Día
20 de Marzo, Domingo III de Cuaresma
Doble - Privilegiado de I clase- Orn. Morados
La iglesia de San Lorenzo, solía ser preferida para leer los exorcismos a los poseídos por el demonio. Por eso se pone hoy el Evangelio del demonio mudo. Y se alude también a la Virgen Maria, por que había una sala destinada a ella. El alma atribulada vuelve los ojos a Dios (Introito) y en el altar halla refugio, como el pajarillo en el nido (Comunión). La profesión de la vida cristiana proscribe todo lo que en obras o en palabras suena a liviandad y torpeza. Hijos somos de la luz, no de las tinieblas. Estas palabras oían con íntimo placer los catecúmenos (Epístola). Con el poder de Nuestro Señor Jesucristo se vence al demonio; pero hay luchas en que Satanás no ceja; y solo el que perseverare hasta el fin será salvo (Evangelio). Para Jesucristo no hay neutrales, ante Jesucristo nadie puede permanecer indiferente; o con Él, y por Él, o contra Él, no debe existir término medio. Con esto exige Jesucristo que positiva y decididamente nos declaremos por Él y nos pongamos a su lado con adhesión total e inquebrantable. Él exige de nosotros una entrega total, universal, ilimitada con obediencia rendida y ciega, aceptando íntegramente su programa, entregándole cuanto somos y valemos, haciendo de Él centro de nuestra vida toda.
25 de Marzo. La Anunciación de la B.V.M.
EL Dios omnipotente, cuya naturaleza es la misma Bondad, cuya voluntad es el mismo Poder y cuyo obrar es la Misericordia, predestinó, por Su clemencia, desde los tiempos más remotos del mundo, el remedio para la salvación de los mortales, a fin de destruir la envidia de ellos, provocada por el veneno de la malicia diabólica. Revelando Dios a la infernal serpiente que la futura descendencia de la mujer aplastaría, con su virtud, el orgullo de su nociva cabeza, dio a entender que el Cristo debería Encarnarse; y que siendo Dios y Hombre, nacido de una Virgen, vencería al profanador de la propagación humana por medio de un incorrupto nacimiento. El diablo se gloriaba de que el hombre careciese, por el pecado original, de los dones divinos; de que fuera despojado del don de la inmortalidad y sentenciado a sufrir una dura muerte; además, porque encontraba venganza contra Dios, asociando la pérdida de las almas a sus maldades. Dios, empero, buscaba una justa razón para cambiar tan severa sentencia impuesta al hombre, el cual había elevado a tanta dignidad. (Continua)
(Sigue) Había necesidad, amadísimos hijos, de que lo pensado por Dios acerca de la sentencia del hombre permaneciese en secreto, a fin de que el Dios incomunicable, cuya voluntad no puede separarse de su bondad, cumpliese la primera disposición de Su clemencia en un misterio aún más oculto. Y el hombre que perecería por la astucia diabólica contra el propósito de Dios, no morirá!
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