9 de Octubre, Domingo XVIII de
Pentecostés.
Doble- Orn. Verdes. Conm. San Juan Leonardi, Confesor.
Quiere Jesús hacer comprender a los judíos que no solamente es un profeta o un envido de Dios, sino que es, Él mismo, Dios. Por eso primeramente perdona al paralítico, de que nos habla el Evangelio, sus pecados, cosa que, por ser ofensa de Dios, sólo Él podía perdonar. Y tan bien entendieron los judíos que se hacía Dios que se escandalizaron y dijeron: “Este blasfema”. Y entonces Jesús apela al milagro como demostración y testimonio de su poder para perdonar los pecados.
Demos gracias a Jesús, de quien, por boca de sus sacerdotes, oímos también nosotros la sentencia de nuestro perdón: “Confía hijo; tus pecados te son perdonados”. Y, en efecto, por esa palabra quedamos libres de su peso, y curados además de nuestra parálisis espiritual.
Dice el Evangelista que el paralítico se volvió a su casa glorificando a Dios. Los testigos decían: “Jamás hemos visto maravilla semejante”. Y era verdad, pues tampoco habían visto jamás otro hombre semejante a Jesús.
Octubre, Mes del Santísimo Rosario
Desde el 1 de Octubre hasta el 2 de Noviembre inclusive, por disposición del Papa León XIII, se debe rezar el Rosario ante el Santísimo expuesto. (Ex decr. Leonis Pp. XIII, 20 augusti 1885, 26 augusti 1886 et 15 augusti 1889.)
11 de Octubre: La Maternidad Divina
El titulo más glorioso y la razón de ser de todas sus grandezas y privilegios es ser Madre de Dios. Pio XI instituyó ésta fiesta como monumento perenne del XV centenario del Concilio de Éfeso, en el que se anatematizó al heresiarca Nestorio y se proclamó solemnemente, como dogma de fe, la divina Maternidad de María: la Teotocos, como le decían los griegos; la Deípara, como le decían los latinos, por Madre de Cristo, que es Dios al mismo tiempo que Hombre verdadero. Más al ser la Virgen María Madre del Hijo de Dios por naturaleza, es también Madre de los hijos de Dios por adopción y por gracia.
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