domingo, 5 de julio de 2020

Sermón Domingo V después de Pentecostés



Sermón

R.P. Pío Espina Leupold


Lección
Carísimos: Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amantes de los hermanos, misericordiosos, humildes. No devolváis mal por mal ni ultraje por ultraje, sino al contrario bendecid, porque para esto fuisteis llamados a ser herederos de la bendición. “Quien quiere amar la vida y ver días felices, aparte su lengua del mal y sus labios de palabras engañosas; sepárese del mal y obre el bien; busque la paz y vaya en pos de ella; porque los ojos del Señor van hacia los justos, y sus oídos están atentos a sus plegarias, pero el rostro del Señor está contra los que obran el mal”. ¿Y quién habrá que os haga mal si estáis celosamente entregados al bien? Aun cuando padeciereis por la justicia, dichosos de vosotros. No tengáis de ellos ningún temor, ni os perturbéis; antes bien, santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, y estad siempre prontos a dar respuesta a todo el que os pidiere razón de la esperanza en que vivís. 
I Pedro III, 8-15


Evangelio 
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Oísteis que fue dicho a los antepasados: «No matarás; el que matare será reo de condenación.» Mas Yo os digo: «Todo aquel que se encoleriza contra su hermano, merece la condenación; quien dice a su hermano «racá» merece el sanhedrín; quien le dice «necio» merece la gehenna del fuego. Si, pues, estás presentando tu ofrenda sobre el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo que reprocharte, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda.  
Mateo V, 20-24




 

No hay comentarios.:

Publicar un comentario