En el acto de la circuncisión, por decreto divino, intimado primero a la Virgen María (San Lucas 1, 31) y luego a San José (San Mateo 1, 21), el Niño Dios recibió el nombre de Jesús. Nombre que significa el oficio de Salvador, que solamente Cristo, Dios y Hombre, podía y debía realizar.
A este Nombre “dóblese toda rodilla en el Cielo, en la tierra y en los infiernos”. Únicamente en el nombre de Jesús encontramos nuestra salvación. Tengamos siempre en el corazón y en los labios este dulcísimo Nombre, “prenda de eterna predestinación”, para que algún día “nos gocemos de que estén nuestros nombres escritos en el Cielo”.
Día Domingo 6 de Enero, La Epifanía del Señor
Epifanía es una voz griega que significa manifestación. Jesús se había ya manifestado a los israelitas, representados por la Virgen María y San José, los pastores y los ancianos Simeón y Ana. Hoy se manifiesta a los gentiles representados por los tres reyes Magos venidos de Oriente, que la tradición señala con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. Los Magos son, pues, los principios de la gentilidad que, llevados milagrosamente por una estrella, se acercan a adorar a N.S. Jesucristo. Isaías ve, proféticamente, los reyes y las naciones que desde los confines de la tierra acuden a la nueva Jerusalén, la Iglesia Católica, iluminada por la luz de Cristo, trayendo dones de oro, incienso y mirra.
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