Sermón
S.E.R. Pío Espina Leupold
Sermón
R.P. Gabriel María G. Rodrígues
Lección
Hermanos: No cesamos de orar por vosotros, y de pedir que seáis llenados del conocimiento de la voluntad de Dios, con toda sabiduría y toda inteligencia espiritual: para que caminéis dignamente, agradando a Dios en todo: fructificando en toda clase de obras buenas y creciendo en la ciencia de Dios: confirmándoos en toda virtud según el poder de su claridad, en toda paciencia y longanimidad, con gozo, dando gracias al Dios Padre, que nos hizo dignos de participar de la herencia de los Santos en la luz: que nos arrancó del poder de las tinieblas y nos trasladó al reino del Hijo de su amor, en el cual poseemos la redención, por su sangre, la remisión de los pecados.
Col., I, 9-14
Evangelio
En aquel tiempo dijo Jesús a sus discípulos: Cuando viereis la abominación de la desolación predicha por el Profeta Daniel caer sobre el templo: el que lea, que entienda: entonces, los que estén en Judea, huyan a los montes: y el que esté en la terraza, no baje a tomar nada de su casa: y el que esté en campo, no vuelva a tomar su túnica. Y ¡ay de las preñadas y de las que alimenten en aquellos días! Rogad, en cambio, para que vuestra fuga no sea en invierno, o en sábado. Porque habrá entonces una tribulación muy grande, como no ha existido ni existirá otra, desde el principio del mundo hasta hoy. Y, si no fuesen acortados aquellos días, no se salvaría nadie: pero, por amor de los elegidos, serán abreviados aquellos días. Si alguien os dijere entonces: Aquí o allí está el Cristo: no lo creáis. Porque surgirán seudocristos y seudoprofetas: y harán grandes milagros y prodigios, de tal modo que sean engañados (si fuese posible) los mismos elegidos. Ya os lo he predicho. Si os dijeren, pues: Está en el desierto; no salgáis: Está escondido; no lo creáis. Porque, como el relámpago sale de Oriente y aparece al punto en Occidente,, así será también la llegada del Hijo del hombre. Donde estuviere el cuerpo, allí se congregarán las águilas. Y, en seguida, después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, y la luna no lucirá, y las estrellas caerán del cielo, y los pilares del cielo se tambalearán: y entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre: y entonces llorarán todas las tribus de la tierra: y verán al Hijo del hombre venir en las nubes del cielo con mucho poder y majestad. Y enviará sus Ángeles con trompeta y con gran voz: y congregarán a sus elegidos de los cuatro vientos, desde lo más alto de los cielos hasta su extremo. Y aprended esta parábola de la higuera: cuando ya está tierna la rama, y han nacido las hojas, sabéis que está cerca el verano: así también vosotros, cuando viereis todas estas cosas, sabed que el Hijo del hombre está cerca, está a las puertas. En verdad os digo, que no pasará esta generación, hasta que se realice todo esto. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Mat., XXIV, 15-34
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