sábado, 7 de agosto de 2021

Santo Tomás de Villanueva: El Sordomudo





SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA


El sordomudo


(cf. Din THOMAE A VILLANOVA Opera Onmia [Manilae y01,, serm.I sobre la II dom. post Pent.)


A) Nadie más sordo que el pecador


a) LAS CRIATURAS RECONOCEN AL CREADOR

«Nosotros somos, hermanos, los sordos, que no oímos las voces con que las criaturas celebran a nuestro Señora. «San Gregorio dice: «Todos los elementos rinden testimonio a su autor, todos reconocieron al Dios del cielo, y, al verle nacer. le enviaron inmediatamente una estrella; reconócele el mar, y le ofrece para sus pies camino sólido; reconócele la tierra, y tiembla a su muerte; reconócele el sol, y oculta sus rayos; reconócenle las piedras, y en su último suspiro se desgarraron; reconócenle las sepulturas, y devuelven los muertos que retenían». Reconociéronle, pues, los elementos insensibles, y le proclamaron Dios, y, sin embargo, el pecador endurecido rehúsa escucharle. Nada hay más sordo que el pecador: ni las piedras, ni los muertos, ni la misma nada. Dios muere lanzando un grito poderoso desde la cruz, y los judíos no lo oyen. Las piedras, en cambio, se rompen, haciendo ellas lo que hubieran debido hacer los corazones.; Oh corazón del hombre, más duro que las rocas! Grita el Señor, diciendo: Lázaro, sal fuera (1o. 11,43), y un cadáver de cuatro días sale de la tumba. En el mismo día del juicio, los muertos oirán la voz de Dios y recibirán la vida. En el primer día de la creación dijo: Hágase la luz, y la luz se hizo (Gen. 1,3), y heme aquí, Señor, contestó ella. Llamó al firmamento, y éste salió de la nada, y heme aquí Señor, dijo él. Ordenó: Hágase el sol, y el sol fué hecho, y desde el fondo de la nada oyó la voz do Dios», 


b) EL PECADOR, ÚNICO SORDO

«¡Oh pecador!, tú eres el único sordo a todas las palabras de Dios. ¿Quién es el ciego sino mi siervo? (Is. 42,19). Dios lanza sus voces por medio de las criaturas, grita a nuestros corazones por medio de sus inspiraciones. ; Oh, y qué gritos tan fuertes dejan oír el sol, el firmamento v todos los seres creados! El sol dice: Dios me formó criatura bella, y magnífica, yo guardo la ley que me impuso desde el principio y, obedeciendo a su sola mirada, vivifico todas las cosas. El firmamento proclama: Yo cumplo su ley, todos los días ejecuto los mismos movimientos. Y tú, hombre, eres el único que desprecias mi ley, y, sin embargo, hombre débil y frágil, ¿qué puedes sin mí?» 

Y lo que decimos del sordo, debemos aplicárselo al mudo, porque lo mismo que somos sordos, somos también mudos para dar gracias a Dios y alabarle».


B) Todo bien hecho

Nodo lo hizo bien. Un Dios no podía hacer más que cosas buenas, porque todo árbol bueno produce frutos buenos, 


a) LA BONDAD DEL UNIVERSO

«También los seres fueron creados buenos todos ellos uno por uno: pero, tomados en conjunto y con relación a un orden general, no son sólo buenos, sino muy buenos, porque esa general ordenación añade un gran esplendor a cada bondad particular». 

«He aquí cómo el Bien declara de cada uno de los seres, tomados singularmente, que eran buenos: pero ¿qué es lo que dice de todo su conjunto? Dios vió todas sus obras y que eran muy buenas». 


h) CÓMO LA DISFRUTARÁN LOS BIENAVENTURADOS

«La vista de este conjunto magnifico causa a los bienaventurados una alegría accidental. Nosotros no vemos ahora más que las vicisitudes del día que vivimos, porque no tocamos más que una sola cuerda; pero cuando llegue el día del juicio, cuando todas las cosas aparezcan en su luz, citando se manifieste el orden y disposición de todas ellas, entonces veremos en aquel conjunto todo lo que tenía de maravilloso la paz de los seres y la armonía de los tiempos. Imaginaos que nos encontramos en un recinto lleno todo él de cuadros maravillosos, pero con una obscuridad tal que nos impidiera verlos; encended las antorchas, y quedaremo3 sobrecogidos de admiración. Lo mismo ocurre ahora; vivimos en las tinieblas, pero en aquel momento se hará la luz, y los secretos del corazón serán revelados. Entonces conoceremos los juicios de Dios, que hoy se nos esconden.. 



c) LA BONDAD DEL HOMBRE SE DERIVA DE SUS OBRAS

1. ¿Por  qué no es impecable el hombre? 

«San Ambrosio (cf. De inst. virgin. c.3) escribe una reflexión verdaderamente extraña: sólo del hombre es de quien no se dice que Dios viera que era bueno. ¿ Por qué este silencio a propósito de la más bella de todas las criaturas corporales? Porque la bondad del hombre no se deriva de su forma exterior, sino de sus obras, y Dios esperaba para alabarle. 

Pero, puesto que Dios hizo buenas todas las cosas, ¿por qué no hizo al hombre impecable y glorioso? Si el juez pudiera conseguirlo, ¿no haría mejor evitando la existencia de los ladrones que preparando instrumentos para castigarlos? He aquí la respuesta de Santo Tomás: «El hombre, confirmado en gracia o creado mejor y bienaventurado ya, hubiera sido más perfecto sin duda alguna; pero, sin embargo, fué mejor crear a un hombre pecable y en estado de vía. Y esto por cuatro razones». 

2. Cuatro razones 

«Primero, por utilidad del hombre, para que pudiera cooperar a su propia bienaventuranza, para que fuese justo no por necesidad, sino libremente. También un emperador pudiera conceder a sus hijos los honores del triunfo, pero un triunfo no merecido por la victoria no sería ni agradable ni glorioso. Para merecer los honores es necesario exponerse a los azares de la guerra. 

En segundo lugar, es un efecto de la Sabiduría infinita, que ha ordenado todas las cosas, puesto que nos dice Platón que es propio del sabio el ordenarlo todo. Convenía que el mal existiera en el mundo para que, opuesto al bien, le hiciese brillar. ¿Sería loable la virginidad si no existiera la corrupción? Lo negro hace resplandecer más lo blanco, y el mal, al oponerse al bien, entra él mismo dentro del orden, en el sentido de que se convierte en un bien, no en sí mismo, sino al obedecer las disposiciones de Dios. Los buenos músicos emplean de vez en cuando ciertas disonancias, que producen un efecto excelente en el conjunto. San Agustín y Santo Tomás (cf. Sum. Theol. 1 q.19 a.19 ad 2) enseñan que el mal moral no contribuye por sí mismo a la perfección de Dios, pero contribuye accidentalmente. No hay ningún mal que no deba engarzarse dentro del orden, y así ocurrirá por el castigo, sea en este mundo o en el otro. En tercer lugar era necesario mostrar la misericordia de Dios. Y en cuarto lugar, su justicia y su severidad, que son una de las facetas de su bondad». 

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