COMENTARIO AL EVANGELIO
DOMINGO PRIMERO DE ADVIENTO
En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: "Y habrá señales en el sol, la luna y las estrellas y, sobre la tierra, ansiedad de las naciones, a causa de la confusión por el ruido del mar y la agitación (de sus olas). Los hombres desfallecerán de espanto, a causa de la expectación de lo que ha de suceder en el mundo, porque las potencias de los cielos serán conmovidas. Entonces es cuando verán al Hijo del Hombre viniendo en una nube con gran poder y grande gloria. Mas cuando estas cosas comiencen a ocurrir, erguíos y levantad la cabeza, porque vuestra redención se acerca". Y les dijo una parábola: "Mirad la higuera y los árboles todos: cuando veis que brotan, sabéis por vosotros mismos que ya se viene el verano. Así también, cuando veáis que esto acontece, conoced que el reino de Dios está próximo. En verdad, os lo digo, no pasará la generación esta hasta que todo se haya verificado. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán.
Lucas XXI, 25, 33
SAN BERNARDO
Las tres venidas de Cristo
Entre las obras de San Bernardo figura una colección de sermones, predicados en los años 1115 a 1153, quo vienen a ser como pláticas destinadas a sus monjes. Se refiere una de ellas al Adviento, y allí cl melifluo Doctor nos habla de las tres venidas de Cristo, a saber: la encarnación, la gracia y el juicio: pero este último punto no lo desenvuelve en los sermones de Adviento, por lo que hemos completado el estudio del tema extractando una homilía cuaresmal sobre el salmo 90,7: Caerán a tu lado (izquierdo) mil y a tu derecha, diez mil: a ti no llegará, en donde habla de la alegría del justo al verse escogido. Estos sermones (cC PL 183,35.43 y 54) pueden leerse íntegros en la BAC (SAN BERNARDO, Obras completas, t.l p.156ss y 391ss). Comprende el sermón primeramente citado un exordio y tres partes.
A) El Adviento y las tres venidas
«Hoy, hermanos, celebramos el comienzo del Adviento, cuyo nombre... es bastante célebre y conocido en el mundo, pero quizá no lo son tanto ni su sentido ni la razón del nombre» (Serm. Adv., 1,1: BAC 156). «Tres advenimientos suyos conocemos, pues: el que hizo a los hombres (la encarnación), en los hombres (la inhabitación) y contra los hombres (el juicio)...» Vino verdaderamente a todos los hombres, pero no así habitó en todos, ni vendrá contra todos (Sernt. Adv., 3,4: BAC 169). (Se encarnó para todos, pero no todos le permitimos que inhabite en nosotros. El tampoco vendrá más que contra los que no le hayan querido admitir. Por lo tanto, lo mejor será recibirle en nosotros, para que después no haya de venir contra nosotros».
B) Primera venida: la Encarnación
a) ¿QUIÉN VIENE?
«En el adviento del Señor, cuando miro... la persona de quien viene, no comprendo la excelencia de su majestad; cuando atiendo a quienes viene, me lleno de pavor ante la grandeza de su designación... Cuando pienso en el modo, reconozco la exaltación de la naturaleza humana, pues... viene haciéndose hombre... Se vistió la humana forma para que fuese. conocido el mismo que en la divina habita Tim. 6,16) en una luz inaccesible» (Serm. Adv., 3,1: BAC 167).
b) ¿PARA QUÉ VIENE?
El demonio, proponiéndose igualar a Dios, y, por consiguiente, usurpar al Hijo sus honores, perdió el cielo. Después, por envidia, suscité el mismo deseo en Adán y consiguió que también los hombres lo perdieran.
Entonces el Hijo, al ver el cielo vacío de cortesanos, quiso, humillándose El, remediar el daño, y, puesto que todos pecaban por afán de parecerse a Dios soberbiamente, se dispuso a manifestarse como Dios humilde, a quien pudieran imitar.
Todos me envidian, dijo (esto es, todos quieren ser iguales que yo). Pues, ea, al mundo me voy, me mostraré a ellos de tal modo, que todo el que quiera envidiarme, o el que desee imitarme, saque su bien de esta emulación.
Al llegar aquí San Bernardo se extiende en abundantes afectos. Ya que nos condenó el engaño, ojalá nos salve la verdad, viendo a Jesucristo en su venida. .Venga la Verdad... y la verdad me libre:, lo cual ocurrirá cuando, al descubrir la mentira, renuncie a ella y me una con la verdad al conocerla (Serm. Adv., 1,2-5 BAC 156-159).
C) PREPARACIÓN PARA EL RECUERDO DE ESTA VENIDA
«La solemne memoria de esta venida, de tanta. majestad, de tanta humildad..., se celebra... una vez al año. Y ojalá se hiciera de tal modo una vez, que siempre se estuviera haciendo esta memoria... Porque ¿puede haber mayor sinrazón que, después de la venida de tan gran Rey, querer o atreverse los hombres a ocuparse en otros cualesquiera negocios y no dedicarse más bien a este solo
Los... «mundanos, aunque celebran este recuerdo, no se conmueven con él interiormente... sin devoción y sin afectos. En fin, lo que todavía es peor, el mismo recuerdo de esta inestimable dignación de Dios vuélvese ocasión de delicias carnales, pues los verán estos días preparar con toda solicitud la pompa de los vestidos y la delicadeza de los manjares, como si Cristo en su nacimiento pidiera estas semejantes cosas... Pero oye lo que El mismo dice: No toleraré al de altivos ojos y corazón soberbio (Ps. 100,5). ¿A qué fin con tanta ansia preparas vestidos para mi nacimiento? Detesto la soberbia, no la amo. ¿A qué fin con tanto cuidado procuras las opíparas mesas para este tiempo? Condeno las delicias del cuerpo, no las apruebo... No me reverencias sino con tu vientre...» (Serm. Adv., 3,2: BAC 167).
C) Segunda venida: la gracia
a) DIOS DENTRO DE TI
«Mas... acerca del segundo (adviento), que es oculto y espiritual, escucha del Señor mismo lo que dice (Io. 4,23): Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre le amará y vendremos a él y en él haremos morada» (Serm. Adv., 3,4: BAC 254).
«Así como para obrar la salud en medio de la tierra vino una vez visible en su carne, así para salvar las almas viene a diario en espíritu e invisible... Esfuércese a lo menos (el hombre)... a levantarse algo en obsequio del Señor que viene. No es menester... que cruces los mares o que penetres las nubes..., no es largo el camino... Dentro de ti mismo sal al encuentro del Señor con la comprensión del corazón y confesión de boca, para que salgas a lo menos del muladar de tu miserable conciencia, por ser indigno de que entre allí el Autor de la pureza» (Serm. Adv., 1,10: BAC 161).
b) SU PREPARACIÓN: UNA TRIPLE JUSTICIA
La justicia y el juicio son el asiento de tu trono... (Ps. 88,15).—Propone, según esta frase, la justicia como la mejor preparación del alma para la venida del Señor. Aunque habla a religiosos, las aplicaciones particulares se pueden acomodar fácilmente a los fieles.
«Mire qué sedas, qué alfombras... debe preparar: la justicia..., aquella virtud que da a cada cual lo suyo. Da al superior, da al inferior, da al igual lo que a cada cual debes, y así celebrarás dignamente el adviento de Cristo»...
«Da al prelado reverencia y obediencia, de las cuales la una pertenece al cuerpo y la otra al corazón, pues no basta obedecer a los mayores en lo exterior... Aunque tan claramente se conozca la vida indigna de un prelado..., debemos reputarle superior a nosotros y acreedor a nuestro respeto, no atendiendo a los méritos presentes de su persona, sino a la ordenación divina y dignidad del oficio».
«Así también a nuestros hermanos (los iguales)..., por el mismo derecho de fraternidad y sociedad humana, somos deudores de consejo y de auxilio; pues esto queremos también que ellos nos den: consejo para que nuestra ignorancia aprenda y auxilio para que nuestra debilidad se ayude».
Y si dices: ¿qué consejo..., qué auxilio podré dar a mi hermano?... Te digo yo: «No faltará algo que puedas hacer por él, si en ti no falta la caridad fraterna». Y si no, quedan el gran consejo del ejemplo y la gran ayuda de la oración.
A los inferiores... «Si acaso eres prelado de alguno, con éste te hallas deudor, sin duda, de mayor solicitud. El exige de ti guarda y disciplina» (esto es, prevención y castigo). Y si no tuvieres ningún inferior, entonces guarda tu cuerpo, que fué entregado al alma para que lo gobernase. .Débesle custodia, para que el pecado nunca reine en él..., y disciplina, para que, castigado y sujeto a servidumbre, haga dignos frutos de penitencias...
«En fin, si a los prelados y a los iguales damos lo que les es debido, ¿no deberá recibir Dios alguna cosa?...» La humildad es el mejor obsequio. «Ama a Dios... y honra la verdad el que ingenuamente se reconoce a sí mismo y a todas sus cosas tales como en realidad son... Cuando hiciereis estas cosas que os están mandadas, decid: somos siervos inútiles (Lc. 17,1o). Así, una preparación adecuada «consiste... en observar los mandamientos de la justicia y en tenerse por indigno e inútil» (Serm. Adv., 3,4-7: BAC 169-171).
D) Tercera venida: el juicio
a) SU ESPERANZA NOS SOSTIENE
«Vivimos de esperanza, hermanos, y no nos desalentamos... animados por la expectación de aquellos indefectibles gozos... A más de la percepción de los bienes presentes, afianza la expectación de los futuros, pues la virtud de la presente gracia hace creíble que la seguirá, sin duda, la felicidad de la gloria prometida.... «Sostenga, pues, el alma piadosa varonilmente el combate en este siglo..., pues para todo vale la piedad, ya que los bienes de la vida presente y los de la futura le están prometidos»...
«Glorificad a Cristo... y llevadle... en vuestro cuerpo»... Yendo con El, ¿qué podrán vuestros enemigos? (Serm. in Ps. 90, 7,1.3: BAC 391-392).
b) GOZO DEL JUSTO AL VERSE LIBRE
«Con tus mismos ojos lo verás. Así os lo pido, Señor... Caigan ellos y no caiga yo; asústense ellos y no me asuste yo... Con estos mismo (ojos)..., que ahora casi se secan con tanta aflicción... Tanto cabrá en los ojos después de la resurrección, cuanto ni en el oído ni en el ánimo mismo puede caber ahora»...
C) «VERÁS EL CASTIGO DE LOS PECADORES»
Lo primero, «para que reconozcas de qué males te has librado». Lo segundo, «para que adviertas tu completa seguridad». Lo tercero, «para que resplandezca más tu gloria en su comparación». Lo cuarto, «para que muestres celo perfecto de la misma justicia. (Serm. in Ps. 9o, 8,1-3.11: BAC 404-405.411).
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