Día 31 de Enero de, Domingo de Septuagésima
Doble de II clase. Ornamentos morados.
Conm. San Juan Bosco. Confesor
La Misa de hoy sigue un paralelo con el Breviario, el cual nos habla de la creación del mundo y del hombre, de la caída de éste seguida de la promesa del Redentor. Dios puso al hombre en un jardín delicioso para que lo cultivase y gozase, dice el Génesis, y el Evangelio de hoy nos dice que “el reino de los cielos es semejante a un padre de familia que contrató obreros para cultivar su viña”. Dice San Gregorio que en este padre de familia está representado Dios nuestro Creador, y en la viña está representada la Iglesia. En todas las edades de la vida nos invita el Señor a trabajar en su viña, o sea a glorificar a Dios, a obrar el bien, a santificarnos, y premiará nuestros trabajo con el jornal de la gloria eterna. Pero la gracia de Dios se comunica a algunos con especial profusión por pura dignación de Dios, que es dueño de sus dones.
No es dable investigar y preguntar a Dios por qué a unos da mas y a otros menos; lo que nos toca a nosotros es disponernos de tal modo que atraigamos sobre nosotros la benevolencia y misericordias de Dios. Lo demás queda a Él.
La Purificación de Maria Santísima
La ley de Moisés mandaba que todo hijo primogénito fuese ofrecido a Dios; si pertenecía a la tribu de Leví, quedaba adscrito al servicio del Templo; si era de otra tribu había que rescatarlo con cinco siclos de plata.
También estaba escrito que toda mujer, al ser madre de un varón., contraía impureza legal por 40 días, transcurridos los cuales debía ofrecer en sacrificio expiatorio un corderillo en acción de gracias por su feliz alumbramiento, y un pichón o una tórtola para expiación del pecado, más si eran pobres, habían de dar dos pichones o tórtolas.
La Virgen María, Madre de Dios, la más santa de las mujeres, aquella que jamás contrajo la menor mancha, no estaba obligada a estas leyes, por que habiendo concebido por obra del Espíritu Santo, y siendo madre sin dejar de ser virgen, no tenía necesidad de purificarse. Pero por humildad y por no revelar los misterios divinos quiso sujetarse voluntariamente a ellas y hoy va al templo la Sagrada Familia a presentar a Jesús y a dar un par de palominos para la purificación legal de María.
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