La iglesia de San Lorenzo, solía ser preferida para leer los exorcismos a los poseídos por el demonio. Por eso se pone hoy el Evangelio del demonio mudo. Y se alude también a la Virgen Maria, por que había una sala destinada a ella. El alma atribulada vuelve los ojos a Dios (Introito) y en el altar halla refugio, como el pajarillo en el nido (Comunión).
La profesión de la vida cristiana proscribe todo lo que en obras o en palabras suena a liviandad y torpeza. Hijos somos de la luz, no de las tinieblas. Estas palabras oían con íntimo placer los catecúmenos (Epístola). Con el poder de Nuestro Señor Jesucristo se vence al demonio; pero hay luchas en que Satanás no ceja; y solo el que perseverare hasta el fin será salvo (Evangelio).
Para Jesucristo no hay neutrales, ante Jesucristo nadie puede permanecer indiferente; o con Él, y por Él, o contra Él, no debe existir término medio. Con esto exige Jesucristo que positiva y decididamente nos declaremos por Él y nos pongamos a su lado con adhesión total e inquebrantable.
Él exige de nosotros una entrega total, universal, ilimitada con obediencia rendida y ciega, aceptando íntegramente su programa, entregándole cuanto somos y valemos, haciendo de Él centro de nuestra vida toda.
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