COMENTARIO AL EVANGELIO
DOMINGO X DESPUÉS DE PENTECOSTÉS
En aquél tiempo: Dijo Jesús a ciertos hombres que presumían de Justos y despreciaban a los demás esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: el uno fariseo y el otro publicano. El fariseo, estando en pie, oraba en su interior de esta manera: Dios, gracias te doy porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, así como este publicano. Ayuno dos veces en la semana, doy diezmos de todo lo que poseo. Mas el publicano, estando lejos, no osaba ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho diciendo: Dios, muéstrate propicio a mí, pecador. Os digo que éste, y no aquél, descendió justificado a su casa; porque todo hombre que se ensalza, será humillado, y el que se humilla, será ensalzado.
Lucas XVIII, 9-14
SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA
El orgullo
(cf. DIVI THOMAE A VILLANOVA Opera ominia [Manilae 1883] vol.3 Sermón sobre la dom.10, post Pent.).
A Definición y división del orgullo
El orgullo es un deseo desordenado de nuestra propia excelencia. El avaro desea el dinero: el glotón. el alimento; el libertino, el placer; el orgulloso, la superioridad y los honores, que busca de una manera inmoderada y excesiva; de donde le viene el nombre de soberbia, en latín superbire, esto es, super ire, ir por encima del propio estado o condición. Por lo el orgullo incluye tres excesos: el primero. de lo que valemos, lo cual se llama hinchazón o vanidad; el segundo, querer ser estimado de la misma forma demás, en lo cual consiste la ambición; el tercero, desea conseguir todas las alturas, lo que constituye la presunción.
b) CUATRO CLASES
San Gregorio (cf. Moral. 1.23 c.6) distingue cuatro clases de orgullo: el primero consiste en estimarse sobre lo que se es o se posee (Gal. 6,3); el segundo, en creer que lo que tenemos se debe a nosotros mismos; el tercero, en ver que lo hemos recibido de Dios, pero en atención a nuestros méritos; el cuarto, en confesar que lo hemos recibido gratuitamente, pero en mayor abundancia que los demás, a quienes despreciamos. Este es el orgullo del fariseo.
c) ESPIRITUAL Y MATERIAL
También hay un orgullo espiritual y otro material, según el objeto que mueve a ensoberbecerse; el espiritual es mucho más culpable y el más peligroso.
Es el más culpable, porque roba a Dios lo más íntimamente suyo; el más peligroso, porque pasa inadvertido. ¿Por qué va a ser pecado que yo me juzgue tal y cual soy y quiera dar ejemplo a los demás y exigirles el honor que me merezco' No pido más que la honra debida a la virtud.
B) Castigos del orgulloso
¿Queréis saber la gravedad del pecado de soberbia? Pues atended a sus castigos. Precipitó a Lucifer desde el cielo al infierno, convirtiendo un ángel en demonio. Expulsó a Adán del paraíso y condenó a muerte a él y a su posteridad. ¡Cómo no lo detestará Dios cuando le castiga así!
Atended también a los remedios de este pecado, porque Dios, para curar a los orgullosos, permite que caigan en el pecado impuro, que les humilla, curándole con la más grave de las heridas, como buen cirujano, que no teme sajar bien hondo. «¡Oh enfermedad desgraciada que necesita tales remedios!», dice San Gregorio (cf. Moral. 1.2 c.3).
C) Injurioso a Dios y a los hombres
El orgulloso injuria al Señor, usurpándole su gloria, negándole, rebelándose contra El, despreciándole y queriendo, como Lucifer, ser semejante al Todopoderoso.
Me diréis que no, que os humilláis ante Dios, aunque os ensoberbezcáis ante los hombres. Pero escuchadme y veréis cómo os pruebo lo que acabo de decir.
Dais una limosna o ejecutáis una buena obra y os lo atribuís a vosotros mismos. Gran injusticia; ¿quién es el que ha hecho esa obra? ¿Se ensoberbece el hacha contra quien la maneja? (Is. 10,15). ¿Se gloría la pluma de su escritura? Pues vosotros tampoco sois más que instrumentos de Dios. Cuanto hacemos, eres tú quien para nosotros lo haces (Is. 26,12).
No hace falta que sean vuestras palabras las que nieguen a Dios, pues basta para ello con vuestras acciones. Alardean de conocer a Dios, pero can las obras le niegan (Tit. 1,16).
En segundo lugar, el orgullo es una rebeldía contra Dios, a quien no quiere obedecer ni someterse, porque no quiere sujetarse a ninguna ley, sino a su propia voluntad. Cuando los ángeles, el cielo, la tierra y los mares obedecen a Dios. sólo el hombre, hormiga, gusano vil, insecto de la tierra, quiere ser independiente.