domingo, 26 de julio de 2020

Sermón Fiesta de Santa Ana, Madre de la Bienaventurada Virgen María




Sermón
R.P. Pío Espina Leupold

Lección
Una mujer completa, ¿quién la encontrará? Es mucho más valiosa que las perlas. En ella confía el corazón de su marido, y no será sin provecho. Le produce el bien, no el mal, todos los días de su vida. Se busca lana y lino y lo trabaja con manos diligentes. Es como nave de mercader que de lejos trae su provisión. Se levanta cuando aún es de noche da de comer a sus domésticos y órdenes a su servidumbre. Hace cálculos sobre un campo y lo compra; con el fruto de sus manos planta una viña. Se ciñe con fuerza sus lomos y vigoriza sus brazos. Siente que va bien su trabajo, no se apaga por la noche su lámpara. Echa mano a la rueca, sus palmas toman el huso. Alarga su palma al desvalido, y tiende sus manos al pobre. No teme por su casa a la nieve, pues todos los suyos tienen vestido doble. Para sí se hace mantos, y su vestido es de lino y púrpura. Su marido es considerado en las puertas, cuando se sienta con los ancianos del país. Hace túnicas de lino y las vende, entrega al comerciante ceñidores. Se viste de fuerza y dignidad, y se ríe del día de mañana. Abre su boca con sabiduría, lección de amor hay en su lengua. Está atenta a la marcha de su casa, y no come pan de ociosidad. Se levantan sus hijos y la llaman dichosa; su marido, y hace su elogio: «¡Muchas mujeres hicieron proezas, pero tú las superas a todas!» Engañosa es la gracia, vana la hermosura, la mujer que teme al Señor Dios, ésa será alabada. del fruto de sus manos y que en las puertas la alaben sus obras. 
Proverbios XXXI, 10-31


Evangelio
En aquel tiempo. Dijo Jesús a sus discípulos la siguiente parábola. "El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo; un hombre, habiéndolo descubierto, lo volvió a esconder, y en su gozo fue y vendió todo lo que tenía, y compró aquel campo. También, el reino de los cielos es semejante a un mercader en busca de perlas finas. Habiendo encontrado una de gran valor, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró. También es semejante el reino de los cielos a una red que se echó en el mar y que recogió peces de toda clase. Una vez llena, la tiraron a la orilla, y sentándose juntaron los buenos en canastos, y tiraron los malos. Así será en la consumación del siglo. Saldrán los ángeles y separarán a los malos de en medio de los justos, y los echarán en el horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. ¿Habéis entendido todo esto?" Le dijeron: "Sí". Entonces, les dijo: "Así todo escriba que ha llegado a ser discípulo del reino de los cielos, es semejante al dueño de casa que saca de su tesoro lo nuevo y lo viejo". 
Mateo XIII, 44-52




 

sábado, 25 de julio de 2020

Fiesta de Santa Ana, Madre de la Santísima Virgen María




SANTA ANA, MADRE DE LA SANTÍSIMA
VIRGEN MARÍA

Año Litúrgico
Dom Prospero Gueranger,


LA ABUELA DE JESÚS

Uniendo Ana a la sangre de reyes la de Pontífices, aparece más gloriosa todavía por su incomparable descendencia. Más noble que todas las que han concebido en virtud del "creced y multiplicaos'" termina en ella la ley de la generación de toda carne como llegada a su límite, como ante el vestíbulo de Dios. Es el propio Dios quien debe nacer del fruto de su descendencia, hijo, acá abajo, únicamente de la Virgen bendita y nieto al mismo tiempo de Ana y Joaquín.

Antes de haber sido favorecidos con la más alta bendición que unión humana haya podido recibir, los dos santos abuelos del Verbo encarnado conocieron el dolor que purifica al alma. Tradiciones que se remontan a los orígenes del cristianismo, aunque están mezcladas de detalles de escaso valor, nos muestran a los ilustres esposos sumidos en la prueba de una prolongada esterilidad, expuestos por causa de la misma al desdén del pueblo, a Joaquín, rechazado del templo, ocultando su tristeza en el desierto, y a Ana, solitaria, llorando su viudez y su humillación. ¡Qué sentimientos tan exquisitos los de este relato, comparables a los más hermosos que nos han legado los Sagrados Libros!

"Cierto día en que se celebraba una gran solemnidad del Señor, Ana, a pesar de su profunda tristeza, despojóse de su vestido de duelo, adornó su cabeza, y se engalanó con sus vestiduras nupciales. Hacia la hora Nona descendió al jardín para pasearse en él. Como viese un laurel, sentóse a su sombra y elevó su plegaria en presencia del Señor Dios, diciéndole: ¡Dios de mis padres, bendíceme y escucha mis súplicas de la misma manera que bendijiste a Sara dándole un hijo!

" Y elevando sus ojos al cielo vió sobre las ramas del laurel un nido de paj arillos. Entonces exclamó gimiendo: ¡Ay de mí, desgraciada! ¿Qué seno me ha llevado para ser de esta manera maldición de Israel?

"¿Con quién me compararé? No puedo hacerlo con los paj arillos del cielo porque ellos han sido bendecidos por ti, Señor.

"¿Con quién me compararé? Tampoco puedo compararme con los animales de la tierra porque también ellos son fecundos ante ti, Señor.

"¿Con quién me compararé? No puedo compararme con las aguas porque ellas de ninguna manera son estériles, como yo, en tu presencia, Señor, pues los ríos y los océanos abundantes de peces, te alaban con su oleaje y con su curso apacible.

"¿Con quién me compararé? Ni siquiera puedo compararme a la tierra misma porque también ella produce sus frutos a su debido tiempo bendiciéndote de esta manera, ¡oh, Señor!".


NACIMIENTO DE NUESTRA SEÑORA

"En esto, apareciéndosele un ángel del Señor la dijo: Ana, Dios ha escuchado tu oración; concebirás y darás a luz, y tu fruto será celebrado en toda la tierra habitada.

"Llegado que hubo el tiempo del alumbramiento Ana tuvo una hija y exclamó: Mi alma ha sido ensalzada en esta hora. Y púsole por nombre a la niña, María. Y cuando estaba dándole el pecho entonó este cántico al Señor. 

"Cantaré las alabanzas del Señor mi Dios, porque me ha visitado, ha quitado mi oprobio dándome un fruto Santo. ¿Quién anunciará a los hijos de Rubén que Ana ha dejado de ser estéril. Escuchad, atended vosotras, las doce tribus: ¡Ana está criando!".

La fiesta de Joaquín, que la Iglesia ha colocado en el segundo día en la Octava de la Asunción de su bienaventurada hija, nos dará ocasión para acabar la delicada exposición de las pruebas y alegrías que él también compartió. Avisado sobrenaturalmente por el cielo para que abandonase el desierto, encontró a su esposa bajo la puerta Dorada que da acceso al templo por la parte de Oriente. No lejos de allí, junto a la piscina Probática, donde los corderos destinados al sacrificio lavaban sus blancos vellones antes de ser ofrecidos al Señor, se levanta en nuestros días la basílica restaurada de Santa Ana, llamada primitivamente Santa María de la Natividad. Allí, en la quietud del paraíso fué donde germinó, sobre la raiz de Jesé, aquel tallo bendito saludado por el Profeta 1 y portador de la flor divina abierta en el seno del Padre antes que comenzasen a existir los siglos. Séforis, ciudad de Ana, y Nazaret, lugar donde vivió María, disputan, es cierto, a la ciudad santa el honor que reclaman en su favor antiguas y constantes tradiciones. Mas nuestros homenajes, ciertamente, no serán perdidos al dirigirlos en este día a la bienaventurada Ana, verdadero campo incontestable de prodigios cuyo recuerdo renueva la alegría de los cielos, el furor de Satanás y el triunfo del mundo.


ANA, SANTUARIO DE LA INMACULADA

Aureolada con la incomparable paz que la circunda, saludemos en ella también la tierra victoriosa que eclipsa los campos de batalla más famosos. Verdadero santuario de la Inmaculada Concepción, en él fué reanudada por nuestra humillada raza la gran batalla 2 iniciada junto al trono de Dios por las escuadras celestiales. Allí, el infernal dragón arrojado de los cielos vió aplastada su cabeza, y Miguel, sobrepujado en gloria, pone gustoso el mando de los ejércitos del Señor en manos de la que desde el principio de su existencia, se declaraba amable Soberana.

¿Qué boca humana podrá narrar el pasmo de los principados angélicos, cuando la serena complacencla de la Trinidad Santísima, pasando desde los radiantes Serafines hasta las últimas categorías de los nueve coros angélicos, inclinó su mirada de fuego a la contemplación de la santidad que súbitamente ha nacido en el seno de Ana? El Salmista había dicho de la ciudad gloriosa cuyos fundamentos se ocultan en la que antaño fué estéril: "Sus fundamentos están puestos sobre los montes santos'"; y las celestiales jerarquías que están en las cimas de las colinas eternas descubren desde allí alturas insospechadas que jamás alcanzarán, cumbres tan inmediatas a la divinidad que se apresta a asentar allí su trono. Como Moisés en presencia del zarzal en llamas sobre el Horeb, han sido presas de un santo temor al reconocer sobre el desierto de nuestro mundo despreciable la montaña de Dios, y comprender que la aflición de Israel en breve cesará. María aunque oculta por la nube que la esconde todavía, es ya desde este momento en el seno de Ana la montaña bendita cuya base, (el punto de partida de la gracia) aventaja la cumbre de los montes en donde las santidades creadas más altas hallan su consumación en la gloria y el amor.


SANTIDAD DE ANA

¡Oh, con cuánta razón Ana, cuyo nombre significa gracia, por espacio de nueve meses fué el lugar de las complacencias del Altísimo, el éxtasis de los espíritus purísimos y la esperanza de toda carne! Sin duda fué María, la hija y no la madre, la que con su fragante perfume atrajo los cielos poderosamente a nuestras humildes regiones. Es propio del perfume impregnar de sí, ante todo, el vaso que la contiene, y aún cuando ya no le contenga, dejar en él su aroma. Acustúmbrase, pollo demás, a que este vaso sea también preparado de antemano con un cuidado exquisito, a que se le escoja de una materia tanto más pura y noble, a que se le realce con tantos más ricos adornos cuanto más rara y exquisita sea la esencia que en él se pretende conservar. Así María, la de Betania, encerró su nardo precioso en alabastro 1 . No creamos que el Espíritu Santo que asiste a la composición de los perfumes celestiales, pudo haber tenido de todo esto menos cuidado que los hombres.


DESTINO MATERNO DE ANA

Ahora bien, el oficio de la bienaventurada Ana estuvo lejos de limitarse, como lo hace el vaso respecto del perfume, a contener pasivamente el tesoro del mundo. De su propia carne tomó un cuerpo aquella de quien Dios tomó carne a su vez y la alimentó con su propia leche; asimismo las primeras nociones prácticas de la vida las recibió de su boca, aún cuando estuviese inundada directamente de la luz divina. Ana tuvo en la educación de su ilustre hija la misma parte que tienen las demás madres. No solamente dirigió los primeros pasos de María al abandonar sus odillas, sino que fué plenamente la cooperadora del Espíritu Santo en la formación de esta alma y en la preparación de sus incomparables destinos.


PATROCINIO DE ANA

Sic fingit tabernaculum Deo, de esta manera construyó ella un tabernáculo para Dios. Fué esta la divisa que llevaban, en torno de la imagen de Ana cuando instruía a María, las insignias de la antigua corporación de ebanistas y carpinteros que, considerando la confección de los tabernáculos de nuestras iglesias en donde Dios se digna habitar como su obra más elevada, había adoptado a Santa Ana como modelo y augusta patrona. ¡Dichosos tiempos aquellos en que lo que hoy se ha dado en llamar la ingenua sencillez de nuestros padres, progresaba bastante más en el conocimiento práctico de los misterios que la estúpida infatuación de sus hijos se gloría de ignorar! Los trabajos de hilandería, tejidos, costura y bordados, los menesteres de la administración doméstica, patrimonio de la mujer fuerte, exaltada en el libro de los Proverbiospusieron con toda naturalidad también en estos tiempos a las madres de familia, amas de casa, modistas, etc..., bajo la protección directa de la santa esposa de Joaquín. Más de una vez sucedió que aquellas a quienes el cielo hacía pasar por la dolorosá prueba que, bajo el nido de pajarillos, había dictado su conmovedora oración, experimentaron la poderosa intercesión de la dichosa madre de María, recibiendo ellas también la bendición del Señor Dios que había recibido Ana.


SU CULTO EN ORIENTE

Oriente precedió a Occidente en el culto público de la abuela del Mesías. Hacia mediado el siglo vi, Constantinopla le dedicó na iglesia. El Typicon de San Sabas pone su conmemoración litúrgica hasta tres veces al año: el 9 de Septiembre, en compañía de su Esposo San Joaquín; el 9 de Diciembre en que los griegos, que retrasan un día más que los latinos la solemnidad de la Concepción Inmaculada de Nuestra Señora, celebran esta fiesta bajo un título que recuerda más directamente la parte de Ana en el misterio; finalmente el 25 de Julio, que es llamado Dormición o muerte preciosa de Santa Ana, madre de la santísima Madre de Dios. Estas son las expresiones que debía adoptar por consiguiente el martirologio romano.


EL CULTO EN OCCIDENTE

Si Roma, siempre más reservada, solo autorizó mucho más tarde la introducción en las iglesias latinas de una fiesta litúrgica de Santa Ana, sin embargo de eso no aguardó para obrar de esa suerte a que la piedad de los fieles la animase. Desde tiempos de San León III 1 y por orden expresa del ilustre Pontífice, representábase la historia de Ana y de Joaquín sobre los ornamentos sagrados destinados a las más nobles basílicas de la Ciudad Eterna. La Orden Carmelitana contribuyó poderosamente, mediante su venturosa transmigración a nuestras comarcas, al desarrollo creciente de un culto exigido, por otra parte, como naturalmente por el progreso de la devoción de los pueblos a la Madre de Dios. Esta estrecha relación de los dos cultos es recordada, en efecto, en los términos de la concesión por la que, el 28 de Julio de 1378, Urbano VI daba satisfacción a los deseos de los fieles de Inglaterra y autorizaba para este reino la fiesta de la bienaventurada Ana. En el siglo precedente, la Iglesia de Apt, en Provenza, estaba en posesión de esta solemnidad: prioridad que se explica en ella por el hecho de pretender hallarse en posesión de su cuerpo, que le habrían traído los Cruzados de Tierra Santa. La Iglesia de Apt hizo más tarde donación de estas reliquias a numerosas iglesias, y notablemente, a la insigne Basílica de San Pablo Extramuros.

El 1 de Mayo de 1584 Gregorio XIII ordenó la celebración de la fiesta del 26 de Julio a todo el orbe con rito doble. León XIII fué quien debía en nuestros días (1879) elevarla, junto con la de San Joaquín, a la dignidad de las solemnidades de segunda Clase. Mas ya antes, el 1622, Gregorio XV, curado por Santa Ana de una grave enfermedad, había colocado su fiesta entre las de precepto importando la abstención de trabajos serviles.


ALABANZAS A LA ABUELA 

¡Oh Santa Ana!; más feliz tú, que la esposa de Elcana, cuyo nombre 1 llevas, y que fué figura tuya por las mismas pruebas, cantarás desde este momento las grandezas del Señor 2 . ¿Dónde está ahora la altiva sinagoga que te despreció? La descendencia de la estéril es hoy innumerable. Y todos nosotros, conducidos por nuestra Madre, venimos gozosos a presentarte en este día nuestras ofrendas. ¡Qué fiesta hay más enternecedora que la de la abuela, en la que, como hoy se le acercan los nietos a darle sus respetos y amor!


PLEGARIA POR LA MUJER

¡Oh madre, acoge benigna nuestros cantos y bendice nuestros anhelos! Sénos propicia siempre, cuando elevemos nuestras súplicas desde este valle de lágrimas. Escucha a las madres y a las esposas en sus deseos, en sus dolorosas confidencias. Mantén las tradiciones del hogar cristiano. Mas, por desgracia, ¡cuán numerosas son ya las familias por donde ha pasado el hálito devastador del siglo, destruyendo la seriedad de la vida, debilitando la fe, sembrando solo la impotencia, la frivolidad y la laxitud, si no son cosas peores, en lugar de las alegrías fecundas y auténticas de nuestros padres! Si el sabio volviese a habitar de nuevo entre nosotros sin duda exclamaría: "¡Quién hallará a la mujer fuerte!'". Sólo ella, en efecto, dado su ascendiente, puede conjurar todos estos males; mas a condición de no olvidar en dónde está el secreto de su poder, a saber, en los más humildes quehaceres domésticos, realizados por ella misma, silenciosa y abnegadamente; en las prolongadas vigilias, en la previsión de cada momento, en todos esos trabajos de costura, lana, punto. Todos estos trabajos le ganan la admiración y confianza de su esposo y el ascendiente sobre los demás; le aseguran la abundancia en el hogar, la bendición del pobre socorrido por sus manos, el aprecio de los extraños, el respeto de los hijos y ella adelanta en el temor de Dios, en noblezada, dignidad y bondad lo mismo que en fortaleza, prudencia, dulzura, gozo y confianza para el día postrero de su vida

Boletín Dominical 26 de julio



Día 26 de Julio, Santa Ana,

Madre de la Ssma. Virgen María,


Conm, Domingo VIII de Pentecostés.
Doble de II Clase.

Fue entre todas las mujeres elegida para ser madre de la que había de ser Madre de Dios; la Bienaventurada Virgen Maria, concebida sin mancha de pecado original. Se desposó con Joaquín, que vivía en Nazareth y era de la real casa de David, con cuyo enlace se unió la familia sacerdotal con la real. Esta santa nos dejó un modelo perfecto de la vida interior, y un compendio de las más raras virtudes. Mostremos cariño y devoción a Santa Ana, madre de la Virgen y abuela de Jesús, seguros de que será ello muy grato a Dios.


Domingo VIII de Pentecostés


Rinde cuentas de tu administración”, dice al mayordomo su señor, en la parábola que nos propone Jesús.
Al fin de la vida, cuando se halle cercana la muerte y tras la muerte el juicio, habremos todos de rendir cuentas al Juez Divino que nos dirá: dame cuenta de cómo has negociado, de cómo has usado de tantos bienes como te entregué. Bienes naturales y sobrenaturales, de inteligencia y de gracia, materiales y espirituales.

En ese momento ¿nos sonrojaremos como el mayordomo infiel, o nos sentiremos tranquilos y satisfechos de nuestra vida? (Continúa) 




(Sigue) Inevitable es este juicio. Lo ha dicho la Verdad infalible: “Establecido está que los hombres mueran una vez e inmediatamente venga el juicio” (S. Pablo, Hebreos 9, 27). Del cual juicio no se librará nadie: “¿acaso crees, Oh hombre, que podrás librarte del juicio de Dios?” (S. Pablo, Romanos, 2, 3).Y este juicio será definitivo. Ya no habrá más tiempo para volver a negociar, para corregir los yerros de la vida; se acabó la administración de los bienes que recibimos; “del lado que se caiga, en él quedará siempre” (Eclesiastés 11, 3)

Tiempo es, pues, ahora de examinar nuestra conducta, de ajustar nuestras cuentas y conformar nuestras acciones a la voluntad de Dios. Como el mayordomo, empleemos todos los bienes recibidos de Dios en hacer con ellos cosas  buenas, actos de caridad, recordando que la limosna no es un simple consejo, sino un precepto, para que así ganemos amigos que en aquel momento nos defiendan: las mismas obras buenas que hablarán a nuestro favor. Conquistemos pues, el favor de los amigos del Corazón de Jesús que toma como hecho a su propia persona todo el bien que hagamos a los pobres.





lunes, 20 de julio de 2020

Sermón Domingo VII después de Pentecostés


Sermón
R.P. Pío Espina Leupold


Lección
Hermanos: Hablo como suelen hablar los hombres, a causa de la flaqueza de vuestra carne. Porque así como para iniquidad entregasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, así ahora entregad vuestros miembros como siervos a la justicia para la santificación. En efecto, cuando erais esclavos del pecado estabais independizados en cuanto a la justicia. ¿Qué fruto lograbais entonces de aquellas cosas de que ahora os avergonzáis, puesto que su fin es la muerte? Mas ahora, libertados del pecado, y hechos siervos para Dios, tenéis vuestro fruto en la santificación y como fin vida eterna. Porque el salario del pecado es la muerte, mas la gracia de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro. 
Romanos VI, 19-23


Evangelio
Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros disfrazados con pieles de ovejas, mas por dentro son lobos voraces: por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de las zarzas? Así es que todo árbol bueno produce buenos frutos, y todo árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, ni un árbol malo darlos buenos. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado al fuego. Por sus frutos pues lo podéis reconocer. No todo aquel que me dice: ¡Señor, Señor! entrará por eso en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cielos. 
Mateo VII, 15-21




sábado, 18 de julio de 2020

Boletín Dominical 19 de julio




Día 19 de Julio, Domingo VII de Pentecostés


Doble. Ornamentos Verdes. 
Conm. San Vicente de Paul, Confesor.

En cada página del Evangelio podemos encontrar un insondable abismo de amor de Dios hacia nosotros. Esta regla no excluye el domingo de hoy. Pero ¿no anuncia Nuestro Señor que vendrán los falsos doctores, sembradores de iniquidad? Es verdad que después que Nuestro Señor anuncia la venida de estos lobos disfrazados con piel de oveja, Él nos da la regla para discernir y reconocer a estos falsos maestros, pero ¿no hubiera sido mejor que Dios directamente impidiese la operación de estos empleados de Satanás? ¿Por qué permitir esto? Precisamente Dios permite todo esto porque nos ama.

Fijémonos que en la Misa de hoy mientras el Santo Evangelio nos anuncia el flagelo de los falsos doctores el Introito dice: Todas las gentes batid palmas: vitoread al Señor con voces de júbilo. Y el Gradual: Acercaos a Él y resplandeceréis, y vuestros rostros no se ruborizarán. Desde luego estos pasajes nos hacen pensar en gozo y alegría, ¿cómo compaginarlos pues con el anuncio de un castigo?

He aquí el gran problema del dolor. Todo premio supone un esfuerzo, todo éxito supone trabajo, toda culpa supone una reparación. Cuando los fariseos quisieron apedrear a aquella adultera Nuestro Señor se interpuso e impetró que el que no tuviera pecado arrojase la primera piedra. (Continua)





(Sigue)Uno por uno fueron retirándose, porque todos tenían pecado. ¿Quién no tiene que purificarse de sus pecados, faltas e imperfecciones?

Dios, en su amor infinito, prefiere que nos purifiquemos en esta vida, porque mientras nos purificamos granjeamos meritos para el cielo. Quien en el purgatorio se purifica, queda puro, pero sufre sin merecer. Quien se purifica en la tierra sufre mereciendo. Y con todo hay almas que se atreven a reclamar de los dolores que Dios permite para que saquemos mayores bienes… y bienes eternos.

Hoy día la plaga de los falsos doctores ha llegado a su colmo ya que tenemos asentada la Abominación de la Desolación en el lugar Santo. Pero Dios no solo es justo, sino que es la Justicia misma, y Sus misterios son insondables. Lo que debemos hacer es responder a este colmo de dolor con un colmo de amor, fe y esperanza; lo que sólo alcanzaremos por el intermedio de la Bienaventurada Virgen María Madre de Dios.





San Juan Crisóstomo: Los Herejes, Falsos Profetas





COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO 
DEL DOMINGO SÉPTIMO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros disfrazados con pieles de ovejas, mas por dentro son lobos voraces: por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de las zarzas? Así es que todo árbol bueno produce buenos frutos, y todo árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, ni un árbol malo darlos buenos. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado al fuego. Por sus frutos pues lo podéis reconocer. No todo aquel que me dice: ¡Señor, Señor! entrará por eso en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cielos.

San Mateo VII, 15-21


SAN JUAN CRISÓSTOMO,
Obispo y Confesor
 
Los herejes, falsos profetas 


El Opus imperfectum, aunque espurio, ha tenido tal autoridad en la Iglesia, que bien merece aduzcamos su doctrina (Hom. 10 sobre el cap. 7 de S. MT.: PG 30, 736-743).

 
A) La herejía, efecto del pecado y prueba del justo 

a) Los VESTIDOS DE OVEJAS 

¿Cuáles son los vestidos de ovejas? La apariencia de una religión simulada. Las limosnas simuladas son un vestido y no obra de ovejas. La oración simulada es un vestido y no obra de ovejas. El ayuno simulado es un vestido y no obra de ovejas. Y todas las demás apariencias de virtud con las cuales se visten los lobos rapaces. No hay nada que acabe de tal manera con el bien como el simulado, porque el mal manifiesto se evita y se precave uno de él como de un mal; en cambio, el mal disimulado bajo la capa de bien no es precavido hasta que no se conoce, sino que se recibe como un bien y, al unirse con el bien verdadero, acaba por destruirlo.

 
b) PELIGRO Y UTILIDAD DE LA HEREJÍA

En esta forma, los siervos del diablo corrompen tristemente a la cristiandad simulándose cristianos, y sobre ellos avisa el Señor a sus discípulos, y más todavía a nosotros, diciendo: Guardaos de los falsos profetas, porque es una gran virtud de los hombres conocer el mal, y una firme defensa de la salud saber qué es lo que deben huir. La herejía es un peligro y representa también una gran utilidad. Es peligrosa porque seduce y hace perecer a muchos; es útil porque los fieles son probados y separados de los infieles gracias a ella. Los que murmuran del peligro de la prueba, necesario es que murmuren del premio de la misma. En ningún asunto puede merecerse  el descanso si no ha precedido el trabajo y mucho más en los espítrituales, en donde, si no hay tentación, no hay prueba.

Guardaos de los falsos profetas, conviene, a saber, en primar lugar de los falsos cristianos, porque nada ha ocasionado la perdición de más cristianos como el creer que lo son todos los que lo dicen. 


B) Medios para conocerlos 

a) FE Y CEREMONIAS SEMEJANTES

Quizás me digas: ¿Cómo puede afirmar que no es cristiano ese a quien veo confesar a Cristo, que tiene su altar, que ofrece el sacrificio del pan y del vino, que bautiza, que lee las Sagradas Escrituras y conserva el orden sacerdotal? Oyeme, varón prudente; si no confesara a Cristo, se vería claramente que era un gentil, y si te dejases engañar, serías un tonto; ahora bien, si te dejas engañar por el que confiesa a Cristo, pero no como Cristo lo ha mandado, se deberá a tu negligencia. El que cae en un hoyo disimulado es un negligente, por no mirar con esmero; el que cae en un hoyo abierto no es descuidado, sino un loco. Y en cuanto a lo que me has dicho de la semejanza de los oficios divinos, escucha bien: ¿Acaso llamarás hombre a los monos porque tienen miembros humanos y nos imitan? Pues lo mismo ocurre con los herejes, que imitan los misterios de la Iglesia, pero no pertenecen a ella. Por eso el Señor no dijo mirad, sino guardaos. Mirar es sencillamente ver; guardarse quiere decir considerar precavidamente... Guardaos, para que entendáis que no debéis mirar sólo la apariencia corporal, sino vigilar atentamente, porque, si miráis por defilera, no los podréis conocer, ya que llevan la apariencia de la cristiandad. 


b) EL CRITERIO DE LAS BUENAS OBRAS 

Siendo hombres falibles, ¿cómo podréis descubrir la mentira disfrazada con el velo de la verdad? En primer tér-mino, habéis de utilizar las obras buenas, pues si ejecut,a-ramos las de la justicia, no seríamos engañados por ningún error y los descubriríamos todos. La misma causa que evita el error ayuda a descubrir los ajenos, y así como los pecados oscurecen los sentidos del pecador para que no vea la mentira y caiga en ella, de igual forma, cuando obramos el bien, la misma luz de la justicia abre nuestros ojos de la verdad. 

Comprobad cómo, desde el primer momento en que se sembró entre los hombres el error en la fe, no fué el engaño diabólico el que hizo a los hombres malos, sino los hombres malos los que se hicieron a sí mismos el error diabólico. Si el equivocarse hiciese malos a los hombres, habría que culpar a Dios, que nos hizo seducibles por el error; pero, en nuestro caso, la culpa es del hombre, que elige voluntariamente la mentira, ya que el error no puede prevalecer entre los hombres si antes no hubiese existido el pecado. Primeramente, el hombre es cegado por sus muchos pecados, y entonces el diablo puede seducirle y hacerle caer en la muerte. Así como la noche no llega mientras brilla el sol, y se apodera del mundo cuando éste se acerca a su ocaso, así, mientras brilla en el hombre la luz de la justicia, las tinieblas del error no pueden conquistarle. Vigilemos, pues, viviendo en la práctica del bien, porque no es el error quien engendra el pecado, sino el pecado al error. Como dice la Sabiduría, la impiedad arrastra al hombre al error (Prov. 13,6).

 
c) Los HEREJES NO SON TRIUNFO DEL DEMONIO, SINO PERMISIÓN DE DIOS
 
Si Cristo no hubiese conseguido llenar al mundo con su fe, habríamos creído que el diablo era más poderoso; pero ahora, que vemos nacer las herejías entre los creyentes, aparece claro que éstas no son un triunfo del demonio, sino una permisión de Dios. Y ¿por qué nos avisa contra ellas como si no quisiera que existiesen? Porque permite la tentación y no desea tener siervos que no sean discretos. Mas, como no quiere dejarlos perecer como ignorantes, les avisa. Deja llegar la tentación para que no sean coronados a la vez malos y buenos; avisa para que los buenos no perezcan con los malos. 


C) Los herejes, falsos profetas 

a) Los DOCTORES DE LA IGLESIA SON LOS ÚNICOS MAESTROS

Llamamos ovejas propiamente a los cristianos, y vestidos de ovejas, a la apariencia de cristiandad. ¿Ves, pues, cómo Cristo se refiere a los herejes? Son, desde luego, mucho más peligrosos que aquellos judíos expulsados y señalados por los apóstoles. Porque éstos vagaban errante:  fuera de las reuniones cristianas, y, en cambio, estos otros, como si fueran cristianos, levantan sus iglesias. 
 
¿Qué digo? Suplantan libre y paladinamente a los jefes de la Iglesia y se multiplican de tal forma, que no parece sino que somos los cristianos los que vagamos fuera. 


b) EL PECADO DE HEREJÍA Y LOS PECADOS DE DEBILIDAD

«Y para que el hereje no se escude diciendo que Cristo se refiere a los doctores verdaderos, que, aunque cristianos, Ron pecadores, queda explicar que el cristiano que peca es un cristiano falso... Sin embargo, el Señor, para que en-tiendas que, en lugar de referirse a ellos, alude a los herejes, no se limita a decir: Que vienen a vosotros can vestiduras de ovejas, sino que añade: Mas por dentro son lobos rapa-ces. Los doctores cristianos, si fueran pecadores, merecen el nombre de siervos de la carne, porque son vencidos por ella; pero no se proponen perder a los cristianos, por lo cual no se les llama lobos rapaces. Estos lobos rapaces son aquellos de quienes dice el Apóstol (Act. 20,29): Yo sé que después de mi partida vendrán a vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño, y que de entr en vosotros mismos se levantarán hombres que enseñen doctrinas perversas para arrastrar a los discípulos en su seguimiento. Oyeme, pues, tú, que te crees sabio porque has sido enseñado por los herejes y te juzgas cristiano porque has sido bautizado por ellos; mira cómo llama Cristo a los doctores herejes: devoradores. Si te han enseñado los herejes, te han robado, no te han enseñado, nó te han apacentado. Propio es de lobos devorar y no salvar». 





domingo, 12 de julio de 2020

Sermón Domingo VI después de Pentecostés



Sermón
R.P. Julián Espina Leupold




Sermón
R.P. Gabriel M. G. Rodrigues



Lección
¿Ignoráis acaso que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, en su muerte fuimos bautizados? Por eso fuimos, mediante el bautismo, sepultados junto con Él en la muerte, a fin de que como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en nueva vida. Pues si hemos sido injertados (en Él) en la semejanza de su muerte, lo seremos también en la de su resurrección, sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado (con Él) para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado; pues el que murió, justificado está del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que viviremos también con Él; sabiendo que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte ya no puede tener dominio sobre Él. Porque la muerte que Él murió, la murió al pecado una vez para siempre; mas la vida que Él vive, la vive para Dios. Así también vosotros teneos por muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús. 
Romanos VI, 3-11


Evangelio 
En aquel tiempo, como hubiese de nuevo una gran muchedumbre, y que no tenía qué comer, llamó a sus discípulos, y les dijo: “Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace ya tres días que no se aparta de Mí, y no tiene nada qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, les van a faltar las fuerzas en el camino; porque los hay que han venido de lejos”. Dijeronle sus discípulos: “¿Cómo será posible aquí, en un desierto, saciarlos con pan?” Les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?” Respondieron: “Siete”. Y mandó que la gente se sentase en el suelo; tomó, entonces, los siete panes, dió gracias, los partió y los dió a sus discípulos, para que ellos los sirviesen; y los sirvieron a la gente. Tenían también algunos pececillos; los bendijo, y dijo que los sirviesen también. Comieron hasta saciarse, y recogieron siete canastos de pedazos que sobraron. Eran alrededor de cuatro mil. Y los despidió. 
Marcos VIII, 1-9




sábado, 11 de julio de 2020

Boletín Dominical 12 de julio




Día 12 de Julio, Domingo VI de Pentecostés.


Doble. Ornamentos Verdes. Conm. San Juan Gualberto. Abad.

Espíritu de sacrificio ha de ser el distintivo de todo el que vive y lucha por un ideal grande; espíritu de sacrificio debe resplandecer en todo cristiano de una manera pujante y vigorosa. Por el bautismo renunciamos a Satanás y a sus obras, renunciamos a las concupiscencias y al pecado; muere el hombre viejo y cuerpo de pecado que era nuestra naturaleza inclinada al mal, e injertados en Jesucristo renacemos a nueva vida, vida sobrenatural de la gracia (Epístola). Más para desarrollar esta vida hay que luchar, puesto que la vida del cristiano es un combate sobre la tierra. El Evangelio nos muestra el corazón compasivo de Jesús. La atracción que ejercía era extraordinaria. Su mirada, sus palabras, su mansedumbre, sus obras, su bondad de corazón, subyugaban a cuantos tenían la dicha de verle. 


Día 16 de Julio, Nuestra Señora del Carmen


Una tradición muy antigua dice que unos piadosos varones que vivían como solitarios y ermitaños, queriendo imitar el modo de vida trazado por los profetas Elías y Eliseo, se convirtieron a la fe cristiana el día de Pentecostés, y fueron los primeros en levantar un templo en honor de la Virgen María en la cumbre del monte Carmelo. Estos ermitaños, llamados Hermanos de Santa María del Monte Carmelo no se sabe desde que fecha, entran en el siglo XIII en Europa junto con los cruzados que vuelven de Tierra Santa. (Continúa.)




(Sigue) En 1245 aprobó el Papa Inocencio IV su regla, y el 16 de Julio de 1251 se aparece la Virgen al General de la Orden, San Simón Stock, y promete a los que vistan su hábito que no sufrirán las penas del infierno. En 1316 se aparece otra vez y concede al Papa Juan XXII el privilegio sabatino, es decir que Ella sacaría del Purgatorio a los hermanos de la Orden Carmelitana el primer sábado después de su fallecimiento si cumplen con ciertas condiciones. El Santo Escapulario del Carmen, canónicamente recibido, hace participar a los fieles de estos grandes privilegios concedidos por la Santísima Virgen María y de los que la Iglesia ha añadido después con extraordinarias indulgencias. Nuestra Señora del Carmen es la celestial patrona de los marinos y de la República de Chile.





domingo, 5 de julio de 2020

Sermón Domingo V después de Pentecostés



Sermón

R.P. Pío Espina Leupold


Lección
Carísimos: Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amantes de los hermanos, misericordiosos, humildes. No devolváis mal por mal ni ultraje por ultraje, sino al contrario bendecid, porque para esto fuisteis llamados a ser herederos de la bendición. “Quien quiere amar la vida y ver días felices, aparte su lengua del mal y sus labios de palabras engañosas; sepárese del mal y obre el bien; busque la paz y vaya en pos de ella; porque los ojos del Señor van hacia los justos, y sus oídos están atentos a sus plegarias, pero el rostro del Señor está contra los que obran el mal”. ¿Y quién habrá que os haga mal si estáis celosamente entregados al bien? Aun cuando padeciereis por la justicia, dichosos de vosotros. No tengáis de ellos ningún temor, ni os perturbéis; antes bien, santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, y estad siempre prontos a dar respuesta a todo el que os pidiere razón de la esperanza en que vivís. 
I Pedro III, 8-15


Evangelio 
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Oísteis que fue dicho a los antepasados: «No matarás; el que matare será reo de condenación.» Mas Yo os digo: «Todo aquel que se encoleriza contra su hermano, merece la condenación; quien dice a su hermano «racá» merece el sanhedrín; quien le dice «necio» merece la gehenna del fuego. Si, pues, estás presentando tu ofrenda sobre el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo que reprocharte, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.  
Mateo V, 20-24




 

sábado, 4 de julio de 2020

San Juan de la Cruz: El Fariseísmo de los Principiantes





COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO 
DEL DOMINGO QUINTO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Oísteis que fue dicho a los antepasados: «No matarás; el que matare será reo de condenación.» Mas Yo os digo: «Todo aquel que se encoleriza contra su hermano, merece la condenación; quien dice a su hermano «racá» merece el sanhedrín; quien le dice «necio» merece la gehenna del fuego. Si, pues, estás presentando tu ofrenda sobre el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo que reprocharte, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 

Mateo V, 20-24



SAN JUAN DE LA CRUZ

Fariseísmo de los principiantes 


La soberbia de creernos buenos, la ira y menosprecio de nuestro, hermanos, son defectos farisaicos liarlo difíciles de desarraigar. Veamos cómo los señala el santo Doctor en su Noche oscura del sentido (cf. canc.Ira c.1.2 y 5, edición crítica del P. Gerardo de San Juan de la Cruz [Toledo 1912] 1.2 p.6ss; en BAC, 2da. ed. p.815ss). 

A) Imperfecciones de los principiantes

a) SITUACIÓN DE PASO

«En esta noche oscura comienzan a entrar las almas cuando Dios las va sacando del estado de principiantes, que es de los que meditan en el camino espiritual, y las comienza a poner en el de los aprovechados, que es ya el de los contemplativos, para que, pasando por aquí, lleguen al estado de los perfectos, que es el de la divina unión del alma con Dios. Por tanto, para declarar y entender mejor qué noche sea ésta por que el alma pasa, y por qué causa la pone Dios en ella, primero convendrá tocar aquí algunas propiedades de los principiantes (lo cual, aunque será con la brevedad que pudiere, no dejará de servir también a los mismos principiantes), para que, entendiendo la fla-queza del estado que llevan, se animen y deseen que les ponga Dios en esta noche, donde se fortalece y confirma el alma en las virtudes y para los inestimables deleites del amor de Dios. Y, aunque nos detengamos en ello un poco. no será más de lo que basta para tratar luego de esta noche oscura...» 

b) RAZÓN DE ESTE ESTADO 

«Porque, como son movidos a estas cosas y ejercicios espirituales por el consuelo y gusto que allí hallan y como también ellos no están habilitados por ejercicio de fuerte lucha en las virtudes, acerca de estas sus obras espirituales tienen muchas faltas e imperfecciones; porque, en fin, cada uno obra conforme al hábito de perfección que tiene. y como éstos no han tenido lugar de adquirir los dichos hábitos fuertes, de necesidad han de obrar como niños, flacamente. Lo cual, para que más claramente se vea, y cuán flacos van estos principiantes en las virtudes acerca de lo que con el dicho gusto con facilidad obran, irémoslo notando por los siete vicios capitales, diciendo alguna de las muchas imperfecciones que en cada uno de ellos tienen. En que se verá claro cuán de niños es el obrar que éstos obran. Y veráse también cuántos bienes trae consigo la noche oscura de que luego babemos de tratar; pues de todas estas imperfecciones limpia el alma y la purifica, (c.1 p.6: BAC, p.815-816). 


B) De algunas imperfecciones espirituales que tienen los principiantes 
acerca del hábito de la soberbia 

a) «CIERTO RAMO DE SOBERBIA OCULTA» 

«Como estos principiantes se sienten tan fervorosos y diligentes en las cosas espirituales y ejercicios devotos, de esta propiedad (aunque es verdad que las cosas santas de suyo humillan), por su imperfección, les nace muchas veces cierto ramo de soberbia oculta, de donde vienen a tener alguna satisfacción de sus obras y de sí mismos. Y de aquí también les nace cierta gana algo vana, y a veces muy vana, de hablar cosas espirituales delante de otros y aun a veces de enseñarlas más que de aprenderlas, y condenan en su corazón a otros cuando no los ven con la ma-nera de devoción que ellos querrían, y aun a veces los dicen de palabra, pareciéndose en esto al fariseo, que se jactaba alabando a Dios, sobre las cosas que hacía y despreciando al publicano (Lc. 18,11-12). A éstos muchas veces les acrecienta el demonio el fervor y ganas de hacer estas y otras obras por que les vaya creciendo la soberbia y presunción. Porque sabe muy bien el demonio que todas estas obras y virtudes que obran, no solamente no les valen nada, mas antes se le vuelven en vicio. Y a tanto suelen llegar algunos de éstos, que no querrían que pareciese otro bueno, sino ellos; y así, con la obra y la palabra cuando se ofrece, los condenan y detraen: mirando la !notica en el ojo de su hermano y no considerando la viga que está en el suyo; cuelan el mosquito ajeno y tráganse su camello (Mt. 7,3 Y 23,24)». 

b) «SUELEN PROPONER MUCHO Y HACER POCO» 
 
A veces también, cuando sus maestros espirituales y prelados, no les aprueban su espíritu y modo de proceder (porque tienen gana que estimen y alaben sus cosas), juzgan que no les entienden el espíritu y que ellos no son espirituales, pues que no aprueban aquello y condescienden con ello. Y así, luego desean y procuran tratar con otro que cuadre con su gusto; porque ordinariamente desean tratar su espíritu con aquellos que entienden que han de alabar y estimar sus cosas, y huyen, como de la muerte, de aquellos que se las deshacen para ponerlos en camino seguro, y aun a veces toman ojeriza con ellos. Presumiendo, suelen proponer mucho y hacer poco. Tienen algunas veces ganas que los otros entiendan su espíritu y devoción, y para esto hacen muestras exteriores de movimientos, suspiros y otras ceremonias, y a veces suelen tener algunos arrobamientos, en público más que en secreto, a los cuales ayuda el demonio, y tienen complacencia en que los entiendan aquello, y muchas veces codicia. Muchos quieren preceder y privar con los confesores, y de aquí les nacen mil envidias e inquietudes. Tienen empacho de decir sus pecados desnudos por que no los pongan los confesores en menos, y vanlos coloreando por que no parezcan tan malos, lo cual más es irse a excusar que a acusar. Y a veces buscan otro confesor para decir lo malo, porque el otro no piense que tiene nada malo, sino bueno, y así siempre gustan de decirle lo bueno, y a veces por términos que parezcan más de lo que es, a lo menos con gana de que le parezca bueno; como quiera que fuera más humildad, como luego diremos, deshacerlo y tener gana de que ni él ni nadie lo tuviesen en algo». 

c) «SON ENEMIGOS DE ALABAR A OTROS» 

«También algunos de éstos tienen en poco sus faltas, Y otras veces se entristecen demasiado de verse caer en ellas, pensando que ya habían de ser santos, y se arrojan contra. mismos con impaciencia, lo cual es otra imperfección. Tienen muchas veces ansias con Dios porque les dice sus imperfecciones y faltas, más por verse sin la molestia de ellas en paz que por Dios; no mirando que, si se las quitase par ventura, se harían más soberbios. Son enemigos de alabar a otros, y amigos que los alaben, y a veces lo pretenden; en lo cual son semejantes a las vírgenes locas, que, teniendo sus lámparas muertas, buscan óleo por defuera (Mt. 25,8).

De estas imperfecciones, algunos llegan a tener muchas muy intensamente y a mucho mal en ellas. Pero algunos tienen menos y otros más, y algunos sólo los primeros movimientos o poco más; y apenas hay algunos de estos principiantes que en tiempo de estos fervores no caigan en algo de estos. 

d) Los QUE APROVECHAN CRECEN EN HUMILDAD

«Pero los que en este tiempo van en perfección, muy de otra manera proceden y con muy diferente temple de espíritu; porque se aprovechan y edifican mucho con la humildad, no sólo teniendo sus propias cosas en nada, mas con muy poca satisfacción de sí; a todos los demás tienen por muy mejores, y les suelen tener una santa envidia, con ganas de servir a Dios como ellos. Porque cuanto más fervor llevan y cuantas más obras hacen y gusto tienen en ellas, como van en humildad, tanto más conocen lo mucho que Dios merece y lo poco que es todo cuanto hacen por El; y así, cuanto más hacen, tanto menos se satisfacen. Que tanto es lo que de caridad y amor querrían hacer por El, que todo lo que hacen no les parece nada; y tanto les solicita, ocupa y embebe este cuidado de amor, que nunca advierten en si los demás hacen o no hacen; y así, si advierten, todo es, como digo, creyendo que todos los demás son muy mejores que ellos. De donde, teniéndose en poco, tienen gana de que los demás también los tengan en poco y les deshagan y desestimen sus cosas. Y tienen más: que, aunque se las quieran alabar y estimar, en ninguna manera lo pueden creer, y les parece cosa extraña decir de ellos aquellos bienes». 

e) DESEAN SER ENSEÑADOS

«Estos, con mucha tranquilidad y humildad, tienen gran deseo de que les enseñe cualquiera que les pueda aprovechar. Harto contraria cosa de la que tienen los que habemos dicho arriba, que lo querrían ellos enseñarlo todo, y aun cuando parece que les enseñan algo, ellos mismos toman la palabra de la boca como que ya se lo saben. Pero éstos, estando muy lejos de querer ser maestros de nadie, están muy prontos de caminar y echar por otro camino del que llevan, si se, lo mandaren, porque nunca piensan que aciertan en nada. De que alaben a los demás se gozan; sólo tienen pena de que no sirven a Dios como ellos. No tienen ganas de decir sus cosas, porque las tienen en tan poco, que aun a sus maestros espirituales tienen vergüenza de decirlas, pareciéndoles que no son cosas que merezca hacer lenguaje de ellas. Más gana tienen de decir sus faltas y pecados, o que los entiendan, que no sus virtudes; y así se inclinan más a tratar su alma con quien en menos tiene sus cosas y su espíritu. Lo cual es propiedad de espíritu sencillo, puro y verdadero, y muy agradable a Dios. Porque, como mora en estas humildes almas el espíritu sabio de Dios, luego les mueve e inclina guardar adentro sus tesoros en secreto y a los males. Porque da Dios a los humildes, junto con las demás virtudes, esta gracia, así como a los soberbios la niega».

f) SUFREN CON PACIENCIA SUS PROPIAS IMPERFECCIONES

«Darán éstos la sangre de su corazón a quien sirve a Dios y ayudarán cuanto es en sí a que le sirvan. En las imperfecciones en que se ven caer, con humildad se sufren, y con blandura de espíritu y temor amoroso de Dios, y esperando en El. Pero almas que en el principio caminan en esta manera de perfección, entiendo, como queda dicho, son las menos, y muy pocas que ya nos contentaríamos que no cayesen en las cosas contrarias. Que por eso, como después diremos, pone Dios en la noche oscura a los que quiere purificar de todas estas imperfecciones para llevarlos adelante» (cf. c.2 p.8-10: BAC, p.816-819). 

C) De las imperfecciones en que caen los principiantes acerca del vicio de la ira

a) LA AFICIÓN A LOS GUSTOS ESPIRITUALES

«Por causa de la concupiscencia que tienen muchos principiantes en los gustos espirituales, los poseen muy de ordinario con muchas 'imperfecciones del vicio de la ira. Porque, cuando se les acaba el sabor y gusto en las cosas espirituales, naturalmente se hallan desabridos, y, con aquel sinsabor que traen consigo, traen mala gracia en las cosas que tratan, y se aíran fácilmente en cualquier cosilla, y aun a veces no hay quien los sufra. Lo cual muchas veces acaece después que han tenido algún muy gustoso recogimiento sensible en la oración, que, como se les acaba aquel gusto Y sabor, naturalmente queda el natural desabrido y desganado; bien así como el niño cuando le apartan del pecho de que estaba gustando a su sabor. En el cual natural, cuando no se dejan llevar de la desgana, no hay culpa, sino imperfección que se ha de purgar por la sequedad y aprieto de la noche oscura».

b) CELO DESASOSEGADO 

«También hay otros de estos espirituales que caen en otra manera de ira espiritual, y es que se aíran contra los vicios ajenos con cierto celo desasosegado, notando a otros, y a veces les dan ímpetus de reprenderlos enojosamente, y aun lo hacen algunas veces, haciéndose ellos dueños de la virtud. Todo lo cual es contra la mansedumbre espiritual. 

Hay otros que, cuando se ven imperfectos, con paciencia no humilde se aíran contra sí mismos; acerca de lo cual tienen tanta impaciencia, que querrían ser santos en un día. De éstos hay muchos que proponen mucho y hacen grandes propósitos, y como no son humildes y confían de sí, cuantos más propósitos hacen, tanto más caen y tanto más se enojan, no teniendo paciencia para esperar a que se lo dé Dios cuando fuere servido; que también es contra la dicha mansedumbre espiritual, que del todo no se puede remediar sino por la purgación de la noche oscura; aunque algunos tienen tanta paciencia y se van despacio en esto de querer aprovechar, que no querría Dios ver en ellos tanta» (cf. c.5 p.19: BAC, p.824-825). 




Boletín Dominical 5 de julio



Día 5 de Julio, Domingo V después de Pentecostés

Doble. Conm. de San Antonio María Zacarías. Orn. Verdes.


Hoy Nuestro Señor Jesucristo nos amonesta a no practicar nuestra justicia de la forma con que la practicaban los escribas y los fariseos. Podemos entender aquí que Nuestro Señor se refiere a la virtud de la religión, la cual es una virtud derivada de la Justicia, virtud moral y cardinal.

Hablemos un poco entonces de la religión, que puede definirse, en cuanto virtud, como una virtud moral que inclina la voluntad del hombre a dar a Dios el culto debido como primer principio de todas las cosas. Que los escribas y los fariseos no ejercían bien tal virtud es cosa patente en los Evangelios. A manera de ejemplo, acordémonos de la Parábola del fariseo y del publicano rezando en el Templo, de cómo el fariseo solo buscando su exaltación no volvió justificado a su casa y cómo habiéndose humillado volvió justificado el publicano. El fariseo buscaba a sí mismo, el publicano a Dios.

La virtud de la religión es absolutamente necesaria y obligatoria en cuanto preceptúa el culto interno y el culto externo. No practicar la virtud de la religión es una verdadera injusticia, una de las mayores, si no la mayor, porque quita a Dios lo que le es debido: el culto divino.

Ahora bien, Cristo no sólo nos dice lo que no debemos hacer sino que nos instruye también en lo que debemos hacer con respecto a la virtud de la religión: Quien a vosotros escucha, a mi me escucha. (Luc. 10 – 16). Es doctrina común entre los sabios de la Iglesia que Cristo refiere estas palabras a las Enseñanzas Apostólicas. Es decir que Cristo nos pone a la Iglesia como maestra también de esta virtud de la religión. Él que escucha a la Iglesia escucha a Cristo. (Continúa)






(Sigue) Como dijimos arriba la virtud de la religión nos inclina a dar a Dios un culto debido. ¿Qué nos dice la Iglesia, soberana e infalible maestra de la cristiandad, cual sea el culto que a Dios es más agradable? Ella dice: LA SANTA MISA. La renovación del sacrificio de Cristo en la Cruz que se produce en cada altar donde un verdadero sacerdote reza la Santa Misa es, absolutamente, lo que más agrada a Dios Padre en lo que el hombre puede hacer. 

No hubo santo que no fuera devoto de la Santa Misa, y si nos pusiéramos acá a dar citas de frases y máximas que se han formulado para redundar en alabanza para la Santa Misa mil páginas sería poco para comenzar.

¡Seamos, pues, devotos de la Santo Sacrificio del Altar! 

¡Oh Santísima Virgen María, Espejo de Justicia!, no permitáis que cometamos tamaña injusticia contra el Buen Dios que nos ha amado tanto hasta darnos su Hijo Unigénito (Io. 3 -16) que nos compró con el grande precio de su Sangre     (I Cor. 6 - 20), no permitáis que dejemos de rendirle a Dios el culto que le es debido. ¡Santísima Madre, haznos verdaderamente devotos de la Santa Misa!