COMENTARIO AL EVANGELIO
FIESTA DE TODOS LOS SANTOS
En aquel tiempo: Viendo Jesús a la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados los mansos , porque ellos poseerán en herencia la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos serán saciados. Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos. Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos; pues de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros.Mateo V, 1-12
SAN AGUSTÏN
Las bienaventuranzas Extractamos el sermón 53, que amplía la doctrina expuesta en el libro Sobre el sermón de la Montaña (cf. PL 38,364-372).
A) Deseo universal de la felicidad
«Vamos a hablar de lo que puede producir la vida feliz, esa vida feliz que no hay quien no desee. Es imposible encontrar quien no quiera ser feliz. Pero, ¡ay!, ojalá que los hombres, así como aman el premio, no rechazaran el trabajo que lo merece. ¿Quién es el que no corre con todas sus fuerzas cuando se le dice que será feliz? Pues oiga también con gusto cuando se le añade: Si hicieres tal y tal cosa. Nadie rechace la lucha si desea el premio, y enciéndase el ánimo con el afán de la recompensa. Lo que queremos, lo que deseamos, lo que buscamos, vendrá después; lo que se nos manda hacer para conseguirlo corresponde al momento presente. Comenzad, pues, a recordar las palabras divinas, sean preceptos o premios».
B) Las bienaventuranzas
a) POBREZA DE ESPÍRITU
«Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos (Mt. 5,8). Después será tuyo el reino de los cielos; ahora debes ser pobre de espíritu. ¿Quieres que el reino de los cielos sea tuyo más tarde? Mírate ahora y observa de quién eres. Sé pobre de espíritu. Quizás me preguntes en qué consiste eso. Ningún hinchado es pobre de espíritu; luego el humilde lo es. Alto es el reino de los cielos, pero el que se humilla será ensalzado (Lc. 14,11)».
b) MANSEDUMBRE
«Escucha lo que sigue: Bienaventurados los mansos, porque a ellos les dará la tierra (Mt. 5,4). Ya estás deseando poseer la tierra. Ten cuidado, no sea ella quien te posea a ti. La poseerás si eres manso; serás poseído si no lo eres. Cuando oigas el premio que te proponen 'cíe poseer la tierra no ensanches la bolsa de esa avaricia con que quieres poseerla excluyendo a todo vecino, no sea que te engañe tu juicio. Poseerás verdaderamente la tierra cuando te apegues al que hizo al cielo y a ella. Ser manso es no resistir a Dios, de forma que cuando obres el bien, El te plazca a ti y tú a ti mismo, y que cuando sufras justamente un castigo no te desagrade El a ti, sino a ti mismo. No es poca cosa el que desagradándote tú a ti mismo le desagradarás».
C) LLANTO
«Atiende lo tercero. Bienaventurados los que lloran, porque serán consolados (Mt. 5,5). El trabajo es el llanto, el consuelo es el premio. Porque los que lloran carnalmente, ¿qué consuelo tienen? Molestias temibles. Los que lloran sólo se consuelan donde no temen volver a llorar. Por ejemplo, da pena un hijo muerto y alegría el que nace. Quita el uno y recibe el otro. En uno hay tristeza y en el otro temor; pero en ninguno consuelo. Luego el único consuelo verdadero es el que da lo ¿que no puede perderse, y así se consolarán alegres después los que ahora gimen peregrinando».
d) HAMBRE Y SED DE JUSTICIA
«Veamos el cuarto trabajo y su premio. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán hartos (Mt. 5,6). ¿Quieres hartarte? ¿De qué? Si es la carne la que desea un hartazgo, pasado éste volverá a hambrear, y el que bebiere de este agua, dice el Señor, volverá a tener sed (Io. 4,13). La medicina que cura hace que la herida no vuelva a doler. En cambio, la comida que se da al hambre la alivia sólo por un momento. Pasa la hartura. vuelve el hambre..: Tengamos, pues, hambre y sed de justicia, Para que nos sature esa justicia de que ahora tenemos sed y hambre... Tenga hambre y sed nuestro hombre interior, puesto que a mano está su comida y su bebida. Yo soy, dice Cristo, el pan que bajó del cielo (Io. 6,41). Ahí tienes un pan que comer, ahí tienes una bebida para tu sed, porque en él está la fuente de la vida (Ps. 35, 10).
e) MISERICORDIA
Dios lo que sigue: Bienaventurados los misericordiosos, porque Dios tendrá misericordia de ellos (Mi:. 5,7). Haz y se te hará con el Prójimo y será hecho contigo. Porque abundas, padeces necesidad; abundas en bienes temporales y necesitas los eternos. Escuchas un mendigo; también tú eres mendigo de Dios. Te piden y tú pides; como obres con el que te pide, así obrará Dios contigo cuando le pidas a El. Estás lleno y vacío; llena el vacío de tu abundancia y Dios te llenará a ti de la suya».
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