DÍA 24 DE ABRIL, DOMINGO “In Albis"
Doble I Clase - Orn. Blancos.
De las primeras palabras del Introito se suele llamar también este domingo de “Cuasimodo”. Quasi modo géniti infantes…Como niños recién nacidos… decía la Epístola de ayer. Compara el Apóstol a los neófitos con los niños recién nacidos, y la leche que les da de beber es la fe en Cristo que nos ha de hacer triunfar sobre los enemigos del alma.
La Iglesia solía congregarlos en estos días junto al sepulcro de San Pancracio, niño de 14 años, martirizado por Dioclesiano el año 304, por ser fiel al juramento hecho en su bautismo, para que este ejemplo les sirviera de fortaleza.
Nuestra fe en la divinidad de Cristo es vencedora del mundo, nos dice San Pablo en la Epístola de hoy: “¿Quién es el que vence al mundo sino quien cree que Jesús es el Hijo de Dios?” Son testigos de la divinidad de Cristo: el Padre, que en el Jordán (el agua) le proclamó su Hijo, el Espíritu Santo que desciende sobre él visiblemente, y la Sangre redentora de Cristo, que hace exclamar al centurión, junto a la Cruz: “¡Verdaderamente, Éste era Hijo de Dios!”
El Evangelio nos habla de la incredulidad de Tomás, que pretende imponer condiciones para creer. No se encontraba con los demás Apóstoles cuando se les apareció Jesús y les confirmó el poder de perdonar los pecados, y ahora Jesús accede benignamente a esas condiciones, y con amorosa queja le hace palpar su cuerpo y sus gloriosas llagas, y alaba a los que sin haberle visto creen en Él; mas Santo Tomás, vencido, prorrumpe en aquél grito de fe y humildad: “¡Señor mío y Dios mío!”.
Se llama también este domingo in albis (depositis) y post albas, o sea después de dejadas por los neófitos o recién bautizados las blancas vestiduras.
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