domingo, 21 de junio de 2020

Boletín Dominical 21 de junio

 
“Infúndannos tus misterios, Señor Jesús, divino fervor, con que, después de gustar la suavidad de tu dulcísimo Corazón, aprendamos a despreciar las cosas terrenas y amar las celestiales. Tú que vives y reinas con Dios Padre en unión con el Espíritu Santo por todos los siglos de los siglos. Amén.” 
Poscomunión de la
Misa del Sagrado Corazón

Día 21 de Junio, Domingo III de Pentecostés.

Conm. de San Luís Gonzaga. Confesor. Doble. Orn. Verdes.


Admirable y bello es el cuadro que nos ofrece el Evangelio de hoy: “Y se acercaban a Jesús los publicanos y pecadores para oírle…” Aunque los escribas y fariseos se escandalizaban de la actitud de Cristo y dicen: “Éste acoge a los pecadores y come con ellos “, Jesucristo, el Inocente y Santo por excelencia, no se desdeña de tratar con ellos, y era tal la confianza que les inspiraba, que en virtud de ellas cobraban fuerzas y se determinaban a cambiar de vida los que antes eran esclavos del pecado y de todos los vicios. ¡Qué hermosa se muestra la misericordia de Cristo! Santa misericordia de Cristo que se mueve hoy: 1) en recibir a todo el que le busca; 2) en buscar al que huye de Él; 3) en regalar al que halla. Tengamos, pues, plena confianza en su Corazón bondadoso, de un modo particular en las ocasiones más difíciles, que Él nos salvará y encontraremos el descanso para nuestras almas.





Día 24 de Junio, la Natividad de San Juan Bautista.


Un día tocó en suerte a Zacarías quemar incienso delante de Yahvé. Acababa de entrar en el Santo; delante de él, el altar de oro con el fuego encendido; a uno y otro lado, el candelabro de siete brazos y la mesa de los panes; detrás del altar, un velo tenue separa este lugar del Santo de los Santos. Zacarías siente batir de alas: un arcángel se presenta delante de él y le dice: “No temas Zacarías; tu oración ha sido escuchada; tu mujer, Isabel, concebirá un hijo, a quien pondrás por nombre Juan. Será grande delante del Señor, y el Espíritu Santo le llenará desde antes de nacer”. Era el Arcángel San Gabriel, el mismo que anuncia a la Virgen la venida de Cristo, aunque Zacarías, por ser cosas tan portentosas, no se resolvió a creerlas, San Juan, pues, es el Profeta privilegiado que anuncia, prepara lo corazones y señala al “Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”. Un día en el Jordán bautizó a Jesús con su bautismo de penitencia mientras se abría el Cielo y daba testimonio de la divinidad de Cristo. Tiene su momento de grandeza; todos van tras él; conmueve los pueblos, arrastra multitudes; pero desde que aparece Cristo; él se retira nuevamente al desierto, se eclipsa y encamina a todos hacia el Salvador de Israel. Dentro de poco tiempo sellará con su sangre su testimonio el gran embajador, precursor de Cristo, Redentor del mundo, que empezó por conmover a los hombres con asperezas y terrores y termina introduciéndoles en los más altos secretos del amor.





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