domingo, 30 de agosto de 2020

Sermón Fiesta de Santa Rosa de Lima



Sermón

R.P. Pío Espina Leupold



Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues


Lección

Hermanos: “El que se gloría, gloríese en el Señor”. Pues no es aprobado el que se ecomienda a sí mismo, sino aquel a quien recomienda el Señor. ¡Ojalá me toleraseis un poco de fatuidad! Sí, ¡tolerádmela! Porque mi celo por vosotros es celo de Dios, como que a un solo esposo os he desposado, para presentaros cual casta virgen a Cristo. 

II Corintios X, 17-18; XI, 1-2

 


Evangelio

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: “En aquel entonces el reino de los cielos será semejante a diez vírgenes, que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de entre ellas eran necias, y cinco prudentes. Las necias, al tomar sus lámparas, no tomaron aceite consigo, mientras que las prudentes tomaron aceite en sus frascos, además de sus lámparas. Como el esposo tardaba, todas sintieron sueño y se durmieran. Mas a medianoche se oyó un grito: “¡He aquí al esposo! ¡Salid a su encuentro!”. Entonces todas aquellas vírgenes se levantaron y arreglaron sus lámparas. Mas las necias dijeron a las prudentes: “Dadnos de vuestro aceite, porque nuestras lámparas se apagan”. Replicaron las prudentes y dijeron: “No sea que no alcance para nosotras y para vosotras; id más bien a los vendedores y comprad para vosotras”. Mientras ellas iban a comprar, llegó el esposo; y las que estaban prontas, entraron con él a las bodas, y se cerró la puerta. Después llegaron las otras vírgenes y dijeron: “¡Señor, señor, ábrenos!”. Pero él respondió y dijo: “En verdad, os digo, no os conozco”. Velad, pues, porque no sabéis ni el día ni la hora”. 

Mateo XXV, 1-13



 

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