domingo, 21 de junio de 2020

Fray Luis de Granada: El Camino de la Conversión





COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO 
DEL DOMINGO TERCERO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

En aquel tiempo: Los publicanos y los pecadores se acercaban a Jesús para oírlo. Mas los fariseos y los escribas murmuraban y decían: “Este recibe a los pecadores y come con ellos”. Entonces les dirigió esta parábola: “¿Qué hombre entre vosotros, teniendo cien ovejas, si llega a perder una de ellas, no deja las otras noventa y nueve en el desierto, para ir tras la oveja perdida, hasta que la halle? Y cuando la hallare, la pone sobre sus hombros, muy gozoso, y vuelto a casa, convoca a amigos y vecinos, y les dice: “Alegraos conmigo, porque hallé mi oveja, la que andaba perdida”. Así, os digo, habrá gozo en el cielo, más por un solo pecador que se arrepiente, que por noventa y nueve justos que no tienen necesidad de convertirse”. “¿O qué mujer que tiene diez dracmas, si llega a perder una sola dracma, no enciende un candil y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la halla? Y cuando la ha encontrado, convoca a las amigas y las vecinas, y les dice: “Alegraos conmigo, porque he encontrado la dracma que había perdido”. Os digo que la misma alegría reina en presencia de los ángeles de Dios, por un solo pecador que se arrepiente”.
Lucas XV, 1-10


FRAY LUIS DE GRANADA


El Camino de la Conversión


Los trabajos del Pastor pertenecen a Adiciones al Memorial de la vida cristiana (cf. t.4: BAC, Obra selecta 1.3 BAC c'.20 v.288ss.), y describe el proceso de la justificación siguiendo los pasos del concilio Tridentino. 


A) Los trabajos del Buen Pastor


a) POR MONTES Y VALLES

"¿Quién podrá explicar los trabajos que este Señor padeció buscando, como buen pastor, la oveja perdida por montes y valles para atraerla al aprisco sobre sus hombros?… 

¡Qué de caminos echó para esto, qué de ayunos, qué de peregrinaciones, caminando de castillo en castillo, de ciudad en ciudad, de provincia en provincia! ¿Qué aldea hubo tan pobre que no quedase honrada y esclarecida con su presencia, y donde no amaneciese este nuevo Sol de justicia, y donde no dejase rastro y memoria de sus virtudes?…

Testigos son de esto los discípulos, que de pura hambre estrujaban las espigas en día de sábado para comer (Mt. 12,1). Testigos los de Cafarnaúm, que una vez lo quisieron despeñar, y los de Judea, que tantas veces lo quisieron prender y apedrear. Testigos los genezarenos, y también los samaritanos, que en su tierra no le quisieron recibir ni hospedar. Donde, como los discípulos con celo, sin discreción, le preguntasen: Señor, ¿queréis que mandemos que venga fuego del cielo que los queme?, el Señor de los ángeles, con inestimable suavidad y mansedumbre, respondió (Lc. 9,55): No sabéis cuál sea el espíritu que mora en vuestras almas, pues eso decís. El Hijo del hombre no vino a destruir almas, sino a salvarlas… 

Pues, ¿qué padecería un tan delicado cuerpo con tantos y tan trabajosos caminos y con tan pobre aparejo y provisión para caminar? Encarece el Apóstol los trabajos de sus caminos en una epístola (2 Cor. 11, 23), mucho de los cuales padecían sus discípulos, porque quien quiso padecer más trabajos a muerte que ellos no había de buscar la vida más regalada que ellos.” 


b) DESHONRAS Y PERSECUCIONES

"Pues de las deshonras y persecuciones que padeció ¿que diré? En una partes, como ya dijimos lo querían prender; en otras apedrear, en otras despeñar, en otras atar como a furioso. y en otras lo echaron de la sinagoga y público ayuntamiento (cf. o. c.. BAC. p.288).


B) Los silbos del Pastor

“Porque así como el arte y la naturaleza no hacen sus obras en un instante. sino van poco a poco disponiendo la materia y, después de ya dispuesta. en un instante se introduce la forma. así aquí primero dispone y modifica Dios el corazón del hombre con algunas inspiraciones con que secretamente le dice dentro de su alma: Mira cuánto tiempo ha que vives mal; mira cuántos millares de pecados tienes hechos contra Dios; mira cuánto te ha sufrido y esperado, y, con todo eso, cuántos beneficios te ha hecho y de cuántos males te ha librado... 

Acuérdate que fulano murió súbitamente... Mira no se canse Dios de esperarte, como lo hizo con esos otros... Mira que la pena del infierno no es así como quiera, porque es pena eterna... Estas son las aldabas y representaciones con que nuestro Señor comienza a alterar el alma y sacarla de aquel abismo y de aquellas tinieblas en que está. 

Siente el hombre estos movimientos, por una parte, y por otra ve lo que esto le importa. Mas, por otra parte, si pone en armas toda la milicia de la carne, representándole las dificultades de esta mudanza y del divorcio que ha de hacer de todos los gustos y acontecimientos del mundo, a los cuales ha de dar libelo de repudio, que es cosa muy dura."


C) El hallazgo

“De esta manera anda el alma batallando y fluctuando con estas ondas; una la trae y otra la lleva, hasta que, finalmente, en medio de esta batalla acude Dios con poderosísimo movimiento el cual de tal, manera alumbra el entendimiento del hombre y mueve su voluntad, que le hace decir un “quiero" muy de veras y muy determinado. Esto es, quiero volver a Dios, primero enmendar mi vida... Pues en este instante, obrando Dios juntamente con el hombre, es él justificado y recibido de Dios por hijo y ungido con su gracia. 

Y así parece que es como cuando uno quiere encender fuego en leña verde, que primero sopla una vez y otra, y se cansa, y llora con el humo, hasta que después, finalmente, viene, a dar un grande soplo y luego súbitamente levántase una llama con que se enciende el fuego. 

Pues ese mismo orden, regularmente hablando, guarda Dios en esta obra. Porque primero os envía una inspiración y después otra y otra, y como con éstas no se acaba el negocio. acude con otra poderosísima, la cual levanta una clarísima llama en el entendimiento, que es principio de toda esta obra tan admirable; porque de esta luz, como de una raíz, nace todo lo demás que se refiere para esta obra de la justificación." 


D) Sobre los hombros

a) LUZ NUEVA 

"Y si alguno preguntare qué cosa sea esta luz, digo que es un conocimiento sobrenatural que Dios de nuevo infunde en el entendimiento del hombre: el cual, por una manera maravillosa, le da a conocer la bondad de Dios, la hermosura de la virtud, la fealdad del pecado, la vanidad del mundo, el peligro del engaño en que hasta entonces vivió; el cual lleva en pos de sí la voluntad y le hace dar de mano a las vanidades y engaños del mundo, amar a su Creador y aborrecer sobre todas las cosas el pecado... Así como cuando Dios creó el mundo la primera cosa corporal que hizo y la primera palabra que habló fué ésta: Hágase la luz, y luego fué hecha la luz (Gen. 1,3), así, en la regeneración del hombre, que es en su justificación, la primera cosa que hace y la primera palabra que dice es: Hágase la luz. Como si dijese: Esta alma está envuelta en las tinieblas de Egipto, las cuales hacen que no vea el despeñadero y peligro en que está. Pues amanezca aquí un nuevo rayo de luz para que vea cómo está." 


b) LA AMARGURA DE LA PENITENCIA 

Pues quien quisiere llegar a este monte ha de pasar por el otro monte; quiero decir que el que quisiere recibir el espíritu del amor, primero ha de sentir el del temor, y quien quisiere sentir en su alma la obra y consolación del Evangelio, primero ha de pasar por la obra y el temor de la ley. 

Y al alma que así está dispuesta se prometen y ofrecen todas las gracias y tesoros del Evangelio, como lo significó el profeta cuando habló en persona del Salvador y dijo: El espíritu del Señor está en mí, porque él me ungió con su gracia me envió a predicar a los mansos, para que curase a los que tenían quebrantado el corazón y anunciase a los cautivos redención y a los encarcelados libertad; para que consolase a tristes y diese fortaleza a los que lloran a Sión, y les diese: corona por ceniza, y óleo de alegría por llanto, y palio de alabanza por el espíritu de su tristeza (Is. 61,1-3). 

Mira aquí por cuántas maneras de metáforas se significan: por una parte, las obras de la ley y de la penitencia, y por otra, la del Evangelio y de la gracia, y cómo las unas se prometen por las otras. 

Y, por tanto, quien quisiere entrar en el palacio de Cristo y en la celda de los vinos preciosos del verdadero Salomón, sepa que la puerta es la amargura de la penitencia y la aflicción de los trabajos, y que, si por otra quisiera entrar, será salteador y ladrón."


c) ASCENSIÓN DEL ESPÍRITU

“Sube, pues, hermano, primero con la Esposa al monte de la mirra, que es a la amargura del dolor y mortificación, y oirás aquellas palabras que se siguen luego: Toda eres hermosa, querida mía, y no hay mácula en ti... (Cant. 4,7). 

Y es mucho de notar que este mismo orden que aquí hemos declarado que comúnmente se guarda para hacer mudanza mente, la vida y subir del pecado a la gracia, ese mismo, generalmente, se guarda para subir de una gracia menor a otra mayor. 

Porque, cuando nuestro Señor quiere levantar un alma a cosas mayores, primero la dispone con gemidos, y deseos, temores, y dolores, y con aflicciones de espíritu y trabajos de cuerpo para darle sus dones queriendo que siempre preceda este invierno lluvioso y tempestuoso al verano florido y fructuoso de sus dones y gracias. Y cuanto mayores han de ser las gracias, tanto suelen ser mayores las aflicciones y deseos que para esto han de preceder."





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