Día 31 de Agosto, Domingo XII de Pentecostés
Doble- Conm. de San Ramón Nonato, Confesor. Orn. Verdes.
El Evangelio de hoy nos habla del buen samaritano. Este buen samaritano nos da un magnífico ejemplo de cómo se debe cumplir la ley cristiana de la caridad, del amor que hemos de tener a nuestros prójimos aunque nos sean desconocidos; sin esta caridad cristiana hace Dios poco caso de todas las otras virtudes.
Cumplir bien el precepto de amor es cumplir con toda la ley, porque esa virtud de la caridad perfecta nos une a la voluntad de Dios con vinculo tan estrecho, que no hay peligro de traspasar ningún precepto porque el que ama a Dios y al prójimo. Hace siempre la voluntad de Dios, de modo que siempre se podrá decir: ama y haz lo que quieras.
Cristo es también el Buen Samaritano, y quiere que lo seamos todos nosotros con todos nuestros semejantes, particularmente con los más doloridos y necesitados, ya sea física o moralmente. En el cristiano no hemos de mirar su exterior, a veces repugnante, a veces poco simpático, sino a su alma, que es preciosa a los ojos de Dios y divinizada como nosotros por la gracia de Cristo.
Sobre las obligaciones de los cristianos.
“Tratándose de determinar los límites de la obediencia, nadie crea que se ha de obedecer a la autoridad de los Prelados y principalmente del Romano Pontífice solamente lo que toca a los dogmas cuando no se pueden rechazar con pertinacia sin cometer crimen de herejía. Ni tampoco basta admitir con sinceridad las enseñanzas que la Iglesia, aunque no estén definidas con solemne declaración, propone con su ordinario y universal magisterio como reveladas por Dios, las cuales manda el Concilio Vaticano que se crean con fe católica y divina, sino además uno de los deberes de los cristianos es dejarse regir y gobernar por la autoridad y dirección de los Obispos y, ante todo, por la Sede Apostólica. Fácilmente se echa de ver cuán conveniente sea esto. Porque lo que se contiene en la divina revelación, parte se refiere a Dios y parte al mismo hombre y a las cosas necesarias a la salvación del hombre.
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