domingo, 31 de julio de 2022

Sermón Domingo VIII después de Pentecostés

Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold



Sermón

R. P. Carlos Dos Santos


Lección

Hermanos: Así, pues, hermanos, somos deudores: no de la carne para vivir según la carne; pues si vivís según la carne, habéis de morir; mas si por el espíritu hacéis morir las obras del cuerpo, viviréis. Porque todos cuantos son movidos por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios, dado que no recibisteis el espíritu de esclavitud, para obrar de nuevo por temor, sino que recibisteis el espíritu de filiación, en virtud del cual clamamos: ¡Abba! (esto es), Padre. El mismo Espíritu da testimonio, juntamente con el espíritu nuestro, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos de Cristo, si es que sufrimos juntamente (con Él), para ser también glorificados (con Él).

Romanos VIII, 12-17


Evangelio 

En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: Había un hombre rico que tenía un mayordomo, y éste fue acusado delante de él como disipador de sus bienes. Y le llamó y le dijo: ¿Qué es esto que oigo decir de ti? Da cuenta de tu mayordomía porque ya no podrás ser mi mayordomo. Entonces el mayordomo dijo entre sí: ¿Qué haré porque mi señor me quita la mayordomía? Cavar no puedo, de mendigar tengo vergüenza. Yo sé lo que he de hacer, para que cuando fuere removido de la mayordomía me reciban en sus casas. Llamó, pues, a cada uno de los deudores de su señor, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi señor? Y éste le respondió: Cien barriles de aceite. Y le dijo: Toma tu escritura, y siéntate luego, y escribe cincuenta. Después dijo a otro: ¿Y tú, cuánto debes? Y él respondió: Cien coros de trigo. Él le dijo: Toma tu vale y escribe ochenta. Y alabó el señor al mayordomo infiel, porque había obrado sagazmente; porque los hijos de este siglo, son más sabios en su generación, que los hijos de la luz. Y yo os digo: Que os ganéis amigos con las riquezas de iniquidad, para que cuando falleciereis, os reciban en las eternas moradas. 

Lucas XVI, 1-9

sábado, 30 de julio de 2022

Dom Gueranger: Octavo Domingo Después de Pentecostés




OCTAVO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger


EL OFICIO

Este Domingo era llamado en la Edad Media, el sexto y último Domingo después del natalicio de los Apóstoles, o fiesta de San Pedro, en los años en que la Pascua alcanzaba su último límite en Abril. Por el contrario, cuando la Pascua seguía inmediatamente al equinocio de primavera, era el primero de la serie dominical llamada de ese modo. 

Hemos visto que por razón de este mismo movimiento tan variable, transmitido a toda la última parte del ciclo litúrgico por la fecha de la Pascua, esta semana podía ser ya la segunda de la lectura de los libros Sapienciales, aunque con más frecuencia se deba continuar aún en ella la de los libros de los Reyes. En este último caso, lo que hoy llama la atención de la Santa Iglesia, es el antiguo templo levantado por Salomón para gloria de Dios; y. entonces los cantos de la Misa, como veremos, están en perfecta armonía con las lecturas del Oficio de la noche 


MISA

El Introito recuerda la gloria del antiguo templo y del monte santo. Pero mayor aún es la majestad de la Iglesia que, en este momento, lleva el Nombre y la alabanza del Altísimo hasta los confines de la tierra, mucho mejor de lo que lo había hecho aquel templo que era su figura. 


INTROITO

Hemos recibido, oh Dios tu misericordia en medio de tu templo: como tu nombre, oh Dios, así tu alabanza llega hasta el fin de la tierra, tu diestra está llena de justicia. — Salmo: Grande es el Señor, y muy laudable: en la ciudad de nuestro Dios, en su santo monte. V. Gloria al Padre.

 

De nosotros mismos somos incapaces, no sólo de toda obra buena, sino que ni siquiera se puede producir en nosotros un solo pensamiento del bien sobrenatural sin ayuda de la gracia. Pues bien, el medio más seguro para obtener una ayuda tan necesaria, es reconocer humildemente ante Dios, la necesidad absoluta que tenemos de El, como lo hace la Iglesia en la Colecta. 


COLECTA

Suplicárnoste, Señor, nos concedas propicio el espíritu de pensar y hacer siempre lo que es recto: para que, los que no podemos existir sin ti, podamos vivir conforme a ti. Por nuestro Señor, 


EPÍSTOLA

Lección de la Epístola del Ap. S. Pablo a los Romanos. (VIII, 12-17). 


Hermanos: No somos deudores de la carne, para que vivamos según la carne. Porque, si viviereis según la carne, moriréis: mas, si mortificareis con el espíritu las obras de la carne, viviréis. Porque, todos los que son movidos por el Espíritu de Dios, son hijos de Dios. Porque no habéis recibido el espíritu de servidumbre, para que viváis todavía en el temor, sino que recibisteis el espíritu de adopción de hijos, con el cual clamamos: ¡Abba! ¡Padre! Porque el mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Y, si somos hijos, somos también herederos: herederos ciertamente de Dios, y coherederos de Cristo. 

Boletín Dominical 31 de julio



.Día 31 de Julio, Domingo VIII de Pentecostés.

Doble- Orn. Verdes. San Ignacio de Loyola, Confesor.

Rinde cuentas de tu administración”, dice al mayordomo su señor, en la parábola que nos propone Jesús.

Al fin de la vida, cuando se halle cercana la muerte y tras la muerte el juicio, habremos todos de rendir cuentas al Juez Divino que nos dirá: dame cuenta de cómo has negociado, de cómo has usado de tantos bienes como te entregué. Bienes naturales y sobrenaturales, de inteligencia y de gracia, materiales y espirituales.

En ese momento ¿nos sonrojaremos como el mayordomo infiel, o nos sentiremos tranquilos y satisfechos de nuestra vida?

Inevitable es este juicio. Lo ha dicho la Verdad infalible: “Establecido está que los hombres mueran una vez e inmediatamente venga el juicio” (S. Pablo, Hebreos 9, 27). Del cual juicio no se librará nadie: “¿acaso crees, Oh hombre, que podrás librarte del juicio de Dios?” (S. Pablo, Romanos, 2, 3).Y este juicio será definitivo. Ya no habrá más tiempo para volver  a negociar, para corregir los yerros de la vida; se acabó la administración de los bienes que recibimos; “del lado que se caiga, en él quedará siempre” (Eclesiastés 11, 3)

Tiempo es, pues, ahora de examinar nuestra conducta, de ajustar nuestras cuentas y conformar nuestras acciones a la voluntad de Dios. Como el mayordomo, empleemos todos los bienes recibidos de Dios en hacer con ellos cosas  buenas, actos de caridad, recordando que la limosna no es un simple consejo, sino un precepto, para que así ganemos amigos que en aquel momento nos defiendan: las mismas obras buenas que hablarán a nuestro favor. Conquistemos pues, el favor de los amigos del Corazón de Jesús que toma como hecho a su propia persona todo el bien que hagamos a los pobres.




Día 5 de Agosto, la dedicación de Santa María de las Nieves.

Esta es, en la liturgia romana, la fiesta más antigua en honor a la Santísima Virgen María: La dedicación de la Basílica Patriarcal de Santa María Mayor, llamada así por ser el más grandioso de todos los templos de Roma consagrados a la Madre de Dios. Llamase además Santa María del Pesebre, por guardarse en ella gran parte del Santo Pesebre de Belén, llamase, por último Santa María de las Nieves, conforme a una piadosa tradición (inmortalizada por Murillo) según la cual la celestial Señora, nombrada heredera de un matrimonio sin hijos que quiso dar testimonio de su devoción mariana eligió el sitio de su futura Basílica, cubriéndolo con una copiosa nevada en los calores del 5 de Agosto. A la entrada de la Basílica se halla la estatua de Felipe IV de España, cuyos sucesores son canónigos honorarios de Santa María la Mayor. La nave principal la forman dos hileras de 44 columnas de mármol blanco. El artesonado luce el primer oro que llegó de América





domingo, 24 de julio de 2022

Sermón: San Francisco Solano y Domingo VII después de Pentecostés



Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold



Sermón

R.P. Julián Espina Leupold



SAN FRANCISCO SOLANO, Confesor


Lección
Hermanos: Con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salud. Pues la Escritura dice: Todo aquel que creyere en Él, no será confundido”. Puesto que no hay distinción entre judío y griego; uno mismo es el Señor de todos, rico para todos los que le invocan. Así que “todo el que invocare el nombre del Señor será salvo”. Ahora bien, ¿cómo invocarán a Aquel en quien no han creído? Y ¿cómo creerán en Aquel de quien nada han oído? Y ¿cómo oirán, sin que haya quien predique? Y ¿cómo predicarán, si no han sido enviados? según está escrito: “¡Cuán hermosos son los pies de los que anuncian cosas buenas!”. Pero no todos dieron oído a ese Evangelio. Porque Isaías dice: “Señor, ¿quién ha creído a lo que nos fue anunciado?” La fe viene, pues, del oír, y el oír por la palabra de Cristo. Pero pregunto: ¿Acaso no oyeron? Al contrario. “Por toda la tierra sonó su voz, hasta los extremos del mundo sus palabras”

Romanos X 10-18



Evangelio
En aquél tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Id por el mundo entero, predicad el Evangelio a toda la creación. Quien creyere y fuere bautizado, será salvo; mas, quien no creyere, será condenado. Y he aquí los milagros que acompañarán a los que creyeren: en mi nombre expulsarán demonios, hablarán nuevas lenguas, tomarán las serpientes; y si bebieren algo mortífero no les hará daño alguno; sobre los enfermos pondrán sus manos y sanarán”.

Mateo XVI, 15-18




Sermón

R. P. Carlos Dos Santos



DOMINGO SÉPTIMO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS


Lección

Hermanos: Hablo como suelen hablar los hombres, a causa de la flaqueza de vuestra carne. Porque así como para iniquidad entregasteis vuestros miembros como esclavos a la impureza y a la iniquidad, así ahora entregad vuestros miembros como siervos a la justicia para la santificación. En efecto, cuando erais esclavos del pecado estabais independizados en cuanto a la justicia. ¿Qué fruto lograbais entonces de aquellas cosas de que ahora os avergonzáis, puesto que su fin es la muerte? Mas ahora, libertados del pecado, y hechos siervos para Dios, tenéis vuestro fruto en la santificación y como fin vida eterna. Porque el salario del pecado es la muerte, mas la gracia de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro.

Romanos VI, 19-23


Evangelio

En aquél tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Guardaos de los falsos profetas que vienen a vosotros disfrazados con pieles de ovejas, mas por dentro son lobos voraces: por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen uvas de los espinos o higos de las zarzas? Así es que todo árbol bueno produce buenos frutos, y todo árbol malo da frutos malos. Un árbol bueno no puede dar frutos malos, ni un árbol malo darlos buenos. Todo árbol que no dé buen fruto será cortado y echado al fuego. Por sus frutos pues lo podéis reconocer. No todo aquel que me dice: ¡Señor, Señor! entrará por eso en el reino de los cielos; sino el que hace la voluntad de mi Padre celestial, ése es el que entrará en el reino de los cielos.

Mateo VII, 15-21

sábado, 23 de julio de 2022

Dom Gueranger: Séptimo Domingo después de Pentecostés



SÉPTIMO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger


El ciclo dominical del tiempo después de Pentecostés completa hoy su primer septenario. Antes del traslado general que tuvieron que sufrir las lecturas evangélicas en esta parte del año, el Evangelio de la mutiplicación de los siete panes correspondía al séptimo Domingo, y el misterio que encierra, inspira en más de una ocasión aún a la liturgia de hoy día. 

LA SABIDURÍA DIVINA

Ahora bien, este misterio es el de la consumación de los perfectos en la paz fecunda de la unión divina. Salomón, el Pacífico por excelencia, acaba de exaltar hoy a la Sabiduría divina y revelar sus caminos a los hijos de los hombres. Los años en que la Pascua alcanza su límite extremo en abril, el séptimo Domingo después de Pentecostés es, en efecto, el primero del mes de Agosto, y la Iglesia comienza en él, durante el Oficio de la noche, la lectura de los libros Sapienciales. De lo contrario, continúa la de los libros históricos, que puede proseguirse aún durante cinco semanas; pero aun entonces la Sabiduría eterna guarda sus derechos sobre este Domingo, que el número séptimo la consagraba ya de una manera tan especial. Porque, a falta de instrucciones inspiradas en el libro de los Proverbios, vemos a Salomón en persona predicar con su ejemplo en el libro tercero de los Reyes, y preferir la Sabiduría a todos los tesoros, y hacerla sentar con él, como su inspiradora y su más noble Esposa, en el trono de David, su padre. 

David mismo—nos dice San Jerónimo, interpretando la Escritura de este día en nombre de la misma Iglesia— David, al fin de su vida guerrera y atormentada, conoció las dulzuras de esta incomparable Esposa de los pacíficos; y sus castas caricias, que no encienden el fuego de la concupiscencia, triunfaron en él divinamente sobre los hielos de la edad. 

“Sea, pues, mía también —dice un poco más adelante el solitario de Belén—; repose en mi seno esta Sabiduría siempre pura. Sin envejecer nunca, siempre fecunda en su eterna virginidad, con los ardores de su llama se enciende en el cristiano el fervor del espíritu, pedido por el Apóstol; y por la disminución de.su imperio se enfriará la caridad de muchos, al fin de los tiempos.” 


MISA

La Iglesia, dejando a la sinagoga en sus Ciudades condenadas a perecer, ha seguido a Jesús al desierto. Mientras los Judíos infieles asisten, sin darse cuenta, a esta trasmigración tan fatal para ellos, Cristo convoca a los pueblos y los conduce en líneas apretadas por las huellas de la Iglesia. De Oriente y de Occidente, del Norte y del Mediodía llegan los gentiles y toman lugar con Abraham, Isaac y Jacob en el banquete del reino de los cielos. Mezclemos nuestras voces en el Introito a sus cantos de alegría.


INTROITO

Gentes todas, aplaudid: cantad a Dios con voz de exultación. — Salmo: Porque el Señor es excelso, terrible: es el Rey grande sobre toda la tierra. -V. Gloria al Padre. 


Nada impide a la Sabiduría llegar al fin de sus planes, El. pueblo judío reniega de su rey; pero la gentilidad se levanta a aclamar al Hijo de David. Como cantábamos en el Introito, su reino se extiende por toda la tierra. La Iglesia pide en la Colecta, que aleje los males y que venga la abundancia de los bienes que deben afirmar en la paz el poder del verdadero Salomón. 


COLECTA

Oh Dios, cuya providencia no se engaña en sus disposiciones: suplicárnoste humildemente apartes todo lo dañoso, y nos concedas cuanto pueda aprovecharnos. Por nuestro Señor. 


EPÍSTOLA 

Lección de la Epístola del Ap. S. Pablo a los Romanos. (VI, 19-23). 

Hermanos: Lo digo humanamente, por la flaqueza de vuestra carne: que, así como pusisteis vuestros miembros al servicio de la inmundicia y de la iniquidad, para la iniquidad, así pongáis ahora vuestros miembros al servicio de la justicia, para la santificación. Porque, cuando erais siervos del pecado, estabais libres de la justicia. Y ¿qué fruto sacasteis entonces de aquellas cosas de que ahora os avergonzáis? Porque el fin de ellas es la muerte. Pero ahora, libertados del pecado, y hechos siervos de Dios, tenéis por fruto vuestro la santificación, y por fin la vida eterna. Porque el pago del pecado es la muerte. En cambio, la gracia de Dios es la vida eterna, en Jesucristo, nuestro Señor. 

 

LA VERDADERA LIBERTAD

“La vida del bautizado, que le viene de su unión con Nuestro Señor Jesucristo por la fe, es la paz con Dios, la alegría y la libertad. Es dos veces libertad: por razón de lo que el bautismo destruye, y por razón de lo que edifica en nosotros. Para comprender esto, importa definir bien lo que es la libertad, y su contraria la servidumbre. Vivo en servidumbre cuando estoy sujeto bajo la dependencia de quien no debo; cuando el tirano ejerce en mis miembros exteriores violencia; cuando me asocia, a pesar mío, a sus obras malvadas, mientras una parte de mí, la más alta, protesta contra las bajezas que ejecuta su poder despótico. Entonces verdaderamente sí que es servidumbre. 

“Pero cuando vivo bajo la dependencia de quien debo; cuando el poder que se ejerce sobre mí, obra íntimamente, se dirige a la inteligencia y a la voluntad; cuando me hace trabajar con él en obras nobles y dignas; cuando me asocia al trabajo de Dios mismo, y bajo su influencia interior, me hace colaborar en un programa de sana moralidad; cuando estoy persuadido que no sólo Dios, sino todo lo más elevado de mi alma aplaude la obra que juntos ejecutamos Dios y yo, llamadlo servidumbre si queréis, pero para mi es la suprema libertad, una liberación absoluta. Ser dócil a la inteligencia, es libertad; ser dócil a la inteligencia de Dios, es la más absoluta libertad que existe”. 

La Iglesia en el Gradual continúa expresando el pensamiento dominante del séptimo Domingo; invita a sus hijos a que vengan a recibir de ella la ciencia del temor del Señor: porque el temor del Señor es el principio de la Sabiduría. El Verso llama de nuevo a las naciones, herederas de Jacob, a celebrar con alegría el don de Dios.


GRADUAL

Venid, hijos, oídme: os enseñaré el temor del Señor. V. Acercaos a El, y seréis iluminados: y vuestras caras no serán confundidas. 

Aleluya, aleluya. V. Gentes todas, aplaudid: cantad a Dios con voz de exultación. Aleluya.


EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según S. Mateo. (VII, 15-21). 


En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros con vestidos de ovejas, pero interiormente son lobos rapaces: por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se recogen de las espinas uvas, o de los abrojos higos? Así, todo: y todo árbol malo da malos frutos. No puede el árbol bueno dar malos frutos: ni el árbol malo puede dar buenos frutos. Todo árbol, que no dé buen fruto, será arrancado y arrojado al fuego. Así que, por sus frutos los conoceréis. No todo el que me diga: Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos: sino el que haga la voluntad de mi Padre, que está en los cielos, ése entrará en el reino de los cielos. 

 

LOS DISCÍPULOS DE LA SABIDURÍA

“Los conoceréis por sus frutos”, dice el Evangelio; y la historia confirma la palabra del Señor. Bajo la piel de oveja con que quieren engañar a los sencillos, los apóstoles del error exhalaban siempre un hedor letal. Sus palabras habilidosas, sus lisonjas interesadas no pueden disimular el vacío de sus obras. No tengáis nada común con ellos. Los frutos podridos e impuros de las tinieblas y los árboles de otoño y dos veces muertos que los sostienen en sus ramas secas, tendrán el fuego por herencia. Si habéis sido también vosotros anteriormente tinieblas, ahora que habéis llegado a ser luz en el Señor por el bautismo, o por el retorno de una conversión sincera, mostraos como tales: producid los frutos de la luz, en toda bondad, justicia y verdad. Sólo con esta condición podéis esperar el reino de los cielos y llamaros ya en este mundo los discípulos de esa Sabiduría del Padre que reclama para sí hoy nuestro amor. 

En efecto, dice el Apóstol Santiago, como comentando el Evangelio de hoy, “¿acaso la higuera puede dar uvas, o la vid producir higos? ¿acaso la fuente pueda dar agua amarga y dulce a la vez? y ahora, ¿quién de nosotros pretende pasar por sabio? Pruébelo que lo es, mostrando en todas sus obras y en toda su vida la dulzura de la Sabiduría. Porque hay una sabiduría amarga y engañosa, que no es de lo alto, sino terrena e infernal. La Sabiduría que viene de arriba, es primeramente casta y pura y además amiga de la paz, modesta, sin apegarse a su parecer, siempre concorde con los buenos, llena de misericordia y de frutos de buenas obras, que no juzga a los demás, ni tiene segundas intenciones. Los frutos de la justicia que produce, se siembran en la paz, en el seno de los pacíficos'”. 

La Antífona del Ofertorio está escogida, según Honorio d’Autun, para recordarnos el sacrificio de mil víctimas ofrecido en Gabaón por Salomón, los primeros días de su reinado; después de este sacrificio, habiendo de pedir al Señor lo que deseaba, anheló y obtuvo la Sabiduría, con las riquezas y la gloria que no había buscado. Ahora, de nosotros depende que el Sacrificio que se prepara, sea igual y aún más acepto todavía. Porque la Sabiduría encarnada es quien aquí se ofrece en persona al Dios Altísimo, deseando merecernos todos los dones del Padre y dársenos ella misma. 


OFERTORIO

Como los holocaustos de carneros y toros, y como los miles de gordos corderos, así aparezca hoy en tu presencia nuestro sacrificio, para que te agrade: porque no hay confusión para los que esperan en ti, Señor. 

 

Un nuevo rasgo, que confirma lo que hemos dicho del carácter misterioso de este Domingo séptimo consagrado especialísimamente a la Sabiduría eterna: el Verso de la Escritura que antes acompañaba a la Antífona del Ofertorio, es el mismo con que comienza, en el Pontifical romano, la función espléndida de la Consagración de las Vírgenes: Y ahora te seguimos de todo corazón, te tememos y buscamos tu faz; no nos rechaces; sino más bien muestra en nosotras tu dulzura, según la multitud de tus misericordias Al cantar estas palabras, a la llamada del Pontífice, las elegidas del Señor avanzan hacia el altar en que se va a consumar su alianza. 

La Secreta recuerda a Dios, cómo la múltiple variedad de víctimas legales, recordadas en el Ofertorio, han encontrado su unidad en la oblación del Gran Sacrificio. 


SECRETA

Oh Dios, que pusiste fin a la diferencia de las hostias legales con la perfección de un solo sacrificio: acepta el sacrificio ofrecido por tus devotos siervos, y santifícalo con la misma bendición con que santificaste los presentes de Abel: para que, lo que te ha ofrecido cada cual en honor de tu majestad, aproveche a todos para su salud. Por nuestro Señor. 


La Antífona de la Comunión, según Honorio d’Autun, que no hay que separar del Salmo XXX de donde está tomada, expresa la oración del hijo de David, por la que pidió a Dios la Sabiduría y la obtuvo inmediatamente. Si alguno de vosotros— dice el Apóstol Santiago—desea la Sabiduría, pídala a Dios, que da a todos sin cuento y no desdeña a nadie; y le será dada. 


COMUNIÓN 

                                                  Inclina tu oído; apresúrate a librarme. 

 

La primera falta vició al hombre de tal modo, tan alejado se halla de la unión divina al entrar en esta vida, que no puede por sí mismo ni lavar sus manchas, ni encaminarse por la senda que lleva a Dios. Es necesario que el Señor, como un médico generoso y paciente, tome a su cargo todos los gastos de su curación, y, aun después de levantado, le sostenga y le conduzca. Digamos con la Iglesia en la Poscomunión: 


POSCOMUNIÓN

Haz, Señor, que tu medicinal operación nos libre clemente de nuestras perversidades, y nos lleve a las cosas rectas. Por nuestro Señor.


 

 

Boletín Dominical 24 de julio



Día 24 de julio, Fiesta de San Francisco Solano

Doble de II clase. Orn. Blancos. Conm. Domingo X de Pentecostés y

Santa Cristina, Virgen y Mártir.

San Francisco Solano nació en España en 1549, en Montilla, provincia de Córdoba. En su misma ciudad natal profesó en la Orden de San Francisco de Asís y ejerció sus primeros años de predicación y su eximia caridad en Andalucía. En 1589 pasó al Nuevo Mundo, y Panamá recoge las primicias de su apostolado admirable y  heroico, que le valió el titulo de “Apóstol de la América Meridional”. Durante 14 años recorre predicando y misionando las regiones de Tucumán (Argentina), las riberas del Río de la Plata y del Uruguay, y luego otros siete años en Perú y Chile, sufriendo todas las inclemencias imaginables, agregando a esto ayunos y rígidas penitencias, y catequizando , misionando, civilizando y fundando templos, pueblos y municipios. Con su mansedumbre y sus estupendos milagros, con su violín y su caridad domina ejércitos de rudos salvajes y los gana para Cristo. Las bestias y los elementos obedecen a su palabra y respetan sus órdenes. Alrededor de 1600 pasa de nuevo los Andes y entra  en el Perú con su hatillo de libros y su inseparable violín. Aún durante unos años sigue su apostolado entre los indios y los conquistadores españoles. En Lima concluye su carrera luminosa este apóstol, muriendo el 24 de Julio de 1606. Benedicto XIII lo canonizó en el año 1726.




Domingo VII de Pentecostés
Vigilancia constante nos recomienda Jesús con estas palabras: Attendite, tened cuidado, no os dejéis engañar, vigilad. ¿De qué? De los falsos profetas, de los falsos amigos, de los enemigos de nuestra fe, de los enemigos de nuestra felicidad, de los enemigos de nuestro honor y de nuestra integridad de cristianos y caballeros. ¿Cómo los conoceremos? Ya lo dice Jesús. Se visten de ovejas, es decir, se presentan como amigos, se revisten de cierto aire de honradez, de honorabilidad, de ciencia; pero sus frutos los conoceréis, que no puede el árbol malo dar frutos buenos.

No nos fiemos, por lo tanto, de apariencia de santidad. El que ama a Dios, guarda todos sus mandamientos; el que es buen cristiano, ama y obedece a la Iglesia de Dios, y su moral no es la del mundo, sino la de Cristo; no mira qué es lo que se usa, sino lo que debe usarse.






domingo, 17 de julio de 2022

Sermón Domingo Sexto después de Pentecostés

Sermón

R.P. Julián Espina Leupold


Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold


Sermón

R. P. Carlos Dos Santos


Lección

¿Ignoráis acaso que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, en su muerte fuimos bautizados? Por eso fuimos, mediante el bautismo, sepultados junto con Él en la muerte, a fin de que como Cristo fue resucitado de entre los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros caminemos en nueva vida. Pues si hemos sido injertados (en Él) en la semejanza de su muerte, lo seremos también en la de su resurrección, sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado (con Él) para que el cuerpo del pecado sea destruido, a fin de que no sirvamos más al pecado; pues el que murió, justificado está del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que viviremos también con Él; sabiendo que Cristo, resucitado de entre los muertos, ya no muere; la muerte ya no puede tener dominio sobre Él. Porque la muerte que Él murió, la murió al pecado una vez para siempre; mas la vida que Él vive, la vive para Dios. Así también vosotros teneos por muertos para el pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús.

Romanos VI, 3-11



Evangelio 

En aquel tiempo, como hubiese de nuevo una gran muchedumbre, y que no tenía qué comer, llamó a sus discípulos, y les dijo: “Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace ya tres días que no se aparta de Mí, y no tiene nada qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, les van a faltar las fuerzas en el camino; porque los hay que han venido de lejos”. Dijeronle sus discípulos: “¿Cómo será posible aquí, en un desierto, saciarlos con pan?” Les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?” Respondieron: “Siete”. Y mandó que la gente se sentase en el suelo; tomó, entonces, los siete panes, dió gracias, los partió y los dió a sus discípulos, para que ellos los sirviesen; y los sirvieron a la gente. Tenían también algunos pececillos; los bendijo, y dijo que los sirviesen también. Comieron hasta saciarse, y recogieron siete canastos de pedazos que sobraron. Eran alrededor de cuatro mil. Y los despidió.

Marcos VIII, 1-9

sábado, 16 de julio de 2022

Dom Gueranger: Sexto Domingo después de Pentecostés




SEXTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger


EL PECADO DE DAVID

El Oficio del sexto Domingo después de Pentecostés, comenzaba ayer tarde con la exclamación punzante de un arrepentimiento inmenso. David, el Rey-Profeta, el vencedor de Goliat, vencido a su vez por la incitación de los sentidos, y que pasó del adulterio al homicidio, gritaba bajo el peso de su doble crimen: ¡”Dios mío, te ruego, perdona la iniquidad de tu siervo, porque he obrado como un insensato”! El pecado, cualquiera que sea el culpable y la fálta, es siempre debilidad y locura. El orgullo del Angel rebelde o del hombre caído, por más que hagan, no podrán impedir que la ignominia de estas dos palabras se clave, como un estigma humillante, en la rebeldía contra Dios, en el olvido de la ley, en los actos insensatos de la creatura que, invitada a elevarse a las serenas regiones donde reside su autor, se sustrae y huye hacia la nada, para caer más bajo aún que la misma nada de donde había salido. Locura voluntaria, sin embargo, y debilidad sin excusa; porque, si el ser creado no posee por sí mismo sino tinieblas y miserias, la bondad suprema pone a su disposición, por medio de la gracia que nunca falta, la fuerza y la luz de Dios. 

VIGILANCIA

El último, el más oscuro pecador, no podría, pues, dar razones para justificar sus faltas; pero la ofensa es tanto más injuriosa a Dios, cuanto le viene de la creatura más colmada de sus gracias y situada, por su bondad, más alta que otras en el orden de la gracia. ¡No lo olviden esas almas para quiénes el Señor, lo mismo que para David, ha multiplicado sus magnificencias,” Conducidos por los caminos reservados de su amor, deberían haber llegado ya con facilidad a la cumbre de la unión divina; sólo una vigilancia sin fin puede guardar al que no ha dejado aún el peso de la carne; siempre y en todas partes es posible la caída; y ¡cuánto más espantosa es, si el pie se resbala desde las cumbres elevadas de esta tierra de destierro, que confinan ya con la patria y dan ingreso a las potencias del Señor!. Entonces, los precipicios abiertos, que el alma había evitado en la subida, parecen llamarla todos a la vez; va rodando de abismo en abismo, horrorizando a veces a los mismos malvados, por la violencia de lasi pasiones largo tiempo contenidas, que la arrastran. 

Boletín Dominical 17 de julio


Día 17 de Julio, Domingo VI de Pentecostés.

Doble. Ornamentos Verdes. Conm. San Alejo, Confesor

Espíritu de sacrificio ha de ser el distintivo de todo el que vive y lucha por un ideal grande; espíritu de sacrificio debe resplandecer en todo cristiano de una manera pujante y vigorosa. Por el bautismo renunciamos a Satanás y a sus obras, renunciamos a las concupiscencias y al pecado; muere el hombre viejo y cuerpo de pecado que era nuestra naturaleza inclinada al mal, e injertados en Jesucristo renacemos a nueva vida, vida sobrenatural de la gracia (Epístola). Más para desarrollar esta vida hay que luchar, puesto que la vida del cristiano es un combate sobre la tierra. El Evangelio nos muestra el corazón compasivo de Jesús. La atracción que ejercía era extraordinaria. Su mirada, sus palabras, su mansedumbre, sus obras, su bondad de corazón, subyugaban a cuantos tenían la dicha de verle.



Día 22 de Julio Santa María Magdalena, Penitente.

La Sagrada Liturgia, los grandes autores eclesiásticos, identifican a la pecadora que en el banquete de Simón, el Fariseo, regó con sus lagrimas de arrepentimiento los pies de Jesús, con María, hermana de Lázaro, y con María Magdalena, la que siguió a Jesús  con las otras Santas Mujeres durante su predicación, le acompañó junto a la Cruz y fue la primera, después de la Virgen, que vio a Jesús resucitado. Magdalena amaba a Jesús con todo su corazón, los labios de Jesús habían purificado su alma con un perdón amplio y generoso y habían llevado a su corazón la paz y la tranquilidad. Desde entonces se transforma toda y vive en alta contemplación, sin más ansias que amar y sufrir por Jesús, elevándose de la sima de la miseria a la cima de la santidad.



domingo, 10 de julio de 2022

Sermón Domingo Quinto después de Pentecostés

Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold


Sermón

R. P. Carlos Dos Santos


Lección

Carísimos: Sed todos de un mismo sentir, compasivos, amantes de los hermanos, misericordiosos, humildes. No devolváis mal por mal ni ultraje por ultraje, sino al contrario bendecid, porque para esto fuisteis llamados a ser herederos de la bendición. “Quien quiere amar la vida y ver días felices, aparte su lengua del mal y sus labios de palabras engañosas; sepárese del mal y obre el bien; busque la paz y vaya en pos de ella; porque los ojos del Señor van hacia los justos, y sus oídos están atentos a sus plegarias, pero el rostro del Señor está contra los que obran el mal”. ¿Y quién habrá que os haga mal si estáis celosamente entregados al bien? Aun cuando padeciereis por la justicia, dichosos de vosotros. No tengáis de ellos ningún temor, ni os perturbéis; antes bien, santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, y estad siempre prontos a dar respuesta a todo el que os pidiere razón de la esperanza en que vivís.

I Pedro III, 8-15


Evangelio 

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: Si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos. Oísteis que fue dicho a los antepasados: «No matarás; el que matare será reo de condenación.» Mas Yo os digo: «Todo aquel que se encoleriza contra su hermano, merece la condenación; quien dice a su hermano «racá» merece el sanhedrín; quien le dice «necio» merece la gehenna del fuego. Si, pues, estás presentando tu ofrenda sobre el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo que reprocharte, deja allí tu ofrenda delante del altar y ve primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces ven y presenta tu ofrenda. 

Mateo V, 20-24

sábado, 9 de julio de 2022

Dom Gueranger: Quinto Domingo después de Pentecostés

 



QUINTO DOMINGO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger


EL OFICIO

La Iglesia ha comenzado esta noche la lectura del segundo libro de los Reyes, que principia por la narración de la muerte desgraciada de Saúl y el advenimiento de David al trono de Israel. La exaltación del hijo de Jesé marca el punto culminante de la vida profética del pueblo antiguo; en él encontró Dios su siervo fiel, e iba a mostrarle al mundo como la figura más completa del Mesías que había de venir. Un juramento divino garantizaba al nuevo Rey el porvenir de su descendencia; su trono debía ser eterno; porque debía un día llegar a ser el trono del que sería llamado Hijo del Altísimo, sin dejar de tener por Padre a David. 

Pero en el momento en que la tribu de Judá aclamaba en Hebrón al elegido del Señor, no era todo, ni mucho menos, alegría y esperanza. La Iglesia, ayer en Vísperas, tomaba una de las más bellas Antífonas de su Liturgia del canto fúnebre que inspiró a David la vista de la diadema recogida del polvo ensangrentado en el’ campo de batalla, donde acababan de sucumbir los príncipes de Israel: “Montes de Gelboé, ni lluvia ni rocío caiga sobre vosotros; porque allí fué abatido el escudo de los héroes, el escudo de Saúl, como si no hubiese recibido la unción. ¿Cómo han caído los héroes en la batalla? Jonatás ha sido muerto en las alturas; ¡Saúl y Jonatás, tan amables y tan hermosos en su vida, no se han separado ni en la muerte!” 

Inspirada por la proximidad de la fiesta de los Santos Apóstoles del 29 de Junio, y de este día en que el Oficio del Tiempo trae cada año esta Antífona, la Iglesia aplica estas últimas palabras a San Pedro y San Pablo durante la Octava de su fiesta: “¡Gloriosos príncipes de la tierra, se amaron en vida—exclama—y no se han separado ni en la muerte!” Como el pueblo Hebreo en esta época de su historia, más de una vez el ejército cristiano no saludó el advenimiento de sus jefes, sino en una tierra tinta en la sangre de sus predecesores.

Boletín Dominical 10 de julio


Día 10 de Julio, Domingo V después de Pentecostés

Doble. Conmemoración de los Siete Santos hermanos &

Santas Rufina y Segunda (vírgenes) Mártires. 

Orn. Verdes.

Hoy Nuestro Señor Jesucristo nos amonesta a no practicar nuestra justicia de la forma con que la practicaban los escribas y los fariseos. Podemos entender aquí que Nuestro Señor se refiere a la virtud de la religión, la cual es una virtud derivada de la Justicia, virtud moral y cardinal.

Hablemos un poco entonces de la religión, que puede definirse, en cuanto virtud, como una virtud moral que inclina la voluntad del hombre a dar a Dios el culto debido como primer principio de todas las cosas. Que los escribas y los fariseos no ejercían bien tal virtud es cosa patente en los Evangelios. A manera de ejemplo, acordémonos de la Parábola del fariseo y del publicano rezando en el Templo, de cómo el fariseo solo buscando su exaltación no volvió justificado a su casa y cómo habiéndose humillado volvió justificado el publicano. El fariseo buscaba a sí mismo, el publicano a Dios.

La virtud de la religión es absolutamente necesaria y obligatoria en cuanto preceptúa el culto interno y el culto externo. No practicar la virtud de la religión es una verdadera injusticia, una de las mayores, si no la mayor, porque quita a Dios lo que le es debido: el culto divino.

Ahora bien, Cristo no sólo nos dice lo que no debemos hacer sino que nos instruye también en lo que debemos hacer con respecto a la virtud de la religión: Quien a vosotros escucha, a mi me escucha. (Luc. 10 – 16). Es doctrina común entre los sabios de la Iglesia que Cristo refiere estas palabras a las Enseñanzas Apostólicas. Es decir que Cristo nos pone a la Iglesia como maestra también de esta virtud de la religión. Él que escucha a la Iglesia escucha a Cristo. (Continúa)




(Sigue) Como dijimos arriba la virtud de la religión nos inclina a dar a Dios un culto debido. ¿Qué nos dice la Iglesia, soberana e infalible maestra de la cristiandad, cual sea el culto que a Dios es más agradable? Ella dice: LA SANTA MISA. La renovación del sacrificio de Cristo en la Cruz que se produce en cada altar donde un verdadero sacerdote reza la Santa Misa es, absolutamente, lo que más agrada a Dios Padre en lo que el hombre puede hacer. 

No hubo santo que no fuera devoto de la Santa Misa, y si nos pusiéramos acá a dar citas de frases y máximas que se han formulado para redundar en alabanza para la Santa Misa mil páginas sería poco para comenzar.

¡Seamos, pues, devotos de la Santo Sacrificio del Altar! 

¡Oh Santísima Virgen María, Espejo de Justicia!, no permitáis que cometamos tamaña injusticia contra el Buen Dios que nos ha amado tanto hasta darnos su Hijo Unigénito (Io. 3 -16) que nos compró con el grande precio de su Sangre (I Cor. 6 - 20), no permitáis que dejemos de rendirle a Dios el culto que le es debido. ¡Santísima Madre, haznos verdaderamente devotos de la Santa Misa!  





domingo, 3 de julio de 2022

Sermón Domingo Cuarto después de Pentecostés


Sermón

Monseñor Pío Espina Leupold



Sermón

R. P. Carlos Dos Santos





Lección

Hermanos: Estimo, pues que esos padecimientos del tiempo presente no son dignos de ser comparados con la gloria venidera que ha de manifestarse en nosotros. La creación está aguardando con ardiente anhelo esa manifestación de los hijos de Dios; pues si la creación está sometida a la vanidad, no es de grado, sino por la voluntad de aquel que la sometió; pero con esperanza, porque también la creación misma será libertada de la servidumbre de la corrupción para (participar de) la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Sabemos, en efecto, que ahora la creación entera gime a una, y a una está en dolores de parto. Y no tan sólo ella, sino que asimismo nosotros, los que tenemos las primicias del Espíritu, también gemimos en nuestro interior, aguardando la filiación, la redención de nuestro cuerpo.

Romanos VIII, 18-23


Evangelio

En aquel tiempo: Aconteció que estaba Jesús a la orilla del lago de Genesaret y se agolpaban las gentes al rededor de Él, para oír la palabra de Dios. En esto, vio dos barcas que estaban a la orilla del lago: y los pescadores habían saltado a tierra, y lavaban sus redes. Y entrando en una de estas barcas, que era de Simón, rogó que la apartase un poco de la tierra. Y estando sentado, enseñaba al pueblo desde la barquilla. Y luego que acabó de hablar, dijo a Simón: “Boga mar adentro, y soltad vuestras redes para pescar”. Y respondiendo Simón, le dijo: “Maestro, toda la noche hemos estado trabajando, sin haber pescado nada; mas en tu palabra soltaré la red”. Y cuando esto hubieron hecho, recogieron un tan crecido número de peces, que se rompía su red. E hicieron señas a sus compañeros, que estaban en el otro barco, para que viniesen a ayudarlos. Y vinieron, y de tal modo llenaron los barcos, que casi se sumergían. Y cuando esto vio Simón Pedro, se arrojó a los pies de Jesús diciendo: “Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador”. Porque él y todos los que con él estaban quedaron atónitos de la presa de los peces que habían hecho. Y asimismo, Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y dijo Jesús a Simón: “No temas; desde aquí en adelante serás pescador de los hombres”. Y llevadas las barcas a tierra, lo dejaron todo, y le siguieron." 

(Lucas V, 1-11)

sábado, 2 de julio de 2022

Dom Gueranger: Cuarto Domingo después de Pentecostés




CUARTO DOMINGO DESPUES DE PENTECOSTÉS


Año Litúrgico

Dom Prospero Gueranger



SU NOMBRE. — El cuarto Domingo después de Pentecostés fué llamado durante muchos años en Occidente, el Domingo de la Misericordia, porque se leía entonces en él el pasaje de San Lucas que comienza por estas palabras: “Sed misericordiosos, como vuestro Padre es misericordioso.” Pero como este Domingo fué trasladado a la Misa del primer Domingo después de Pentecostés, se ha hecho del Evangelio de la quinta semana el de la cuarta; el de la sexta pasa a la quinta, así sucesivamente hasta la veintitrés. Este cambio de que hablamos, no tuvo lugar hasta bastante tarde en cierto número de Iglesias y no fué aún recibida universalmente hasta el siglo XVI.

Mientras las lecturas evangélicas adelantaban así un puesto en casi todo el ciclo litúrgico, las Epístolas, Oraciones y partes cantadas de las antiguas Misas se conservaron, salvo raras excepciones, en sus lugares acostumbrados. La relación que los liturgistas de los siglos X(, XII y XIII habían creído encontrar, para cada Domingo, entre el Evangelio primitivo y el resto de la Liturgia, no podía, pues, sostenerse más como antes. Al descartar la Iglesia estas relaciones, muchas veces demasiado sutiles, no trató, sin embargo, de condenar a estos autores, ni de apartar a sus hijos de que buscasen en sus obras una edificación tanto más sana, cuanto está sacada con frecuencia de las fuentes auténticas de las antiguas Liturgias. Nos aprovecharemos de sus trabajos, sin olvidar que la armonía principal que hay que buscar en las Misas del Tiempo después de Pentecostés, no es más que la unidad del mismo Sacrificio.


DIGNIDAD DEL DOMINGO. — Hemos recordado, en el tiempo Pascual, que la majestad del día octavo sustituyó al Sábado de los Judíos, y llegó a ser el día sagrado del pueblo nuevo. “La Santa Iglesia, decíamos que es la Esposa, está asociada a la misma obra del Esposo. Deja que se deslice el Sábado, día que su Esposo pasó en el sepulcro; pero, iluminada por los resplandores de la Resurrección, consagra en adelante a la contemplación de la obra divina, el primer día de la Semana que vió sucesivamente salir de las sombras, tanto la luz material, primera manifestación de la vida sobre el caos, como a Aquel que, siendo el esplendor eterno del Padre, se ha dignado decirnos: “Yo soy la luz del mundo”.

Tal es la importancia de la Liturgia dominical, destinada a celebrar cada semana tan grandes recuerdos, que los Romanos Pontífices rehusaron, durante largo tiempo, multiplicar en el calendario las fiestas de grado superior al rito semi-doble, que es el del Domingo, a fin de conservarle su prerrogativa legítima y sus derechos seculares. Su reserva en este punto nunca quedó desmentida hasta mitad del siglo XVII. Al fin cedió ante la necesidad de responder con más eficacia a los ataques de que había sido objeto el culto de los Santos por parte de los Protestantes y de sus hermanos los Jansenistas. Urgía recordar a los fieles que el honor rendido a los servidores, no disminuye en nada la gloria de su Señor; que el culto de los Santos, miembros de Cristo, no es más que la continuación y el desarrollo del que se debe a Cristo, su Cabeza. La Iglesia debía a su Esposo una protesta contra las miras estrechas de esos innovadores, que no iban sino a truncar el dogma de la Encarnación, separándole de sus inefables consecuencias. No fué, pues, sino por una inspiración del Espíritu Santo, por lo que la Sede Apostólica consintió entonces declarar de rito doble la mayoría de las fiestas antiguas o nuevas; para apoyar la solemne condenación de los nuevos herejes, convenía, en efecto, hacer que se celebrasen con más frecuencia las virtudes de los Santos, en Domingo, reservado especialmente a las solemnes demostraciones de la fe católica y a las grandes reuniones de la familia cristiana (Desde la reforma del Calendario de Pío X, el Domingo sólo puede ser suplantado por una fiesta del Señor de rito doble mayor, o por una fiesta de un Santo de doble rito de 2a clase. En tal caso se hace conmemoración del Domingo).


MISA

La Iglesia, al día siguiente de la Santísima Trinidad, en el Oficio de Maitines inició la lectura del libro de los Reyes, comenzando esa noche la admirable narración del triunfo de David sobre Goliat. Ahora bien, ¿quién es para la Iglesia el verdadero David, sino el Caudillo Divino, que conduce desde hace mil novecientos años al ejército de los Santos, a la victoria? ¿No es ella misma con toda verdad la hija del Rey ‘, prometida al vencedor de este singular combate entre Cristo y Santanás, que en el Calvario salvó al verdadero Israel y vengó la injuria hecha al Dios de los ejércitos? Completamente poseída aún de estos sentimientos, que ha despertado este episodio de la Historia Sagrada en su corazón de Esposa, toma las palabras de David2 en el Introito para cantar las proezas del Esposo, y proclamar la confianza en que la ha establecido su triunfo para siempre.


INTROITO

El Señor es mi luz y mi salvación ¿a quién temeré? El Señor es el defensor de mi vida; ¿de quién temblaré? Mis enemigos, que me atribulan, han Saqueado y caído. — Salmo. Aunque se enfrenten ejércitos contra mí, no temerá mi corazón, y. Gloria al Padre.


La Iglesia, a pesar de su confianza en la ayuda de Dios para los días malos, pide siempre la paz del mundo al Dios altísimo. Si, a la vista del combate, la Esposa salta de gozo al poder probar su amor, la Madre teme por sus hijos, muchos de los cuales se hubieran salvado viviendo una vida tranquila, y van a perecer en el combate.


COLECTA

Suplicárnoste, Señor, hagas que el mundo siga, por orden tuya, un curso pacífico para nosotros; y que tu Iglesia se alegre con tranquila devoción. Por nuestro Señor.


EPÍSTOLA

Lección de la Epístola del Ap. S. Pablo a los Romanos. (VIII, 18-23).


Hermanos: Creo que las penas de este tiempo no son comparables con la futura gloria que se revelará en nosotros. En efecto, el anhelo de las criaturas espera la revelación de los hijos de Dios. Porque las criaturas están sujetas a la vanidad, no de grado, sino por causa de aquel que las sometió con la esperanza: pues también las mismas criaturas serán redimidas de la esclavitud de la corrupción, y alcanzarán la libertad de la gloria de los hijos de Dios. Porque sabemos que todas las criaturas gimen y están como de parto hasta ahora. Y no sólo ellas, sino también nosotros, que tenemos las primicias del espíritu, gemimos dentro de nosotros, esperando la adopción de los hijos de Dios, la redención de nuestro cuerpo: en Jesucristo, nuestro Señor.


LA GLORIA ETERNA. — No hay comparación entre los padecimientos temporales y la gloria eterna. De esta gloria, tan sólo queda en perspectiva la manifestación, pues su realidad ya está constituida desde ahora y no hace más que aumentar en nuestros corazones de día en día. El archivo de nuestra virtud es nuestra propia alma. Nuestras obras quedan inscritas en él en forma de merecimiento y a manera de título interno a la posesión de Dios. Cuando venga la hora de la recompensa, no nos vendrá nuestra gloria del exterior, sino de nuestra propia alma, como manifestación de lo que la gracia de Dios ha creado en ella silenciosamente, mediante nuestra fidelidad.

“La creación entera espera con ansiedad ardiente y con deseo apasionado la hora de esta revelación. La creación material no permanece indiferente. A los elegidos se presta con gozo; en cambio, se indigna de tener que servir a las obras de los impíos; esto es para ella una servidumbre, una humillación, contra la cual protesta, y ella, criatura de Dios, gustosamente se sustraería a la corrupción que confisca y descamina sus energías hacia fines perversos. Invoca el día en que ha de manifestarse la gloria de los hijos de Dios, porque ese día será para ella también el día de la liberación y glorificación'”.

El Gradual hace subir hasta Dios la voz de los cristianos que pecan con tanta frecuencia y que, sintiéndose indignos de recibir ayuda, imploran, sin embargo, su intercesión por su propia gloria; porque no son menos soldados del Dios de los ejércitos, y su causa es la suya. El Verso aleluyático nos muestra a la Iglesia, pobre y perseguida aquí abajo, dirigiendo su oración confiada hacia el trono de justicia de su Esposo.


GRADUAL

Sé propicio, Señor, con nuestros pecados: para que nunca digan las gentes: ¿Dónde está su Dios? Y. Ayúdanos, oh Dios, Salvador nuestro: V por el honor de tu nombre, líbranos, Señor.

Aleluya, aleluya. V. Oh Dios, que te sientas sobre el trono, y juzgas con equidad: sé el refugio de los pobres en la tribulación. Aleluya.


EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según S. Lucas. (V, 1-11).


En aquel tiempo, las turbas irrumpieron sobre Jesús, para oír la palabra de Dios. Y El estaba junto al lago de Genesaret. Y vió dos naves, que estaban cerca del lago: y los pescadores habían bajado, y lavaban las redes. Y, subiendo a una de las naves, que era de Simón, rogó a éste que la apartara un poco de tierra. Y, sentándose, enseñó desde la nave a las turbas. Y, cuando cesó de hablar, dijo a Simón: Entra más adentro, y lanzad vuestras redes para pescar. Y, respondiendo Simón, le dijo: Maestro, hemos estado trabajando toda la noche, y no hemos pescado nada; pero, en tu palabra, lanzaré la red. Y, habiendo hecho esto, pescaron una gran cantidad de peces: y se rompía su red. E hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra nave, para que vinieran y los ayudaran. Y vinieron, y llenaron las dos naves de tal modo, que casi se sumergían. Viendo lo cual Simón Pedro, se arrojó a las rodillas de Jesús, diciendo: Apártate de mí, Señor, porque soy un hombre pecador. Porque el temor se había apoderado de él, y de todos los que estaban con él, por causa de la pesca de los peces que habían capturado: y también de Santiago y de Juan hijos del Zebedeo, que eran compañeros de Simón. Y dijo Jesús a Simón: No temas: desde hoy• serás ya pescador de hombres! Y, conducidas a tierra las naves, dejándolo todo, le siguieron a El.


LAS DOS PESCAS MILAGROSAS. — Los Evangelistas nos han conservado el recuerdo de dos pescas milagrosas hechas por los Apóstoles en pre-i sencia de su Maestro: la una la descrita por San] Lucas, y que acaba de recordársenos; la otra! aquella cuyo profundo simbolismo nos invitaba’ a escrutar el discípulo amado, el Miércoles dé Pascua. En la primera, que se remonta a la vida1 mortal del Salvador, la red, lanzada al azar, se” rompe por la multitud de peces cogidos, sin que el evangelista señale su número, ni otras cualidades; en la segunda, el Señor resucitado señala a sus discípulos la derecha de la barca ya sin romperse la red, ciento cincuenta y tres pecesf gruesos llegan a la orilla en que los aguarda Jesús. Ahora bien los Padres, todos de común acuerdo, explican estas dos pescas como ñgura de la Iglesia: la Iglesia en el tiempo primero, y más tarde en la eternidad. Ahora la Iglesia es multitud; reúne a todos, sin contar los buenos y malos; después de la Resurreción, sólo los buenos formarán la Iglesia, y su número será prefijado y señalado para siempre. “El reino de los cielos, dice el Salvador, es semejante a una red lanzada al mar, rebosante de peces de todas las clases; cuando está llena se la retira para elegir los buenos y tirar los malos'”.


SU SIGNIFICADO. — “Los pescadores de hombres han echado sus redes, dice San Agustín: han cogido esta multitud de cristianos que contemplamos con admiración; han llenado las dos barcas, figuras de los dos pueblos: el Judío y el Gentil. ¿Pero qué hemos oído? La multitud recarga las barcas y las pone en peligro de naufragio; del mismo modo, vemos que la turbamulta confusa de bautizados recarga hoy a la Iglesia. Muchos cristianos viven mal, vacilan y hacen retardarse a los buenos. Pero aún se portan peor los que rompen las redes con sus cismas y herejías, peces impacientes que no quieren someterse al yugo de la unidad, que no quieren venir al festín de Cristo, y se complacen en sí mismos, pretestando que no pueden vivir con los malvados, rompen las mallas que los retienen en la estela apostólica, y perecen lejos de la ribera. ¡En cuántos lugares han roto de este modo la inmensa red de la salvación! Los Donatistas en Africa, los Arríanos en Egipto, en Frigia Montano, Manes en Persia, y más tarde ¡cuántos otros han sobresalido en esta obra de ruptura! No imitemos su demencia orgullosa. Si la gracia nos hace buenos, llevemos con paciencia la compañía de los malos en las aguas de este siglo. No nos arrastre su vista a vivir como ellos, ni a salir de la Iglesia; cercana está ya la ribera, donde sólo los de la derecha, sólo los buenos serán admitidos y de donde los malos serán arrojados al abismo'”.

En el Ofertorio, el ejército de los cristianos pide la luz de aquella fe, que sola puede asegurar la victoria, descubriéndola al enemigo y sus emboscadas. Para el fiel la noche no tiene sombra, y la claridad de la antorcha celestial arroja de sus ojos el sueño funesto que ocasionaría rápidamente la derrota y la muerte.


OFERTORIO

Ilumina mis ojos, para Que nunca duerma en la muerte: para que nunca diga mi enemigo: He prevalecido contra él.


Los dones ofrecidos sobre el altar para la transustanciación, son la figura de los mismos fieles. Por eso la Iglesia, en la Secreta, ruega al Señor que atraiga y que cambie, al mismo tiempo que estos dones, nuestras voluntades indóciles. Recordemos que, de todos los peces cogidos en la; red mística, sólo—nos dicen los Padres—serán elegidos en la ribera eterna “los que viven de modo que merezcan ser presentados por los pescadores de la Iglesia en el festín de Cristo”.


SECRETA

Aplácate, Señor, te lo suplicamos, con la aceptación de nuestras oblaciones: y compele propicio hacia ti nuestras rebeldes voluntades. Por nuestro Señor.


El Dios que hizo triunfar la debilidad de David sobre el gigante filisteo, se nos da en los Misterios. Cantemos, con el Salmo, su fuerza misericordiosa, que se hace nuestra en el Sacramento.


COMUNIÓN

El Señor es mi sostén, y mi refugio, y mi libertador: mi Dios es mi ayudador.


San Agustín da el nombre de Sacramento de la esperanza al misterio divino en el cual, la Iglesia proclama y restaura cada día aquí abajo su unidad social. La unión real, aunque encubierta todavía, de la Cabeza y los miembros en el banquete de la Sabiduría eterna, aventaja, en efecto, y con mucho, como prenda de las glorias futuras de la humanidad regenerada, a esa espera dolorosa de que nos hablaba el Apóstol en la Epístola del día. En la Poscomunión pedimos que sean lavadas nuestras manchas y que no impidan en nada el que obre con toda su plenitud este Sacramento, cuya virtud nos puede conducir hasta la perfección consumada de la salvación.


POSCOMUNIÓN

Suplicárnoste, Señor, hagas que los Misterios recibidos nos purifiquen y nos protejan con su virtud. Por nuestro Señor

Boletín Dominical 3 de julio



Día 3 de Julio, Domingo IV después de Pentecostés

Doble. Conm. San León II. Obispo y Confesor.

Lleno de profundas y saludables enseñanzas está el Evangelio de este domingo. Él nos dice de la perfección del cristiano en  la obediencia pronta, alegre, sencilla y devota a Dios nuestro Señor, en contra del espíritu envenenado del mundo, que es de rebelión, de soberbia y de desobediencia. Pedro y sus compañeros eran pescadores, saben bien su oficio, durante toda la noche no habían sacado nada, no había peces en ese sitio; sin embargo, Jesús les dice ahora, siendo de día, que echen la red en el mismo lugar. “¡Señor! nada hemos pescado en toda la noche, pero fiado en tus palabras echaré la red”, dice Pedro. Y al sacarla era tal la pesca que se rompía la red. He aquí el fruto de la obediencia. Por eso dice la Escritura que el varón obediente cantara victorias. Hemos de ser, pues, obedientes a Dios, obedientes a la Iglesia, obedientes a nuestros superiores, fieles a nuestros deberes, y no constituirnos en jueces, resistiendo y criticando todo, y como corona, una gran confianza en Dios.

Al principio, la vista del milagro sobrecogió a San Pedro, como sobrecoge siempre a cualquier hombre la presencia de lo sobrenatural. “Retírate de mí, Señor, que soy hombre pecador”, exclamó a impulso de la emoción. Pero la humildad nunca aparta a Jesús, sino que, al contrario, le une más a Él.




Día 7 de Julio, Santos Cirilo y Metodio.

San Cirilo y San Metodio eran hermanos y habían nacido en Tesalónica. Estudiaron en Constantinopla, donde se distinguieron por su ciencia y su virtud. El primero, llamado en un principio Constantino, famoso por su saber, fue ordenado de sacerdote; Metodio, valiente capitán, al fin se hizo monje. Enviados a Crimea  y a los pueblos eslavos, convirtieron a la fe y establecieron la jerarquía eclesiástica en Bohemia, Bulgaria, Moravia y llegaron a Polonia y Moscú. Inventaron el alfabeto de la lengua eslava y son los autores de su escritura, a la cual tradujeron las Sagradas Escrituras y los libros litúrgicos. Son tenidos como los apóstoles de todos los eslavos y los creadores de su lengua. Venidos a Roma en el año 867, el Papa Adriano II le dio el título de Obispo a Constantino, quien tomó el nombre de Cirilo, y murió en esa ciudad al año siguiente. Metodio llegó a ser obispo de Moravia y de Panonia, muriendo en el año 885.