viernes, 21 de febrero de 2025

Boletín Dominical 23 de febrero


Día 23 de Febrero, Domingo de Sexagésima

Doble de II clase- Orn. Morados

Los judaizantes, en Corinto como en las demás ciudades, hacían continuamente obstrucción del apostolado de San Pablo, a quien ellos despreciaban. Por eso el gran Apóstol creyó necesario hacer un relato de sus trabajos, de los dones recibidos de Dios y de sus méritos como Apóstol. Y hace esto con tal delicadeza, con tanta verdad y tal fuerza, que confunde a sus enemigos (epístola). De muchos de estos trabajos y tribulaciones no nos queda más noticia que la que aquí, en esos párrafos, nos da el Apóstol: prueba manifiesta de que son muchas las cosas que ignoramos de la vida de San Pablo, a pesar de ser contado por extenso en los Hechos de los Apóstoles. En el introito pide la Iglesia Romana auxilio contra los bárbaros, y en la Oración invoca la protección de San Pablo, titular de la basílica estacional.



Los cinco sábados en honor del Corazón de María.

El 10 de diciembre de 1925 se apareció la Virgen Santísima a la niña Lucía, una de las videntes de Fátima, teniendo junto a sí al Niño Jesús sobre una nube luminosa. La Virgen mostraba su Corazón rodeado de espinas, y el Niño Jesús, señalándole, decía: “Ten compasión de este Corazón dulcísimo, martirizado continuamente por la ingratitud de los hombres.” Entonces la Virgen Santísima añadió: “Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas con que los hombres, ingratos, le hieren a cada momento con sus blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y anuncia de mi parte que yo prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias a la salvación a todos los que en cinco sábados de meses consecutivos confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan compañía durante quince minutos, meditando los misterios del Rosario, con el fin de ofrecerme reparación.”

1. La Virgen promete asistir con las gracias necesarias para la salvación en la hora de la muerte. Quiere decir que la Virgen no permitirá que muera en pecado mortal aquel que haya practicado debidamente la devoción señalada.

2. Se requiere la confesión, que puede hacerse durante la semana, y no precisamente el mismo sábado.

3. Se requiere la Comunión, que ha de hacerse el mismo primer sábado de mes.

4. Se requiere rezar la tercera parte del Santo Rosario, o sea las cinco decenas.

5. Hacer compañía a la Virgen durante quince minutos, meditando los misterios del Rosario.

6. Hacer todo esto durante cinco sábados seguidos que sean primeros de mes, o sea durante cinco meses seguidos, ininterrumpidos, el primer sábado de cada uno

7. Tener la intención de honrar, consolar y desagraviar al Inmaculado Corazón de María.




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