domingo, 29 de septiembre de 2024

Sermón Dedicación de San Miguel Arcángel

Sermón

S.E.R. Pío Espina Leupold


Sermón

R.P. Carlos R. Santos


Sermón

R.P. Julián Espina Leupold



Lección

Revelación de Jesucristo, que Dios, para manifestar a sus siervos las cosas que pronto deben suceder, anunció y explicó, por medio de su ángel, a su siervo Juan; el cual testifica la Palabra de Dios y el testimonio de Jesucristo, todo lo cual ha visto. Bienaventurado el que lee y los que escuchan las palabras de esta profecía y guardan las cosas en ella escritas; pues el momento está cerca. Juan a las siete Iglesias que están en Asia: gracia a vosotros y paz de Aquel que es, y que era, y que viene; y de los siete Espíritus que están delante de su trono; y de Jesucristo, el testigo fiel, el primogénito de los muertos y el Soberano de los reyes de la tierra. A Aquel que nos ama, y que nos ha lavado de nuestros pecados con su sangre.

Apoc., I, 1-5



Evangelio

En aquel tiempo, los discípulos se llegaron a Jesús y le preguntaron: “En conclusión, ¿quién es el mayor en el reino de los cielos?” Entonces, Él llamó a sí a un niño, lo puso en medio de ellos, y dijo: “En verdad, os digo, si no volviereis a ser como los niños, no entraréis en el reino de los cielos. Quien se hiciere pequeño como este niñito, ése es el mayor en el reino de los cielos. Y quien recibe en mi nombre a un niño como éste, a Mí me recibe”. “Pero quien escandalizare a uno solo de estos pequeños que creen en Mí, más le valdría que se le suspendiese al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y que fuese sumergido en el abismo del mar. ¡Ay del mundo por los escándalos*! Porque forzoso es que vengan escándalos, pero ¡ay del hombre por quien el escándalo viene! Si tu mano o tu pie te hace tropezar, córtalo y arrójalo lejos de ti. Más te vale entrar en la vida manco o cojo, que ser, con tus dos manos o tus dos pies, echado en el fuego eterno. Y si tu ojo te hace tropezar, sácalo y arrójalo lejos de ti. Más te vale entrar en la vida con un solo ojo, que ser, con tus dos ojos, arrojado en la gehenna del fuego. Guardaos de despreciar a uno solo de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles, en los cielos, ven continuamente la faz de mi Padre Celestial.

Mateo XVIII, 1-10



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