viernes, 30 de diciembre de 2022

Boletín Dominical 1 de enero



Domingo I de Enero, fiesta de la Circuncisión de 

Nuestro Señor Jesucristo

Doble de II clase. Orn. Blancos.

Dios nuestro Señor instituyó la circuncisión (Génesis 17, 4-11) como para sellar el pacto que celebraba con Abraham y todos sus descendientes. Con ésta ceremonia ritual se incorporaba el que la recibía al pueblo de Dios, y se obligaba al cumplimiento de la Ley. Al mismo tiempo, con esto, se hacía merecedor de las promesas divinas, y manifestando su fe en el Redentor, hijo de Abraham, obtenía la remisión del pecado original. Equivalí, pues, la circuncisión, entonces, al sacramento del bautismo, que luego instituyó N. S. Jesucristo, cuya figura era y por cuyos méritos futuros se remitía el pecado original.

Nuestro Señor quiso también someterse a ésta sangrienta ceremonia, mostrando que era hijo de Abraham, según la carne, y para darnos ejemplo de obediencia, y libertar de aquel pesado yugo a los que había de redimir. (Gálatas 4, 4-5).


La Epifanía del Señor.

Fiesta de Precepto.

Doble de 1ª clase. Ornamentos Blancos.

Epifanía es una voz griega que significa manifestación. Jesús se había ya manifestado a los israelitas, representados por la Virgen María y San José, los pastores y los ancianos Simeón y Ana. Hoy se manifiesta a los gentiles representados por los tres reyes Magos venidos de Oriente, que la tradición señala con los nombres de Melchor, Gaspar y Baltasar. (Continúa)






Los Magos son, pues, los principios de la gentilidad que, llevados milagrosamente por una estrella, se acerca a adorar a N.S. Jesucristo.

Isaías ve, proféticamente, los reyes y las naciones que desde los confines de la tierra acuden a la nueva Jerusalén, la Iglesia Católica, iluminada por la luz de Cristo, trayendo dones de oro, incienso y mirra (Epístola).


…………………….


Día 2 de Enero, Fiesta del Santísimo Nombre de Jesús.

Doble de II clase. Orn. Blancos.

En el acto de la circuncisión, por decreto divino, intimado primero a la Virgen Maria (San Lucas 1, 31) y luego a San José (San Mateo 1, 21), el Niño Dios recibió el nombre de Jesús. Nombre que significa el oficio de Salvador, que solamente Cristo, Dios y Hombre, podía y debía realizar.

A este Nombre “dóblese toda rodilla en el Cielo, en la tierra y en los infiernos”. Únicamente en el nombre de Jesús encontramos nuestra salvación. Tengamos siempre en el corazón y en los labios este dulcísimo Nombre, “prenda de eterna predestinación”, para que algún día “nos gocemos de que estén nuestros nombres escritos en el Cielo”





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