Sermón
S.E.R. Pío Espina Leupold
Sermón
R.P. Julián Espina Leupold
Lección
Hermanos: Os recuerdo el Evangelio que ya os prediqué, el que ya recibisteis, y en el cual permanecéis, y por el cual os salvaréis, si retenéis la palabra que os prediqué, y no creéis en vano. Porque os enseñé, en primer lugar, lo que yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, según las Escrituras: y que fue sepultado, y que resucitó al tercer día, según las Escrituras: y que fue visto por Cefas y después de él, por los Once. Después fue visto por más de quinientos hermanos a la vez, de los cuales muchos viven todavía, otros, en cambio, ya murieron. Después fue visto por Santiago, después por todos los Apóstoles: y, al último de todos, como a un abortivo, se apareció también a mí. Porque yo soy el mínimo de los Apóstoles, que no soy digno de ser llamado Apóstol, pues perseguí a la Iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y su gracia no ha sido vana en mí.
I Corintios XV, 1-10
Evangelio
En aquel tiempo, saliendo Jesús de los límites de Tiro, fue, por Sidón, al mar de Galilea, por medio de los confines de la Decápolis. Y le presentaron un sordomudo, y le rogaron que le impusiera las manos. Y, tomándole aparte de la turba, metió sus dedos en las orejas de él: y, escupiendo, tocó su lengua: y, mirando al cielo, suspiró, y díjole: Ephphetha, que significa: ¡Abríos! Y al punto se abrieron sus oídos, y se soltó el nudo de su lengua, y habló bien. Y les ordenó que no lo dijeran a nadie. Pero cuanto más se lo prohibió El, más lo divulgaron ellos: y tanto más se admiraron, diciendo: Todo lo ha hecho bien: ha hecho oír a los sordos y hablar a los mudos.
Marcos VII, 31-37
No hay comentarios.:
Publicar un comentario