viernes, 10 de mayo de 2024

Boletín Dominical 12 de mayo


Día 12 de Mayo, Domingo después de la Ascensión.

Doble. Conm. Santos Nereo, Aquileo, Domitila Virgen y Pancracio, Mártires. Orn. Blancos.

En la última cena prometió Jesús que enviaría al Espíritu Santo Consolador, el cual al dar testimonio de Jesús los fortalecería en la fe y les enseñaría toda verdad; después de ello se dispersarían los Apóstoles y como testigos de vista anunciarán al mundo el Evangelio aún arrostrando todos los peligros. “Dará testimonio de Mi”, la misión del Espíritu Santo en la Iglesia fue y es la de dar testimonio de N.S.J.C. 

El Espíritu Santo es Luz, en la Secuencia de Pentecostés se le invoca como Luz de los corazones. “Veni lumen cordium”, y sus oficio como luz son: apartarnos del error, pues, si luz y tinieblas son incompatibles, el primer oficio del Espíritu Santo será apartar al hombre del error; guiarnos a la verdad, que es concretamente hacernos conocer a Jesucristo: “Per Te noscamus atque Filium”. El alma, por lo tanto, debe invocar al Espíritu Santo cuantas veces va a ponerse en contacto con Nuestro Señor por la oración o lectura espiritual, o cuantas veces vaya a escuchar la palabra de Dios. Particularmente también le invocaran las personas  que se dediquen a trabajos intelectuales, hombres de gobierno, padres de familia, y, en fin, todos los cristianos al comenzar cada día, y al principiar las obras, para que así se vean libres de error y sean dirigidas al último fin del hombre, que es ganar su alma para el Cielo. 




El valor y el uso de los sacramentales.

Si hacemos uso de los sacramentales, como ellos deben ser usados reconociendo, por la fe, la eficacia de la bendición de la iglesia, la cual fue fundada por el Mismo Dios, nuestros actos serán más agradables a Dios, y los sacramentales nos aprovecharan con largueza. Si usamos del crucifijo, de una medalla, esperando que por la Gracia de Dios ello nos preserve del mal, no es esto supersticioso. No obstante, debemos acordarnos de que los sacramentales no tienen poder por sí mismos. Ellos tienen poder solamente si uno usa a los sacramentales con el espíritu de aquellos que los miran como poderosos en sí mismos, sin referirse para nada a Dios o a la Iglesia, o su propio estado de gracia, estos son supersticiosos. Debemos usar los sacramentales constantemente. Todos los hogares cristianos deberían tener agua y candelas benditas. Todos los cristianos deben recibir tantas bendiciones cuanto fuesen capaces de ello. Todo hogar o predio cristiano debería ser bendecido. Además de que todo hogar católico debería tener un altar privado para concurrir a rezar, todas sus habitaciones deberían tener un Crucifijo. Muchos hogares tienen la loable costumbre de mantener prendida una lámpara votiva, ya de aceite ya de cera, en el altar de la familia. En muchos hogares es costumbre el asperjar las camas con agua bendita antes de acostarse. En cualquier problema, dolor, peligro, o tentación, el uso de los sacramentales es de gran beneficio. Todo católico debería tener su propio rosario bendito, y usarlo. Todo católico debe tener encima un crucifijo bendecido, una medalla o el escapulario. La Iglesia, a través del uso de los sacramentales, enseña a los fieles las verdades de la religión, excitando así buenos pensamientos y aumentando la devoción. Las verdades de nuestra fe son enseñadas por los sacramentales a través del sentido de la vista, así como las explicaciones las enseñan a través del oído. Los sacramentales son, entonces, un libro de dibujos que es usado como una ayuda en el aprendizaje de la religión. A través del uso apropiado de los sacramentales podemos obtener gracias actuales, perdón de los pecados, remisión del castigo temporal, salud del cuerpo y bendiciones materiales y protección en contra los espíritus malignos.




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