domingo, 7 de abril de 2024

Sermón Domingo Primero después de Pascua "In Albis"

Sermón

R.P. Ángel Fabián Benzi


Sermón

R.P. Julián Espina Leupold


Sermón

S.E.R. Pío Espina Leupold


Lección

Carísimos: Todo lo que ha nacido de Dios, vence al mundo: y ésta es la victoria, que vence al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesucristo es el Hijo de Dios? Este, Jesucristo, es el que vino por el agua y la sangre: no sólo por el agua, sino por el agua y por la sangre. Y el Espíritu es el que atestigua que Cristo es la verdad. Porque tres son los que dan testimonio de ello en el cielo: el Padre, el Verbo, y el Espíritu Santo: y estos tres son una sola cosa. Y tres son los que dan testimonio de ello en la tierra: el Espíritu, y el agua, y la sangre: y estos tres son una sola cosa. Si aceptamos el testimonio de los hombres, el testimonio de Dios es mayor. Ahora bien, este testimonio de Dios, que es mayor, es el que dió de su Hijo. El que cree en el Hijo de Dios, tiene en sí mismo el testimonio de Dios.

Juan I Io., V, 4-10.


Evangelio

En aquel tiempo, siendo ya tarde aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas de donde estaban reunidos los discípulos por miedo de los judíos, llegó Jesús y se presentó en medio, y díjoles: ¡Paz a vosotros! Y, habiendo dicho esto, les mostró las manos y el costado. Y los discípulos se alegraron al ver al Señor. Entonces les dijo otra vez: ¡Paz a vosotros! Como me envió a mí el Padre, así os envío yo a vosotros. Y, habiendo dicho esto, sopló sobre ellos, y les dijo: Recibid del Espíritu Santo: a quienes les perdonareis los pecados, perdonados les serán: y, a los que se los retuviereis, retenidos les serán. Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Dijéronle, pues, los otros discípulos: Hemos visto al Señor. Pero él les dijo: Si no viere en sus manos el agujero de los clavos y metiere mi dedo en el sitio de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré. Y, después de ocho días, estaban otra vez dentro sus discípulos: y Tomás con ellos. Vino Jesús, las puertas cerradas, y se presentó en medio, y dijo: ¡Paz a vosotros! Después dijo a Tomás: Mete tu dedo aquí, y ve mis manos, y trae tu mano y métela en mi costado: y no seas incrédulo, sino fiel. Respondió Tomás y díjole: ¡Señor mío, y Dios mío! Díjole Jesús: Porque me has visto. Tomás, has creído: bienaventurados los que no han visto, y han creído. E hizo Jesús, ante sus discípulos, otros muchos milagros más, que no se han escrito en este libro. Mas esto ha sido escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios; y para que, creyéndolo, tengáis vida en su nombre.

Juan XX, 19-31

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