DÍA 1 DE MAYO,
Conm Domingo II de pascua
Doble de I Clase- Orn. Blancos.
La fiesta litúrgica de San José Obrero es una nueva expresión de la preocupación constante de la Iglesia por la dignificación del trabajo y la elevación y bienestar de las clases trabajadoras. Es Dios mismo quien marca a la Iglesia esa dirección. Dios Padre hace nacer a Jesucristo en el seno de una familia de trabajadores. Jesucristo, que nace de la Virgen Maria bajo la paternidad legal y la protección de San José, que era carpintero; Jesucristo que crece y se hace hombre aprendiendo y practicando el oficio de carpintero, y obedeciendo respetuoso y amante a un obrero y carpintero como San José. Con obreros del campo, con obreros de la pesca, con empleados, formó Jesús su Colegio Apostólico. Y la Iglesia de Jesucristo, la Iglesia Católica, Apostólica y Romana, que no excluye a ninguna clase social, sino que las abraza a todas con amor de madre, por que son todas iguales ante la justicia y el derecho, y en todas se ha derramado la gracia de Dios y ha florecido la santidad, ha tenido con todo una preocupación mayor, desde su nacimiento hasta nuestros días, por las más necesitadas, por las clases trabajadoras. Ya en sus comienzos empieza la Iglesia su lucha y su enseñanza para hacer entender a todos, especialmente a los Estados, a los poderosos de la política, del gobierno o del dinero, que todos los hombres son iguales ante Dios, que son sujetos de obligaciones y de derechos. Y no pasan muchos años que al Papa y antiguo pescador San Pedro sucede en el solio pontificio un Papa liberto, o sea un esclavo a quien su amo le había otorgado la libertad. (Continua)
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