domingo, 8 de noviembre de 2020

Boletín Dominical 8 de Noviembre




Día 8 de Noviembre, Domingo XXIII de Pentecostés.

Doble- Orn. Verdes.

“Ten confianza, hija, tu fe te ha salvado.” Con estas hermosas palabras alentó Jesús el ánimo de una pobre enferma que, llena de vergüenza y sobreponiéndose a ella, se acercó a tocar el ruedo de la túnica de Jesús con confianza y esperanza cierta de sanar a su contacto. Y Jesús hizo un milagro y la sanó…

Otro milagro narra hoy el Evangelio: la resurrección de la hija de Jairo, de unos doce años. Este pobre padre, atribulado y angustiado, acude a Jesús, y el bondadoso Maestro, que impera al viento y al mar, a las enfermedades y a los demonios, se rinde como impotente ante las lágrimas de un padre.

Debemos llenarnos de grande confianza en el Señor y fomentarla en nuestro corazón, pues ella robustece el ánimo, enriquece de gracia y dilata el corazón con la esperanza.

Esta confianza en Dios no es vana, porque supone la desconfianza propia, se funda en la humildad, en nuestra pequeñez, y se apoya en la misericordia, bondad y omnipotencia divina, no en nuestros méritos. Por eso crece en los trabajos y adversidades, y cuanto menos remedio hay en lo humano, más se espera en los divinos, tal ha sido la disposición interior de los santos.


11 de noviembre: San Martín de Tours

Patrón Principal de la Provincia de Buenos Aires

Natural de Hungría e hijo de padre pagano, fue exquisitamente educado en Pavía, y en esta ciudad conoció el cristianismo y se hizo catecúmeno…



…Para apartarle de la fe, su padre le hizo soldado contra su voluntad, y le incorpora al arma de caballería, enviándole a las Galias, pero él supo conciliar sus nuevos deberes con las aspiraciones de perfección que sentía en su alma. Caritativo en extremo, un día, pasando por Amiens, parte con su espada en pleno invierno la clámide, para dar la mitad a un mendigo, y la noche siguiente ve en sueños a Jesucristo vestido con aquel trozo de su manto y oye de Él estas palabras: “Martín, todavía catecúmeno, me ha dado este vestido.” Poco después, en la Pascua del 339, recibe el bautismo. Dos años más tarde deja la milicia y le encontramos en Poitiers, al lado de San Hilario, que le forma en la disciplina religiosa. Va a Panonia, su patria, para convertir a sus padres, y vuelve a Poitiers, donde, sostenido, por los consejos de San Hilario, introduce por primera vez en Francia la vida monástica en un lugar llamado Ligugé. Desde ahí hace sus audaces expediciones contra el paganismo y Dios bendice su celo con innumerables milagros. En año 371, contra su voluntad, le hacen obispo de Tours, cuya sede honró con sus preclaras virtudes pastorales. Murió en un pobre lecho cubierto de ceniza el año 397.





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