domingo, 29 de enero de 2023

Sermón Domingo Cuarto después de Epifanía


Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues



Sermón

R.P. Julián Espina Leupold


Sermón

S.E. Monseñor Pío Espina Leupold



Lección

No tengáis con nadie deuda sino el amaros unos a otros; porque quien ama al prójimo, ha cumplido la Ley. Pues aquello de: “No cometerás adulterio; no matarás; no hurtarás; no codiciarás”; y cualquier otro mandamiento que haya, en esta palabra se resume: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. El amor no hace mal al prójimo. Por donde el amor es la plenitud de la Ley.

Romanos XIII, 8-10


Evangelio

En aquel tiempo: Subió Jesús a una barca, y sus discípulos lo acompañaron. Y de pronto el mar se puso muy agitado, al punto que las olas llegaban a cubrir la barca; Él, en tanto, dormía. Acercáronse y lo despertaron diciendo: “Señor, sálvanos, que nos perdemos”. Él les dijo: “¿Por qué tenéis miedo, desconfiados?” Entonces se levantó e increpó a los vientos y al mar, y se hizo una gran calma. Y los hombres se maravillaron y decían: “¿Quién es Éste, que aun los vientos y el mar le obedecen?”.  

Mateo VIII, 23-27

sábado, 28 de enero de 2023

Dom Gueranger: Cuarto Domingo después de Epifanía




CUARTO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA

Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger



MISA


INTROITO

Adorad a Dios, todos sus Angeles: lo oyó y se alegró Sión: y se gozaron las hijas de Judá. Salmo: El Señor reinó, regocíjese la tierra: alégrense todas las Islas.— J. Gloria al Padre.


ORACIÓN

Oh Dios, que sabes que, a causa dé la flaqueza humana,, no podemos subsistir entre tantos peligros como nos rodean: danos la salud del alma y del cuerpo; para que, con tu ayuda, venzamos lo que padecemos por nuestros pecados. Por el Señor.


EPÍSTOLA

Lección de la Epístola del Apóstol San Pablo, a los Romanos. (XIII, 8-10.)


Hermanos: No debáis nada a nadie, sino es el amaros mutuamente; pues, el que ama al prójimo, cumple la Ley. Porque: No adulterarás, no matarás, no robarás, no levantarás falso testimonio, no codiciarás, y todo otro cualquier mandamiento se encierra en esta sola palabra: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. El amor del prójimo no obra el mal. Por eso, la plenitud de la Ley es el amor.


No deja la Santa Iglesia de exhortar a los fieles, por boca del Apóstol a la práctica de la caridad mutua, en este tiempo en que el mismo Hijo de Dios ha dado tan manifiestas pruebas de su amor para con los hombres, tomando su propia naturaleza. El Emmanuel viene a nosotros como Legislador; ahora bien, toda su ley la ha resumido en el amor; ha venido a unir lo que el pecado habla desunido. Sintamos como El, y cumplamos de corazón la ley que nos impone.


GRADUAL

Señor, las gentes temerán tu nombre, y todos los reyes de la tierra tu gloria. — J . Porque el Señor ha edificado a Sión: y será visto en su majestad.


ALELUYA

Aleluya, aleluya. — J. El Señor reinó, regocíjese la tierra: alégrense todas las Islas. Aleluya.


EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según San Mateo. (Vin, 23-27.)


En aquel tiempo, subiendo Jesús a la barca, le siguieron sus discípulos. Y he aquí que un gran movimiento se apoderó del mar; tanto, que la barquilla era cubierta por las olas. El, sin embargo, dormía. Y se acercaron a El sus discípulos, y le despertaron, diciendo: Señor, sálvanos, que perecemos. Y les dijo Jesús: ¿Por qué teméis, hombres de poca fe? Levantándose entonces, imperó a los vientos y al mar, y se hizo una gran tranquilidad. Y los hombres se admiraron diciendo: ¿Quién es este que hasta los vientos y el mar le obedecen?


Adoremos el poder del Emmanuel que ha venido a calmar la tempestad en la que iba a perecer el género humano. Todas las generaciones habían clamado a él en su angustia, gritando: ¡Sálvanos, Señor; que perecemos! Cuando llegó la plenitud de los tiempos, salió El de su quietud, y no tuvo más que mandar, para aniquilar la fuerza de nuestros enemigos. La malicia de los demonios, las tinieblas de la idolatría, la corrupción pagana, todo cedió ante su presencia. Unos tras otros se fueron convirtiendo a El todos los pueblos: desde el fondo de su ceguera y de sus miserias, dijeron: ¿Quién es ese ante quien ninguna fuerza resiste? Y abrazaron su ley. 

Con frecuencia aparece en los Anales de la Iglesia, esa fortaleza del Emmanuel que hace desaparecer los obstáculos, aun en momentos en que los hombres se alarman por su aparente tranquilidad. ¡Cuántas voces escogió, para salvarlo todo, el momento en que los hombres lo creían todo perdido! Lo mismo ocurre en la vida del cristiano. A veces no perturban las tentaciones, se diría que quieren anegarnos las olas y a pesar de todo, nuestra voluntad permanece unida fuertemente a Dios. Es que Jesús duerme en el fondo de nuestra barquilla, y nos protege con su sueño. Cuando le despiertan nuestras súplicas, es ya para proclamar su triunfo y el nuestro, porque para entonces ha vencido y nosotros con El.


OFERTORIO

La diestra del Señor ejerció su poder: la diestra del Señor me ha exaltado: no moriré, antes viviré, y contaré las obras del Señor.


SECRETA

Suplicárnoste, oh Dios omnipotente, hagas que el don ofrecido de este Sacrificio, purifique siempre y defienda de todo mal a nuestra fragilidad. Por el Señor.


COMUNIÓN

Se admiraban todos de las palabras que salían de la boca de Dios.


POSCOMUNIÖN

Haz, Señor, que tus dones nos liberten de los deleites terrenos, y nos restauren siempre con alimentos celestiales. Por el Señor. 


Boletín Dominical 29 de enero


Dia 29 de Enero, Domingo IV de Epifanía.

Doble .Orn. Verdes. Conm. San Francisco de Sales.

En el Evangelio de Hoy manifiesta Jesús su poder sobre los seres inanimados, sobre los vientos y las tempestades, que se aquietan a su voz, dando una nueva manifestación de su divinidad, como Señor que es de todas las criaturas.

Esa navecilla combatida por las olas es imagen de la Iglesia Católica, perseguida constante y terriblemente por todos los tiranos y por todos los errores, y siempre saliendo airosa y vencedora por la asistencia especial de Cristo, Nuestro Señor, que es la roca viva contra la cual se estrellan quienes, en su locura, se levantan contra esta Iglesia que ha seguido siempre adelante, triunfando de todos.

Lo mismo pasará en nuestras almas combatidas por la duda, el error o las tentaciones, si acudimos pronto y confiadamente al bondadoso Jesús.





Día 2 de Febrero, Bendición de las candelas.

Hoy se bendicen las candelas que se reparten a los fieles. Al Evangelio se encienden y se tienen encendidas en la mano hasta la Comunión del sacerdote. Nuestro Señor Jesucristo es la luz del mundo, la verdadera luz que había de alumbrar a los gentiles, y la candela encendida representa a Cristo, Nuestro Señor. Esa vela guardada en casa es un sacramental que nos atrae las bendiciones de Dios; se suele poner en las manos de los agonizantes, y es una protesta de fe en la inmortalidad que Cristo, Nuestro Señor, nos ganó.





lunes, 23 de enero de 2023

Sermón Domingo Tercero después de Epifanía

Sermón

S.E. Monseñor Pío Espina Leupold


Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues


Lección

Hermanos: Tened el mismo sentir, unos con otros. No fomentéis pensamientos altivos, sino acomodaos a lo humilde. No seáis sabios a vuestros ojos. No devolváis a nadie mal por mal; procurad hacer lo bueno ante todos los hombres. Si es posible, en cuanto de vosotros depende, vivid en paz con todos los hombres. 19 No os venguéis por vuestra cuenta, amados míos, sino dad lugar a la ira (de Dios), puesto haré escrito esta: “Mía es la venganza; Yo haré justicia, dice el Señor”. Antes por el contrario, “si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber; pues esto haciendo amontonarás ascuas de fuego sobre su cabeza”. No te dejes vencer por el mal, sino domina al mal con el bien.

Romanos XII, 16-21



Evangelio

En aquel tiempo: Cuando Jesús bajó de la montaña, le fueron siguiendo grandes muchedumbres. Y he aquí que un leproso se aproximó, se prosternó delante de Él y le dijo: “Señor, si Tú quieres, puedes limpiarme”. Y Él, tendiéndole su mano, lo tocó y le dijo: “Quiero, queda limpio”, y al punto fue sanado de su lepra. Díjole entonces Jesús: “Mira, no lo digas a nadie; sino ve a mostrarte al sacerdote y presenta la ofrenda prescrita por Moisés, para que les sirva de testimonio”. Cuando hubo entrado en Cafarnaúm, se le aproximó un centurión y le suplicó, diciendo: “Señor, mi criado está en casa, postrado, paralítico, y sufre terriblemente”. Y Él le dijo: “Yo iré y lo sanare”. Pero el centurión replicó diciendo: “Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo, mas solamente dilo con una palabra y quedará sano mi criado. Porque también yo, que soy un subordinado, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: “Ve” y él va; a aquél: “Ven”, y viene; y a mi criado: “Haz esto”, y lo hace”. Jesús se admiró al oírlo, y dijo a los que le seguían: “En verdad, os digo, en ninguno de Israel he hallado tanta fe”. Os digo pues: “Muchos llegarán del Oriente y del Occidente y se reclinarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mientras que los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allá será el llanto y el rechinar de dientes”. Y dijo Jesús al centurión: “Anda; como creíste, se te cumpla”. Y el criado en esa misma hora fue sanado.

Mateo VIII, 1-13

sábado, 21 de enero de 2023

Dom Gueranger: Tercer Domingo después de Epifanía




TERCER DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA

Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger

La movilidad de la fiesta de Pascua ocasiona casi todos los años un cambio en el orden de los domingos que siguen. Septuagésima puede llegar a caer en enero, y a veces sucede que Quincuagésima se anticipa a la fiesta de la Purificación. Como consecuencia, el Oficio de los cuatro últimos domingos después de Epifanía puede ser trasladado a otro tiempo del ciclo litúrgico,


MISA

El Introito nos presenta a los Ángeles del Señor adorándole, en el momento de su entrada en el mundo, como lo explica San Pablo en su Epístola a los Hebreos. La Iglesia celebra con David la alegría de Sión y el gozo de las hijas de Judá.


INTROITO

Adorad a Dios todos sus Ángeles: lo oyó y se alegró Sión: y se gozaron las hijas de Judá. salmo: El Señor reinó, regocíjese la tierra: alégrense todas las Islas. J. Gloria al Padre.


ORACIÓN

Omnipotente y sempiterno Dios, mira propicio nuestra flaqueza: y extiende, para protegernos, la diestra de tu Majestad. Flor el Señor.


EPÍSTOLA

Lección de la Epístola del Apóstol San Pablo a los Romanos (XII, 16-21.)


Hermanos: No os tengáis vosotros mismos por sabios: no devolváis a nadie mal por mal; haced el bien, no sólo ante Dios, sino también ante los hombres. Si es posible, en cuanto dependa de vosotros, tened paz con todos los hombres; no os defendáis a vosotros mismos, carísimos, sino dad lugar a la ira. Porque escrito está: Mía es la venganza; yo pagaré, dice el Señor. Así que, si tu enemigo tiene hambre, dale de comer; si tiene sed, dale de beber. Porque obrando así, amontonarás sobre su cabeza carbones de fuego. No te dejes vencer por el mal, sino vence el mal con el bien.

 

La caridad para con el prójimo que nos recomienda el Apóstol, tiene su raíz en la fraternidad universal que el Salvador vino a traernos del cielo con su nacimiento. Vino a hacer paces entre el cielo y la tierra; deben, por tanto, los hombres vivir en paz unos con otros. Si nos recomienda el Señor, no dejarnos vencer por el mal, sino vencer el mal con el bien es porque El mismo lo practicó descendiendo hasta los hijos de ira para hacer hijos de adopción, por medio de sus humillaciones y sufrimientos.

En el Gradual, continúa la Santa Iglesia celebrando la venida del Emmanuel, invitando a todas las naciones y a todos los reyes de la tierra a acudir a celebrar su Nombre.


GRADUAL

Señor, las gentes temerán tu nombre, y todos los reyes de la tierra tu gloria. — y. Porque el Señor ha edificado a Sión: y será visto en su majestad.


ALELUYA

Aleluya, aleluya. — . El Señor reinó, regocíjese la tierra: alégrense todas las Islas. Aleluya.

 

EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según San Mateo. (VIH, 1-13.)


En aquel tiempo, habiendo bajado Jesús del monte, le siguieron grandes multitudes: y he aquí que un leproso, acercándose, le adoró, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. Y Jesús, extendiendo su maño, le tocó, diciendo: Quiero, sé limpio, Y al punto se limpió su lepra. Y le dijo Jesús: Mira, no se lo digas a nadie; antes, vete, muéstrate al sacerdote, y ofrece tu sacrificio, el que estableció Moisés, para testimonio ante ellos. Y, habiendo entrado en Cafarnaún se acercó a él un Centurión, rogándole y diciéndole: Señor, mi siervo yace en casa paralítico, y es muy atormentado. Y le dijo Jesús: Iré yo y le curaré. Y, respondiendo el centurión, dijo: Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo: dílo sólo de palabra y sanará mi siervo. Porque también yo soy un hombre, constituido bajo potestad, que tengo soldados a mis órdenes. Y le digo a este: Vete, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. Al oírle Jesús, se admiró, y dijo a los que le seguían: En verdad os digo: No he hallado una fe tan grande en Israel. Y también os digo que vendrán muchos de Oriente y de Occidente, y se sentarán con Abrahán e Isaac y Jacob en el reino de los cielos: mas, los hijos del reino serán arrojados en las tinieblas exteriores: allí será el llanto y el crujir de dientes. Y dijo Jesús al centurión: Vete; y, como has creído, te suceda. Y sanó su siervo en aquel instante.


El género humano padecía la lepra del pecado: el Hijo de Dios se ha dignado tocarle en el misterio de la Encarnación, devolviéndole la salud; pero, exige que el enfermo curado vaya a ver al sacerdote, y realice las ceremonias prescritas por la Ley, para demostrar que asocia al sacerdocio humano a la obra de nuestra redención. En la fe del Centurión aparece también la vocación de los Gentiles, cuyas primicias fueron los Magos. Un soldado romano y muchos millones semejantes a él, serán considerados como verdaderos hijos de Abrahán, de Isaac y de Jacob, mientras que hijos directos, de estos Patriarcas, serán arrojados fuera de la sala del banquete, a las tinieblas de la obcecación; su castigo será ejemplar para todos los pueblos.

En el Ofertorio, el hombre, salvado por la venida del Emmanuel canta el poder de Dios, que ha desplegado en nuestra redención la fortaleza de su brazo. El hombre estaba condenado a muerte eterna; pero, no morirá, pues tiene a un Dios por hermano; vivirá, a fin de poder publicar las maravillas del Dios que le ha salvado.


OFERTORIO

La diestra del Señor ejerció su poder: la diestra del Señor me ha exaltado: no moriré, antes viviré, y contaré las obras del Señor.


SECRETA

Suplicárnoste, Señor, hagas que esta Hostia purifique nuestros pecados y santifique los cuerpos y las almas de tus siervos, para poder celebrar este Sacrificio. Por el Señor.


Mientras se distribuye el Pan de vida, la Santa Iglesia nos recuerda la admiración que despertaron en los pueblos las palabras de Jesús. Los hijos de la Iglesia, iniciados en todos los misterios, saborean en estos momentos el efecto de esa inefable Palabra, por medio de la cual el Redentor cambió el pan en su cuerpo y el vino en su sangre.


COMUNIÓN

Se admiraban todos de las palabras que salían de la boca de Dios.


POSCOMUNIÓN

A los que nos haces, Señor, gozar de tan grandes Misterios, dígnate, te los suplicamos, adaptamos realmente a sus efectos. Por el Señor.


Boletín Dominical 22 de enero



Día 22 de Enero, Domingo III de Epifanía.

Conm. de Santos Vicente y Anastasio, Mártires. Doble. Orn. Verdes.}


Señor, si quieres puedes limpiarme”, decía un leproso a Jesús cuando bajaba del monte de las Bienaventuranzas. Y Jesús le tocó diciendo: “Quiero, queda limpio”; y quedó sano. Señor, si quieres, puedes limpiarnos de la lepra del pecado, digamos nosotros con la fe y la confianza del leproso, y Jesús entonces, no solamente limpiará nuestra alma sino que morará en ella.

“Señor, yo no soy digno de que entres en mi casa; mas di una palabra y mi criado quedará sano”, dice el centurión a Jesús cuando se disponía a ir para allá para curarle. Y la humildad profunda y la fe vivísima de éste pobre pagano arrancan a Nuestro Señor un gesto de admiración, y vaticina la reprobación de Israel por su incredulidad y la vocación de los gentiles que entraran en el reino de Dios. A este reino entraremos nosotros, pero si nos adornamos con las virtudes que resplandecieron en éste leproso y éste centurión, quien mereció le evoque la Iglesia siempre al dar a Jesús en la sagrada Comunión.



Día 25 de Enero, la Conversión de San Pablo

Conm. San Pedro, Apóstol

Saulo, nacido en Tarso de Cilicia, era fariseo e hijo de fariseos. Discípulo de Gamaliel, pariente y verdugo de San Esteban, siente un celo por la ley de Moisés que le devora y un odio inmenso contra los cristianos que se aparta y contrarían las viejas tradiciones patrias. La predicación de los diáconos como San Esteban lo enloquece, la osadía de San Pedro le exalta;…(Continúa)




(Continuación)…toda la impetuosidad de su juventud se subleva en ansias de aplastar a los cristianos, a los que persigue de casa en casa, de sinagoga en sinagoga, de ciudad en ciudad. Anhelando sangre de cristianos, corre a Damasco. Mas en el camino, cerca de la ciudad, una claridad le envuelve y le derriba del caballo; Jesús le habla: “Saulo, Saulo, ¿Por qué me persigues?” y Saulo, iluminado, convertido, arrepentido, dará aquella respuesta magnifica y humilde: “Señor, ¿Qué queréis que haga?”. Y desde entonces se entrega  a Jesús, y padecerá persecuciones, y recorrerá el mundo para llevar a todas partes el nombre de Jesús, “ante el cual se arrodillan los cielos, la tierra y los infiernos.” Saulo se ha convertido en Pablo; el perseguidor, en el gran Apóstol de los gentiles. Este episodio aconteció el año 35, teniendo cerca de 36 años.





domingo, 15 de enero de 2023

Sermón Domingo Segundo después de Epifanía


Sermón

S.E. Monseñor Pío Espina Leupold


Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues


Lección

Hermanos: Tenemos dones diferentes conforme a la gracia que nos fue dada, ya de profecía (para hablar) según la regla de la fe; ya de ministerio, para servir; ya de enseñar, para la enseñanza; ya de exhortar, para la exhortación. El que da, ( hágalo ) con liberalidad; el que preside, con solicitud; el que usa de misericordia, con alegría. El amor sea sin hipocresía. Aborreced lo que es malo, apegaos a lo que es bueno. En el amor a los hermanos sed afectuosos unos con otros; en cuanto al honor, daos preferencia mutuamente. En la solicitud, no seáis perezosos; en el espíritu sed fervientes; para el Señor sed servidores; alegres en la esperanza, pacientes en la tribulación, perseverantes en la oración; partícipes en las necesidades de los santos; solícitos en la hospitalidad. Bendecid a los que os persiguen; bendecid, y no maldigáis. Gozaos con los que se gozan; llorad con los que lloran. Tened el mismo sentir, unos con otros. No fomentéis pensamientos altivos, sino acomodaos a lo humilde. No seáis sabios a vuestros ojos.

Romanos XII, 6-16



Evangelio

En aquel tiempo: Se celebraron unas bodas en Caná de Galilea y estaba allí la madre de Jesús. Jesús también fue invitado a estas bodas, como asimismo sus discípulos. Y llegando a faltar vino, la madre de Jesús le dijo: “No tienen vino”. Jesús le dijo: “¿Qué (nos va en esto) a Mí y a ti, mujer? Mi hora no ha venido todavía”. Su madre dijo a los sirvientes: “Cualquier cosa que Él os diga, hacedla”. Había allí seis tinajas de piedra para las purificaciones de los judíos, que contenían cada una dos o tres metretas. Jesús les dijo: “Llenad las tinajas de agua”; y las llenaron hasta arriba. Entonces les dijo: “Ahora sacad y llevad al maestresala”; y le llevaron. Cuando el maestresala probó el agua convertida en vino, cuya procedencia ignoraba –aunque la conocían los sirvientes que habían sacado el agua–, llamó al novio y le dijo: “Todo el mundo sirve primero el buen vino, y después, cuando han bebido bien, el menos bueno; pero tú has conservado el buen vino hasta este momento”. Tal fue el comienzo que dio Jesús a sus milagros, en Caná de Galilea; y manifestó su gloria, y sus discípulos creyeron en Él.

Juan II,, 1-11

sábado, 14 de enero de 2023

Dom Gueranger: Segundo Domingo después de Epifanía




SEGUNDO DOMINGO DESPUÉS DE EPIFANÍA

Año Litúrgico – Dom Prospero Gueranger



EL MILAGRO DE CANÁ

El tercer Misterio de Epifanía nos muestra la consumación de los planes de la misericordia divina sobre el mundo, y nos manifiesta por tercera vez la gloria del Emmanuel. La Estrella ha llevado al alma hasta la fe, el Agua santificada del Jordán la ha purificado, el Banquete nupcial la une a su Dios. Hemos cantado al Esposo cuando salía radiante al encuentro de la Esposa; hemos oído llamarla desde las cumbres del Líbano; después de haberla ilustrado y purificado, quiere embriagarla con el vino de su amor.

Han preparado un banquete, un banquete nupcial; a él asiste la Madre de Jesús, porque es conveniente que, después de haber cooperado al misterio de la Encarnación del Verbo, sea asociada a todas las obras de su Hijo, a todas las gracias que prodiga a sus elegidos. En medio del banquete, llega a faltar el vino: Hasta entonces la Gentilidad no había conocido el dulce vino de la Caridad; la Sinagoga sólo había producido racimos silvestres. Cristo es la verdadera Viña, como El mismo dice. Sólo El podía dar el vino que alegra el corazón del hombre (Salmo CIII) e invitarnos a beber de ese cáliz embriagador que David había cantado. (Salmo XXII.)

Dice María al Salvador: “No tienen vino.” Corresponde a la Madre de Dios hacerle presente las necesidades de los hombres, de quienes es también madre. Respóndele Jesús con aparente sequedad: “¿Mujer, qué nos importa a ti a mi? Mi hora no ha llegado todavía.” Iba a obrar en este gran Misterio, no como Hijo de María, sino como Hijo de Dios. Más tarde, en una hora que tendrá que llegar, aparecerá a los ojos de la misma Madre, muriendo en la cruz, con aquella naturaleza humana recibida de ella. María comprendió inmediatamente la divina intención de su hijo y pronunció aquellas palabras que repite sin cesar a todos sus hijos: “Haced lo que El os diga.”

Ahora bien, había allí seis grandes ánforas de piedra, que estaban vacías. El mundo efectivamente, había llegado a su sexta edad, según explica San Agustín y otros doctores que en esto le siguen. Durante esas seis edades la tierra había esperado al Salvador que debía enseñarla y salvarla. Jesús manda llenar de agua esas ánforas; mas, el agua no es a propósito para un banquete nupcial. Esta agua eran las profecías y figuras del mundo antiguo, y ningún mortal hasta el comienzo de la séptima edad en que Cristo que es la Viña debía comunicarse, había contraído alianza con el Verbo divino.

Pero cuando llega el Emmanuel, no hay ya mas que una palabra posible: “Sacad ahora.” El vino de la nueva Alianza, el vino que había sido guardado para el fin llena ya todas las tinajas. Al tomar nuestra naturaleza humana, naturaleza débil como el agua, operó El una transformación; elevóla hasta sí mismo, haciéndonos participantes de la naturaleza divina (II S. Pedro, I, 4); nos hizo capaces de unirnos a él, de formar ese Cuerpo de que es Cabeza, esa Iglesia de quien es Esposo, y a la que amó desde toda la eternidad con un amor tan ardiente, que bajó desde el cielo para desposarse con ella.

San Mateo, Evangelista del Hombre-Dios, recibió del Espíritu Santo la misión de anunciarnos el misterio de la fe por medio de la Estrella; San Lucas, Evangelista del Sacerdocio, fué elegido para enseñarnos el Misterio de la Purificación por el Agua; correspondía al Discípulo amado revelarnos el misterio de las Bodas divinas. Por eso, al sugerir a la Iglesia la idea de este tercer misterio, se sirve de la siguiente expresión: Este fué el primero de los milagros de Jesús y con él manifestó su gloría. En Belén, el Oro y el Incienso de los Magos declararon la divinidad y la realeza ocultas en el Niño; en el Jordán, la bajada del Espíritu Santo y la voz del Padre proclamaron hijo de Dios al artesano de Nazaret; en Caná, Jesús obra por sí mismo y obra como Dios: “Porque, como dice San Agustín, el que en las tinajas cambió el agua en vino, no podía ser otro que El que anualmente realiza el mismo prodigio en la viña.” Además, desde este momento, según nota San Juan, “sus discípulos creyeron en El” y comenzó la formación del colegio apostólico.


MISA

El Introito celebra el gozo de este día que nos muestra a la humanidad unida como Esposa al Hijo del Padre eterno. Imposible pensar que la tierra no se dedique en lo sucesivo a adorar y ensalzar ese sagrado Nombre, del cual se han hecho partícipes, en el banquete nupcial, todos los hijos de Adán.


INTROITO

Adórete, oh Dios, toda la tierra, y salmodie en tu honor: diga un salmo a tu nombre, ¡oh, Altísimo! Salmo: Tierra toda, canta jubilosa a Dios, di un salmo a su nombre: dale gloria y alabanza. — ℣. Gloria al Padre.


El Nombre de Hijo de Dios hecho nuestro por el derecho del contrato nupcial, es la paz, nos dirá el mismo Jesús en sus biaventuranzas, la paz de Dios que nos hemos apropiado con el auxilio de la gracia justificante. Por eso la paz aparece en la Colecta como el objetivo final del gobierno divino en el cielo y en la tierra, y también como el supremo deseo de la Iglesia.


ORACIÓN

Omnipotente y eterno Dios, que gobiernas a un tiempo las cosas celestes y las terrenas: escucha clemente las súplicas de tu pueblo, y concede tu paz a nuestros tiempos. Por el Señor.


EPÍSTOLA

Lección de la Epístola del Apóstol San Pablo a los Romanos. (XII, 6-16.)


Hermanos: Poseemos dones diferentes, según la gracia que nos ha sido dada: bien (el don) de profecía, conforme a la fe; bien el de ministerio, para ejercerlo en el ministerio; el de enseñanza para el que enseña: el de exhortación para el que exhorta; el de simplicidad para el que distribuye; el de solicitud para el que preside; el de alegría para el que ejerce la misericordia. Sea vuestro amor sin disimulo; odiad el mal, apegaos al bien; amaos mutuamente con fraternal caridad; prevenios con mutuo honor; no seáis perezosos en el cuidado; sed fervorosos de espíritu; servid al Señor; gozaos en la esperanza; sed sufridos en la tribulación; perseverad en la oración; asociaos a las necesidades de los santos; seguid la hospitalidad. Bendecid a los que os persigan; bendecid y no maldigáis. Alegráos con los que se alegren, llorad con los que lloren. Sentid todos lo mismo; no ambicionéis cosas altas, sino acomodáos a las humildes.


La paz que en el mundo de los santos es la característica de los hijos de Dios, es la que crea de igual modo la unidad de la Iglesia ya desde este mundo, pues sólo gracias a ella forma un solo cuerpo cuyos diversos miembros mantienen su multiplicidad bajo el influjo de la cabeza y de su jefe único, y cuyas funciones tan distintas, son todas ellas dirigidas, dentro de su variedad, por el amor de Cristo-Esposo. La Epístola que se nos acaba de leer no tiene más objeto que mostrarnos sometidas al imperio de la caridad, reina de las virtudes, muchas de las aplicaciones de esa paz esencial al cristianismo, especificar detalladamente sus formas y condiciones y adaptar su práctica a todos los estados sociales y a todas las circunstancias de la vida. Es tal para nuestra Santa Madre la Iglesia, la importancia de estas consideraciones, que volverá a tomar este tema, dentro de ocho días, el Domingo tercero después de Epifanía, continuando el texto, del Apóstol en el lugar en que hoy lo deja.

Ahora bien, antes de estas sagradas bodas, lejos de la vida divina y de la paz de Dios, que ellas traen al mundo, no había en él más que división y muerte.

Cantemos en el Gradual, el prodigio obrado, y ensalcemos al Señor con los Ángeles que no cesan de admirarse.


GRADUAL

El Señor envió su Verbo y los sanó: y los libró de la muerte. — ℣. Alaben al Señor sus misericordias: y sus maravillas con los hijos de los hombres.


ALELUYA

Aleluya, aleluya. — ℣. Alabad al Señor todos sus Ángeles: alabadle todos sus ejércitos. Aleluya.


EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según San Juan. (II, 1-11.)


En aquel tiempo se celebraron unas bodas en Caná de Galilea, y la Madre de Jesús estaba allí. Y fué llamado también Jesús y sus discípulos a las bodas. Y, faltando el vino, le dijo la Madre de Jesús: No tienen vino. Y le dijo Jesús: ¿Qué nos importa a ti y a mí, mujer? Aún no ha llegado mi hora. Dijo su Madre a los servidores: Haced cuanto El os diga. Y había alli seis tinajas de piedra, dispuestas para el lavado de los judíos, en cada una de las cuales cabían dos o tres cántaros. Dijoles Jesús: Llenad de agua las tinajas. Y las llenaron hasta el borde. Y díjoles Jesús: Sacad ahora y llevad al maestresala. Y llevaron. Y, cuando el maestresala saboreó el agua hecha vino, que no sabía de dónde procedía (peno sí lo sabían los sirvientes que habían sacado el agua), llamó al esposo el maestresala, y le dijo: Todo hombre pone primero el vino bueno: y cuando se han saciado, entonces presenta el peor: mas, tú has guardado el buen vino hasta ahora. Este primer milagro hizo Jesús en Caná de Galilea: y manifestó su gloria, y creyeron en El sus discípulos.


¡Oh suerte admirable la nuestra! Dios se ha dignado, como dice el Apóstol mostrar las riquezas de su gloria en vasos de misericordia (Rom., IX, 23.) Las tinajas de Caná, símbolos de nuestras almas, eran cosas inanimadas y de ningún modo merecían tal honor. Jesús manda a los criados que las llenen de agua; y el agua sirve para purificarlas; pero no cree haber concluido hasta que las ve llenas hasta arriba de aquel vino nuevo y celestial, que sólo en el reino de su Padre debía beberse. De modo semejante se nos comunica a nosotros la caridad divina, que reside en el Sacramento del amor; para no defraudar a su gloria, antes de desposarse con ellas, el divino Emmanuel eleva hasta sí nuestras almas. Dispongámonos, pues, para esta unión y según el consejo del Apóstol, hagámosnos semejantes a la Virgen pura que está destinada a un Esposo inmaculado. (II, Cor., XI.)

Al Ofertorio, la Iglesia vuelve a entonar sus cánticos de alegría, dando libre curso a su santo gozo, e invitando a todas las almas fieles a celebrar con ella el misterio adorable de la unión íntima del hombre con Dios.


OFERTORIO

Tierra toda, canta jubilosa al Señor: cantad un salmo a su nombre: venid y escuchad todos los que teméis a Dios, y os contaré cuán grandes cosas ha hecho el Señor a mi alma, aleluya.


SECRETA

Santifica, Señor, estos dones ofrecidos: y purifícanos de las manchas de nuestros pecados. Por el Señor.


El milagro de la mutación del agua en vino que la Iglesia recuerda una vez más en la antífona de la Comunión, no era más que una lejana figura de la maravillosa trasformación que acaba de realizarse en el altar, un símbolo del divino Sacramento, manjar de nuestras almas, en el cual se opera de un modo inefable nuestra unión con Dios.


COMUNIÓN

Dice el Señor: Llenad de agua las tinajas, y llevad al maestresala. Cuando el maestresala saboreó el agua hecha vino, dijo al esposo: Has guardado el buen vino hasta ahora.


Este primer milagro hizo Jesús delante de sus discípulos.


POSCOMUNIÓN

Suplicárnoste, Señor, se acreciente en nosotros la obra de tu poder, para que, alimentados con los divinos Sacramentos, nos preparemos, con tu favor, a, conseguir sus promesas. Por el Señor,

Boletín Domincal 15 de enero

 



Día 15 de Enero, Domingo II de Epifanía

Doble. Orn. Verdes.

La transformación que opera Jesús, en las bodas de Caná, del agua en vino, es figura de la transubstanciación por la cual el vino eucarístico se convierte en la Sangre de Cristo, que, recibida por los hombres en la Comunión, realiza un místico desposorio de Cristo con el alma. Nos da también el Evangelio de hoy una muestra de la omnipotencia suplicante, que es la Santísima Virgen María, la cual consigue el milagro, aún adelantando la hora de manifestarse elegida por Jesús. Además, con su presencia, santifica Jesús esas bodas, ese matrimonio, que elevará Él a la dignidad de Sacramento que derramará la gracia santificante y las gracias sacramentales que los harán santos y felices en tan noble estado.




21 de Enero, fiesta de S. Inés, Virgen  y Mártir

"Amo a Jesucristo, y amándole soy casta; tocándole soy pura; recibiéndole soy virgen”. Esto decía con elegancia y fervor Inés, cuando, niña de 13 años, rechazaba el amor del pretendiente con quien querían desposarla. No pudiendo vencerla con halagos ni amenazas, pretenden atentar contra su virtud, pero “Dios libra su cuerpo de la perdición” (Epístola). Condenada a ser degollada, viendo que el verdugo vacila, le anima diciendo: “Hiere sin miedo, que la esposa ofendería al Esposo si le hiciera esperar más tiempo”. Año 301






domingo, 8 de enero de 2023

Sermón Fiesta de la Sagrada Familia

Sermón

R.P. Julián Espina Leupold


Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues


Sermón

S.E. Monseñor Pío Espina Leupold



Lección

Hermanos: Vestíos, pues, como elegidos de Dios, santos y amados, de entrañas de misericordia, benignidad, humildad, mansedumbre, longanimidad, sufriéndoos unos a otros, y perdonándoos mutuamente, si alguno tuviere queja contra otro. Como el Señor os ha perdonado, así perdonad también vosotros. Pero sobre todas estas cosas, ( vestíos ) del amor, que es el vínculo de la perfección. Y la paz de Cristo, a la cual habéis sido llamados en un solo cuerpo, prime en vuestros corazones. Y sed agradecidos: La Palabra de Cristo habite en vosotros con opulencia, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando a Dios con gratitud en vuestros corazones, salmos, himnos y cánticos espirituales. Y todo cuanto hagáis, de palabra o de obra, hacedlo todo en nombre del Señor Jesús, dando por medio de Él las gracias a Dios Padre.

Colosenses III, 12-17



Evangelio

En aquel tiempo: Siendo Jesús de doce años cumplidos, subieron, según la costumbre de la fiesta a Jerusalén; mas a su regreso, cumplidos los días, se quedó el niño Jesús en la ciudad, sin que sus padres lo advirtiesen. Pensando que Él estaba en la caravana, hicieron una jornada de camino, y lo buscaron entre los parientes y conocidos. Como no lo hallaron, se volvieron a Jerusalén en su busca Y, al cabo de tres días lo encontraron en el Templo, sentado en medio de los doctores, escuchándolos e interrogándolos; y todos los que lo oían, estaban estupefactos de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo ( sus padres ) quedaron admirados y le dijo su madre: “Hijo, ¿por qué has hecho así con nosotros? Tu padre y yo, te estábamos buscando con angustia”. Les respondió: “¿Cómo es que me buscabais? ¿No sabíais que conviene que Yo esté en lo de mi Padre?” Pero ellos no comprendieron las palabras que les habló. Y bajó con ellos y volvió a Nazaret, y estaba sometido a ellos, su madre conservaba todas estas palabras ( repasándolas ) en su corazón. Y Jesús crecía en sabiduría, como en estatura, y en favor ante Dios y ante los hombres. 

Lucas II, 42-52

sábado, 7 de enero de 2023

Dom Gueranger: Fiesta de la Sagrada Familia



FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA

"Año Litúrgico" - Dom Próspero Gueranger


OBJETO DE ESTA FIESTA

En la Liturgia de de este Domingo la Iglesia cantaba antiguamente la realeza de Cristo y su imperio eterno, uniendo sus cánticos a los de los coros angélicos en la adoración del Dios humanado[1]. Pero, guiada por el Espíritu Santo y maternalmente previsora, juzgó que podía ser útil invitar a los hombres de nuestros días a considerar hoy las mutuas relaciones de Jesús, de María y de José ;para recoger las lecciones que se desprenden de ellas y aprovechar la ayuda tan eficaz que ofrece su ejemplo. [2].

Podemos creer que, en la elección del lugar que ocupa ahora en el calendario esta nueva fiesta, ha influido bastante el evangelio asignado en el Misal al Domingo Infraoctava de Epifanía que es el mismo de la actual fiesta de la Sagrada Familia.

Por lo demás, esta fiesta tampoco nos aparta de la contemplación de los misterios de Navidad y Epifanía: ¿no nació la devoción a la Sagrada Familia en Belén, donde María y José recibieron el homenaje de los pastores y de los Magos? Y aunque es verdad que el objeto de la presente festividad va más allá de los primeros momentos de la existencia terrena del Salvador, extendiéndose hasta los treinta afios de su vida oculta, ¿no encontramos ya en el pesebre algunos de sus más significativos aspectos? En la voluntaria debilidad en que le sitúa su infantil estado, se abandona Jesús a aquellos a quienes los designios de su Padre han encargado de su guarda; María y José cumplen en espíritu de adoración todas las obligaciones que su misión sagrada les impone con respecto a Aquel de quien deriva su autoridad.

MODELO DE HOGAR CRISTIANO

Hablando el Evangelio más tarde de la vida de Jesús en Nazaret al lado de María y de José, la describe con estas sencillas palabras: “Estaba sumiso a ellos. Y su madre conservaba todas estas cosas en su corazón, y Jesús crecía en sabiduría, en edad y en gracia delante de Dios y de los hombres [3]. A pesar de su concisión, este sagrado texto contiene una luminosa visión de orden y de paz que revela a nuestra mirada, la autoridad, sumisión, dependencia y mutuas relaciones de la Sagrada Familia. La santa casa de Nazaret se presenta a nuestra vista como el modelo perfecto del hogar cristiano. José manda allí con tranquila serenidad, como el que tiene conciencia de que al obrar así hace la voluntad de Dios y habla en nombre suyo. Comprende que, al lado de su virginal Esposa y de su divino Hijo él es el más pequeño; y con todo eso, su humildad hace que, sin temor ni turbación, acepte su papel de jefe de la Sagrada Familia que Dios le ha encomendado, y como un buen superior, no piensa en hacer uso de su autoridad sino para cumplir de un modo más perfecto su oficio de servidor, de súbito y de instrumento. María, como conviene a la mujer, se somete humildemente a José, y adorando al mismo tiempo a quien manda, da sin vacilar sus órdenes a Jesús en las múltiples ocasiones que se presentan en la vida de familia, llamándole, pidiendo su ayuda, señalándole tal o cual trabajo, como lo hace una madre con su hijo. Y Jesús acepta humildemente sus indicaciones: se muestra atento a los menores deseos de sus padres, dócil a sus más leves órdenes. El, más hábil, más sabio que María y que José, se somete a ellos en todos los detalles de la vida ordinaria y así continuará obrando hasta su vida pública, porque es la condición de la humanidad que ha asumido, y la voluntad de su Padre. “En efecto, exclama San Bernardo entusiasmado ante un espectáculo tan sublime, el Dios a quien están sujetos los Angeles, a quien obedecen los Principados y Potestades, estaba sometido a María; y no sólo a María, sino también a José por causa de María. Admirad, por tanto, a ambos, y ved cuál es más admirable, si la liberalísima condescencia del Hijo o la gloriosísima dignidad de la Madre. De los dos lados hay motivo de asombro; por ambas partes, prodigio. Un Dios obedeciendo a una criatura humana, he ahí una humildad nunca vista; una criatura humana mandando a un Dios, he ahí una grandeza sin igual” [4].

Lección saludable la que aquí se nos ofrece. Dios quiere que se obedezca y que se mande conforme al papel y al cargo de cada uno, no conforme a sus méritos o sus virtudes. En Nazaret, el orden de la autoridad y de la dependencia no es precisamente el mismo que el de la perfección y de la santidad. Lo mismo ocurre de ordinario en la sociedad humana y en la misma Iglesia: si el superior debe a veces respetar en el inferior una virtud mayor que la suya, el inferior tiene siempre la obligación de acatar en. el superior una autoridad derivada de la autoridad misma de Dios.

La Sagrada Familia vivía del trabajo de sus manos. La oración en común, los santos coloquios por medio de los cuales formaba y educaba Jesús de manera progresiva las almas de María y de José, tenían su tiempo señalado, debiendo cesar ante la necesidad de proveer a los menesteres de la vida cotidiana. La pobreza y el trabajo son medios aptísimos de santificación para que Dios dejara de imponerlos al grupo bendito de Nazaret. José ejercía, pues, con asiduidad, su oficio de carpintero, y Jesús compartirá su trabajo, en cuanto esté en edad propicia. Todavía en el siglo II, la tradición conservaba el recuerdo de yugos y arados… fabricados por sus divinas manos [5]. Entretanto, María cumplía con sus deberes de señora de una humilde casa. Preparaba la comida que José y Jesús debían hallar al final de su trabajo, cuidaba del orden y la limpieza de la casa, y, sin duda, conforme a la costumbre de entonces, hacía también casi todos sus propios vestidos y los de su familia, o bien trabajaba para los de fuera, con el fin de aumentar el jornal y el bienestar de todos. De esta manera, con su vida obscura y laboriosa en el taller de José, elevó y ennobleció Jesús el trabajo manual, condición de la mayoría de los hombres. Al elegir para sí y para sus padres el oficio de simple artesano elevó y santificó de un modo maravilloso la condición de las clases trabajadoras, que en adelante pueden ya buscar en tan augustos ejemplos el estímulo para la práctica de las más nobles virtudes, y un motivo constante de alegría y contento [6]

Así se nos presenta la Sagrada Familia bajo el techo de Nazaret, verdadero modelo de la vida doméstica en sus mutuas relaciones de amor y en sus inefables bellezas, vida que constituye la esfera de acción de millares de fieles de todo el mundo; donde el marido gobierna como José y la mujer obedece como María; donde los padres atienden a la educación de los hijos, y éstos imitan a Jesús con su obediencia, sus progresos, su alegría y la luz que esparcen a su alrededor. Según la expresión de un piadoso autor que nos complacemos en citar aquí, el hogar cristiano es “el vestíbulo del paraíso” por las gracias que todos los días y en cada momento derrama el cielo sobre él, por las numerosas virtudes que ejercita, y, finalmente, por las alegrías que atesora [7]. Por eso, no hay que extrañar que sea objeto de los continuos ataques por parte de los enemigos del género humano; y si éstos logran con frecuencia destacadas victorias sobre el reino fundado aquí abajo por Nuestro Señor Jesucristo “es porque han conseguido mancillar la santidad del matrimonio, destruir la autoridad de los padres o resfriar los afectos y deberes de los hijos para con sus progenitores.” A los ojos del cielo, no es tan detestable una invasión de hordas salvajes avanzando por una región floreciente y arrasándola a sangre y fuego, como una ley que sanciona la disolución del vínculo matrimonial, o que arrebata los niños al cuidado y educación de los padres. Gracias a Dios, la familia cristiana es una institución universal, defendida por la Iglesia como su más bella creación y como el mayor beneficio que ha podido prestar a la sociedad. Ahora bien, la luz, la paz, la pureza y la felicidad que irradia el hogar cristiano, todo ello dimana de la vida que llevaron en la santa casa de Nazaret, Jesús María y José.

HISTORIA DE ESTE CULTO

El culto de la Sagrada Familia se desarrolló de un modo especial en el siglo XVII, por medio de piadosas asociaciones que se proponían la santificación de las familias cristianas, imitando a la del Verbo Encarnado. Esta devoción, introducida en el Canadá por los Padres de la Compañía de Jesús, se propagó allí rápidamente gracias al celo de Francisco de Montmorency-Laval, primer obispo de Quebec. Este virtuoso prelado, por sugerencias, y con la ayuda del P. Chaumonot y de Bárbara de Boulogne, viuda de Luis de Aillebout de Coulonges, antiguo gobernador de Canadá, fundó en 1665 una Cofradía cuyos estatutos determinó él mismo, instituyendo poco después canónicamente en su diócesis la fiesta de la Sagrada Familia de Jesús, María y José, y ordenando que se hiciese uso de la misa y del oficio que había hecho componer con tal motivo[8].

Dos siglos más tarde, ante las crecientes manifestaciones de la piedad de los fieles hacia el misterio de Nazaret, el Papa León XIII, por el Breve Neminem fugit” del 14 de junio de 1892, establecía en Roma la asociación de la Sagrada Familia, con el fin de unificar todas las cofradías instituidas bajo este mismo título. Al año siguiente, el mismo soberano Pontífice decretaba que la fiesta de la Sagrada Familia fuera celebrada en todas partes donde estaba permitida, el domingo tercero después de Epifanía, asignándole una Misa nueva y un oficio cuyos himnos él mismo había compuesto. Finalmente, Benedicto XV, en 1921, extendía esta fiesta a la Iglesa universal, fijándola en el domingo dentro de la Octava de Epifanía.


MISA

INTROITO

Gócese mucho el padre del Justo, alégrense tu Padre y tu Madre; regocíjese la que te engendró. Salmo: ¡Qué amables son tus tiendas, oh Señor de los ejércitos! Mi alma codicia y ansia los atrios del Señor. — J. Gloria al Padre.

 

En la Colecta, lo mismo que en la secreta y en la Poscomunión, la Iglesia trata de resumir las enseñanzas que propone a los fieles en esta fiesta, y les indica los frutos que desea verles sacar de la contemplación de este misterio.


ORACIÓN

Señor Jesucristo, que, sometido a María y a José, consagraste la vida doméstica con inefables virtudes: haz que nosotros con el auxilio de ambos, nos instruyamos con los ejemplos de tu santa Familia, y alcancemos su eterna compañía. Tú que vives y reinas.


EPÏSTOLA

Lección de la Epístola del Apóstol S. Pablo a los Colosenses. (III, 12-17.)

Hermanos: Revestios como elegidos de Dios, como santos y amados (suyos), de entrañas de misericordia, de benignidad, de humildad, de modestia y de paciencia, soportándoos mutuamente y perdonándoos los unos a los otros, si alguien tuviese queja contra otro. Como el Señor os perdonó a vosotros, así debéis hacer vosotros. Más, sobre todas estas cosas, tened caridad, porque ella es el vínculo de la perfección. Y la paz de Cristo salte gozosa en vuestros corazones, pues por ella habéis sido llamados a formar un solo Cuerpo. Y sed agradecidos. La Palabra de Cristo habite copiosa en vosotros en toda sabiduría, enseñándoos y exhortándoos los unos a los otros con salmos, e himnos, y cánticos espirituales, cantando con gracias a Dios en vuestros corazones. Todo cuanto hagáis, de palabra o de obra, hacedlo en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, dando gracias a Dios y al Padre por El.

 

En este trozo del Apóstol San Pablo hallamos enumeradas las virtudes domésticas que deben adornar al hogar cristiano: dulzura, humildad, paciencia, virtudes que templan al alma contra el choque de los defectos y diferencias de carácter y temperamento; el amor mutuo que hace que cada uno se ingenie por aliviar las cargas de los demás, que sólo conoce las desgracias y flaquezas para dulcificar su amargura; la benévola indulgencia que sabe olvidar los roces inevitables, y predispone los corazones heridos al perdón, por imitar al Señor que todo lo perdonó. Todas estas disposiciones morales tienen su raíz en la caridad, de la que son como reflejos: merced a ella se perfeccionan las relaciones domésticas, se sobrenaturalizan y se desarrollan dentro de un amor profundo, de respeto, de mutuas atenciones, de sumisión y de obediencia. La práctica de estas virtudes, unida a los actos de religión que santifican todas las alegrías y las penas naturalmente anejas a la vida de familia, garantiza a los hombres la mayor participación posible en la felicidad de que pueden gozar aquí abajo, buscando su perfecto dechado en las figuras de Jesús, de María y de José.


GRADUAL

Una cosa he pedido al Señor y esta buscaré: morar en la Casa del Señor todos los días de mi vida. — V. Dichosos los que habitan en tu Casa, Señor: te alabarán por los siglos de los siglos.


ALELUYA

Aleluya, aleluya. —- V. Verdaderamente tú eres un Rey escondido, eres el Dios de Israel, el Salvador. Aleluya.


EVANGELIO

Continuación del santo Evangelio según San Lucas. (II, 42, 52.)

Cuando Jesús fué de doce años, subieron ellos a Jerusalén, conforme a la costumbre del día de fiesta. Y, pasados los días, volviendo ellos, se quedó el Niño Jesús en Jerusalén; y no lo advirtieron sus padres. Pensando que estaría en la caravana, anduvieron el camino de un día, y le buscaron entre l o s parientes y conocidos. Y, no encontrándole, volvieron a Jerusalén, buscándole. Y aconteció que, tres días después, le hallaron en el templo, sentado en medio de los doctores, oyéndoles y preguntándoles. Y, todos los que le oían, se admiraban de su prudencia, y de sus respuestas. Y, cuando le vieron se pasmaron. Y le dijo su Madre: Hijo ¿por qué nos has hecho esto? He aquí que tu padre y yo te hemos buscado con dolor. Y El les dijo: ¿Por qué me buscabais? ¿No sabíais que me conviene atender a las cosas de mi Padre? Pero ellos no entendieron lo que les dijo. Y bajó con ellos y vino a Nazaret: y estaba sujeto a ellos. Y su Madre conservaba en su corazón todas estas palabras. ‘Y Jesús crecía en sabiduría, y en edad y en gracia, delante de Dios y de los hombres.

 

¡Oh Jesús! has bajado del cielo para enseñarnos. La flaqueza de la infancia que te oculta a nuestras miradas, no impide que tu celo nos haga conocer al único Dios que lo ha creado todo, y a ti, su Hijo a quien envió.

Recostado en el pesebre y con una simple mirada has instruido a los pastores; bajo tus humildes pañales y en tu voluntario silencio has revelado a los Magos la luz que buscaban siguiendo a la estrella. A los doce años, explicas a los doctores de Israel las Escrituras que dan testimonio de ti; poco a poco disipas las tinieblas de la Ley con tu presencia y con tus palabras. En trueque de cumplir la voluntad de tu Padre celestial, no dudas en dejar intranquilo el corazón de tu Madre, buscando almas para iluminarlas.

Tu amor hacia los hombres ha de herir todavía con mayor dureza ese tierno corazón el día en que, por la salvación de esos mismos hombres, te haya de contemplar clavado en el madero de la cruz, expirando en medio de inmensos dolores. Sé, bendito, oh Emmanuel, en los primeros misterios de tu infancia, en los cuales apareces preocupado exclusivamente de nosotros, prefiriendo la compañía de estos hombres pecadores que un día han de conspirar contra ti, a la de tu misma Madre.


OFERTORIO

Llevaron sus padres a Jesús a Jerusalén, para presentarle al Señor.


SECRETA

Ofrecérnoste, Señor, esta Hostia de placación, y suplicárnoste humildemente que, por intercesión de la Virgen, Madre de Dios, y del bienaventurado José, consolides firmemente nuestras familias en tu paz y gracia. Por el mismo Señor.


COMUNIÓN

Bajó Jesús con ellos, y fué a Nazaret, y estaba sujeto a ellos.


POSCOMUNIÓN

A los que alimentas con estos celestes Sacramentos, hazlos, Señor, imitar siempre los ejemplos de tu santa Familia: para que en la hora de nuestra muerte, acompañados de la gloriosa Virgen, tu Madre, y del bienaventurado José, merezcamos ser recibidos por ti en las eternas moradas. Tú que vives y reinas.


Notas

[1] Introito de la Misa del Domingo dentro de la Octava de Epifanía.

[2] Martirologio romano.

[3] 8. Lucas, II, 51-52.

[4] Homilía I sobre el Missus est.

[5] S. Justino. Diálogo con Tritón, 88.

[6] 1 León XIII. Breve Neminem fugit del 14 de Julio de 1892.

[7] Coleridge. La vie de notre vie ou Histoire de Notre Seiyneur. J. C., III, c. 16.

[8] Gosselin. Fie de Mgr. de Lavál, I ch. 27.


Boletín Dominical 8 de enero


Día 8 de Enero, Fiesta de la Sagrada Familia.

Conm. del Domingo Infra octava de Epifanía.

Doble Mayor-Orn. Blancos

Con la festividad de hoy presenta la Iglesia a nuestra consideración el modelo de hogares cristianos, santificando la vida de familia. El Apóstol San Pablo nos indica en la Epístola las virtudes que deben resplandecer en nuestros hogares: “Revestíos, nos dice, de entrañas de misericordia, de benignidad, humildad, dulzura y longanimidad, sobrellevándoos unos a otros y perdonándoos mutuamente. Mas sobre todo, tened caridad, que es vinculo de perfección.” 

Unión entre los miembros por el amor, paz y vida de hogar. Unión por una misma fe, una creencia, una misma oración hecha en común, para que reciba especiales bendiciones de Dios.

“Muy dulce nos es recordar la casita de Nazareth y la humilde existencia que allí se lleva; aquí es donde el divino Niño aprende el oficio de José; junto a Jesús se sienta su dulce Madre; junto a su esposo mora la abnegada esposa, la cual se siente feliz de poder aliviar sus fatigas con sus ternísimos cuidados.” 

El Evangelio narra cómo el Niño se queda entre los doctores, estupefactos por la  sabiduría de sus preguntas y respuestas. Oímos su protesta, hecha a su madre, de que vino a promover la gloria de su padre y cumplir su voluntad.






Día 13 de Enero, El Bautismo de Nuestro Señor Jesucristo.

Doble Mayor- Orn. Blancos.

En éste día octavo después de Epifanía conmemoramos una de las más importantes teofanías de Cristo. En el río Jordán se presenta Jesús a recibir de San Juan Bautista, el bautismo de penitencia. Y el Bautista le reconoce y le presenta  a las gentes: “ved ahí al Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”, y declara explícitamente su divinidad y da testimonio de que ha visto descender sobre Él al Espíritu Santo.

Adoremos a Cristo, Hijo de Dios, y proclamemos nuestra fe valientemente.







viernes, 6 de enero de 2023

Sermón Epifanía del Señor

Sermón

R.P. Gabriel M. G. Rodrigues


Sermón

S.E. Monseñor Pío Espina Leupold


Lección

Álzate Jerusalén y resplandece, porque viene tu lumbrera, y la gloria del Señor brilla sobre ti. Pues mientras las tinieblas cubren la tierra, y densa oscuridad a las naciones, se levanta sobre ti el Señor, y se deja ver sobre ti su gloria. Los gentiles vendrán hacia tu luz, y reyes a ver el resplandor de tu nacimiento. Alza tus ojos y mira en torno tuyo: todos estos se congregaron y vendrán a ti; vendrán de lejos tus hijos, y tus hijas serán traídas al hombro. Entonces lo verás, y te extasiarás; palpitará tu corazón y se ensanchará; pues te serán traídas las riquezas del mar; y te llegarán los tesoros de los pueblos. Muchedumbre de camellos te inundará, dromedarios de Madián y Efá. Todos ellos vienen de Sabá, trayendo oro e incienso y pregonando las glorias del Señor.

Isaías LX, 1-6


Evangelio

Cuando hubo nacido Jesús en Betlehem de Judea, en tiempo del rey Herodes, unos magos del Oriente llegaron a Jerusalén, y preguntaron: “¿Dónde está el rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto su estrella en el Oriente y venimos a adorarlo”. Oyendo esto, el rey Herodes se turbó y con él toda Jerusalén. Y convocando a todos los principales sacerdotes y a los escribas del pueblo, se informó de ellos dónde debía nacer el Cristo. Ellos le dijeron: “En Betlehem de Judea, porque así está escrito por el profeta: "Y tú Betlehem (del) país de Judá, no eres de ninguna manera la menor entre las principales (ciudades) de Judá, porque de ti saldrá el caudillo que apacentará a Israel mi pueblo”. Entonces Herodes llamó en secreto a los magos y se informó exactamente de ellos acerca del tiempo en que la estrella había aparecido. Después los envió a Betlehem diciéndoles: “Id y buscad cuidadosamente al niño; y cuando lo hayáis encontrado, hacédmelo saber, para que vaya yo también a adorarlo”. Con estas palabras del rey, se pusieron en marcha, y he aquí que la estrella, que habían visto en el Oriente, iba delante de ellos, hasta que llegando se detuvo encima del lugar donde estaba el niño. Al ver de nuevo la estrella experimentaron un gozo muy grande. Entraron en la casa y vieron al niño con María su madre. Entonces, prosternándose lo adoraron; luego abrieron sus tesoros y le ofrecieron sus dones: oro, incienso y mirra. Y, avisados en sueños que no volvieran a Herodes, regresaron a su país por otro camino.

Mateo II, 1-12