viernes, 28 de abril de 2023

Boletín Dominical, 30 de abril



Día 30 de Abril, Domingo III de Pascua.

Doble-Ornamentos Blancos.
Conm. Santa Catalina de Siena, Virgen.

La Epístola de San Pedro, que hoy leemos, nos dice cual debe ser la actuación del cristiano en el mundo. Debe vivir en el mundo para edificación del mundo, evitando los extremos de la vida mundana y de la vida huraña y poco civil. Para no ser mundanos, recomienda la mortificación de las concupiscencias, sobre todo la de la carne, para que viendo las gentes nuestras buenas obras glorifiquen a Dios y amen la religión de Cristo, acreditada por la conducta de los cristianos.

Recomienda mucho también la sumisión a las autoridades constituidas, sean autoridades mayores, como el emperador, o menores, como los gobernadores, y esto por amor a Cristo.

San Pablo (Romanos 13, 1) enseña que toda autoridad viene de Dios, y en este sentido es divina; aquí San Pablo dice que esta misma autoridad es humana en  cuanto reside y está encarnada en hombres: divina en su origen. De aquí que los reyes, presidentes, o supremos gobernantes no gobiernan con autoridad propia sino con autoridad recibida de Dios, de donde se sigue que no pueden mandar ni legislar nada que vaya contra el Señor, con cuya autoridad gobiernan, y el deber que tienen de reverenciarle públicamente y respetar y hacer respetar las leyes divino-natural y divino- positiva.

Es, pues el gobernante sujeto de la autoridad, la cual recibe, no del pueblo, que no la tiene, sino de Dios. Así es, pues que el pueblo no tiene autoridad ni derecho, aunque aúne la suma de todas las voluntades, para legislar o darse un gobierno que atente contra la autoridad, las leyes o los deseos de Dios, que siempre será el Señor de todo lo creado. Por eso el mandato e imperio que ejercen los gobernantes ha de ser justo y no despótico, sino en cierta manera paternal, porque el poder justísimo que Dios tiene, sobre los hombres, está también unido con su bondad de Padre. La autoridad asimismo se ha de ejercer en provecho de los ciudadanos, nunca se ha de poner al servicio de un partido o de unos pocos. El Apóstol San Pablo reconoce también el hecho y el derecho de la libertad. “Sed hombres libres”, dice. Pero la libertad no ha de degenerar en libertinaje: “no toméis la libertad como capa que cubra vuestra malicia.”  (Ver Encíclicas Libertas y la Constitución cristiana de los Estados de León XIII y mensajes de Navidad de Pio XII).






Día 3 de Mayo, La invención de la Santa Cruz.
En el siglo II el emperador Adriano había hecho cubrir de escombros el Calvario y el Santo Sepulcro, y encima de ellos construyó una estatua a Júpiter y un templo a Venus. Pero después de la victoria de Constantino y otorgada la paz a la Iglesia, la madre del emperador, Santa Elena, va a Jerusalén a venerar los sagrados lugares santificados por los pies de Nuestro Señor Jesucristo, hace derribar las estatuas y templos paganos, se excava, y bajo la mirada alentadora de la emperatriz se trabaja sin cesar, hasta que aparecen la gruta del Santo Sepulcro y las tres cruces: la de Jesús y la de los dos ladrones. ¿Cómo reconocer la de Jesús? El milagro dio la respuesta. Aplicada a una difunta, le devolvió la vida; tocada por una paralítica, le sanó de repente.








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