Boletín Dominical 15 de diciembre

Día 15 de Diciembre. Domingo III de Adviento 

Doble de I clase- Orn. Morados o rosados

Día de júbilo, porque el Señor está cerca. “Gozaos siempre en el Señor; otra vez lo digo: gozaos.” “Nada os inquiete.” Esto nos dice el Introito y la Epístola. Y a esta idea de alegría se une la de disponer los corazones con vida santa, que sea conocida de todos los hombres pues el Señor está al llegar.

En este día de júbilo los sacerdotes pueden sustituir el color morado por el rosa, puede adornarse el altar con flores y se oyen los acordes del órgano. Todo respira alegría santa, porque se acerca la venida del Deseado de las naciones, el Rey dominador, consuelo para la humanidad doliente y postrada.

Jueves 21 de diciembre. Santo Tomás Apóstol

Conocida es la terquedad que este Apóstol cuando sus condiscípulos le aseguran que han visto a Cristo resucitado. De carácter rudo, amaba al Maestro como ninguno, cuando Jesús quería ir a Jerusalén, donde se decreta su muerte, y todos los discípulos vacilan, él grita con decisión: “Vayamos también nosotros a morir con Él”. Pero luego la vergüenza del Gólgota le desconcierta. No entiende bien las palabras del Maestro, no piensa ni cree en la resurrección, por eso exige para creer verle él y meter los dedos en los agujeros de los clavos y su mano en la herida del costado. Y Jesús accede bondadoso a esta exigencia del incrédulo, que reparó su terquedad con aquella famosa confesión: “¡Señor mío y Dios mío!” Agradezcámosle su actitud, porque, al fin, de más provecho nos ha sido la incredulidad de Tomás que la fe de la Magdalena, y tenemos con ello otra prueba de la resurrección del Señor. Predicó el Evangelio en Persia y en la India, llegando a Calicut, Cochín, Ceilán y el Maduré. Irritados los sacerdotes de los ídolos y observando que Santo Tomás iba todos los días a hacer oración al pie de la cruz, se arrojaron contra él, le pisaron, le maltrataron a golpes y le atravesaron con muchas lanzadas. Así acabó su larga y laboriosa carrera este gran Apóstol.