sábado, 30 de mayo de 2020

Santo Tomás de Villanueva: Sobre la Venida del Espíritu Santo





COMENTARIO ACERCA DEL EVANGELIO 
DEL DOMINGO DE PENTECOSTÉS

En aquel tiempo: Dijo Jesús a sus discípulos: “Si alguno me ama, guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él, y en él haremos morada. El que, no me ama no guardará mis palabras; y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió”. “Os he dicho estas cosas durante mi permanencia con vosotros. Pero el intercesor, el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, Él os lo enseñará todo, y os recordará todo lo que Yo os he dicho. Os dejo la paz, os doy la paz mía; no os doy Yo como da el mundo. No se turbe vuestro corazón, ni se amedrente. Acabáis de oírme decir: «Me voy y volveré a vosotros». Si me amaseis, os alegraríais de que voy al Padre, porque el Padre es más grande que Yo. Os lo he dicho, pues, antes que acontezca, para que cuando esto se verifique, creáis. Ya no hablaré mucho con vosotros, porque viene el príncipe del mundo. No es que tenga derecho contra Mí, pero es para que el mundo conozca que Yo amo al Padre, y que obro según el mandato que me dio el Padre. Levantaos, vamos de aquí”.

Juan XIV, 23-31



SANTO TOMÁS DE VILLANUEVA


LAS DOS VENIDAS 


Insertamos un serrnón de Pentecostés que demuestra la profundidad teológica de nuestro Santo (cf. Divi Thomae a Vilanova opera omnia [Manila, 1811] en la dom. de Pentecostés).


A) Exordio 

Diremos por qué vino, cómo vino y cómo viene a nosotros e1 Espíritu Santo. Sus descensos son visibles o invisibles, según que Utilice o no signos que se relacionan siempre con los efectos interiores. 

La infusión visible ocurre todos los días, porque el Espíritu sopla donde quiere, y aunque se oye su voz, no sabes de dónde viene ni adónde va, como dijo el Señor a Nicodemo (Io. 3,8). No hay movimiento exterior, pero a veces lo notamos físicamente dentro de nosotros mismos. Poderosa es la voz de Yavé..., majestuosa...; hace estallar llamas de fuego (Ps. 28,4-7). Es muy de admirar que el Espíritu Santo, que en cuanto Dios tanto dista de la naturaleza humana, sea, sin embargo, quien más íntimamente pueda unirse con nosotros. No hay ángel ni criatura alguna, dice San Bernardo (cf. Serm. 5,8, sobre los Cantares: BAC, Obras selectas, p.773), que se una al hombre como se une Dios. De muchos y muy distintos modos puede conocerse esta unión divina: el fervor, la caridad del entendimiento, la dulzura del espíritu, son algunas de sus manifestaciones; pero es más fácil sentirlo que explicarlo. 


B) ¿Por qué vino? 

¿Por qué vino el Espíritu Santo en Pentecostés? Por tres causas: 

a) PORQUE ERA DESCONOCIDO 

Dios Padre era conocido, o por lo menos podía conocerse, en todo el mundo. El Verbo había sido entrevisto por los antiguos filósofos y además se había manifestado espléndidamente en Cristo, pero el Espíritu Santo permanecía desconocido. Paréceme la causa de este desconocimiento el que su origen no tiene semejanza alguna en la naturaleza. No ha habido filósofo que pudiera imaginarse el origen de un ser por espiración y no por generación. 

b) PARA MANIFESTAR. LA BONDAD Y CARIDAD DE DIOS 

La segunda razón consiste en que era necesario que el paráclito viniese para manifestar a los hombres la bondad y caridad de Dios, fin que le asignaba San Pablo cuando decía “No hemos recibido el espíritu del mundo, sino el espíritu de Dios, para que conozcamos los dones que Dios no ha concedido”. (1 Cor. 2,12). 

En efecto, la magnificencia de la encarnación del Verbo y la redención de los hombres no podían conocerse sino por las enseñanzas del Espíritu Santo, que, habiendo hablado primero por los profetas, nos esclarece después los misterios y figuras antiguas. ¿De qué nos servirían la encarnación y redención si no las conociéramos? Pues bien, el mismo Señor nos anunció un Paráclito que daría testimonio de el y nos enseñaría la verdad de parte suya (lo. 15,26; 16,13). ¿Quién como El podría enseñarnos, una sola de sus lecciones convirtió en grandes sabios a pescadores humildes?... 

C) PARA COMPLETAR LA OBRA DE CRISTO 

La tercera razón por la que convenía descendiera el Espíritu Santo es para completar la obra de Cristo, el cual vino a la tierna a convertirnos en hijos de Dios y coherederos de su gloria. 

¡Que admirable es la generación sobrenatural del mundo! Cristo dejó la semilla. Son los apóstoles. Pero baja el Espíritu Santo, extiende sus alas sobre ellos, y aquel calor divino hace florecer la generación nueva de águilas que se lanzan a conquistar el orbe. Del mismo modo que el Hijo nació de María por obra del Espíritu Santo, he aquí a estos hijos de una Madre virgen, la Iglesia, que el Espíritu Santo ha fecundado. ¡Oh cenáculo, seno materno donde hombres ancianos forman la raza nueva del Espíritu Santo! ¡ Oh prole magnífica y generación brillante, despojo del hombre viejo que se ha transformado en criatura nueva! El Profeta Isaías la ve desde lejos y admirado grita: ¿Quién oyó cosa semejante? ¿Quién vió nunca tal cosa? ¿Nace un pueblo en un día? Una nación, ¿nace toda de una vez? Pues Sión ha parido a sus hijos antes de sentir dolores (Is. 668). 

Admiración legítima, porque son los hijos que no han nacido ni de la sangre. ni de la carne. ni de la voluntad del hombre, sino de Dios (Io. 1,13), según el nacimiento anunciado por el salmista (Ps. 103,30): Vino el Espíritu Santo y produjo nuevas criaturas y se renovó la faz de la tierra. Renueva, Señor, mi alma, que, una vez renovada, también el cuerpo resucitará en su hora. 


C) ¿Cómo vino? 

a) DIFERENCIA ENTRE LA LEY ANTIGUA Y LA LEY NUEVA 

Hay un misterio profundo en que la ley y la consumación de la ley hayan sido otorgadas el mismo día, al pie del monte Sinaí y en el monte de Sión. Pero ¡qué diferencia entre las dos leyes! Ley de muerte, grabada en piedra, la una; ley de oda, grabada en los corazones por el Espíritu vivificante, la otra. 

Reciamente lo había descrito Jeremías: Vienen días, palabra de Yavé, en que yo haré una alianza nueva con la casa de Israel y la casa de judá; no COMO la alianza que hice con sus padres, cuando, tomándoles de la mano, los saqué de la tierra de Egipto... Pondré mi ley en ellos y la escribiré en su corazón, y seré su Dios, y ellos serán mi pueblo... (Ier. 31.31-33). Ley eterna, no como la de Moisés, sino escrita en códigos vivos, que son los apóstoles, en los que leemos no sólo enseñanzas, sino obras y ejemplos. 

b) EMBRIAGADOS DEL VINO DE DIOS

A continuación el Santo amplifica piadosamente los hechos conocidos, las señales de la venida, el cambio de cobardes en valerosos, el triunfo de la predicación apostólica. "Convencidos los enemigos de Jesucristo, no reducen a silencio su pérfida envidia, y acusan a los apóstoles de estar llenos de vino. Acusación cierta. Embriagados están de ese vino generoso que, según la profecía del Señor, debía colocarse en odres nuevos y no en aquellos otros viejos y estropeados; embriagados por completo de ese vino, aquellos hombres que en medio de insultos y de afrentas se regocijaban, porque habían sido dignos de padecer ultrajes por el nombre de Jesús (Act. 5,41); aquellos hombres que, a pesar de los sollozos y lágrimas de sus padres, esposas e hijos, desafían, por Cristo y por su fe, los tormentos más horribles y la muerte más espantosa; embriagados de vino celestial, libres de todo lazo terreno, ¿cómo podrían dejarse engañar por la prosperidad o asustarse por los reveses? ¡Oh poder incomparable, oh favor inmenso de este vino misterioso! Transportados de alegría, cantan las alabanzas del Señor Jesús en medio de las ascuas que arden, de los puñales que amenazan sus cabezas, de los leones que rugen, de las uñas de hierro que los desgarran y de los potros que los despedazan". 

e) EL DISCURSO DE PEDRO Y, EL GOZO DE LA VIRGEN

Seguidamente desarrolla Santo Tomás de Villanueva el sermón de Pedro, y presenta a los judíos llorando al oírle y preguntándose: ¡Oh Señor!, ¿cómo hemos podido blasfemarte y crucificarte? ¿Por qué no abriste a tiempo nuestros ojos? ¡Oh Pedro! Ábrenos pronto las puertas de la penitencia.

María salta de gozo. Si se alegró en la encarnación, ¿cómo no se alegrará ahora al contemplar sus frutos? Los cristianos corren para ver ese santuario del Señor, Madre sagrada, ejemplar de perfección. Su vida y sus palabras constituyen una luz para la Iglesia, sus oraciones la protegen por los siglos eternos. He aquí el misterio del día.


D) Cómo viene a las almas 

También vendrá a nosotros si queremos despojarnos del hombre viejo mediante su ayuda. Mirad que tengo experiencia de ello, y así como no podemos volver blanco ni uno solo de nuestros cabellos negros, cuanto más nos esforcemos por adelantar en la vida espiritual sin la ayuda de Dios, más nos hundiremos en la carne. Desconfiad de vosotros mismos y levantad los ojos a aquel monte de donde vendrá el socorro del Señor que hizo el cielo y la tierra (Ps, 120,1). Para ello debemos primero apreciarlo, porque nadie se esfuerza por lo que no estima, y después pedirlo. Sabed que, además del Espíritu de Dios, existe también el del mundo y el de la carne, que son opuestos totalmente; y si vosotros os anegáis en los afanes del siglo y os mancháis de voluptuosidades vergonzosas, podéis estar seguros de que el Espíritu Santo no habitará en vosotros. Ofrecedle un alma pura y en paz, y vendrá en seguida. Os es necesaria la paz: la paz en vuestra conciencia, que conseguiréis con la renuncia del mundo; la paz con vuestros hermanos, a semejanza de aquellos que estaban unidos en un mismo lugar esperando la venida del Paráclito: la paz con Dios. Buscad primero la paz, y el Dios de la caridad será con vosotros (2 Cor. 13,11).



Fuente: Herrera Oriá, Monseñor Angel, Obispo de Málaga. Verbum Vitae La Palabra de Cristo Vol. V segunda edición, Madrid, Biblioteca de Autores Cristianos, 1957.









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