sábado, 20 de noviembre de 2021

San Cirilo de Jerusalén: La Venida Gloriosa de Nuestro Señor Jesucristo




COMENTARIO AL EVANGELIO

DOMINGO XXVI Y ÚLTIMO DESPUÉS DE PENTECOSTÉS

(Domingo XXIV y último después de Pentecostés)


En aquel tiempo. Dijo Jesús a sus discípulos: Cuando veáis, pues, la abominación de la desolación, predicha por el profeta Daniel, instalada en el lugar santo —el que lee, entiéndalo—, entonces los que estén en Judea, huyan a las montañas; quien se encuentre en la terraza, no baje a recoger las cosas de la casa; quien se encuentre en el campo, no vuelva atrás para tomar su manto. ¡Ay de las que estén encintas y de las que críen en aquel tiempo! Rogad, pues, para que vuestra huida no acontezca en invierno ni en día de sábado. Porque habrá, entonces, grande tribulación, cual no la hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá más". Y si aquellos días no fueran acortados, nadie se salvaría; mas por razón de los elegidos serán acortados esos días. Si entonces os dicen: "Ved, el Cristo está aquí o allá", no lo creáis. Porque surgirán falsos cristos y falsos profetas, y harán cosas estupendas y prodigios, hasta el punto de desviar, si fuera posible, aun a los elegidos. ¡Mirad que os lo he predicho! Por tanto, si os dicen: "Está en el desierto", no salgáis; "está en las bodegas", no lo creáis. Porque, así como el relámpago sale del Oriente y brilla hasta el Poniente, así será la Parusía del Hijo del Hombre. Allí donde esté el cuerpo, allí se juntarán las águilas". "Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días el sol se oscurecerá, y la luna no dará más su fulgor, los astros caerán del cielo, y las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre, y entonces se lamentarán todas las tribus de la tierra, y verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con poder y gloria grande. Y enviará sus ángeles con trompeta de sonido grande, y juntarán a los elegidos de Él de los cuatro vientos, de una extremidad del cielo hasta la otra". "De la higuera aprended esta semejanza: cuando ya sus ramas se ponen tiernas, y sus hojas brotan, conocéis que está cerca el verano. Así también vosotros cuando veáis todo esto, sabed que está cerca, a las puertas. En verdad, os digo, que no pasará la generación ésta hasta que todo esto suceda. El cielo y la tierra pasarán, pero las palabras mías no pasarán ciertamente". 

Mateo XXIV, 15-35




SAN CIRILO DE JERUSALÉN

 Trasladamos lo más interesante de las catequesis 15 y 18, suprirniendo de la primera las partes en que se anuncia una restauración de la. tierra después del juicio v las señales de éste.. En la 18 suprimimos también algunas consideraciones sobre la resurrección, ose se reducen a ensalzar el poder divino. Utilizamos la versión directa del P. Albino Ortega (cf. Edic. Aspas, n.22 p.81-91 v 137-x43). 


A) Venida gloriosa

"Anunciamos la venida de Cristo, y no una solo, sino la segunda, que será mucho más brillante que la primera. porque ésta fué con muestras de humillación, mas en la segunda será llevando la diadema del divino reino. 

Según ya hemos advertido, todas las cosas en Cristo tienen como dos facetas, y así tenemos que su nacimiento fué doble: uno de Dios, antes de todos los siglos, y otro de la Virgen, al fin de los siglos; dos venidas, la primera oscura y sin ruido, como la lluvia que cae sobre el vellón, y la segunda, que será con toda la gloria. 

En la primera venida fué envuelto en pañales y puesto en un pesebre; en la segunda vendrá revestido de brillantísima luz. En la primera sufrió la cruz rodeado de ignominia; en la segunda vendrá glorificado y rodeado de un ejército de ángeles. Así, pues, no solamente conocemos su primera venida, sino que esperamos la segunda. 

El Salvador vendrá, no para ser juzgado. sino para llamar a juicio a quienes le juzgaron a El. El que primeramente se calló mientras era juzgado, dirá ahora a los malvados que durante la crucifixión le insultaban: Esto hicisteis y callé. Entonces vino con blandura a enseñar a los hombres el camino de la salvación, pero después, quieran o no quieran, tendrán que someterse todos a su imperio. 

El profeta Malaquías habla de su doble venida: Luego ,n seguida vendrá a su templo el Señor a quien buscáis... (Mal. 3,1). Mas de la otra venida dice: Ved que viene, dice Yavé Sebaot, y ¿quién podrá soportar el día de su venida? ¿Quién podrá mantenerse firme citando aparezca? Porque será como fuego fundido y como lejía de batanero; y se Pondrá e fundir después la plata y a purgar a los hijos de Levi (ibíd., 3,2-3). 

Por esto Pablo, queriendo ponernos en alerta, dice: si sobre este fundamento uno edifica oro, plata, piedras preciosas heno, paja, su obra quedará de manifiesto, pues en su día el fuego lo revelará, y probará cuál furo la obra de cada uno (1 Cor. 3,12-13). 

El mismo San Pablo, escribiendo a Tito, nos declara de nuevo las dos venidas diciendo: Se ha manifestado /a gracia nuevo era de Dios a todos los hombres, enseñándonos a negar la impiedad y los deseos del mundo para que vivamos sobria, justa y píamente en este siglo, con la bienaventurada esperanza en la venida gloriosa del gran Dios y Salvador nuestro Cristo Jesús (Tit. 2,12-13). 

¿No ves, pues, cómo nos muestra la primera venida, por la cual da gracias, y la segunda nos la hace esperar? Por este orden de nuestras creencias es que primero creamos en el que subió a los cielos y se sentó a la diestra del Padre, y luego que vendrá con gloria a juzgar a los vivos y a los muertos..." 

¿En qué sentido debes, pues, tomar las palabras: Hasta que ponga sus enemigos? En el de siempre y de continuo. 

"Porque así como a Cristo no se le puede poner un principio en sus días, de igual modo tampoco se puede sufrir el que a su reino se le ponga fin, pues está escrito: Su reino es reino por los siglos de los siglos (Ps. 144,13). 

Y muchos otros testimonios se podrían sacar de las divinas Escrituras acerca de la eternidad del reino de Cristo. Mas tú, que me escuchas, adora a ese único rey y evita todo error. 

Ya sabes el camino para que, cuando seas juzgado, te encuentres a la derecha. Guarda el depósito de Cristo portándote con el decoro de las buenas obras, y así, estando confiado en presencia del Juez, conseguirás el reino de los cielos; por quien y con quien la gloria sea dada a Dios, juntamente con el Espíritu Santo, por los siglos de los siglas. Amén". 


B) Conveniencia de la resurrección 

"El principio de toda buena obra es la esperanza de la resurrección, pues la vista de la recompensa es la que sostiene al alma para acometer las buenas acciones. 

Así vemos que el obrero está dispuesto a trabajar, porque ve delante el premio de sus trabajos; en cambio, los que laboran sin esperar ninguna recompensa decaen pronto de cuerpo y espíritu. El soldado, a la vista de la corona, se lanza presto al combato; mas ninguno está dispuesto a sacrificar su vida por aquel rey que no sabe recompensar los trabajos sufridos por él. Pues del mismo modo el alma que cree en la resurrección, ella misma se modera y se obliga a vivir bien; en cambio, la que no lo cree, pronto se entrega a la perdición. 

El que cree que su cuerpo está predestinado a resucitar sr, día, mira bien por esta vestidura y no la mancha con la fornicación; en cambio, el que no cree en la resurrección se entrega a la lujuria y abusa de su cuerpo como si fuera ajeno. Es, pues, precepto de la santa Iglesia católica creer en la resurrección de los muertas. Y este dogma es grande y necesario, al que muchos contradicen, pero que se prueba plenamente ser verdadero... 

¿Cómo, pues, se va a juntar ese cuerpo? Sucede, además, que de esas aves que devoraron el cadáver, una muere en la India, otra en Persia y otra en Gotia... Para ti, hombre pequeñísimo y débil, está muy lejos la India de Gotia, y España de Persia; pero para Dios, que tiene todo el inundo en la mano, todo está cerca... Suponed que se mezclan diversas clases de semillas (a los débiles en la fe hay que ponerles ejemplos fácil.) y que todas ellas están cerradas en vuestros Puños, ¿será para un hombre cosa difícil, o más bien sencilla, distinguir lo que está en el puño y poner cada semilla con las de su clase? Pues si tú puedes separar unas de otras las cosas que tienes en tu puño, ¿no podrá discernir Dios lo que está contenido en su mano y reducirlo a su propia clase? Pensad en lo que os digo y ved si no sería impío negarlo. 

Entrad dentro de vosotras y atended también a la razón misma de la justicia. Vosotros, por ejemplo, tenéis varios criados, de los cuales unos son buenas y otros malos. A los buenos los favorecéis y a los malos los castigáis. Pues si vosotros, hombres mortales, guardáis la justicia, Di., Rey de todo y sin sucesor, ¿no va a tener consideración y justicia con cada uno? Impiedad seria negarlo. Atended, pues, a lo que se dice. Muchos homicidas han muerto en sus lechos sin castigo alguno. ¿Dónde está la justicia de Dios? A veces, un reo de cuarenta homicidios paga con una vez que le corten la cabeza. ¿Con qué pagará el castigo de las otros treinta y nueve? Si no hubiera juicio y retribución después de este mundo, podríais tachar a Dios de injusticia; así es que no os extrañéis de que el juicio se retrase. Todo luchador es coronado o confundido después de terminada la lucha, y el árbitro de ella jamás corona a los que están aún luchando, sino que espera a que todos los combatientes terminen para que se adjudiquen con justicia los premios y las coronas. Pues de igual modo, Dios, mientras dura la lucha de este inundo, socorre parcialmente a los justos, pero el premio completo lo deja para el fin... 

Un árbol cortado vuelve a florecer, ¿y el hombre cortado de este mundo no puede florecer?



Lo que se sembró y se cosechó queda para las trojes, ¿y el hombre segado de este mundo no va a quedar?... Comparemos el trabajo y veamos  cuál es el mayor: ¿hacer una estatua que no existía o volver  a su forma  primitiva  a la que se había perdido? Pues Dios, que nos sacó del no ser al ser, ¿no podrá  devolvernos  a la vida  después de muertos?... Siémbrase un grano  de trigo. Sembrado en la tierra se muere y se pudre, y ya es imposible comerlo; pero el grano así podrido se levanta verde y, siendo poca cosa al caer, es ya hermosísimo. El trigo y las demás semillas se hicieron para nuestro uso Pues si lo que ha sido creado para nosotros vuelve a la vida después de muerto, ¿nosotros, por cuya causa lo fué otro, no resucitaremos después de morir ?

Como veis, ahora es tiempo de invierno. Los árboles se hallan como muertos. ¿Pues dónde están las hojas de la higuera? ¿Dónde los racimos de la vid? En invierno todo está seco, en primavera verde, y, cuando llega el tiempo, todo vuelve como de la muerte a la vida. Pues como Dios vió nuestra incredulidad, puso en estas cosas visibles una resurrección anual, para que, al ver lo que sucede en estas cosas sin alma, creyésemos lo que se afirma de los seres racionales... El que a cosas tan despreciables e irracionales concede por modo superior la vida, ¿no nos la concederá a nosotros, ociando por nuestra causa hizo todas esas cosas?... 

Séame permitido deciros a vosotros ahora: Alégrense los cielos, regocíjese la tierra... (Ps. 95,11), porque Dios se ha compadecido de su pueblo y ha consolado a los humildes de su pueblo... Y también: Dios, que es rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, y estando nosotros muertos por nuestros delitos, 9/.0.3 dio' vida por Cristo... (Eph. 2,4-5)". 

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