viernes, 23 de septiembre de 2022

Boletín Dominical 25 de septiembre



Día 25 de Septiembre, Domingo XVI de Pentecostés.

Conm. Doble-Ornamentos Verdes.

Nos refiere el Evangelio que habiendo sido invitado Jesús por uno de los príncipes de los fariseos a comer en su casa, le presentaron un hombre hidrópico, no con buena intención de ofrecerle ocasión de hacer un acto de caridad y manifestar su poder divino, sino con la mala intención de ponerle en situación difícil, pues decían ellos: si no le cura se dirá que no puede hacerlo, y si le cura diremos que siendo hoy sábado ha quebrantado la ley que no permite hacer nada en este día.

Jesús les pregunta: “¿Es permitido curar a un enfermo en sábado?” Nadie se atreve a responder. Ya veían que si contestaban afirmativamente se contradecirían a sí mismos que tantas veces habían dicho que no; y si respondían negativamente, temían que el poder de Cristo les humillara haciendo en nombre de Dios un milagro.

En vista de que todos callan, Jesús tomando de la mano al enfermo lo sanó y despidió. No quiso ensañarse con los fariseos el Divino Maestro, antes bien intentó iluminar sus entenebrecidas inteligencias con los rayos de la verdad: “Decidme, les apostrofa, ¿Quién de vosotros, si se les cae un asno o un buey al fondo de un pozo, no va y le saca, aunque sea sábado?

Como los doctores de la ley y los fariseos, ¡cuántos hay que olvidan que la caridad es reina de todas las virtudes y que sin ella no se puede agradar a Dios; cuantos que cuidan más de sus bestias que de sus semejantes.





30 de Septiembre:
San Jerónimo. Patrono principal de la Archidiócesis de Córdoba

El gran penitente y doctor Máximo de la Iglesia latina San Jerónimo era natural de Estridón, en Dalmacia. Hombre aficionado al estudio y a la investigación desde su juventud, juntó a su gran piedad una erudición vastísima y una exquisita formación literaria, filosófica y teológica. En sus ansias de saber fue a las Galias, vivió en Roma, marchó a Constantinopla a estudiar con San Gregorio Nacianceno, fue a Antioquia, y se aposentó en Belén. Fue un polemista formidable, defendiendo con su acerada pluma la fe contra todas las herejías que aparecieron en su tiempo. El dominio que adquirió en las lenguas latina, griega, hebrea y caldea le facilitó el estudio y conocimiento de las Sagradas Escrituras, y a pedido del Papa San Dámaso, que le apreciaba mucho, vertió directamente del hebreo y del griego al latín la Sagrada Biblia, llamada Vulgata. Murió santamente en Belén, junto a la cuna del Señor, el año 420, este gigante del espirito, cuya obra de ciclópea grandeza admirará a todas las generaciones. Su cuerpo fue trasladado a Roma y descansa en la Iglesia de Santa María la Mayor, junto al Santo Pesebre.



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