COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO
DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA
En aquel tiempo: Fué Jesús fue conducido al desierto por el Espíritu, para que fuese tentado por el diablo. Ayunó cuarenta días y cuarenta noches, después de lo cual tuvo hambre. Entonces el tentador se aproximó y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de Dios, manda que estas piedras se vuelvan panes”. Mas Él replicó y dijo: “Está escrito: “No de pan sólo vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Entonces lo llevó el diablo a la Ciudad Santa y lo puso sobre el pináculo del Templo; y le dijo: “Si Tú eres el Hijo de. Dios, échate abajo, porque está escrito: “Él dará órdenes a sus ángeles acerca de Ti, y te llevarán en palmas, para que no lastimes tu pie contra alguna piedra”. Respondióle Jesús: “También está escrito: “No tentarás al Señor tu Dios”. De nuevo le llevó el diablo a una montaña muy alta, y mostrándole todos los reinos del mundo y su gloria, le dijo: “Yo te daré todo esto si postrandote me adoras”. Entonces Jesús le dijo: “Vete, Satanás, porque está escrito: “Adorarás al Señor tu Dios, y a Él sólo servirás”. Le dejó entonces el diablo, y he aquí que ángeles se acercaron para servirle.
Mateo IV, 1-11
SAN JUAN CRISÓSTOMO
Cuatro lecciones sobre la tentación
Entresacamos los siguientes párrafos del comentario del Santo al Evangelio de San Mateo (cf. Hom. 13 in Mt.: BAC, Homilias sobre San Mateo t.1 p.233-330; PG 30,207).
A) La tentación de los buenos
Jesús fué impulsado al desierto por el Espíritu Santo, precisamente cuando acababa de descender sobre El en forma visible en el bautismo, para que ninguno de los bautizados se turbe si después de recibido este sacramento se ve acometido de tentaciones mayores.., Súfralas con ánimo genoroso y como la cosa más natural del mundo. Has recibido las armas para luchar, no para estarte mano sobre mano... ,
Dios no impide las tentaciones, primero para que te convenzas de tu propia fuerza: segundo, para que seas humilde, y no te engrías con los dones recibidos; tercero, para que el demonio, que puede andar dudando sobre si lo has abandonado o no, se persuada de ello; cuarto, para que te robustezcas hasta fortificarte como el hierro y entiendas el valor de los tesoros que se te han encomendado. De verte constituido en muy alto honor, el demonio no se hubiera molestado en acometerte. Por ello tentó a Adán y por la misma razón embistió contra Job...
Entonces, ¿por qué el Señor nos dice: Orad, para que no entréis en la tentación? (1.4t. 26,41). Pues porque el Señor no fué espontáneamente al desierto, sino guiado por la Providencia, con lo cual se nos da a entender que no debemos lanzarnos en medio de la tentación y que, una vez puestos en ella, perseveremos con generosidad constante.
B) Las tres tentaciones
a) PRIMERA TENTACIÓN
Cristo se somete a la tentación como los luchadores, que para enseriar a sus discípulos bajan a la palestra. El demonio andaba perplejo ignorando si Jesús era Hijo de Dios o no. Por una parte, había oído el testimonio divino en el bautismo, mas, por otra parte, le veía como hombre. Así se acerca empleando palabras ambiguas, del mismo modo que tentó a Eva. En tuno y otro caso finge lo que no es verdad, para enterarse de lo que es. Se presenta muy taimado, y, en vez de decir, como parece lógico: "Si tienes hambre", se lo calla y deja traslucir que no rebaja a Cristo, cuyas grandezas conoce en parte; pero pretende halagar su vanidad diciendo: Si eres Hijo de Dios.
¿Cuál es la actitud de Cristo? Confesar lo que tiene de flaco: No sólo de pan vive el hombre, y afirmar ante todo la necesidad natural. Satanás no olvida sus trampas. Comenzó en el para so su tentación por medio de la gula y aquí repite la misma faena. Muchos necios aseguran que todos los males del mundo nacen del estómago, pero Cristo nos enseña aquí que ni siquiera esta necesidad debe obligar al mal. También nos da la lección de que con el diablo no se puede transigir, ni aun cuando nos pida cosas indiferentes o buenas. ¿No mandó callar al demonio cuando le confesaba? (Le. 4,35). ¿No hizo lo mismo San Pablo? (Act. 16,18).
Su última lección, reiterada después delante de los judíos, es la de no recurrir a milagros innecesarios. No hagamos nunca nada vanamente y sin causa."
b) SEGUNDA TENTACIÓN
Satanás vuelve a repetir: Si eres Hijo de Dios, continuando el mismo sistema empleado con Adán. Allí quiso indicar a nuestros primeros padres que andaban muy engañados en fiarse de Dios, pues si, en lugar de obedecerle, comían del árbol prohibido, se les abrirían los ojos. Ahora viene a decir al Señor: No hagas mucho caso de lo que has oído en el bautismo. Te ha. engañado la voz, y si no es así, preséntame una prueba de lo que eres.
Cristo contesta mesuradamente, enseñándonos que conviene vencer al demonio, no con milagros, sino con paciencia y longanimidad, sin dejarnos llevar nunca por la ostentación y la vanagloria.
También debemos observar cómo el demonio maneja los textos de la Escritura a su antojo. En el que utiliza no se habla del Mesías ni se le exhorta a que se tire por precipicio alguno.
Jesús, en una y otra tentación, contesta sin descubrir quién. es, pues sus respuestas las pudo dar cualquier hombre.
C) TERCERA TENTACIÓN
Los luchadores, cuando han recibido golpes fuertes y sangran por todos sus miembros, se revuelven de una a otra parte, sin saber por dónde herir. El demonio anda ya desquiciado y dice sin tino lo primero que se le presenta.
El Señor se cansa y, al oír que Satanás blasfema contra el Padre, puesto que dice que el mundo es suyo y le pide que le adore, lo expulsa.
d) RESUMEN
San Lucas (4,13) afirma que las tentaciones fueron consumadas, porque, en efecto, aquellas tres de gula, vanagloria y ambición compendian todas las principales. EL demonio, al presentarlas, va de menor a mayor, según suele observar siempre con los hombres y según hizo con el santo. Job.
"¿Y cómo se han de vencer las tentaciones? Como nos enseñó el Maestro. Acudiendo a Dios, de Modo que ni el hambre nos envilezca, pues creemos en Aquel que con su palabra puede sustentarnos, ni tentemos a Dios en los mismos bienes que nos ha concedido, ni apreciemos los humanos, contentándonos con la gloria del cielo y despreciando lo que no es preciso para remediar nuestra necesidad... Nada hay que nos pueda entregar a Satanás como la avaricia. Hoy ocurre también que algunos, hombres por naturaleza, pero instrumentos de Satanás, nos dicen: Todo esto te daré si cayendo de hinojos me adorares".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario