viernes, 1 de agosto de 2025

Boletín Dominical 3 de agosto


Día 3 de Agosto, Domingo VIII después de Pentecostés

Doble. Orn. Verdes. Conm. La Invención de San Esteban, Protomártir.

La liturgia del Domingo de hoy anuncia los castigos terribles reservados a los que hayan renegado de Cristo. Todos ellos perecerán y serán excluidos del reino celestial.

Jerusalén rechazó a Jesús y lo clavó e la cruz; y aquel mismo pueblo testigo de su vida, de su doctrina, de sus milagros y. aún hacía poco de la estupenda resurrección de Lázaro después de estar enterrado hacía tres días, y que el Domingo aclama triunfalmente a Jesús, ese mismo pueblo seis días después grita y pide que le crucifiquen, sabiéndole Santo, Justo y bienhechor del pueblo, enviado de Dios. 

Por eso Cristo no tuvo reparos en derramar lágrimas tan amargas a la vista de la desventurada Jerusalén, aunque en vano, porque no se convirtió; por eso predice para ella terribles castigos, pues veía en espíritu donde la llevaban sus conductores. Más de un millón de judíos pereció el año 70 en el asedio y saqueo de Jerusalén por Tito, y todo por no haber admitido a Cristo.

Habla también el Evangelio de hoy de la indignación de Jesús contra los que profanaban el Templo con sus mercancías y sus robos; como se indignaría hoy ante la falta de respeto y decoro con que algunas personas concurren a él.

“23.000 hebreos perecieron en un mismo día a causa de su impureza, y muchos por murmurar fueron muertos por el Ángel exterminador” (Epístola). Todo esto, dice S. Pablo, estaba escrito para nuestro escarmiento. 






9 de Agosto
San Juan María Vianney, cura de Ars, confesor

Nació de modestos labradores en Dardilly, cerca de Lyon, el año 1786. En su juventud conoció los tristes días de la Revolución francesa; fue pastor y labrador, después, viendo la piedad del niño, a pedido de su padre, empezó a iniciarle el párroco en los estudios para el sacerdocio. De ingenio tardo y poca inteligencia, los estudios se le hacían una carga pesadísima; pero su constancia y su piedad vencieron todos los obstáculos. Ordenado de sacerdote, le enviaron a la parroquia rural de Ars. Su oración, como sus penitencias,  era extraordinarias. Dios le comunicó el don de consejo; y al cabo de unos años no eran sólo los aldeanos de Ars, eran gentes de toda Francia, de Europa y de América las que acudían a oírle, cuyos sencillos argumentos hacían bajar las cabezas más cultas y orgullosas, que al fin se postraban a sus pies murió en 1859 y el Papa Pío XI le proclamó patrón de todo el clero secular.



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