Día 4 de Mayo, Domingo II de Pascua.
Pastor Doble. Orn. Blancos - Conm. Santa Mónica, Viuda
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Este
domingo suele llamarse del Buen Pastor, del cual habla
Dice San Pedro, a quien Jesús resucitado constituyó cabeza y Pastor de su Iglesia, que nosotros, conforme a lo dicho por Isaías, “éramos ovejas descarriadas” que habíamos perdido el camino de la vida eterna, pero ahora “hemos sido reducidos al que es Pastor y guardián solícito de nuestras almas”, que nos dio vida con su muerte. Y pues padeció por nosotros, justo es que sigamos sus huellas.
Yo
soy el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, dice Jesús (Evangelio). Y
éste Buen Pastor, que se inmoló por nosotros, vertiendo toda su sangre para
rescatarnos de las garras del lobo carnicero, sigue ofreciendo en el altar su
sacrificio y se nos da en la sagrada Comunión para alimento espiritual de
nuestras almas. ¿Puede darse mayor amor? ¿Puede concebirse mayor y más total
entrega? ¡Y esto hace Jesús, nuestro Dios humanado!
Sin
duda que, al oír, los fariseos, esta parábola pensaron que Jesús se aplicaba la
profecía de Ezequiel cuando dice entre otras cosas: “yo mismo apacentaré mis
ovejas. Buscaré la que se había perdido, tornaré la que andaba descarriada; a
la herida curaré…levantaré sobre ellas un solo Pastor.”
Día 11 de Mayo.
SANTOS FELIPE Y SANTIAGO, APÓSTOLES.
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Santiago el Menor, hermano del
Apóstol San Judas Tadeo, era primo de Jesús y natural de Caná de Galilea. Fue
el primer obispo de Jerusalén y era hombre de mucha oración, austero y
penitente, amante de las tradiciones patrias y de trato dulce y amable; calidades
que conquistaron gran autoridad entre los judíos, que le amaban
entrañablemente. Escribió a las doce tribus de la dispersión la carta canónica
que lleva su nombre, y que es maravillosa por su doctrina y claridad; digna de
leerse y meditarse frecuentemente, habla del sacramente de la extremaunción, la
vacuidad de la fe si no va acompañada de buenas obras, del deber de dar el
salario justo… Siendo muy anciano, y no queriendo renegar de Jesucristo, fue
precipitado desde lo alto del templo de Jerusalén y aplastada su cabeza con una
maza.
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