viernes, 23 de febrero de 2024

Boletín Dominical 25 de febrero



Día 25 de Marzo, Domingo II de Cuaresma

Doble- Privilegiado de I clase- Orn. Morados

Para que trabajemos con entusiasmo por alcanzar la pureza del corazón, motivo por el cual inculca tanto la Iglesia la penitencia en este tiempo de Cuaresma, ya que la penitencia purifica, es que se nos lee hoy en la Epístola la maravillosa exhortación de San Pablo a los Tesalonicenses, animándolos a conservarse puros e incontaminados de toda impureza.

El Evangelio, al hablar de la Transfiguración, es apropiado a éste tiempo, ya que Moisés y Elías ayunaron cuarenta días, como N.S.J.C. Y como testigos lleva consigo Jesús a los tres Apóstoles más amados, para que la gloria de la Transfiguración contrarreste luego el escándalo de la Cruz. 

El Corazón de Jesús ardía dulce y sosegadamente; pero su amor levantaba llamas inmensas que penetraban su Ser. Pronto esas llamas luminosas, atravesando el tenue velo de la carne, se mostraron gloriosas en su cuerpo. 




Los cinco sábados en honor del Corazón de María.

El 10 de diciembre de 1925 se apareció la Virgen Santísima a la niña Lucía, una de las videntes de Fátima, teniendo junto a sí al Niño Jesús sobre una nube luminosa. La Virgen mostraba su Corazón rodeado de espinas, y el Niño Jesús, señalándole, decía: “Ten compasión de este Corazón dulcísimo, martirizado continuamente por la ingratitud de los hombres.” Entonces la Virgen Santísima añadió: “Mira, hija mía, mi Corazón rodeado de espinas con que los hombres, ingratos, le hieren a cada momento con sus blasfemias e ingratitudes. Tú, al menos, procura consolarme y anuncia de mi parte que yo prometo asistir en la hora de la muerte con las gracias necesarias a la salvación a todos los que en cinco sábados de meses consecutivos confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan compañía durante quince minutos, meditando los misterios del Rosario, con el fin de ofrecerme reparación.”

Por tanto:

1. La Virgen promete asistir con las gracias necesarias para la salvación en la hora de la muerte. Quiere decir que la Virgen no permitirá que muera en pecado mortal aquel que haya practicado debidamente la devoción señalada.

2. Se requiere la confesión, que puede hacerse durante la semana, y no precisamente el mismo sábado.

3. Se requiere la Comunión, que ha de hacerse el mismo primer sábado de mes.

4. Se requiere rezar la tercera parte del Santo Rosario, o sea las cinco decenas.

5. Hacer compañía a la Virgen durante quince minutos, meditando los misterios del Rosario.

6. Hacer todo esto durante cinco sábados seguidos que sean primeros de mes, o sea durante cinco meses seguidos, ininterrumpidos, el primer sábado de cada uno

7. Tener la intención de honrar, consolar y desagraviar al Inmaculado Corazón de María.




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