Día
17 de Julio, Domingo VI de Pentecostés.
Doble. Ornamentos Verdes. Conm. San Alejo, Confesor
Espíritu de sacrificio ha de ser el distintivo de todo el que vive y lucha por un ideal grande; espíritu de sacrificio debe resplandecer en todo cristiano de una manera pujante y vigorosa. Por el bautismo renunciamos a Satanás y a sus obras, renunciamos a las concupiscencias y al pecado; muere el hombre viejo y cuerpo de pecado que era nuestra naturaleza inclinada al mal, e injertados en Jesucristo renacemos a nueva vida, vida sobrenatural de la gracia (Epístola). Más para desarrollar esta vida hay que luchar, puesto que la vida del cristiano es un combate sobre la tierra. El Evangelio nos muestra el corazón compasivo de Jesús. La atracción que ejercía era extraordinaria. Su mirada, sus palabras, su mansedumbre, sus obras, su bondad de corazón, subyugaban a cuantos tenían la dicha de verle.
Día 22 de Julio Santa María Magdalena, Penitente.
La Sagrada Liturgia, los grandes autores eclesiásticos, identifican a la pecadora que en el banquete de Simón, el Fariseo, regó con sus lagrimas de arrepentimiento los pies de Jesús, con María, hermana de Lázaro, y con María Magdalena, la que siguió a Jesús con las otras Santas Mujeres durante su predicación, le acompañó junto a la Cruz y fue la primera, después de la Virgen, que vio a Jesús resucitado. Magdalena amaba a Jesús con todo su corazón, los labios de Jesús habían purificado su alma con un perdón amplio y generoso y habían llevado a su corazón la paz y la tranquilidad. Desde entonces se transforma toda y vive en alta contemplación, sin más ansias que amar y sufrir por Jesús, elevándose de la sima de la miseria a la cima de la santidad.
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