viernes, 2 de mayo de 2025

Boletín Dominical 4 de mayo

Día 4 de Mayo, Domingo II de Pascua.

Pastor Doble. Orn. Blancos - Conm. Santa Mónica, Viuda

 


Este domingo suele llamarse del Buen Pastor, del cual habla la Epístola y el Evangelio. La parábola del buen pastor fue pronunciada por Jesús después de curar al ciego de nacimiento. Habiendo expulsado los judíos a este ciego de la sinagoga, Cristo le ofrece como asilo su Iglesia y compara a los fariseos a los malos pastores que abandonan sus ovejas. La alegoría del Buen Pastor ha sido siempre muy saboreada por las generaciones cristianas, y por eso vemos tantas veces representado a Cristo en las catacumbas del siglo II y III como Buen Pastor que carga con la oveja perdida.

Dice San Pedro, a quien Jesús resucitado constituyó cabeza y Pastor de su Iglesia, que nosotros, conforme a lo dicho por Isaías, “éramos ovejas descarriadas” que habíamos perdido el camino de la vida eterna, pero ahora “hemos sido reducidos al que es Pastor y guardián solícito de nuestras almas”, que nos dio vida con su muerte. Y pues padeció por nosotros, justo es que sigamos sus huellas. 

Yo soy el Buen Pastor que da la vida por sus ovejas, dice Jesús (Evangelio). Y éste Buen Pastor, que se inmoló por nosotros, vertiendo toda su sangre para rescatarnos de las garras del lobo carnicero, sigue ofreciendo en el altar su sacrificio y se nos da en la sagrada Comunión para alimento espiritual de nuestras almas. ¿Puede darse mayor amor? ¿Puede concebirse mayor y más total entrega? ¡Y esto hace Jesús, nuestro Dios humanado!

Sin duda que, al oír, los fariseos, esta parábola pensaron que Jesús se aplicaba la profecía de Ezequiel cuando dice entre otras cosas: “yo mismo apacentaré mis ovejas. Buscaré la que se había perdido, tornaré la que andaba descarriada; a la herida curaré…levantaré sobre ellas un solo Pastor.”





Día 11 de Mayo.

SANTOS FELIPE Y SANTIAGO, APÓSTOLES. 


Felipe era, como Pedro y Andrés, hijo de la ciudad de Betsaida, en Galilea; habiendo llegado a Hierópolis de Frigia cuando los Apóstoles se dividieron por todo el mundo para llevar la luz del Evangelio,, abrió los ojos a aquella pobre dente; hízole visible la grosería de sus errores, y convirtiendo a la fe a toda ciudad, fundó en ella una floreciente iglesia; pero no le dejó en paz la cólera del demonio, porque irritados los sacerdotes de los ídolos y los magistrados a la vista de los maravillosos progresos que hacía el cristianismo, resolvieron quitarle la vida, y echando mano de él, lo tuvieron preso unos días y por último lo crucificaron, a ejemplo del Salvador, alrededor del año 80. 


Santiago el Menor, hermano del Apóstol San Judas Tadeo, era primo de Jesús y natural de Caná de Galilea. Fue el primer obispo de Jerusalén y era hombre de mucha oración, austero y penitente, amante de las tradiciones patrias y de trato dulce y amable; calidades que conquistaron gran autoridad entre los judíos, que le amaban entrañablemente. Escribió a las doce tribus de la dispersión la carta canónica que lleva su nombre, y que es maravillosa por su doctrina y claridad; digna de leerse y meditarse frecuentemente, habla del sacramente de la extremaunción, la vacuidad de la fe si no va acompañada de buenas obras, del deber de dar el salario justo… Siendo muy anciano, y no queriendo renegar de Jesucristo, fue precipitado desde lo alto del templo de Jerusalén y aplastada su cabeza con una maza.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario