Sermón
R.P. Julián Espina Leupold
Lección
Hermanos: Bien sabéis que cuando erais gentiles se os arrastraba de cualquier modo en pos de los ídolos mudos. Os hago saber, pues, que nadie que hable en el Espíritu de Dios, dice: “anatema sea Jesús”; y ninguno puede exclamar: “Jesús es el Señor”, si no es en Espíritu Santo. Hay diversidad de dones, mas el Espíritu es uno mismo , y hay diversidad de ministerios, mas el Señor es uno mismo; 6 y hay diversidad de operaciones, mas el mismo Dios es el que las obra todas ellas en todos. A cada uno, empero, se le otorga la manifestación del Espíritu para el bien (común). Porque a uno, por medio del Espíritu, se le otorga palabra de sabiduría; a otro, palabra de ciencia, según el mismo Espíritu; a otro, en el mismo Espíritu, fe; a otro, dones de curaciones, en el único Espíritu; a otro, operaciones de milagros; a otro, profecía; a otro, discreción de espíritus; a otro, variedad de lenguas; a otro, interpretación de lenguas. Pero todas estas cosas las obra el mismo y único Espíritu, repartiendo a cada cual según quiere.
I Corintios XII, 2-11
Evangelio
En aquél tiempo: Dijo Jesús a ciertos hombres que presumían de Justos y despreciaban a los demás esta parábola: Dos hombres subieron al templo a orar: el uno fariseo y el otro publicano. El fariseo, estando en pie, oraba en su interior de esta manera: Dios, gracias te doy porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, así como este publicano. Ayuno dos veces en la semana, doy diezmos de todo lo que poseo. Mas el publicano, estando lejos, no osaba ni aun alzar los ojos al cielo, sino que hería su pecho diciendo: Dios, muéstrate propicio a mí, pecador. Os digo que éste, y no aquél, descendió justificado a su casa; porque todo hombre que se ensalza, será humillado, y el que se humilla, será ensalzado.
Lucas XVIII, 9-14
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