierra que no debía producir ya para él sino zarzas y espinas, mostró bien a las claras esa ley de expiación que el Creador ha impuesto justamente a los miembros rebeldes del hombre pecador. 

Hasta el diluvio conservaron nuestros abuelos su existencia con la exclusiva ayuda de los frutos de la tierra que arrancaban a fuerza de trabajo. Dignóse luego Dios permitirles se alimentasen de la carne de animales como para suplir a la mengua de fuerzas naturales. Entonces Noé, movido por el divino instinto, sacaba el jugo de la viña y se añadía un nuevo alivio a la fuerza del hombre.


Abstinencia de Carne y Vino

La naturaleza del ayuno se ha asentado sobre los diversos elementos que sirven al sostén de las fuerzas humanas, y por de pronto, debió de consistir en la abstinencia de la carne de animales, porque esa ayuda, ofrecida por la condescendencia divina, es menos rigurosamente necesaria para la vida. Durante muchos siglos, como lo vemos hoy día en las iglesias de Oriente, huevos y lacticinios fueron prohibidos porque provienen de sustancias animales; y también en el siglo XIX no eran permitidos en las iglesias latinas sino en virtud de dispensa anual más o menos general. Tal era aún el rigor de la abstinencia de carne, que no se suspendía el domingo en Cuaresma a pesar de la interrupción del ayuno, y los que habían alcanzado dispensa de los ayunos semanales quedaban sometidos a esta abstinencia, si no se sustraían a ella por otra dispensa especial.