viernes, 13 de septiembre de 2024

Boletín Dominical 15 de septiembre


Domingo 15 de septiembre
Los Siete Dolores de la Santísima Virgen

Doble II Clase-Ornamentos Blancos
Conm. Domingo XVII después de Pentecostés.

María, llena de fortaleza y de dolor, estaba el pie de la cruz en que ve clavado a su Hijo Divino. Ningún mortal podrá comprender nunca la intensidad del dolor de la más buena de las madres al ver, con tanta ingratitud e injusticia, ultrajar, atormentar y ajusticiar al más santo y amable de los hijos. La piedad del pueblo cristiano ha querido recordar y meditar las acerbísimas penas y los principales dolores de la Santísima Virgen María, que como espadas se clavaron en su dulce corazón, desde que la profecía del anciano Simeón le anuncio su martirio incruento. Digamos con la liturgia: “¡Oh Madre, fuente de amor! Hazme sentir tu dolor, para que llore contigo; y que por mi Cristo amado, mi corazón abrazado más viva en el que conmigo.”

Día 15 de septiembre, Domingo XVII de Pentecostés.

Solamente el Evangelio, creído y puesto por obra, puede realizar en la tierra la unidad del espíritu con el vínculo de la paz entre todos los pueblos y naciones.

Al fariseo que con refinada malicia pregunta a Jesús cual es el mayor mandamiento, para ver si obtiene una respuesta que dé fundamento para acusarle ante el Sanedrín, le contesta categóricamente: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

El amor es una pasión muy noble que nos lleva a la unión más perfecta de voluntades, afectos y pensamientos con la persona amada. Y será tanto más noble y santo cuanto lo sea su objeto. Si pues el objeto es Dios, y el prójimo por amor de Dios, ya se ve cuan santo, noble y fecundo es el amor de Dios. Él ha inspirado tantos heroísmos en las almas.

Por lo tanto, el amor a Dios, si es verdadero y puro, debe llenar e informar toda nuestra vida, todas nuestras obras, afectos y pensamientos, de modo que sean dignos de Dios: “Con todo tu corazón, con toda tu alma…”

Toda la intimidad y delicadeza de nuestro corazón, toda la ternura de nuestra alma, toda elevación de nuestro pensamiento, todo el empuje de nuestras fuerzas, todo cuanto valemos, hemos de emplearlo en el amor de Dios.






Día 21 de septiembre,
San Mateo, Apóstol y Evangelista.
Los publicanos en Roma eran ricos propietarios que compraban a la República los impuestos de las provincias; pero los publicanos de que habla el Evangelio no tenían tan alta categoría. Eran simples subalternos que cobraban, vigilaban y exigían en nombre de las grandes compañías, que por medio de esos empleados extendían sus redes sutiles por todo el Imperio. Esto era Mateo, llamado también Leví, publicano, arrendador de las rentas imperiales, que se recogían cobrando los tributos que debían pagar los judíos, que se veían esclavizados por el fisco romano, por lo cual miraban a los publicanos como traidores y pecadores. Mateo había nacido en Caná de galilea. Estando en Cafarnaum sentado en el banco de la recaudación de contribuciones, pasó un día Jesús y le dijo: “Sígueme”. Y él, dejando todo, se fue tras Jesús. Era una adhesión espontánea y completa. Fue San Mateo el primero que escribió el Evangelio de Jesucristo, y lo hizo en lengua hebrea, pues lo destinaba especialmente para los judíos; por eso comienza con la genealogía de Cristo y demuestra que Jesús es el Mesías esperado. Predicó en Palestina y en Etiopía, donde, por confirmar el voto de virginidad a la princesa Ifigenia, fue martirizado. 




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