sábado, 26 de septiembre de 2020

Boletín Dominical 27 de septiembre


Día 27 de Septiembre, Domingo XVII de Pentecostés.

Doble- Orn. Verdes. Conm. Stos Cosme y Damián.

Solamente el Evangelio, creído y puesto por obra, puede realizar en la tierra la unidad del espíritu con el vínculo de la paz entre todos los pueblos y naciones.

Al fariseo que con refinada malicia pregunta a Jesús cual es el mayor mandamiento, para ver si obtiene una respuesta que dé fundamento para acusarle ante el Sanedrín, le contesta categóricamente: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el mayor y primer mandamiento. Y el segundo es semejante a este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

El amor es una pasión muy noble que nos lleva a la unión más perfecta de voluntades, afectos y pensamientos con la persona amada. Y será tanto más noble y santo cuanto lo sea su objeto. Si pues el objeto es Dios, y el prójimo por amor de Dios, ya se ve cuan santo, noble y fecundo es el amor de Dios. Él ha inspirado tantos heroísmos en las almas.

Por lo tanto, el amor a Dios, si es verdadero y puro, debe llenar e informar toda nuestra vida, todas nuestras obras, afectos y pensamientos, de modo que sean dignos de Dios: “Con todo tu corazón, con toda tu alma…”

Toda la intimidad y delicadeza de nuestro corazón, toda la ternura de nuestra alma, toda elevación de nuestro pensamiento, todo el empuje de nuestras fuerzas, todo cuanto valemos, hemos de emplearlo en el amor de Dios.



Día 29 de Septiembre, la Dedicación del Arcángel San Miguel

Doble de I clase- Orn- Blancos

Miguel o Mi-ka-el significa en hebreo ¿Quién cómo Dios? Con ésta magnífica proclamación de los derechos de Dios sobre todas las criaturas, como con espada de fuego, y llamando a sí a todos los ángeles fieles, entabla San Miguel la lucha victoriosa contra Lucifer, el cual, ensoberbecido con la alteza de su naturaleza angélica y con los grandes dones y gracias de que estaba adornado, se negó a obedecer a Dios y adorar el misterio que les reveló de la naturaleza humana hipostáticamente unida a la Persona Divina en Cristo, pues aspiraba a que la Persona Divina se uniera hipostáticamente a la naturaleza angélica y así elevarse el hasta la divinidad. San Miguel arrojó del cielo al soberbio Lucifer y a todos los ángeles rebeldes que había arrastrado consigo, hundiéndolos en el infierno, para ser infelices por toda la eternidad. Hoy celebra la Iglesia la fiesta de San Miguel y de todos los ángeles que lucharon con él por la honra y el honor de Dios. 





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