Sermón
Monseñor Pío Espina Leupold
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Sermón
R.P. Gabriel M. G. Rodrigues
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Epístola
Hermanos: En cumplimiento de esa cooperación, a vosotros exhortamos también que no recibáis en vano la gracia de Dios, porque Él dice: “En el tiempo aceptable te escuché, y en el día de salud te socorrí”. He aquí ahora tiempo aceptable. He aquí ahora día de salud. Pues no (os) damos en nada ninguna ocasión de escándalo, para que no sea vituperado el ministerio; al contrario, en todo nos presentamos como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en prisiones, en alborotos, en fatigas, en vigilias, en ayunos; en pureza, en conocimiento, en longanimidad, en benignidad, en el Espíritu Santo, en caridad no fingida, con palabras de verdad, con poder de Dios, por las armas de la justicia, las de la diestra y las de la izquierda, en honra y deshonra, en mala y buena fama; cual impostores, siendo veraces; cual desconocidos, siendo bien conocidos; cual moribundos, mas mirad que vivimos; cual castigados, mas no muertos; como tristes, mas siempre alegres; como pobres, siendo así que enriquecemos a muchos; como que nada tenemos aunque lo poseemos todo.
II Corintios VI, 1-10
Evangelio
En aquel tiempo: Fué Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu, para que fuese tentado por el diablo. Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después de lo cual tuvo hambre. Entonces el tentador se aproximó y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se vuelvan panes”. Mas Él replicó y dijo: “Está escrito: “No de pan sólo vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces lo llevó el diablo a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo; y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de. Dios, échate abajo, porque está escrito: “Él dará órdenes a sus ángeles acerca de Ti, y te llevarán en palmas, para que no lastimes tu pie contra alguna piedra”. Respondióle Jesús: “También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”. De nuevo le llevó el diablo a una montaña muy alta, y mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: “Yo te daré todo esto si postrándote me adoras”. Entonces Jesús le dijo: “Vete, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás”. Le dejó entonces el diablo, y he aquí que ángeles se acercaron para servirle.
Mateo IV, 1-11
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