Día 21 de Marzo, Primer Domingo de Pasión
Doble de I clase- Orn. Morados
Como en los días previos a la tormenta vemos acumularse densos nubarrones, así el cielo de la Iglesia se pone cada vez más sombrío y triste, hasta prorrumpir en desgarradores acentos de dolor, por que el rayo de la justicia divina va a caer sobre su Esposo, Cristo Jesús, que se ofreció por victima de los pecados del mundo. Por amor al Padre y a los hombres se revistió el Hijo de Dios de nuestra carne y se hizo hombre como nosotros. Y este Dios hecho hombre ha sustituido a sus hermanos culpables. Por eso “se reviste de nuestras culpas como un manto”, según lo dicho por el Profeta, y se “hace pecado por nosotros”, a fin de destruirlo con su muerte en cruz. Desde el siglo XIV la Iglesia cubre sus altares de luto, y oculta las imágenes, eclipsando el culto de los santos durante este tiempo, ante el grandioso misterio de la Redención. En las Misas de Pasión no se dice el salmo Judica me, conservando en esto la forma más antigua de la Misa; tampoco se dice el Gloria Patri al fin del Introito y del Lavabo.
En el Evangelio de hoy se muestra más evidentemente el odio, cada vez más profundo, del Sanedrín, y Cristo apela al tribunal de Dios del fallo inicuo que le están preparando (Introito, Gradual y Evangelio).
Según el Apóstol San Pablo, Cristo es el verdadero Pontífice de la Nueva Alianza entre Dios y los hombres, la cual sella con su propio sacrificio.
La Iglesia de Cristo
Una Revisión de la Doctrina Básica sobre la Iglesia Católica.
Por el Rev. Padre Francisco Radecki C.M.R.I.
Parte III
La Infalibilidad.
El Papa es protegido, por la infalibilidad papal, de enseñar a la Iglesia Universal cualquier cosa contraria a la fe y buenas costumbres. Cuando el Papa define infaliblemente una doctrina, él simplemente hace una pública declaración de lo que siempre fue enseñado por la Iglesia. Cristo proveyó para la exacta transmisión de Sus inmutables enseñanzas de edad en edad a través de la infalibilidad papal, la divina salvaguardia que protege a los Papas de enseñar la herejía en materia de fe y moral. Continua
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