viernes, 16 de febrero de 2024

Boletín dominical 18 de febrero



TIEMPO DE CUARESMA

Día 18 de Febrero, Domingo I de Cuaresma

Doble de I clase- Orn. Morados

Este Domingo es uno de los más solemnes del año litúrgico, porque antiguamente empezaba con él la santa Cuaresma. Por esto la estación se celebraba en la Catedral Pontificia de San Juan de Letran, centro religioso del mundo.

Jesús, después del bautismo en el Jordán, como preparación para la vida pública que iba a iniciar, se retiró 40 días al desierto que hay entre Jericó y los montes de Judá para dedicarse a la oración y la penitencia. Allí, queriendo Satanás averiguar si verdaderamente el Hijo de Maria era ciertamente el Hijo de Dios, se acercó a tentar a Jesús. Y primeramente como hizo con Adán y Eva y hace con los hombres, se dirige a los sentidos. Como Jesús tiene hambre, le dice que convierta las piedras en pan. Después se dirige a tentarle el orgullo y vanagloria, y por fin, de soberbia y avaricia. “Hæc omnia tibi dabo, si cadens adoraveris me”, le dice mostrándole los reinos del mundo y su gloria: todo esto te daré si postrándote me adorares.

Luzbel, que había sido el más hermoso de los ángeles, se había creído con derecho a la unión hipostática, que le habría sublimado a la dignidad de Hijo de Dios; y como tal pide ahora ser adorado por Jesús.

Muchos reparan solamente en el hecho, sin duda admirable, de que el Hijo de Dios fuese tentado por el demonio. Más no es esto lo principal. Lo más importante es que Jesús fuese tentado precisamente por su calidad de Hijo de Dios que venía a restaurar el reino de su Padre. 

A ejemplo de Jesús, con oración y penitencia ha de rechazar el cristiano todas las tentaciones.






Tiempo de Cuaresma


Si los cristianos hubiéramos renunciado definitivamente al pecado, la Cuaresma, con todo, sería tiempo de austeridad corporal, para acompañar el áspero ayuno de Jesús en el desierto y los tormentos acerbísimos que por nuestro amor padeció en su Pasión. Desgraciadamente la penitencia nos es necesaria, además, para purificar nuestro corazón tantas veces encenagado por el vicio. La cuaresma es el tiempo aceptable, estos son los días de salvación, en que Dios quiere devolvernos su gracia para que, muriendo ahora espiritualmente con N.S. resucitemos con Él en la solemnísima fiesta de Pascua. Ahora es, pues, tiempo de castigar la carne con el ayuno, hoy tan mitigado, y con las demás austeridades que practicaron los santos; al menos hay que abstenerse de los espectáculos mundanos y poner freno a las pasiones que nos arrastran. Así hallaremos tiempo y ambiente espiritual para la meditación, para oír o leer la palabra de Dios, y para alguna obra de misericordia corporal o espiritual.i los cristianos hubiéramos renunciado definitivamente al pecado, la Cuaresma, con todo, sería tiempo de austeridad corporal, para acompañar el áspero ayuno de Jesús en el desierto y los tormentos acerbísimos que por nuestro amor padeció en su Pasión. Desgraciadamente la penitencia nos es necesaria, además, para purificar nuestro corazón tantas veces encenagado por el vicio. La cuaresma es el tiempo aceptable, estos son los días de salvación, en que Dios quiere devolvernos su gracia para que, muriendo ahora espiritualmente con N.S. resucitemos con Él en la solemnísima fiesta de Pascua. Ahora es, pues, tiempo de castigar la carne con el ayuno, hoy tan mitigado, y con las demás austeridades que practicaron los santos; al menos hay que abstenerse de los espectáculos mundanos y poner freno a las pasiones que nos arrastran. Así hallaremos tiempo y ambiente espiritual para la meditación, para oír o leer la palabra de Dios, y para alguna obra de misericordia corporal o espiritual.




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