sábado, 3 de julio de 2021

Comentarios: Tertuliano: Sobre la Eucaristía y Santo Tomás de Villanueva Sobre la Misericordia


 

En aquel tiempo, como hubiese de nuevo una gran muchedumbre, y que no tenía qué comer, llamó a sus discípulos, y les dijo: “Tengo compasión de la muchedumbre, porque hace ya tres días que no se aparta de Mí, y no tiene nada qué comer. Si los despido en ayunas a sus casas, les van a faltar las fuerzas en el camino; porque los hay que han venido de lejos”. Dijeronle sus discípulos: “¿Cómo será posible aquí, en un desierto, saciarlos con pan?” Les preguntó: “¿Cuántos panes tenéis?” Respondieron: “Siete”. Y mandó que la gente se sentase en el suelo; tomó, entonces, los siete panes, dió gracias, los partió y los dió a sus discípulos, para que ellos los sirviesen; y los sirvieron a la gente. Tenían también algunos pececillos; los bendijo, y dijo que los sirviesen también. Comieron hasta saciarse, y recogieron siete canastos de pedazos que sobraron. Eran alrededor de cuatro mil. Y los despidió.

Marcos VIII, 1-9



TERTULIANO

Un pasaje clásico en la teología eucarística Transcribimos un párrafo clásico en la teología sacramentaria v eucarística (cf. PL 2,806 ; BAC, Textos eucarísticos primitivos P.99). 

«Veamos ahora también, por la forma propia del nombre cristiano, cuán grande es delante de Dios la prerrogativa de esta substancia frívola y sórdida (la carne)... A propósito de la cual, cuando el alma está estrechamente unida a Dios, ella (la carne) es la que hace que el alma pueda ser así unida. Es decir, que es lavada la carne para que el alma sea limpia, es ungida la carne para que sea consagrada el alma, es signada la carne para que sea fortalecida también el alma, se hace sombra a la carne con la imposición de las manos, para que también el alm4 sea iluminada por el Espíritu; la carne es alimentada con el cuerpo y la sangre de Cristo para que también el alma se harte de Dios. No pueden, pues, ser separadas en el premio aquella? a las que une el mismo trabajo». 


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SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA

La misericordia 


(Cf. Divi Thomae A VillanovaOpera Omnia [Manilae, 1883] vol.3 Serm. de la  Dom. 6 de Pentc.) 


A) Motivos de misericordia divina

El atributo divino más celebrado por las Sagradas Escrituras es el de la misericordia. Su misericordia está en todas sus criaturas (Ps. 144,9). Es Yavé poderoso y benigno, tardo a la ira; es clementísimo (Ps. 102,8). Dios es misericordioso por tres razones: 


a) POR SU OMNIPOTENCIA

La Sabiduría (12,16) dice: Tu poder soberano te autoriza para perdonar a todos. ¡Oh Señor!, muéstranos tu poder con el perdón. 

San Agustín nos dice que Dios es misericordioso porque es poderoso. La clemencia es una prueba del poder. Dios ha hecho que el león no so irrite por gritos pequeños, y, en cambio, a las bestias más feroces las ha hecho pequeñas, como son los insectos (cf. Serm. 213,1). La creación nos muestra el poder infinito de Dios; la redención, su clemencia infinita. Estoy más obligado a los sufrimientos de Dios que a su poder creador. Dios manifestó su poder a todas las criaturas, pero su clemencia al hombre solamente. 


b) POR SU NATURALEZA

San Agustín (cf. Sobre la visita a los enfermos c.5 .1) exclama: «¡Oh Dios mío, Dios mío!, ¿me atreveré a decirlo? Tened piedad de mi atrevimiento; porque estoy lleno de alegría, lo diré con alegría, y lo diré casi en éxtasis, resumiendo vuestra bondad. Si no fueseis Dios, seríais injusto; si no fueseis Dios, no seríais justo. ¿Por qué? Porque cometemos y nos obstinamos y gozamos en los más graves pecados, los publicamos y provocamos vuestra cólera, y vos, Señor, desplegáis vuestra misericordia, soportáis al pecador que se gloria. ¡Oh Dios mío, oh misericordia mía!, ¿no es eso ser injusto? No; la injusticia no puede darse en Dios; no sabe ser Dios más que doblegándose y compadeciéndose de nuestra miseria. ¿Qué digo? Nada más justo que vuestra misericordia, y si no fueseis misericordioso, no seríais Dios, porque es muy justo y conveniente que el que no necesita de nadie tenga misericordia de todos». 

San Bernardo (cf. Serm. 5.° sobre la Natividad 3) dice que el principio de su misericordia está en El mismo, en su bondad, y que el principio de la venganza divina está en nosotros, en el pecado. Por lo tanto, la misericordia se deriva de la misma naturaleza de Dios, mientras que el castigo le es una cosa extraña que le viene de nosotros. Destruid el pecado, y Dios no sabrá castigar, no sabrá dar más que la gloria, no sabrá más que ser misericordioso y clemente. 


c) POR SU EXPERIENCIA

Sus sufrimientos le enseñaron a ser misericordioso. Estaba lleno de esta virtud gracias a su naturaleza divina, pero quiso encarnarse para conocer la misericordia según la carne. Cuan benigno es un padre para con sus hijos, tan benigno es Dios para con los que le temen, pues El conoce b:en de qué hemos sido hechos (Ps. 102,13). El Apóstol se refiere a la sangre de Jesús, que habla mejor que /a fe de Abel (Hebr. 12,24), porque la una pedía justicia, y la otra misericordia. ¿Cuál es el grito de la sangre de Cristo? Sed misericordiosos, como lo es Dios, que de día dispense su gracia y de noche me acompaña (Ps. 41,9). 



B) Motivos de la misericordia humana


a) NUESTRA PROPIA MISERIA

Conociendo la desgracia, me es fácil socorrerla (ef. Virgilio, Eneida II 1ss). 


b) Los GRANDES PROVECHOS DE LA MISERICORDIA

Bienaventurados los misericordiosos, porque alcanzarán misericordia (Mt. 5,7). A Yavé presta el que da al pobre; El le dará su recompensa (Prov. 19,17). Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el mal día Yavé le librará, le protegerá y le dará vida. Será bienaventurado sobre la tierra, pues no le entregará al odio de sus enemigos, le sostendrá en el lecho de la enfermedad (Ps. 40.1-4). Grandes bienes consigues por harta pequeña cosa. 


c) LA ABUNDANCIA DE LAS DESGRACIAS

El mundo no es más que un vasto hospital lleno de pobres. No consideréis pobres únicamente a los que necesitan pan o vestido. ¿ No es más pobre todavía el que no tiene fe, juicio, luz ni razón? Los males del alma son tanto más importantes cuanto ella es superior al cuerpo (Mt. 6,25). Si os compadecéis de un cuerpo llagado, compadeceos también de un alma herida. ¿Quién se escandaliza que yo no me abrase? (2 Cor. 11,29). 


d) LA OBLIGACIÓN QUE TENEMOS DE SOCORRER Al. PRÓJIMO EN LAS NECESIDADES EXTREMAS

Las necesidades extremas de los pobres gritan contra nosotros, y su clamor llega al cielo. He ahí a uno que revienta en riquezas y otro que muere de hambre. ¿Creéis que Dios no le pedirá a aquél cuenta de su crueldad? San Ambrosio dice (este pensamiento no aparece en las obras de San Ambrosio, pero es citado como de él por Nazario en la distinción 87, canon 24): ¿Has visto morir de hambre al pobre y no le has alimentado? Le has matado tú; la voz de su sangre se levantará contra ti el día del juicio. 


C) Fin y peligros de las riquezas

Qué grandes son los peligros de los ricos! Acordaos del epulón en medio de las llamas. No esperéis a ver la necesidad extrema para remediarle, no esperéis que el pobre esté agonizando, porque entonces no necesita alimentos, sino sepultura. Dios ha creado a los pobres para que los ricos puedan salvarle mediante la limosna, porque de otra manera no tendrían puerta por donde entrar en el cielo, puesto que no ayunan, no trabajan, no sufren persecución, no conocen la austeridad y, embargados en sus negocios, apenas si conocen la oración. Pero Dios provee a todo. ¿Qué medios les da para salvarse? Dad limosnas según vuestras facultades, y todo será puro para vosotros (Le. 11,41). Dios da las riquezas para que sirvan de alimento al pobre, y por eso las multiplica muchas veces, como aumenta las fatigas y desgracias del pobre para conseguir ablandar el corazón de los ricos y que puedan salvarse. Amad, pues, ¡oh ricos!, a los pobres, de quien es el reino de los cielos, del cual podréis participar gracias a ellos. Para que, cuando éstas falten, os reciban en los eternos tabernáculos (Le. 16,9). Cuando os falten vuestro dinero, vuestras riquezas, vuestros criados; cuando vuestro lujo no os sirva de nada, entonces los pobres os servirán de ayuda. El rico epulón no recibió ni una gota de agua porque no había dado siquiera una miga de pan. Lo que más extraña en este evangelio es el modo de discurrir de los que no tenían hambre. ¿Cómo podrá saciárselos de pan aquí en el desierto? (Mc. 8,4). Es todo un símbolo de los ricos, a quienes no les falta nada hasta que se les muestran los pobres. ¿Qué teméis? Vuestros bienes no han de faltar ni 'se han de agotar por la limosna. La limosna aumenta el dinero si sois fieles administradores de Dios. Consultad la experiencia, y veréis cómo Dios sabe enriquecer al limosnero. 

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