sábado, 27 de marzo de 2021

San Roberto Belarmino: El Reino de Cristo y sus Condiciones



COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO

DOMINGO DE RAMOS

 

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: “La Pascua, como sabéis, será dentro de dos días, y el Hijo del hombre va a ser entregado para que lo crucifiquen”. Entonces los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo se reunieron en el palacio del pontífice que se llamaba Caifás; y deliberaron prender a Jesús con engaño, y darle muerte. Pero, decían: “No durante la fiesta, para que no haya tumulto en el pueblo”. Ahora bien, hallándose Jesús en Betania, en casa de Simón el leproso, una mujer se acercó a Él, trayendo un vaso de alabastro, con ungüento de mucho precio, y lo derramó sobre la cabeza de Jesús, que estaba a la mesa. Los discípulos, viendo esto, se enojaron y dijeron: “¿Para qué este desperdicio? Se podía vender por mucho dinero, y darlo a los pobres”. Mas Jesús, notándolo, les dijo: “¿Por qué molestáis a esta mujer? Ha hecho una buena obra conmigo. Porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a Mí no me tenéis siempre. Al derramar este ungüento sobre mi cuerpo; lo hizo para mi sepultura. En verdad, os digo, en el mundo entero, dondequiera que fuere predicado este Evangelio, se contará también, en su memoria, lo que acaba de hacer”. Entonces uno de los Doce, el llamado Judas Iscariote, fue a los sumos sacerdotes, y dijo: “¿Qué me dais, y yo os lo entregaré?” Ellos le asignaron treinta monedas de plata. Y desde ese momento buscaba una ocasión para entregarlo. El primer día de los Ázimos, los discípulos se acercaron a Jesús, y le preguntaron: “¿Dónde quieres que te preparemos la cena de Pascua?”. Les respondió: a la ciudad, a cierto hombre, y decidle: “El Maestro te dice: Mi tiempo está cerca, en tu casa quiero celebrar la Pascua con mis discípulos”. Los discípulos hicieron lo que Jesús les había mandado, y prepararon la Pascua. Y llegada la tarde, se puso a la mesa con los Doce. Mientras comían les dijo: “En verdad, os digo, uno de vosotros me entregará”. Y entristecidos en gran manera, comenzaron cada uno a preguntarle: “¿Seré yo, Señor?” Mas Él respondió y dijo: “El que conmigo pone la mano en el plato, ése me entregará. El Hijo del hombre se va, como esta escrito de Él, pero ¡ay de aquel hombre, por quien el Hijo del hombre es entregado! Más le valdría a ese hombre no haber nacido”. Entonces Judas, el que le entregaba, tomó la palabra y dijo: “¿Seré yo, Rabí?” Le respondió: “Tú lo has dicho”. Mientras comían, pues, ellos, tomando Jesús pan, y habiendo bendecido partió y dio a los discípulos diciendo: “Tomad, comed, éste es el cuerpo mío”. Y tomando un cáliz, y habiendo dado gracias, dio a ellos, diciendo: “Bebed de él todos, porque ésta es la sangre mía de la Alianza, la cual por muchos se derrama para remisión de pecados. Os digo: desde ahora no beberé de este fruto de la vid hasta el día aquel en que lo beba con vosotros, nuevo, en el reino de mi Padre”. Y entonado el himno, salieron hacia el Monte de los Olivos. Entonces les dijo Jesús: “Todos vosotros os vais a escandalizar de Mí esta noche, porque está escrito: ‘Heriré al pastor, y se dispersarán las ovejas del rebaño’. Mas después que Yo haya resucitado, os precederé en Galilea”. Respondióle Pedro y dijo: “Aunque todos se escandalizaren de Ti, yo no me escandalizaré jamás”. Jesús le respondió: “En verdad, te digo que esta noche, antes que el gallo cante, tres veces me negarás”. Replicóle Pedro: “¡Aunque deba contigo morir, de ninguna manera te negaré!” Y lo mismo dijeron también todos los discípulos. Entonces, Jesús llegó con ellos al huerto llamado Getsemaní, y dijo a los discípulos: “Sentaos aquí, mientras voy allí y hago oración”, y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos dé Zebedeo, comenzó a entristecerse y a angustiarse. Después les dijo: “Mi alma está triste, mortalmente; quedaos aquí y velad conmigo”. Y adelantándose un poco, se postró con el rostro en tierra, orando y diciendo: “Padre mío, si es posible, pase este cáliz lejos de Mí; mas no como Yo quiero, sino como Tú”. Y yendo hacia los discípulos, los encontró durmiendo. Entonces dijo a Pedro: “¿No habéis podido, pues, una hora velar conmigo? Velad y orad, para que no entréis en tentación. El espíritu, dispuesto (está), mas la carne, es débil”. Se fue de nuevo, y por segunda vez, oró así: “Padre mío, si no puede esto pasar sin que Yo lo beba, hágase la voluntad tuya”. Y vino otra vez y los encontró durmiendo; sus ojos estaban, en efecto, cargados. Los dejó, y yéndose de nuevo, oró una tercera vez, diciendo las mismas palabras. Entonces, vino hacia los discípulos y les dijo: “¿Dormís ahora y descansáis?”. He aquí que llegó la hora y el Hijo del Hombre es entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos! ¡Vamos! Mirad que ha llegado el que me entrega”. Aun estaba hablando y he aquí que Judas, uno de los Doce, llegó acompañado de un tropel numeroso con espadas y palos, enviado por los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El traidor les había dado esta señal: “Aquel a quien yo daré un beso, ése es; sujetadle”. En seguida se aproximó a Jesús y le dijo: “¡Salud, Rabí!”, y lo besó. Jesús le dijo: “Amigo, ¡a lo que vienes!”. Entonces, se adelantaron, echaron mano de Jesús, y lo prendieron. Y he aquí que uno de los que estaban con Jesús llevó la mano a su espada, la desenvainó y dando un golpe al siervo del sumo sacerdote, le cortó la oreja. Díjole, entonces, Jesús: “Vuelve tu espada a su lugar, porque todos los que empuñan la espada, perecerán a espada. ¿O piensas que no puedo rogar a mi Padre, y me dará al punto más de doce legiones de ángeles? ¿Mas, cómo entonces se cumplirían las Escrituras de que así debe suceder?”. Al punto dijo Jesús a la turba: “Como contra un ladrón habéis salido, armados de espadas y palos, para prenderme. Cada día me sentaba en el Templo para enseñar, ¡y no me prendisteis! Pero todo esto ha sucedido para que se cumpla lo que escribieron los profetas”. Entonces los discípulos todos, abandonándole a Él, huyeron. Los que habían prendido a Jesús lo llevaron a casa de Caifás, el sumo sacerdote, donde los escribas y los ancianos estaban reunidos. Pedro lo había seguido de lejos hasta el palacio del sumo sacerdote, y habiendo entrado allí, se hallaba sentado con los satélites para ver cómo terminaba eso. Los sumos sacerdotes, y todo el Sanhedrín, buscaban un falso testimonio contra Jesús para hacerlo morir; y no lo encontraban, aunque se presentaban muchos testigos falsos. Finalmente se presentaron dos, que dijeron: “Él ha dicho: “Yo puedo demoler el templo de Dios, y en el espacio de tres días reedificarlo”. Entonces, el sumo sacerdote se levantó y le dijo: “¿Nada respondes? ¿Qué es eso que éstos atestiguan contra Ti?” Pero Jesús callaba. Díjole, pues, el sumo sacerdote: “Yo te conjuro por el Dios vivo a que nos digas si Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios”. Jesús le respondió: “Tú lo has dicho. Y Yo os digo: desde este momento veréis al Hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y viniendo sobre las nubes del cielo”. Entonces, el sumo sacerdote rasgó sus vestiduras, y dijo: “¡Ha blasfemado! ¿Qué necesidad tenemos ya de testigos? Ahora mismo, vosotros habéis oído la blasfemia. ¿Qué os parece?” Contestaron diciendo: “Merece la muerte”. Entonces lo escupieron en la cara, y lo golpearon, y otros lo abofetearon, diciendo: “Adivínanos, Cristo, ¿quién es el que te pegó?”. Pedro, entretanto, estaba sentado fuera, en el patio; y una criada se aproximó a él y le dijo: “Tú también estabas con Jesús, el Galileo”. Pero él lo negó delante de todos, diciendo: “No sé qué dices”. Cuando salía hacia la puerta, otra lo vio y dijo a los que estaban allí: “Éste andaba con Jesús el Nazareno”. Y de nuevo lo negó, con juramento, diciendo: “Yo no conozco a ese hombre”. Un poco después, acercándose los que estaban allí de pie, dijeron a Pedro: ¡Ciertamente, tú también eres de ellos, pues tu habla te denuncia!” Entonces se puso a echar imprecaciones y a jurar: “Yo no conozco a ese hombre”. Y en seguida cantó un gallo, y Pedro se acordó de la palabra de Jesús: “Antes que el gallo cante, me negarás tres veces”. Y saliendo afuera, lloró amargamente. Llegada la madrugada, todos los jefes de los sacerdotes y los ancianos del pueblo tuvieron una deliberación contra Jesús para hacerlo morir. Y habiéndolo atado, lo llevaron y entregaron a Pilato, el gobernador. Entonces viendo Judas, el que lo entregó, que había sido condenado, fue acosado por el remordimiento, y devolvió las treinta monedas de plata a los sumos sacerdotes y a los ancianos, diciendo: “Pequé, entregando sangre inocente”. Pero ellos dijeron: “A nosotros ¿qué nos importa? tú verás”. Entonces, él arrojó las monedas en el Templo, se retiró y fue a ahorcarse. Mas los sumos sacerdotes, habiendo recogido las monedas, dijeron: “No nos es lícito echarlas en el tesoro de las ofrendas, porque es precio de sangre”. Y después de deliberar, compraron con ellas el campo del Alfarero para sepultura de los extranjeros. Por lo cual ese campo fue llamado Campo de Sangre, hasta el día de hoy. Entonces, se cumplió lo que había dicho el profeta Jeremías: “Y tomaron las treinta monedas de plata, el precio del que fue tasado, al que pusieron precio los hijos de Israel, y las dieron por el Campo del Alfarero, según me ordenó el Señor”. Entretanto, Jesús compareció delante del gobernador, y el gobernador le hizo esta pregunta: “¿Eres Tu el rey de los judíos?” Jesús le respondió: “Tú lo dices”. Y mientras los sumos sacerdotes y los ancianos lo acusaban, nada respondió. Entonces, Pilato le dijo: “¿No oyes todo esto que ellos alegan contra Ti?” Pero Él no respondió ni una palabra sobre nada, de suerte que el gobernador estaba muy sorprendido. Ahora bien, con ocasión de la fiesta, el gobernador acostumbraba conceder al pueblo la libertad de un preso, el que ellos quisieran. Tenían a la sazón, un preso famoso, llamado Barrabás. Estando, pues, reunido el pueblo, Pilato les dijo: “¿A cuál queréis que os suelte, a Barrabás o a Jesús, el que se dice Cristo?”, porque sabía que lo habían entregado por envidia. Mas mientras él estaba sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: “No tengas nada que ver con ese justo, porque yo he sufrido mucho hoy, en sueños, por Él”. Pero los sumos sacerdotes y los ancianos persuadieron a la turba que pidiese a Barrabás, y exigiese la muerte de Jesús. Respondiendo el gobernador les dijo: “¿A cuál de los dos queréis que os suelte?” Ellos dijeron: “A Barrabás”. Díjoles Pilato: “¿Qué haré entonces con Jesús, el que se dice Cristo?” Todos respondieron: “¡Sea crucificado!” Y cuando él preguntó: “Pues ¿qué mal ha hecho?”, gritaron todavía más fuerte, diciendo: “¡Sea crucificado!” Viendo Pilato, que nada adelantaba, sino que al contrario crecía el clamor, tomó agua y se lavó las manos delante del pueblo diciendo: “Yo soy inocente de la sangre de este justo. Vosotros veréis”. Y respondió todo el pueblo diciendo: “¡La sangre de Él, sobre nosotros y sobre nuestros hijos!” Entonces, les soltó a Barrabás; y a Jesús, después de haberlo hecho azotar, lo entregó para que fuese crucificado. Entonces, los soldados del gobernador llevaron a Jesús al pretorio, y reunieron alrededor de Él toda la guardia. Lo despojaron de los vestidos y lo revistieron con un manto de púrpura. Trenzaron también una corona de espinas y se la pusieron sobre la cabeza, y una caña en su derecha; y doblando la rodilla delante de Él, lo escarnecían, diciendo: “¡Salve, rey de los judíos!”; y escupiendo sobre Él, tomaban la caña y lo golpeaban en la cabeza. Después de haberse burlado de Él, le quitaron el manto, le pusieron sus vestidos, y se lo llevaron para crucificarlo. Al salir, encontraron a un hombre de Cirene, de nombre Simón; a éste lo requisaron para que llevara la cruz de Él. Y llegados a un lugar llamado Gólgota, esto es, “del Cráneo”, le dieron a beber vino mezclado con hiel; y gustándolo, no quiso beberlo. Los que lo crucificaron se repartieron sus vestidos, echando suertes. Y se sentaron allí para custodiarlo. Sobre su cabeza pusieron, por escrito, la causa de su condenación: “Este es Jesús el rey de los judíos”. Al mismo tiempo crucificaron con Él a dos ladrones, uno a la derecha, otro a la izquierda. Y los transeúntes lo insultaban meneando la cabeza y diciendo: “Tú que derribas el Templo, y en tres días lo reedificas, ¡sálvate a Ti mismo! Si eres el Hijo de Dios,¡bájate de la cruz!” De igual modo los sacerdotes se burlaban de Él junto con los escribas y los ancianos, diciendo: “A otros salvó, a sí mismo no puede salvarse. Rey de Israel es: baje ahora de la cruz, y creeremos en Él. Puso su confianza en Dios, que Él lo salve ahora, si lo ama, pues ha dicho: “De Dios soy Hijo”. También los ladrones, crucificados con Él, le decían las mismas injurias.Desde la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora nona. Y alrededor de la hora nona, Jesús clamó a gran voz, diciendo: “¡Elí, Elí, ¿lama sabactani?”, esto es: “¡Dios mío, Dios mío! ¿por qué me has abandonado?”. Al oír esto, algunos de los que estaban allí dijeron: “A Elías llama éste”. Y en seguida uno de ellos corrió a tomar una esponja, que empapó en vinagre, y atándola a una caña, le presentó de beber. Los otros decían: “Déjanos ver si es que viene Elías a salvarlo”. Mas Jesús, clamando de nuevo, con gran voz, exhaló el espíritu. Y he ahí que el velo del templo se rasgó en dos, de arriba abajo; tembló la tierra, se agrietaron las rocas, se abrieron los sepulcros y los cuerpos de muchos santos difuntos resucitaron. Y, saliendo del sepulcro después de la resurrección de Él, entraron en la Ciudad Santa, y se aparecieron a muchos. Entretanto, el centurión y sus compañeros que guardaban a Jesús, viendo el terremoto y lo que había acontecido, se llenaron de espanto y dijeron: “Verdaderamente, Hijo de Dios era este”. Había también allí muchas mujeres que miraban de lejos; las cuales habían seguido a Jesús desde Galilea, sirviéndole. Entre ellas se hallaban María la Magdalena, María la madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Llegada la tarde, vino un hombre rico de Arimatea, llamado José, el cual también era discípulo de Jesús. Se presentó delante de Pilato y pidió el cuerpo de Jesús. Entonces Pilato mandó que se le entregase. José tomó, pues, el cuerpo, lo envolvió en una sábana limpia, y lo puso en el sepulcro suyo, nuevo, que había hecho tallar en la roca. Después rodó una gran piedra sobre la entrada del sepulcro, y se fue. Estaban allí María la Magdalena y la otra María, sentadas frente al sepulcro. Al otro día, el siguiente de la Preparación, los sumos sacerdotes y los fariseos se reunieron y fueron a Pilato, a decirle: “Señor, recordamos que aquel impostor dijo cuando vivía: “A los tres días resucitare”. Manda, pues, que el sepulcro sea guardado hasta el tercer día, no sea que sus discípulos vengan a robarlo y digan al pueblo: “Ha resucitado de entre los muertos”, y la última impostura sea peor que la primera”. Pilato les dijo: “Tenéis guardia. Id, guardadlo corno sabéis”. Ellos, pues, se fueron y aseguraron el sepulcro con la guardia, después de haber sellado la piedra.

Mateo XXVI, 1-75 - XXVII, 1-6



SAN ROBERTO BELARMINO


El reino de Cristo y sus condiciones

(Cf. Opera oratoria postuma t.1 sec.2, Dom. Palm. p.237, Roma, Universidad Gregoriana, 1942.)


A) Exordio: Cristo se muestra rey 


Cristo fué desde el principio rey y sacerdote, oficios incluidos en el de Mesías o Cristo. Dentro de cinco días oficiará como sacerdote. Hoy quiere manifestarse como rey. 

Se muestra rey en esta escena al aplicarse la profecía de He aquí tu rey viene a ti (Mt. 21,25 y Io. 12,15), y al aceptar los gritos de Bendito el que viene rey de Israel y Hosanna al Hijo de David, que equivalía a nuestro ¡Viva el rey! 


B) Reino diferente de los de este mundo

a) Se lo dijo a Pilatos: Mi reino no es de este mundo (Io. 18,36). 

b) Los reyes de la tierra son elegidos por constituido rey sobre Sión (Ps. 2,6); y en ese mismo sentido decían las turbas que era el rey que llegaba en el nombre del Señor. 

c) Suelen subir al poder los reyes destronando a sus antecesores. La Iglesia, en cambio, canta el día de los Santos Inocentes: ¿Por qué temes, impío y enemigo Herodes, la venida de Cristo? No arrebata reinos terrenos el que da los celestiales. La principal intención del Señor cuando le dijo a Pilatos que su reino no era de este inundo fué la de asegurarle que no había de peligrar por culpa suya el poderío romano. Días antes había resuelto la cuestión del tributo: Dad al César lo que es del César (Mt. 22,21). 

d) Los dominadores de la tierra rigen sólo los cuerpos; en cambio, Cristo gobierna y domina las almas. Ejercitó su poder el día de hoy moviendo la voluntad del dueño de los animales para que se los prestara; la de las turbas para que le aclamaran contra la prohibición severa de sus jefes; la de éstos para que no se atrevieran a causarle daño. Dominó a los irracionales montando bestias no domadas, y movió los gritos espontáneos de los niños. e) Los jefes humanos se rodean de ejércitos y armas. Cristo conquistó el mundo no con el acero, sino con un leño, del que fué colgado. Por eso hoy, día de la aclamación de su reinado, se nos lee la pasión, instrumento de su victoria. Por armas usó la paciencia, humildad, obediencia y caridad, que brillaron, sobre todo, en su muerte y último discurso. Sintetizólo todo ello el profeta Zacarías, citado por San Juan (12,15). 

C) Reino justo y santo Un rey perfecto debe ser útil y no gravoso. como el padre con sus hijos. Según el Filósofo, la diferencia entre un rey y un tirano consiste en que aquél busca la utilidad de su pueblo y éste la suya propia. Aplicando, pues, esta distinción. comprobamos que existen príncipes gravosos, por los tributos que exigen, e inútiles, porque no promueven el bien común, y príncipes útiles, porque lo buscan, pero gravosos por las cargas, en exceso onerosas, con que abruman a los suyos, aparte del lujo también excesivo de que se rodean ellos. Cristo, en cambio, aparece como el mejor de los reyes, pues es el más benéfico para su pueblo, sin ponerle carga alguna: Alégrate y no temas, hija de Sión. Alégrate, porque es en su gobierno y te salvará de los enemigos. No temas, porque no te será gravoso. Mírale humilde, sentado sobre un asno. 


a) CRISTO ES JUSTÍSIMO


1. Premiando 

1°. Hasta lo más pequeño: Dar un vaso de agua (Mt. 10,42). 
2°. Hasta lo que pasó inadvertido y olvidado para quien lo hizo: El Padre, que ve lo oculto, te premiará (Mt. 6,4). 
3. Hasta lo que fué ejecutado en beneficio de quien lo hacía, v. gr., la oración. Dios la escucha y, además, la premia. Quién es capaz de dar limosna y premiar al pobre por haberla pedido? ¿Qué médico remunera a los que acuden a el? 

2. Premiando fidelísimamente 

Sin que el olvido, las calumnias ni su muerte o la del súbdito tuerzan su voluntad o la impidan, como suele acontecer a nuestros reyes. 

3. Castigando 

Porque conoce y pesa las conciencias con medida exacta, a diferencia de la nuestra, que desprecia el pecado o lo valora a capricho. El distingue el mortal del venial y les aplica el castigo justo... Con vara de hierro romperá al pecador COMO si fuera el vaso de un alfarero (Ps. 2,9). 

4. Rey salvador 

Nos libra de los enemigos para que vivamos tranquilos bajo su imperio. Salvar es sacar de un grave peligro, v. gr.: Sálvanos, que perecemos (Mt. 8,25). Los hijos de Adán, con un pie en el infierno, no tenemos más que seguir el estandarte de Cristo por el bautismo o por la penitencia para vernos seguros. 


b) CRISTO NO ES UN REY GRAVOSO 

Pobre, amante de la pobreza, ¿cómo va a querer empobrecernos? Quiso ser pobre porque no necesitaba riquezas para conquistar el mundo a su devoción y para enseñarnos que tampoco son necesarias al que quiera ocupar los primeros puestos de su reino. Y dicho esto, bueno será estudiar los tributos que debemos a nuestro Rey. 


 
D) Tributos que debemos a este rey


a) EL TRIBUTO DE LA ALABANZA 

El principal tributo que le debemos es el de la alabanza, que vemos concedida en el evangelio de hoy: Bendito el que viene en el nombre del Señor. 


b) OBLIGACIÓN DE ESTA ALABANZA 

1) Dios la exige: Ofrece a Dios sacrificios de alabanza (Ps. 49,14). 

2) Es útil para nosotros (por donde se demuestra lo que llevamos dicho de lo benéfico de su reinado), porque nos granjea el premio y porque nos sirve de placer, ya que la alabanza arranca de la contemplación de su hermosura y de la belleza de sus obras no de otro modo que el rey que quisiera imponer como tributo que los súbditos gozaran de un bellísimo espectáculo en el que él mismo actuara como parte. 

Bella, en efecto, es la creación: Y vió Dios ser bueno cuanto había hecho (Gén. 1,31; Deut. 32,4, y Ps. 110,2). Perfectas en su ser las flores, los animales. el hombre. Bella la Providencia, incapaz de ser mejorada, aun cuando a veces a quienes no alcanzamos su desarrollo total nos parezca defectuosa. San Agustín comparaba nuestros juicios sobre ella con los del que critica una obra musical sin oír más que algunas de las voces, y aun esta a trozos. Por eso, los santos, cuando ven a Dios y a su providencia, estupefactos, dejan de querer contemplar cosa alguna, abismándose en las alabanzas de Dios. ¡Ojalá que nosotros, iluminados por la fe, hagamos lo mismo! 


E) Quiénes niegan a Dios este tributo

a) Los hombres que quieren ser alabados ellos mismos. cosa que acaece a muchos. incluso a los que parecen buenos. San Francisco decía que no temía a ninguna otra cosa como a la posibilidad de robarle a Dios su gloria, porque, según su explicación, el pecador puede hacer todo lo que hacen los santos, rezar, ayunar, dar limosnas, con una sola diferencia, la de que, en vez de ordenarlo todo a la gloria de Dios, el pecador lo ordenará a la suya propia. Cuide, por lo tanto, mucho el varón justo de dirigirlo todo al Señor. 

Pero ¿por qué no debe ser alabado el que obra bien? Debe serlo, pero por Dios. Los hombres no tienen el sentido suficiente y nos ponen en gran peligro de vanagloria. 

b) Hay otra clase de hombres que sólo alaban a Dios cuando marchan viento en popa. Pero si el viento sopla contrario, lo blasfeman con horrendo pecado, que es el mayor y más irracional. Es el mayor, porque ofende a la fe y caridad (cf. Sum. Theol. 2-2 q.13). Es el más irracional, porque no acarrea ninguna ganancia, deleite o suavidad. 

Boletín Dominical 28 de marzo



Día 29 de Marzo de 2021, Domingo de Ramos

Doble de I clase- Orn. Morados


Con este Domingo comienza la Semana Mayor o Semana Santa. Desde los primeros días de la Iglesia fue mirada por los fieles la semana que precede inmediatamente al día de Pascua como el tiempo más santo del año, un tiempo que pide de nosotros más devoción y santidad, a causa de los grandes misterios cuya memoria celebra en ella la Iglesia; y así en todo tiempo se ha llamado la Semana Santa por excelencia.

Pocos Domingos hay en todo el año más solemnes en la Iglesia que el Domingo de Ramos, y quizá ninguno en que la religión parezca con más gloria y majestad, y en que la fe y devoción de los fieles se haga más sensible. La Iglesia ha creído deber honrar con un culto particular la entrada que hizo Jesús en Jerusalén, cinco días antes de morir, por que está persuadida de que no fue sin misterio; y quiere, por medio de un homenaje sincero de todos los corazones cristianos, suplir, por decirlo así, lo que faltaba a un triunfo puramente exterior. Así, desde que la Iglesia se vio en libertad por la conversión de los emperadores a la fe de Jesucristo, instituyó esta fiesta. Las dos ceremonias de éste día expresan los dos aspectos del misterio de la cruz: uno de alegría y otro de tristeza.

Primeramente viene la bendición y procesión de las palmas, la cual respira alegría y júbilo, recordando la escena grandiosa de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, que puso en alegre conmoción a la ciudad santa, y hoy llena de júbilo a la Iglesia; los ramos benditos que llevan los fieles en la mano no es otra cosa que un símbolo de las disposiciones interiores con que deben celebrarla, la que los Santos Padres miran como una figura de la entrada triunfal del Salvador en la Jerusalén celestial. Luego viene la misa cuyos textos se relacionan con el recuerdo doloroso de la Pasión del Señor. 

La bendición de las palmas que se hace desde el siglo IX, antes de la Misa, va seguida donde cómodamente se puede, por la procesión. 

Los ramos benditos se deben conservar con devoción por que son un sacramental, por el cual, en virtud de la oración de la Iglesia, se afianzará nuestra fe en Jesús y puede esperarse también la salud del alma y del cuerpo.












domingo, 21 de marzo de 2021

Sermón Domingo de Pasión

 

Sermón

R.P. Julián Espina Leupold

(Escuche y descargue el sermón aquí)



Sermón

R.P. Pío Espina Leupold

(Escuche y descargue el sermón aquí)



Lección
Hermanos: Cristo, empero, al aparecer como Sumo Sacerdote de los bienes venideros, entró en un tabernáculo más amplio y más perfecto, no hecho de manos, es decir, no de esta creación; por la virtud de su propia sangre, y no por medio de la sangre de machos cabríos y de becerros, entró una vez para siempre en el Santuario, después de haber obtenido redención eterna. Porque si la sangre de machos cabríos y de toros y la ceniza de la vaca santifica con su aspersión a los inmundos y los purifica en la carne, ¿cuánto más la sangre de Cristo, que por su Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mácula a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis a Dios vivo?. Por esto Él es mediador de un pacto nuevo a fin de que, una vez realizada su muerte para la redención de las transgresiones cometidas durante el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna.

Hebreos IX, 11-15


Evangelio
En aquel tiempo: Dijo Jesús a los fariseos ¿Quien de vosotros puede acusarme de pecado? Y entonces; si digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; por eso no la escucháis vosotros, porque no sois de Dios”. A lo cual los judíos respondieron diciéndole: “¿No tenemos razón, en decir que Tú eres un samaritano y un endemoniado?”. Jesús repuso: “Yo no soy un endemoniado, sino que honro a mi Padre, y vosotros me estáis ultrajando. Mas Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzgará. En verdad, en verdad, os digo, si alguno guardare mi palabra, no verá jamás la muerte”. Respondiéronle los judíos “Ahora sabemos que estás endemoniado. Abrahán murió, los profetas también; y tú dices: “Si alguno guardare mi palabra no gustará jamás la muerte”. ¿Eres tú, pues, más grande que nuestro padre Abrahán, el cual murió? Y los profetas también murieron; ¿quién te haces a Ti mismo?” Jesús respondió: “Si Yo me glorifico a Mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es quien me glorifica: Aquel de quien vosotros decís que es vuestro Dios; mas vosotros no lo conocéis. Yo sí que lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería mentiroso como vosotros, pero lo conozco y conservo su palabra. Abrahán, vuestro padre, exultó por ver mi día; y lo vio y se llenó de gozo”. Dijéronle, pues, los judíos: “No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?” Díjoles Jesús: “En verdad, en verdad os digo: Antes que Abrahán existiera, Yo soy”. Entonces tomaron piedras para arrojarlas sobre Él. Pero Jesús se ocultó y salió del Templo. 
Juan VIII, 46-59

sábado, 20 de marzo de 2021

San Bernado: El que se Gloría, Gloríese en el Señor



COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO

DOMINGO DE PASIÓN


En aquel tiempo: Dijo Jesús a los fariseos ¿Quien de vosotros puede acusarme de pecado? Y entonces; si digo la verdad, ¿por qué no me creéis? El que es de Dios, escucha las palabras de Dios; por eso no la escucháis vosotros, porque no sois de Dios”. A lo cual los judíos respondieron diciéndole: “¿No tenemos razón, en decir que Tú eres un samaritano y un endemoniado?”. Jesús repuso: “Yo no soy un endemoniado, sino que honro a mi Padre, y vosotros me estáis ultrajando. Mas Yo no busco mi gloria; hay quien la busca y juzgará. En verdad, en verdad, os digo, si alguno guardare mi palabra, no verá jamás la muerte”. Respondiéronle los judíos “Ahora sabemos que estás endemoniado. Abrahán murió, los profetas también; y tú dices: “Si alguno guardare mi palabra no gustará jamás la muerte”. ¿Eres tú, pues, más grande que nuestro padre Abrahán, el cual murió? Y los profetas también murieron; ¿quién te haces a Ti mismo?” Jesús respondió: “Si Yo me glorifico a Mí mismo, mi gloria nada es; mi Padre es quien me glorifica: Aquel de quien vosotros decís que es vuestro Dios; mas vosotros no lo conocéis. Yo sí que lo conozco, y si dijera que no lo conozco, sería mentiroso como vosotros, pero lo conozco y conservo su palabra. Abrahán, vuestro padre, exultó por ver mi día; y lo vio y se llenó de gozo”. Dijéronle, pues, los judíos: “No tienes todavía cincuenta años, ¿y has visto a Abrahán?” Díjoles Jesús: “En verdad, en verdad os digo: Antes que Abrahán existiera, Yo soy”. Entonces tomaron piedras para arrojarlas sobre Él. Pero Jesús se ocultó y salió del Templo.

Juan VIII, 46-59



SAN BERNARDO

El que se gloría, gloríese en el Señor


Jesús se nos presenta en este evangelio dándonos una lección completa sobre la gloria con que hemos de dar y recibir; tres proposiciones podían ser la síntesis de este comportamiento. Jesús glorifica al Padre; Jesús  no busca su propia gloria; Jesús espera  la gloria que le dará el Padre. San Bernardo nos dice en el Sermón que resumimos que gloria hemos de buscar (cf , Sermones varios: B.A.C. Obras completas [1953] t.1 p.912-915; PL, 183-558). 


1) Es propio de la criatura racional buscar su gloria

El que se gloría, gloríese en el Señor (2 Cor. 10,17-18). Sabía el Apóstol que la gloria es propia del Creador y no de la criatura. según aquello: Mi gloria no la daré a otro lis. 42,8): y Gloria a Dios en las alturas y en la tierra par a los hombres de buena voluntad (Lc. 2,14). Y también: No a nosotros, Señor, no a nosotros, sino a tu nombre da la gloria (Ps. 113,9). Mas consideró que de tal modo ama la gloria la criatura racional, como quien está hecha a imagen y semejanza del Creador, que nunca o casi nunca ha podido reprimir este deseo. Por lo cual, según la sabiduría que le ha dado Dios, encuentra un consejo salubérrimo, diciendo: Ya que no pueden persuadirnos a que no nos gloriemos, a lo menos el que se gloria, gloriese en el Señor".


B) La gloria dada por los hombres es digna de desprecio

"Y considera cuánto sobrepasa la filosofía de San Pablo a la sabiduría de los filósofos de este mundo, sabiduría que. ciertamente, es insensatez para Dios (1 Cor. 3,19). Viendo los filósofos que algunos se deleitaban en las alabanzas ajenas y que buscaban mutuamente la gloria unos de otros, los que sobresalieron de entre ellos advirtieron prudentemente que esta gloria era vana y digna de todo desprecio. Mas, considerando después e investigando atentamente qué gloria debía apetecer el sabio, aquí ya descarrilaron completamente en sus pensamientos, juzgando que a cada uno le bastaba la gloria propia, como si el alma, que no puede subsistir por si misma, pudiese por sí misma ser bienaventurada. Y así como los deseos de la gloria ajena se esforzaban con toda solicitud por hacer aquellas cosas que admirasen y alabasen los hombres. así éstos juzgaban que sólo había que buscar aquella que aprobase el espíritu interior". 


C) El juicio de Dios, no el juicio de los demás ni el juicio propio

"Y ésta es, ciertamente, la sabiduría suma de los sabios de este mundo, la cual es imperfecta aunque se aproxima a la verdad. Pero a ambas filosofías las sobrepasa el Apóstol con la sublime contemplación de la verdad: El que se gloría. dice, no se gloríe en otro ni en si, sino en el Señor. Y. condenando con mayor insistencia aquella que parecía más próxima a la verdad, condenándola con cierto juicio de la verdad, dice: No es aprobado aquel que se recomienda a si mismo, sino aquel a quien recomienda Dios. ¿Por qué. pues, ando solícito del juicio de otro hombre o de mi propio juicio, si ni por su vituperio seré reprobado ni por MIS alabanzas aprobado? Hermanos míos, si yo tuviera que pre-sentarme ante vuestro tribunal, con razón me gloriaría de vuestras alabanzas. Y si hubiese de ser juzgado por mi misma conciencia, satisfecho de mi propio testimonio, me deleitaría en mis propias alabanzas. Mas, puesto que he de presentarme no ante vuestro juicio ni ante el mío, sino ante el de Dios, ¿qué gran insensatez., más aún, qué gran. locura gloriarme de vuestro testimonio o del mío, principalmente siendo El tal, que todas las cosas están desnudas y abiertas a sus ojos, y no tiene necesidad de que alguno le dé testimonio del hombre? Con razón, pues, dice el mismo Apóstol reprobador de la gloria vana y falaz: Tengo por poca cosa el que me juzguéis vosotros o el día humano, mas ni siquiera me juzgo yo mismo; quien me juzga a mí es el Señor (1 Cor. 4,3-4)".


D) El testimonio de la propia conciencia 

a) VALE MÁS QUE EL AJENO


"En las cuales palabras hay que considerar diligentemente aquello de que, teniendo por poca cosa el juicio ajeno, de ninguna manera seguirá el suyo, aunque no le tiene por tan Poco. Nadie sabe las cosas que están en el hombre sino el 

espíritu del hombre, que está en él (1 Cor. 2,11); de suerte que, ea comparación con el testimonio interior, se ha de tener completamente por nada el exterior. ¿Qué me va a mi con las alabanzas de aquellos que me desconocen?" 


b) ES, SIN EMBARGO, INSUFICIENTE

"Y si ese espíritu que está en el hombre pudiese conocer todas las cosas que hay en el hombre, sin duda ninguna bastaría su testimonio. Mas el corazón del hombre es malo e impenetrable también para sí mismo (ler. 17,9), de tal suerte que en gran parte desconoce las cosas presentes y su futuro no lo puede averiguar".

 
c) Lo BUENA CONCIENCIA LO QUE DA PROPIAMENTE ES CONFIANZA DE SER GLORIFICADOS 

"Mas porque algunas veces conoce las cosas actuales,si no nos reprende nuestra conciencia, tenemos no ya gloria, sino confianza en Aquél, como dice el bienaventurado San Juan (lo. 3,21) . Mas cuando merezcamos poseer, nuestra sentencia de parte de su Verdad, para la que nada hay escondido, de ella podremos gloriarnos con toda seguridad..." 


E) El Espíritu Santo da a nuestro espíritu un testimonio de gloria verdadero

 "También ahora, aunque no plenamente, aunque no sin, temor y cuidados grandes, nos gloríamos algún tanto en e. Señor; al dar el Espíritu Santo testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. De todo esto nos podemos verdaderamente gloriar, de que tenemos un Padre tan bueno, cuya inefable majestad tiene como cosa propia cuidar de nosotros... Así, pues, el que se gloría, no se gloría en sus méritos. Pues ¿qué tiene que no haya recibido? Si lo ha recibido, por qué se gloría como si no lo hubiera recibido? Gloríese, pues, en aquel de quien lo ha recibido, no porque es grande, sino porque le ha engrandecido Dios; esto es, que en las cosas que ha recibido se gloríe no como quien no las ha recibido, sino como quien las ha recibido. No dice el Apóstol: Si lo has recibido, ¿por qué te glorías? Sino: ¿Por qué te glorías como quien no la ha recibido? (1 Cor 4,7). De modo que no prohíbe, sino que enseña a gloriarnos". 


F) La tribulación, testimonio de aprobación de Dios

-¿Mas qué significa lo que dice: No el que se recomienda a sí mismo, ése es aprobado, sino aquel a quien Dios recomienda? ¿Quién es ese a quien Dios recomienda en este siglo? ¿Cómo va a recomendar la Verdad a aquel que es todavía reprensible? Finalmente, dice: Yo castigo y corrijo a los que amo (Apoc. 3,19). ¿Acaso es esto toda la recomendación? En verdad, por lo que a mi me parece, ésta es. ¿Qué recomendación mejor y más eficaz hay que el testimonio de la caridad divina para con nosotros? Ningún testimonio hay más creíble que el de su amor, ninguno más cierto en esta vida... Esta es, pues, la increpación en la que continuamente nos sugiere a solas el Espíritu de verdad qué es lo que nos falta, y en la que repele la soberbia, la negligencia, la ingratitud. En el cual triple vicio se arrastran peligrosamente casi todos los hombres religiosos, por eso de que perciben con el oído del corazón poco atento lo que habla en el interior aquel Espíritu de verdad que no toca a ninguno. Esto a algunos les proviene, si no me engaño, de que, ansiosos de la gloria propia, no pueden aquietarse con ninguna razón cuando no hallan en sí mismos nada de que puedan gloriarse. En cambio, habrá gloria perfecta y segura si desconfiamos de todas nuestras obras". 


 

Boletín Dominical 21 de marzo



Día 21 de Marzo, Primer Domingo de Pasión

Doble de I clase- Orn. Morados

Como en los días previos a la tormenta vemos acumularse densos nubarrones, así el cielo de la Iglesia se pone cada vez más sombrío y triste, hasta prorrumpir en desgarradores acentos de dolor, por que el rayo de la justicia divina  va a caer sobre su Esposo, Cristo Jesús, que se ofreció por victima de los pecados del mundo. Por amor al Padre y a los hombres se revistió el Hijo de Dios de nuestra carne y se hizo hombre como nosotros. Y este Dios hecho hombre ha sustituido a sus hermanos culpables. Por eso “se reviste de nuestras culpas como un manto”, según lo dicho por el Profeta, y se “hace pecado por nosotros”, a fin de destruirlo con su muerte en cruz. Desde el siglo XIV la Iglesia cubre sus altares de luto, y oculta las imágenes, eclipsando el culto de los santos durante este tiempo, ante el grandioso misterio de la Redención. En las Misas de Pasión no se dice el salmo Judica me, conservando en esto la forma más antigua de la Misa; tampoco se dice el Gloria Patri al fin del Introito y del Lavabo.

En el Evangelio de hoy se muestra más evidentemente el odio, cada vez más profundo, del Sanedrín, y Cristo apela al tribunal de Dios del fallo inicuo que le están preparando (Introito, Gradual y Evangelio).

Según el Apóstol San Pablo, Cristo es el verdadero Pontífice de la Nueva Alianza entre Dios y los hombres, la cual sella con su propio sacrificio.


La Iglesia de Cristo

Una Revisión de la Doctrina Básica sobre la Iglesia Católica.

Por el Rev. Padre Francisco Radecki C.M.R.I.

Parte III 

La Infalibilidad.

El Papa es protegido, por la infalibilidad papal, de enseñar a la Iglesia Universal cualquier cosa contraria a la fe y buenas costumbres. Cuando el Papa define infaliblemente una doctrina, él simplemente hace una pública declaración de lo que siempre fue enseñado por la Iglesia. Cristo proveyó para la exacta transmisión de Sus inmutables enseñanzas de edad en edad a través de la infalibilidad papal, la divina salvaguardia que protege a los Papas de enseñar la herejía en materia de fe y moral. Continua





Sigue… Cristo proveyó para la exacta transmisión de Sus inmutables enseñanzas de edad en edad a través de la infalibilidad papal, la divina salvaguardia que protege a los Papas de enseñar la herejía en materia de fe y moral. Un Papa no puede inventar nuevas doctrinas ni enseñar algo contrario al Deposito de la Fe. Monseñor Van Noort explica: “La infalibilidad no es apenas la ausencia de error, sino la imposibilidad de errar” (Christ’s Church, p. 119). El Papa Pio XII escribió sobre la infalibilidad de las encíclicas papales en Humanis Generis: “… si el Supremo Pontífice en sus documentos oficiales juzga a propósito un tema que está en disputa, es obviamente que el tema, de acuerdo con la mente y el querer del mismo Pontífice, con puede ser más considerada como una cuestión abierta a discusión entre los teólogos.”El Espíritu Santo, Tercera Persona de la Santísima Trinidad, el Espíritu de Verdad, protege al Papa de enseñar el error, como fue confirmado por el Concilio Vaticano de 1869 al 1870: “… el Espíritu Santo no fue prometido a los sucesores de Pedro de forma que, por Su revelación ellos pudieran manifestar una nueva doctrina, sino que, por Su asistencia, guardarían como sagrado y propondrían fielmente la revelación propagada por los Apóstoles, o el Deposito de la Fe” (Pastor Aeternus, c. 4. Pio Papa XII, Munificentíssimus Deus, 1 de Noviembre de 1950).


Indefectibilidad

La Indefectibilidad significa que Cristo estará con Su Iglesia todo el tiempo y que ella existirá hasta el final del mundo. “Yo estoy con vosotros todos los días, hasta la consumación del mundo” (Math. 28-20).






viernes, 19 de marzo de 2021

Sermón: Fiesta de San José, Esposo de la Bienaventurada Virgen María

 

Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues

(Escuche y descargue el sermón aquí)


Lección

Hermanos: Os exhortamos que no recibáis en vano la gracia de Dios, porque Él dice: “En el tiempo aceptable te escuché, y en el día de salud te socorrí”. He aquí ahora tiempo aceptable. He aquí ahora día de salud. Pues no (os) damos en nada ninguna ocasión de escándalo, para que no sea vituperado el ministerio; al contrario, en todo nos presentamos como ministros de Dios, en mucha paciencia, en tribulaciones, en necesidades, en angustias, en azotes, en prisiones, en alborotos, en fatigas, en vigilias, en ayunos; 6 en pureza, en conocimiento, en longanimidad, en benignidad, en el Espíritu Santo, en caridad no fingida, con palabras de verdad, con poder de Dios, por las armas de la justicia, las de la diestra y las de la izquierda, en honra y deshonra, en mala y buena fama; cual impostores, siendo veraces; cual desconocidos, siendo bien conocidos; cual moribundos, mas mirad que vivimos; cual castigados, mas no muertos; como tristes, mas siempre alegres; como pobres, siendo así que enriquecemos a muchos; como que nada tenemos aunque lo poseemos todo.

II Corintios VI, 1-10


Evangelio

Estando desposada la madre de Jesús con José, se halló antes de vivir juntos ellos, que había concebido del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería delatarla, se proponía despedirla en secreto. Mas mientras andaba con este pensamiento, he aquí que un ángel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: “José, hijo de David, no temas recibir a María tu esposa, porque su concepción es del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús ( Salvador ), porque Él salvará a su pueblo de sus pecados”.

Mateo I, 18-21

domingo, 14 de marzo de 2021

Sermón Domingo Cuarto de Cuaresma




Sermón

R.P. Julián Espina Leupold

(Escuche y descargue el sermón aquí)





Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues

(Escuche y descargue el sermón aquí)


Lección

Hermanos: Escrito está que Abrahán tuvo dos hijos, uno de la esclava y otro de la libre. Mas el de la esclava nació según la carne, mientras que el de la libre, por la promesa. Esto es una alegoría, porque aquellas mujeres son dos testamentos: el uno del monte Sinaí, que engendra para servidumbre, el cual es Agar. El Sinaí es un monte en Arabia y corresponde a la Jerusalén de ahora, porque ella con sus hijos está en esclavitud. Mas la Jerusalén de arriba es libre, y ésta es nuestra madre. Porque escrito está: “Regocíjate, oh estéril, que no das a luz; prorrumpe en júbilo y clama, tú que no conoces los dolores de parto; porque mas son los hijos de la abandonada que los de aquella que tiene marido”. Vosotros, hermanos, sois hijos de la promesa a semejanza de Isaac. Mas así como entonces el que nació según la carne perseguía al que nació según el Espíritu, así es también ahora. Pero ¿qué dice la Escritura? “Echa fuera a la esclava y a su hijo, porque no heredará el hijo de la esclava con el hijo de la libre”. Por consiguiente, hermanos, no somos hijos de la esclava, sino de la libre.

Gálatas IV, 22-31



Evangelio

En aquél tiempo, pasó Jesús al otro lado del mar de Galilea, o de Tiberíades. Y le seguía un gran gentío, porque veían los milagros que hacía con los enfermos. Entonces Jesús subió a la montaña y se sentó con sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús, pues, levantando los ojos y viendo que venía hacia Él una gran multitud, dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para que éstos tengan qué comer?”. Decía esto para ponerlo a prueba, pues Él, por su parte, bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno tuviera un poco”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: “Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?” Mas Jesús dijo: “Haced que los hombres se sienten”. Había mucha hierba en aquel lugar. Se acomodaron, pues, los varones, en número como de cinco mil. Tomó, entonces, Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados, y también del pescado, cuanto querían. Cuando se hubieron hartado dijo a sus discípulos: “Recoged los trozos que sobraron, para que nada se pierda”. Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes, que sobraron a los que habían comido. Entonces aquellos hombres, a la vista del milagro que acababa de hacer, dijeron: “Éste es verdaderamente el profeta, el que ha de venir al mundo”. Jesús sabiendo, pues, que vendrían a apoderarse de Él para hacerlo rey, se alejó de nuevo a la montaña, Él solo. 

Juan VI, 1-15


sábado, 13 de marzo de 2021

Santo Tomás de Villanueva: El Cántico de la Misericordia Divina



COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO

DOMINGO CUARTO DE CUARESMA

 

En aquél tiempo, pasó Jesús al otro lado del mar de Galilea, o de Tiberíades. Y le seguía un gran gentío, porque veían los milagros que hacía con los enfermos. Entonces Jesús subió a la montaña y se sentó con sus discípulos. Estaba próxima la Pascua, la fiesta de los judíos. Jesús, pues, levantando los ojos y viendo que venía hacia Él una gran multitud, dijo a Felipe: “¿Dónde compraremos pan para que éstos tengan qué comer?”. Decía esto para ponerlo a prueba, pues Él, por su parte, bien sabía lo que iba a hacer. Felipe le respondió: “Doscientos denarios de pan no les bastarían para que cada uno tuviera un poco”. Uno de sus discípulos, Andrés, el hermano de Pedro, le dijo: “Hay aquí un muchachito que tiene cinco panes de cebada y dos peces. Pero ¿qué es esto para tanta gente?” Mas Jesús dijo: “Haced que los hombres se sienten”. Había mucha hierba en aquel lugar. Se acomodaron, pues, los varones, en número como de cinco mil. Tomó, entonces, Jesús los panes, y habiendo dado gracias, los repartió a los que estaban recostados, y también del pescado, cuanto querían. Cuando se hubieron hartado dijo a sus discípulos: “Recoged los trozos que sobraron, para que nada se pierda”. Los recogieron y llenaron doce canastos con los pedazos de los cinco panes, que sobraron a los que habían comido. Entonces aquellos hombres, a la vista del milagro que acababa de hacer, dijeron: “Éste es verdaderamente el profeta, el que ha de venir al mundo”. Jesús sabiendo, pues, que vendrían a apoderarse de Él para hacerlo rey, se alejó de nuevo a la montaña, Él solo. 

Juan VI, 1-15



SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA

El cántico de la misericordia divina


En las obras del Santo y en este domingo figuran unas apostillas en las cuales, a propósito de la comida repartida por el Señor en el desierto, nos habla de los tres banquetes que tiene preparados: la gloria para los santos, la meditación de sus cinco llagas para los justos y el perdón de los pecadores, 

Además de estas apostillas tiene otro articulo sobre la misericordia de Dios, en cuya primera parte repite los mismos conceptos para terminar con unos párrafos tan encendidos y bellos que no; demuestran no sólo los sentimientos delicados del alma del santa sino cómo preparaba sus sermones basta en la parte afectiva (cf. Divi Thomae a Vilanova Opera omnia [Manilae 1881]. Vol,1. Serm. del cuarto domingo de cuaresma). 


A) La misericordia de Dios 

a) MUCHOS SON LOS MODOS DE MIRAR QUE TIENE DIOS

Trataré de la misericordia de Dios para mover a los pecadores a penitencia, despertando en ellos la esperanza del perdón. 

La Iglesia en este domingo nos enseña una lección importante, cuando rompe el luto penitente de la Cuaresma, trueca el color de sus ornamentos y profiere palabras de alegría, como suelen hacerlo las madres cuando temen que sus hijos desfallezcan con un luto demasiado prolongado. 

También el pecador, en medio de su llanto y de la meditación de los motivos de temor y pena, debe hacer de vez en cuando un alto y levantar su corazón considerando la clemencia y bondad de Dios. 

En el evangelio de hoy se nos habla de aquella mirada de misericordia que el Señor dirigió a las turbas. Muchos son los modos de mirar que tiene Dios: para convertirnos, para castigarnos, para recompensarnos; pero todas sus miradas persiguen un fin misericordioso. 

Todo le grita al pecador ,la misericordia divina. El establo llama al que, herido por los ladrones, desea curarse; el pesebre, la cruz, los clavos, la vida entera de Jesús, todo vocea su misericordia (cf. SAN BERNARDO, Serm. 5 de Nav. n.1) Pauper sum: Soy un mísero afligido, dice el Salmo (87,16). Pesad bien estas palabras, comenta San Agustín: "Pobre yo, creado todo, y pobre por ti". 


b) DOS MANIFESTACIONES DE LA MISERICORDIA DIVINA

San Bernardo (cf. Ser'''. 13 sobre diversos asunto, 5.4 explicando la misericordia de Dios, dice que se manifiesta principalmente de dos modos, a saber, preservando de los  Pecados y levantando al pecador caído. 

Para preservar de los pecados, cura nuestras malas inclinaciones, da su gracia para vencerlas y aleja las  ocasiones de caer. Unas veces utiliza uno solo de esos medios; otras dos o tres a la vez, y así, por ejemplo, hay quien vive tranquilo y en gracia de Dios, porque El se cuidó de darle un natural manso, en el que apenas si tienen fuerza las pasiones Otros no han recibido un natural tan ordenado, pero, en cambio, son asistidos por la gracia de Dios. 

"Los primeros han recibido un favor mayor, mas los segundos  adquieren mayor mérito; aquéllos viven más tranquilos, pero éstos consiguen mayor y más brillante victoria." 

Para levantar al pecador caído, Dios se vale de su paciencia, de sus castigos y de sus reprensiones. Primero espera' después castiga, y si ni aun así oímos su voz, entonces se esfuerza en que entendamos la de los remordimientos que nos sugiere. "Me extenderé en este punto." 


B) Cántico a la misericordia de Dios 

a) EL TRIUNFO DE TU MISERICORDIA

Cantaré siempre las misericordias de Yavé (Ps. 88,1). Las cantaré en este mundo y las cantaré en la eternidad, cuando las haya experimentado plenamente. Hoy canto y temo, entonces mi corazón cantará y no callará, sin temor a tristeza alguna. Ya no hablaré en mis cánticos de mi santidad ni de mis méritos, que habré enterrado en el olvido, sino sólo de la misericordia que tuviste conmigo desde el principio. Entre tantas criaturas que no quisiste sacar de la nada, me elegiste a mí para darme el ser; iluminaste mi alma con la luz de la fe, la lavaste con las aguas del bautismo y después decidiste enseñarme los secretos de tu ley y misterios. Colocástenie, Señor, entre tus hijos, y más tarde entre tus sacerdotes, Y lo que es más, entre los que confían cantar tu gloria en el cielo. Vivía yo cubierto de pecados, era abominable a tus ojos' y te portaste conmigo como si no lo advirtieras. Y ¿por qué motivo? No puedo encontrar otro sino el de tu infinita bondad, que los ha disimulado primero, para perdonarlos después. Mas Que a,a me diste gracias que superaron cualquier delito (Is. 90.2). porque en donde abundó éste sobreabundó la gracia (Rom. 5, 20). 

Luchaba yo contra ti, y tú añadías bondad sobre bondad, misericordia sobre misericordia, mientras yo iba sumando malicias a malicias, pecados a pecados. Mi corazón se endurecía, mis ojos cegábanse, hacías brillar tu gloria delante de mí, y yo los apartaba para no verla; me llamabas, y volvía los oídos, tú, Señor, no te irritabas. ¡Me has vencido! ¡Si, me has vencido por fin! ¡Has sido más fuerte que yo! Derrotado, te bendigo glorifico tu nombre. Rindo mis armas, vencedor Dúo, y las coloco entre tus manos. 


b) EL ASOMBRO DE LOS ÁNGELES

¡Cuántos mejores que yo se han condenado! Y tú me has hecho fuerza a mí, me has arrastrado hacia el perdón. ¡Oh amor mío, gloria mía y única esperanza mía! ¿Cómo te Pagaré por esta tu violencia? Corrompido y duro, quería huir y tú no me dejaste. 

¿Cuándo estaré en tu casa, en el seno de tu gloria, para poder no pensar sino en tu bondad? Yo te conjuro, Señor. yo te conjuro. Mi condenación eterna hubiera sido justa, pero ¿no te parece mejor poder enseñarme a los ángeles como abismo de miseria mía y misterio de tu clemencia? Se admirarán los ángeles y cantarán tus glorias. Haz que sea así; que yo iré de uno en otro diciéndoles a todos ellos: ¿No conocíais, no sabíais, ¡oh espíritus elegidos!, cuál fué mi vida? ¿Ignorabais mi perversidad y vergüenza? ¡Decidla, Dios mío, que la sepan! Eso era yo, y, sin embargo, aquí me tenéis con vosotros. Y ¿cómo ha podido ocurrir tal cosa, me preguntarán? Yo no lo sé. Me salvó porque quiso. Me arrancó del infierno y de las fauces del león sin mérito alguno por mi parte. ¿Qué digo sin mérito? A pesar de mis deméritos. Así es como ocurrió. Ayudadme, pues, a cantar sus alabanzas, porque yo no tengo voz suficiente para hacerlo como merece. "Tomad vuestras cítaras Y tambores, que yo cantaré eternamente sus misericordias (Ps. 78,1)". 

Boletín Dominical 14 de marzo



Día 14 de Marzo, Domingo IV de Cuaresma

Doble- Privilegiado de I clase- Orn. Rosados (o Morados)

Dominica de Lætare

Este Domingo es como un paréntesis y descanso en los trabajos y espíritu de penitencia de la Cuaresma, y desde muy antiguo ha sido considerado como un día de alegría; por eso se le llama, tomándolo de la primera palabra del Introito, Domingo de Lætare (Alégrate).  Por eso los ornamentos sacerdotales pueden ser de color rosado y los altares se pueden adornar con rosas. La Iglesia desea que germine en nuestros corazones un rayo de alegría que nos anime a perseverar en nuestra purificación hasta que llegue la Santa Pascua. 


La Iglesia de Cristo

Una Revisión de la Doctrina Básica sobre la Iglesia Católica.

Por el Rev. Padre Francisco Radecki C.M.R.I.

Parte II 

La Autoridad de la Iglesia

La protección y orientación del Espíritu Santo se reflejan en los tres atributos de la Iglesia Católica: autoridad, infalibilidad, e indefectibilidad. La Iglesia Católica recibió su autoridad de Jesucristo su Fundador, que dijo: “El que os oye, a mi me oye” (Luc 10,16). Cristo dijo a los Apóstoles a que “enseñasen a todas las naciones, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo, enseñándolas a observar todo cuanto Yo os he ordenado” (Math. 28: 19-20). Jesucristo, que fundó la Iglesia Católica, le dio Su autoridad por la que el Papa gobierna la Iglesia Universal, los obispos sus diócesis y rebaños, y los sacerdotes sus feligreses. Los tres anillos de la tiara papal simbolizan que el Papa está para enseñar, gobernar y santificar. (Continua)



Sigue

El Interregno

La Iglesia sigue trabajando cuando la Sede de Pedro está vacante entre el reinado de los Papas (el interregno), mientras ella está esperando a que un sucesor sea electo o cuando hay un papa dudoso. Ya que la Iglesia Católica debe trabajar incesantemente para la salvación de las almas hasta el final de los tiempos, ella suministra la jurisdicción a los obispos y sacerdotes durante el periodo de interregno. La Doctrina del Magisterio, consistiendo en el Papa y los obispos enseñando en unión con él, enseña infaliblemente las doctrinas de Cristo y las hace disponibles por todo el orbe. La autoridad es transferida desde Cristo, la Cabeza de la Iglesia Católica al Papa, Su vicario en la tierra, a los obispos nombrados por el Papa (1) y a los sacerdotes que sirven a las parroquias. El Concilio de Trento (1545-1563) enseñó que los poderes dados por Cristo a los Apóstoles fueron transferidos a los obispos.

Los oficios honoríficos en la Iglesia no dan poderes adicionales al sacramento. Los cardenales eligen Papas; los arzobispos gobiernan otras archidiócesis; los monseñores son sacerdotes que han sido honrados por el Papa por un servicio distinguido.






lunes, 8 de marzo de 2021

Sobre el Ayuno y la Abstinencia

Ayunos y abstinencias para América Hispana

La Iglesia lo ha impuesto para someter la carne al espíritu, para satisfacer por las culpas a la justicia divina, y para preparar el alma a la oración y ejercicios de piedad. No se contento Cristo con mandarnos ayunar, sino que El mismo nos dio también el ejemplo. El precepto del ayuno comprende dos cosas: abstenerse de ciertos manjares, y no hacer sino una comida formal, la cual bien puede hacerse al mediodía abstinencia obliga siempre desde los 7 años. Quien no cumple con estas leyes sin justa causa, comete pecado mortal.

Excusan del ayuno: la enfermedad, el trabajo pesado, la pobreza que impide una alimentación substanciosa, u otra dificultad grave.

La Iglesia como buena madre, no intenta obligar a quien el ayunar o abstenerse de comer carne le causase un grave inconveniente. En caso de duda conviene consultar al confesor.


Abstinencia

Argentina: todos los viernes de cuaresma.

Bolivia: Las vigilias de Navidad (24 de Diciembre), Pentecostés, la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen (7 de Diciembre) (1) y San Pedro y San Pablo (28 de junio).

Colombia: todos los viernes del año.

Cuba: todos los viernes del año.

Chile: todos los viernes del año.

Ecuador: todos los viernes de Cuaresma.

Méjico: todos los viernes del año.

Paraguay: todos los viernes de Cuaresma.

Perú: Todos los viernes del año.

Uruguay: todos los viernes de Cuaresma y de Adviento.

Venezuela: las vísperas de Pentecostés, Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen (7 de Diciembre), Todos los Santos (31 de octubre) y Navidad (24 de diciembre).


Ayuno

Bolivia y Venezuela: todos los miércoles de Cuaresma, el Jueves Santo y el viernes de Témporas de Adviento.


Ayuno y abstinencia

Argentina: el Miércoles de Ceniza, el Viernes Santo, la Vigilia de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen* (7 de Diciembre) y el día anterior a la Vigilia de Navidad (23 de Diciembre).

Bolivia: el miércoles de Cenizas y todos los viernes de Cuaresma.

Cuba: el miércoles de Cenizas, el Viernes Santo y las vigilias de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen (7 de Diciembre) y de Navidad (24 de diciembre); ésta en La Habana se suele trasladar al sábado anterior.

Colombia, Chile, Ecuador, Méjico, Paraguay y Perú: el Miércoles de Cenizas, el Viernes Santo, la vigilia de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen (7 de Diciembre) y la vigilia de la Navidad (24 de diciembre).

Uruguay: el Miércoles de Cenizas, el Viernes Santo, la vigilia de la Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen (7 de Diciembre) y el 23 de diciembre.

Venezuela: el Miércoles de Cenizas y todos los viernes de Cuaresma.


Modo de ayunar

Desayuno: Por la mañana se puede tomar te, café y mate, a los que se permite añadir una pequeña cantidad de leche, y tomar un panecillo chico que no exceda de 60 gramos. También se puede tomar chocolate con agua.

Comida principal: Se come como de costumbre y aun se puede añadir más. También se permite mezclar carne y pescado, siempre que el uso de la carne no este prohibido por ser día de abstinencia. Puede hacerse al mediodía o por la noche.

Cena o colación: Se hace una colación con cualquier alimento, excepto carne y caldo de carne, y dicho alimento no debe exceder todo él de 250 gramos, sin contar el agua con que se haga la comida. Esta permitido el uso de huevos, lacticinios (leche, manteca, queso), y condimentar la comida con grasa.

Fuera de las comidas: entre horas, durante el día, se puede tomar té solo, café solo, mate, cerveza, refrescos, pero no leche, caldo, chocolate, ni frutas, bombones, galletas o masas.


El ayuno Eucarístico


Por el Motu Proprio del 19 de Marzo de 1957, el Sumo Pontífice Pio XII ha extendido y ampliado las normas dadas por la Constitución Apostólica Christus Dominus del 6 de Enero de 1953, en la siguiente forma.

1. El agua no rompe el ayuno eucarístico. Pueden tomar agua en cualquier momento los fieles antes de comulgar y los sacerdotes antes de celebrar la misa. Agua, es decir, aunque sea agua mineral y se le haya puesto gas para hacerla efervescente.

2. Todos los fieles podrán comer y beber, inclusive vino y cerveza en la comida (no otros licores), hasta tres horas antes de comulgar, y tomar líquidos (2), excepto los que contengan alcohol, como ser vino, cerveza, sidra, etc., hasta una hora antes de comulgar, ya se diga la misa o se acerque a comulgar por la mañana, por la tarde o por la noche, o en las primeras horas de la madrugada. Es decir que el ayuno obliga desde tres horas antes de comulgar para los alimentos sólidos, y desde una hora antes para los líquidos.

3. Los enfermos, aunque estén levantados (3), podrán tomar algún alimento liquido, excepto bebidas alcohólicas, sin limitación de hora antes de comulgar, y los sacerdotes antes de celebrar la misa, y cuantas veces lo crea conveniente. También podrán tomar las medicinas que necesiten, ya sean liquidas, ya sólidas, con tal que sean verdadera medicina prescrita por el medico o tenida por tal; se podrá, pues tomar jarabes, bicarbonato, geniol, aspirina, etc. Se advierte que no se podrá tomar, para este caso, cualquier alimento sólido y a la vez nutritivo. Recomienda el Papa, aunque no obliga, que los fieles que buenamente puedan, sigan las costumbres venerables y antiguas de guardar el ayuno eucarístico desde la medianoche.

4. Misas Vespertinas: Para comulgar en las misas vespertinas que se podrán decir todos los días después de las 16 horas, podrán comer y beber incluso vino y cerveza en la comida ( no otros licores), tres horas antes de comulgar, y tomar líquidos, como ser leche, té, etc., hasta una hora antes. No podrán comulgar en estas misas vespertinas los que lo hayan hecho ya por la mañana.


Precepto Pascual

El precepto de la comunión pascual es acaso el que con mas sentimiento ha impuesto nuestra Madre la Iglesia a sus hijos; porque ¿Qué mayor dolor que verse obligada a mandarles que reciban a su Dios? Los primeros cristianos, aquellos ardientes fieles que miraban la comunión como un Pan de vida y de cada día, y para quienes no había desconsuelo mayor que verse privados de ella, ¿pudieron creer que llegaría un tiempo en que seria preciso imponer a los cristianos que les sucediesen, un precepto para obligarles a que comulgasen? ¿Pudieron siquiera imaginar que habría que imponerles un castigo para traerlos a participar de la Sagrada Mesa? Pues, sin embargo, esto es cabalmente lo que ha sucedido. ¡Que extremo de ingratitud, de abandono, de maldad, la de aquellos cristianos que ni aun con el precepto y el castigo se llegan a recibirle!

El precepto pascual obliga a todos los cristianos que han llegado al uso de razón a confesar y comulgar por lo menos una vez al año. En la República Argentina la comunión debe hacerse dentro del periodo comprendido desde el Domingo de Septuagésima hasta el día 22 de Agosto inclusive, octava de la Asunción de la Santísima Virgen. Aquellos que no cumplen con este precepto cometen un pecado mortal y quedan obligados a hacerlo cuanto antes.


Fiestas de Precepto

Todos los cristianos que tienen uso de razón están obligados a oír misa entera todos los domingos y días de precepto, y el que no la oye o falta a parte importante de ella, como desde el principio hasta el ofertorio inclusive, comete pecado grave. El Señor anuncia en las Sagradas Escrituras castigos espantosos a los pueblos que profanen las fiestas.

Son fiestas que obligan a oír misa y no trabajar, además de todos los domingos, las siguientes:

Argentina:    

    • Circuncisión del Señor (1° de Enero)

    • Epifanía del Señor (6 de Enero)

    • Corpus Christi (movible)

    • Asunción de la Virgen (15 de Agosto)

    • Todos los Santos ( 1° de Noviembre)

    • Inmaculada Concepción ( 8 de Diciembre)

    • Natividad del Señor (25 de Diciembre).


Circuncisión del Señor (1 de enero): en Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Méjico, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, España.

Epifanía del Señor (6 de enero): en Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, Méjico, Uruguay, Venezuela, España.

San José (19 de marzo): en Bolivia, Colombia, Cuba, Ecuador, Méjico, Venezuela, España.

Ascensión del Señor: en Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Méjico, Venezuela, España.

Corpus Christi: en Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Méjico, Paraguay, Perú, Venezuela, España.

Santos Pedro y Pablo (29 de junio): en Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Méjico, Perú, Venezuela, España.

Santiago (25 de julio): en España.

Asunción de la Virgen (15 de agosto): En Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Méjico, Paraguay, Perú, Venezuela, España.

Santa Rosa (30 de agosto): en Perú.

Todos los Santos (1 de noviembre): en Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Méjico, Paraguay, Perú, Venezuela, España.

Inmaculada Concepción (8 de diciembre): En Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Méjico, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, España.

Guadalupe (12 de diciembre): En Méjico.

Natividad del Señor (25 de diciembre): en Argentina, Bolivia, Colombia, Cuba, Chile, Ecuador, Méjico, Paraguay, Perú, Uruguay, Venezuela, España.


En el Ecuador, en las fiestas de precepto, con excepción de los domingos, Navidad y Año Nuevo, hay obligación de oír Misa, pero no de no trabajar.


Notas

1.- La obligación del ayuno y la abstinencia, prescrita para la vigilia de la Fiesta de la Asunción de la Santísima Virgen María (14 de Agosto) fue transferida a la vigilia de la Fiesta de la Inmaculada Concepción (7 de Diciembre), según el Decreto de la Sagrada Congregación del Concilio, de fecha 25 de julio del año 1957 (Acta Apostolicae Sedis, Annus XXXXIX - series II - Vol. XXIV, pág. 638), 

2.- Alimento liquido: Por modo de bebida pueden tomarse todos los líquidos,  por densos o espesos que sean, como la leche, caldo, huevos pasados por agua o huevos batidos y mezclados con liquido, chocolate bebido, té, café, mate. Líquidos son y pueden tomarse aunque tengan mezclado algo sólido, como ser sémola, pan rallado, con tal que la mezcla no deje de ser liquida el azúcar y pastillas, etc., disueltas en la boca totalmente, se toman por modo de bebida si se degluten después de disueltas en la saliva (Cf. P. Regatillo, Sal Térrae, revista de cultura eclesiástica, marzo de 1953, pag.164).

3.- Aunque no tengan que guardar cama; Vg. por afección crónica del hígado, estomago, etc., o por enfermedad algo duradera como gripe, pulmonía; o por una indisposición pasajera de notable molestia, como dolor de cabeza, jaqueca, neuralgias, etc. (Cf. P. Regatillo, Ibíd.).


Fuente: R.P. Natalio D. Díaz S.J., "Misal Romano Diario y Devocionario", 1957.