COMENTARIO AL EVANGELIO
DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA
En aquel tiempo fué Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu, para que fuese tentado por el diablo. Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después de lo cual tuvo hambre. Entonces el tentador se aproximó y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se vuelvan panes”. Mas Él replicó y dijo: “Está escrito: “No de pan sólo vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces lo llevó el diablo a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo; y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de. Dios, échate abajo, porque está escrito: “Él dará órdenes a sus ángeles acerca de Ti, y te llevarán en palmas, para que no lastimes tu pie contra alguna piedra”. Respondióle Jesús: “También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”. De nuevo le llevó el diablo a una montaña muy alta, y mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: “Yo te daré todo esto si postrándote me adoras”. Entonces Jesús le dijo: “Vete, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás”. Le dejó entonces el diablo, y he aquí que ángeles se acercaron para servirle.
Mateo IV, 1-11
SAN AMBROSIO
Ayuno y limosna
Se conservan de San Ambrosio diecisiete sermones de Cuaresma, en los que repetidamente trata el santo Doctor del tema del ayuno y de las tentaciones de Cristo. Con el tema del ayuno se enlaza el de la limosna, como puede verse especialmente en el serm. 25 (De Santa Quadragesima IX: 1'1, 17,076-671 y en el 40, que se titula De ieiuniis et eleemosvni, PI, 1,705-707. Escogemos; los más importantes pensamientos sobre el tema aludido.
A) El verdadero ayuno
"Ayunar es un remedio de males y una fuente de premios, mas no ayunar en Cuaresma es un pecado. El que ayuna en otro tiempo recibirá indulgencia; pero el que no lo hace durante la Cuaresma será castigado.' El que no pueda ayunar por enfermedad coma sencillamente y sin ostentación. "Y ya que no puede ayunar, debe ser más caritativo para con los pobres, a fin de redimir con sus limosnas los pecados que no puede curar ayunando. Hermanos, es muy bueno ayunar, pero mejor aún dar limosna; mas si se puede practicar lo uno y lo otro, son dos grandes bienes. El que puede dar limosna y no ayunar entienda que la limosna le basta sin el ayuno. Mas no basta el ayuno sin la limosna...
El ayuno sin la limosna no es obra buena, a no ser que el que ayuna sea tan pobre, que no tenga nada que dar. Así, pues, en este caso, bástele la buena voluntad". Mas ¿Quién podrá excusarse de dar limosna, cuando el Señor recompensa un vaso de agua fría? "Además, el Señor, por medio del profeta Isaías, de tal manera exhorta y aconseja la práctica de la limosna, que ningún pobre que se considere puede excusarse. Pum se expresa de este modo: ¿Sabéis qué ayuno quiero yo?... Partir su pan con el hambriento, albergar al pobre sin abrigo (Is. 58,6-7)." Partir el pan, porque aun cuando tu pobreza sea tan grande que no tengas más que uno solo, sin embargo, pártelo y da de él al pobre. También dice: Introduce en tu casa a los pobres que no tengan albergue, lo cual equivale a afirmar: Si hay alguno tan pobre que no tiene comida que dar al hambriento, prepárele un lecho en uno de los rincones de su casa. ¿Qué respuesta daremos, hermanos, qué excusa alegaremos nosotros, que, poseyendo anchas y espaciosas mansiones, apenas nos dignamos alguna vez recibir en ellas a un peregrino? Y eso que no ignoramos, sino que continuamente estamos confesando que en los peregrinos recibimos a Cristo, como El mismo dijo: Peregriné y me acogisteis... Cuantas veces hicisteis eso a uno de estos mis hermanos menores, a mi tete lo hicisteis (Mt. 25,35.40). Nos resulta enojoso recibir en nuestra casa a Cristo en la persona de los pobres; y yo me temo que El lo haga lo mismo con nos. otros en el cielo, y que no nos reciba en su gloria. Le despreciamos en el mundo, y yo temo que El, a su vez, nos des. precie en el cielo, según aquella sentencia: Tuve hambre y no me disteis de comer... (Mt. 25,42), Fijémonos, carísimos hermanos, en estas palabras; no las oigamos de manera indiferente ni sólo con los oídos del cuerpo, sino que, escuchándolos con fidelidad, hagamos de palabra y con el ejemplo que otros también las oigan y las cumplan."
También nos dice el Señor por boca del profeta Isaías que hemos de vestir al desnudo (ibid.). Precepto riguroso y muy digno de temerse. Yo, sin embargo, no juzgo a nadie. Acuda cada uno y pregunte a su conciencia."
B) La mano del pobre es el tesoro de Cristo
"No obstante, duéleme en el alma, .y yo mismo me reprendo, porque quizá haya acontecido alguna vez que, por negligencia mía, los vestidos que debiera recibir un pobre se los haya comido la polilla, y temo que estos mismos vestidos sean testimonio contra Mi en el día del juicio, según aquella terrible sentencia con que conmina el apóstol Santiago, cuando dice: Y vosotros, los ricos, llorad a gritos sobre las miserias que os amenazan. Vuestra riqueza está podrida; vuestros vestidos, consumidos por la polilla; vuestro oro y vuestra plata comidos del orín, y el orín será testigo contra vosotros y roerá vuestras carnes como fuego. Habéis atesorado para los últimos días... (Iac. 5,1-4). Aún es tiempo para que, tanto yo como los perezosos como yo, podamos, con el auxilio de Dios, enmendarnos, si queremos; aun podemos dar con largueza por nuestros pecados pasados las limosnas que hasta aquí o no hicimos o solo dimos mezquinamente; aún podemos impetrar la misericordia divina con dolor y llanto y con esperanza de reparación. El ayuno sin limosnas es como una lámpara sin aceite Pues así como la lámpara que se enciende sin él humea y no puede alumbrar, así también el ayuno sin la limosna mortifica en verdad la carne, pero no ilustra interiormente el alma con la luz de la caridad. Por lo demás, en el ayuno se exige, demos a los pobres nuestras comidas, y que lo que habíamos, de comer no lo pongamos en nuestras despensas, sino que lo distribuyan. entre los necesitados: porque la mano del pobre es el tesoro de Cristo. Por lo tanto, socorre al menesteroso, para que lo que reciba de ti no se quede en lo tierra. sino que sea trasladado al cielo. Pues aunque se consuma la comida que recibe el pobre, sin embargo, el premio de la buena obra se custodia en el cielo... Sé que muchos de vosotros, con el auxilio de Dios, dais con frecuencia limosnas a los peregrinos y a los pobres: por lo tanto, sirva lo que os indico para que intensifiquéis lo que ya hacéis: y el que no lo haya hecho, se acostumbre a practicar obra tan meritoria y agradable a Dios.
C) Exhortación
"Inspirándomelo el mismo Dios, os he aconsejado siempre que al llegar las fiestas... os acerquéis al altar del Segar vestidos con la luz de la pureza, resplandecientes con las limosnas, adornados con las oraciones, vigilias y ayunos, como con valiosas joyas celestiales y espirituales, en paz no sólo con vuestros amigos, sino también con vuestros enemigos; en una palabra, que os lleguéis al altar con la conciencia libre y tranquila, y podáis recibir el cuerpo y la sangre de Cristo, no para vuestro juicio, sino para vuestro remedio. Pero, cuando hablamos de la limosna, no se conturben los necesitados, puesto que la pobreza cumple con todos los preceptos, y la buena voluntad es juzgada y premiada como las obras". El que socorre al necesitado del propio modo que desearía le socorriesen a él si se encontrase en la misma necesidad, "ha cumplido con los preceptos del Antiguo y del Nuevo Testamento y ha observado aquel precepto del Evangelio: Cuanto quisiereis que as hagan a vosotros los hombres, hacédselo vosotros a ellos, porque esta es la ley y los profetas (Mt. 7,12). Guíenos a esta ley de caridad perfecta el piadoso Señor que vive y reina con el Padre y el Espíritu Santo .por los siglos de los siglos."
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